Bendiciones, amado pueblo del Señor Jesucristo. Aquí estamos para transmitir profecía en este 25 de diciembre de 2022.
Gracias porque tu Espíritu ya se empieza a mover en las aguas de las naciones, tocando los corazones que están desesperados por recibir tu Palabra, por ser ministrados con una Palabra tuya. Tan solo una Palabra tuya, Señor, puede cambiar nuestra vida completamente.
Gracias por mirarnos, gracias por amarnos, gracias por ocuparte de nosotros, por cada detalle de nuestra vida, Señor, del que estás pendiente. Gracias por este regalo, Señor, que vas a entregar a tu pueblo hambriento, sediento de beber tu Palabra, de comer tu pan. Toda gloria te corresponde, Padre, porque tú eres la fuente de la vida, la fuente del amor, la fuente de la luz, la fuente de la verdad. El camino, Señor, eres Tú.
A ti, Señor, venimos, a ti recurrimos hoy, Padre Eterno, porque te necesitamos, oh Señor. Necesitamos que nos hables, que nos ministres, que nos sacudas, que nos corrijas, que nos guíes a través de tu Palabra, que pongas luz, para que tus hijos no caminen en la oscuridad y sepan lo que viene a las naciones, y sepan cómo prepararse, cómo esperar tu venida, cómo enderezar las sendas de la justicia.
Cae ahora con tu Espíritu en los hermanos que están siendo ministrados en este momento en tu amor. Oh Santo mío, abrázalos ahora, reconfórtalos, oh Señor, seca las lágrimas de toda mejilla que empieza a correr, de todos aquellos que se sienten quebrados, angustiados, cargados, pesados. Levanta, Padre, a tus hijos. Levanta al que está en el piso, dale la fuerza de tu Espíritu. Ministra, envía a tus ángeles a las casas de aquellos que te anhelan, que te buscan, de aquellos que están desesperados por conocerte más, de aquellos que te ponen primero en sus vidas, de aquellos que recurren a ti antes que a nadie más, de aquellos que ponen el Altar a su Dios y a nadie más en sus hogares.
Yo te ruego, Padre de la gloria, que hagas sentir a todos tus hijos que están escuchando esta oración profética el amor que tú sientes por ellos, que yo estoy sintiendo ahora por tu Espíritu, el amor que tú sientes y que estás depositando ahora en mi vaso. Te pido, Padre, que lo hagas sentir en cada uno de ellos, porque yo veo mucha necesidad en el pueblo de Dios, mucha sequedad, muchos árboles que se van secando, porque necesitan de tus aguas, de tu luz, un abrazo, un cuidado tuyo, Señor.
Yo escucho a Dios ahora que habla a su pueblo.
Hijitos, ¿por qué se preocupan? Estoy en todas las cosas que me están pidiendo. Me estoy encargando de todas las cosas que me están preguntando. Estoy enviando, dice el Señor, a mis siervos, a los ángeles del cielo, a trabajar en aquellas cosas por las que ustedes tanto me están pidiendo, tanto están orando.
Hijitos, relájense ahora, déjense llevar por el viento de mi Espíritu. No se preocupen, no se afanen, no tengan miedo. Estoy con ustedes, dice el Señor Jesús.
Confíen ahora. Confíen ahora. Confíen en mí, que están adentro mío, en mis brazos. Los estoy meciendo, dice Dios, en mis brazos, como cuando un padre mece a su bebé pequeñito y el bebé se siente seguro, sabe que está seguro, sabe que está guardado, sabe que está protegido. Confíen en mi protección. Confíen en mi dirección. A veces ustedes no pueden ver lo que pasa, no pueden entender por qué pasa, pero igualmente tienen que seguir caminando por fe, tienen que entender que son míos y de nadie más, y que yo protejo y guardo a los míos.
Mientras estoy hablando en lenguas, las estoy interpretando por el Espíritu Santo, y el Espíritu me muestra que muchos de ustedes se preguntan: ¿Qué es lo que viene? Muchos de ustedes están pensando: ¿Qué viene ahora? ¿Qué sigue? ¿Con qué nos vamos a encontrar? Se están preguntando si se tienen que preparar. Se están preguntando: ¿Qué es lo que va a venir en este 2023?
Algunos de ustedes tienen miedo de lo que viene. Algunos piensan que no van a poder resistir lo que se viene al mundo, lo que está profetizado, lo que está escrito desde hace miles de años y que este es el tiempo del cumplimiento.
Pero el Señor te dice hoy: Hijitos, si ustedes permanecen en mí… (Noelia) Estoy viendo ahora una vid plantada, y viene la nieve a esa vid y quiere acabar con esos frutos. Viene tormenta, viene lluvia, vienen chaparrones a esa vid. Viene agua torrencial a esa vid, pero dice el Señor: Si ustedes habitan en mí, si ustedes permanecen en mí y me creen, no hay lluvia, no hay viento, no hay nieve que los pueda destruir, no hay viento que pueda acabar con ustedes, porque Yo soy la savia que corre por dentro de esa vid, que la alimenta, que la sostiene, que la fortalece.
Ustedes, hijitos, están siendo refinados y van a seguir siendo refinados porque voy a sacar el máximo brillo que pueda de aquellos que son míos, dice el Señor. Pero solo tienen que confiar, confiar en Mí. Aquellos que pongan su mirada en las cosas celestiales, aquellos que aprendan a mirar hacia arriba más que hacia abajo, esos que me entregan el corazón completo, confiando en que los estoy guiando, ellos van a permanecer como aquella casa edificada sobre la Roca, porque viento, marea, tormentas torrenciales, sacudones, tribulaciones van a venir al mundo entero, a todo tipo de casa, pero los que estén edificados sobre la Roca que es Jesús, a esos nada ni nadie los va a poder tirar. Porque les pueden sacar todo, se pueden quedar pobres, los pueden separar, los pueden aislar, pero nadie puede alejarlos de Mí. Nadie puede quitarles el amor que sienten en sus corazones por Mí, a aquellos que están confiados, plantados y son como árboles que han sacado raíces profundas. A esos no hay hacha que los pueda cortar.
Así que el Señor, en esta noche, lo primero que le pide a su pueblo hoy es que confíe en Él. El Señor te dice que te revistas de Él, que te vistas en el Espíritu como un hijo de Dios, blanco, inmaculado, iluminado por la luz del Señor, empoderado por su Espíritu, que te ocupes de sus cosas primero, que Él se va a ocupar de las tuyas después, que no pongas tu mirada en las cosas terrenales, en los problemas, que no te distraigas escuchando lo que te hablan los miedos en estos tiempos difíciles y peligrosos, sino que aprendas a serenar tu espíritu, a calmar las aguas de tu espíritu, mientras todo se sacude a tu alrededor. Nadie puede quitarte la paz que Yo te puedo dar, pero tú la tienes que defender, tú la tienes que guardar, porque nadie puede calmar tus aguas sino tú mismo.
Así que el Señor te está pidiendo en este tiempo que aprendas a tener dominio de tus emociones, que aprendas a bajar la temperatura de esas aguas como en una olla hirviendo que estoy viendo ahora. Estoy viendo una olla que hierve y que la tapa está a punto de saltar. Ese, a veces, es tu espíritu, me muestra el Señor, que se agita tanto que está a punto de explotar, a punto de desbordarse. Muchas veces decís: «No puedo más, no aguanto más, no soporto más, no tengo más fuerzas», pero esas son todas cosas mentirosas que el enemigo te habla para que tires la toalla, para que no puedas más.
Pero el Señor te dice en este momento: te he dado todo. Todo está disponible en esta mesa para que vayas y tomes lo que necesitás en los tiempos que estás pasando, en los procesos que están ocurriendo en tu vida. No es que te he dejado solo, sino que a veces preferís pasar esas cosas difíciles solo, pero si aprendés a calmar tus aguas, si aprendés a bajar la temperatura de esa olla para que se calme y no esté constantemente a punto de explotar, entonces vas a tener más constancia en tu vida espiritual, vas a ser más regular. No vas a sentir que cada día tenés ganas de terminar esta carrera que estás corriendo en las cosas del Señor.
Hijitos, anímense, dice el Padre. Anímense, porque no los he abandonado. Estoy con ustedes. Los estoy acompañando, y muchas veces estoy al lado de ustedes, aunque no me puedan ver.
Yo estoy viendo mujeres que hacen sus tareas cotidianas, que se sienten solas, que piensan que Dios las ha abandonado, que no las acompaña, que a ellas Dios no les habla, que no se ocupa de sus cosas. Sin embargo, muchas veces el mismo Señor Jesucristo en el Espíritu está parado al lado tuyo, me dice Dios, observándote, escuchándote lo que le hablás en tu corazón aun cuando no abrís tu boca. Yo te estoy escuchando, Yo sé lo que te pasa, Yo sé cómo te sentís, no estás sola, no te he abandonado, y me estoy ocupando de esas cosas que te preocupan, de esas personas por las cuales estás orando noche y día, clamándome, llorando por ellos para que tal vez sean salvos, para que tal vez sean sanos.
Yo te estoy escuchando, dice el Señor a aquellas mujeres que piensan que Dios hace oídos sordos a sus oraciones. Dios quiere que sepas hoy por Su Espíritu que Él está pendiente y que Él se goza al escucharte lo que tenés para decirle.
Adelante, te dice el Señor, hijita, adelante. Seguí, seguí pidiéndome, seguí clamando para ver esos milagros. No bajes los brazos en la oración. No dejes de vigilar. Seguí, seguí levantando vallado por aquellos que necesitan de esa oración. No te frustres. No decaigas. No pienses que no estoy ahí escuchándote.
Y veo hijos de Dios que se arman en el Espíritu, hijos de Dios que colocan sus armaduras espirituales. Dice el Señor: van a tener que revestirse de fe, van a tener que aprender a luchar, porque la estrategia del enemigo en este tiempo es hacerlos sentir que no pueden más, para que no resistan estos dolores de parto. Una de las estrategias del enemigo en este tiempo en el pueblo del Señor es hacernos sentir tan cansados, tan desgastados, tan frustrados, tan deprimidos, tan tristes, tan desganados, hasta que creamos que no vamos a ser capaces de pasar por estas pruebas.
Pero el Señor dice: colóquense la armadura, hijitos, para resistir los dardos del enemigo. Además de confiar en Mí, van a tener que aprender a defenderse de esos ataques, porque veo eventos que vienen a la tierra, distintos eventos que van a ser como terremotos espirituales, que cada vez que acontezcan van a sacudir a la iglesia del Señor Jesucristo. Y cuando estos terremotos espirituales sacudan a la iglesia, vamos a ser probados en nuestra fe, en nuestra resistencia, en nuestra perseverancia, en nuestro amor.
Yo estoy viendo ahora que cada vez que vengan estos terremotos espirituales, que van a probar a la iglesia del Señor Jesucristo, muchos cristianos se caen y no resisten la sacudida. Algunos van a aprovechar para volverse a levantar y seguir adelante aún más fuertes que antes, pero a otros les va a ser muy difícil poder levantarse y seguir, porque van a creer las mentiras del enemigo de que el Señor los habrá abandonado, a causa de las falsas doctrinas que se han venido enseñando a la iglesia por muchos años, que han hecho creer a la congregación que la venida del Señor Jesús iba a acontecer sin que la iglesia pase por sus juicios, habiendo alimentado a muchos hijos de Dios, muchos predicadores con esta falsa doctrina de que su iglesia no iba a ser probada, no iba a ser refinada, no iba a ser sacudida.
Muchos no van a haberse preparado espiritualmente, ni físicamente, ni materialmente, ni mentalmente, ni emocionalmente. Y entonces, cuando vengan estos terremotos, así como sucedió con este virus que se dispersó por todo el mundo y sacudió a muchas iglesias, inclusive falleciendo muchos hijos de Dios, así van a venir otros eventos, me dice el Espíritu Santo, y a través de las decisiones que cada uno tome, el Señor va a separar el trigo de la cizaña.
Cada vez que vengan estos terremotos espirituales, eventos que van a suceder alrededor de todo el mundo, afectando al crédulo y al incrédulo, así como esta pandemia del COVID-19, así van a venir otros terremotos espirituales, que van a ser distintas cosas que van a sacudir al mundo entero, tanto a creyentes como a incrédulos. El Señor va a utilizar estos terremotos para separar el trigo de la cizaña. El Señor va a utilizar estos eventos, que van a shockear no sólo a los incrédulos, sino también a los que creen, para probar lo que hay en sus corazones, para probar hasta dónde quieren realmente seguir a nuestro Señor Jesucristo, para probar realmente a los que dicen tener fe.
El Señor me dice que nos preparemos, porque vienen años complicados, tiempos peligrosos donde el engaño va a aumentar, donde van a surgir distintos tipos de creencias, semejantes a lo que dice la Biblia, semejantes a la doctrina bíblica, pero con un porcentaje de mentira, con un porcentaje de engaño con el cual muchos van a caer en estas redes por no haber abierto sus ojos, por no haber discernido entre lo verdadero y lo falso, por no haberse santificado, por querer las cosas fáciles, por requerir bienestar de parte de Dios, pero sin sacrificio. Por causa de estas cosas, muchos en los tiempos que vienen van a caer en estas mentiras, en estas nuevas religiones, nuevas denominaciones que van a surgir, utilizando las mismas Escrituras para engañar a los que dicen que creen.
Hijitos, abran bien sus ojos, dice el Señor.
Veo ahora que el tiempo se acelera, que las cosas van a ser cada vez más intensas, y van a surgir ideas, creencias, doctrinas, costumbres que nos van a impactar a aquellos que verdaderamente estemos firmes en el Señor. Va a ser terrible, va a ser descomunal, va a ser grave la apostasía que se viene. Y estos falsos profetas, falsos maestros, falsos predicadores, lo que van a hacer es darle de comer a gente que dice creer en Dios y en el Señor Jesús, alimentarlos con lo que ellos necesitan, para que, una vez habiéndoles dado de comer, estas personas caigan rendidas a sus pies.
En medio de tanta necesidad, va a haber muchos que se van a hacer pasar por servidores de nuestro Señor Jesucristo, pero que en realidad, dentro de ese pan que le van a dar de comer a muchas personas, va a haber mucha levadura, mucha falsa doctrina. Va a ser mucho pan leudado el que viene, para engañar, si fuera posible, a los escogidos.
Yo veo como una línea que va en aumento de menos a más, y esto significa que las cosas se van a acelerar. Este aceleramiento ya ha comenzado en los años anteriores, pero lo vamos a ver cada vez más, que las cosas suceden cada vez más rápido y cada vez más intensas. Las cosas que surjan, las noticias que vamos a ver en los medios, van a ser muy impactantes.
Tenemos que estar preparados, porque el que no se prepare no va a poder resistir. El que no esté fuerte espiritualmente va a ser derribado, porque la mentira y el engaño vienen como un tractor a un campo que está abandonado, para los que no estén atentos, firmes y fortalecidos en Dios.
Tienen que prepararse, dice el Señor, pero también tienen que confiar en Mí, que los estoy guardando, porque el que no confía abre las puertas para que ingresen los miedos. Y los miedos los van a aconsejar para que cometan errores, para que elijan mal, para que, desconfiando de mi mano protectora sobre ustedes, se comiencen a manejar a través de la desesperación. Por eso tienen que asentarse, tienen que estar firmes, tienen que estar calmos, me dice Dios, para que, cuando vean surgir estas cosas, tengan sus emociones bajo control, tengan sujetos sus espíritus en Mí.
Tienen que ser como árboles plantados que tengan las raíces tan profundas, me dice Dios, que ningún viento, ninguna tormenta los pueda arrancar. Pero los que estén superficiales, cuyas raíces no se hayan alimentado de las aguas de mi Espíritu, cuyas hojas no hayan crecido por la luz que Yo les doy, esos árboles, cuando vengan estos vientos, estos sacudones fuertes, porque estas cosas que estoy viendo que van a venir, van a ser como tormentas repentinas, como cuando uno no tiene tiempo de prepararse o escapar, que ya la nube vino sobre nuestras cabezas. Así van a ser estos eventos que van a venir, así como este virus vino, de repente, esparciéndose por toda la tierra y generando un caos en todo el mundo. Así van a venir otras cosas, una y otra, con períodos de descanso en el medio de ellas, y los que no estén firmemente plantados en Dios van a sufrir; algunos, inclusive, van a claudicar, van a abandonar el camino de Dios.
Por eso dice el Señor, para estos tiempos que vienen, porque muchos de ustedes se estaban preguntando qué viene para este 2023, yo recibo de parte del Espíritu que estemos preparados en todo tiempo, porque cada país está siendo tocado por el dedo de Dios.
El Señor está desatando nudos en cada país para crear cosas nuevas. El Señor está provocando tormentas espirituales en cada nación de la tierra para preparar el camino para los últimos días.
Por eso los Hijos de Dios tenemos que ser como un ejército que ya está listo para enfrentar al enemigo que venga, porque hay distintos tipos de enemigos, me dice el Espíritu. Y no es que los soldados tienen que estar listos para enfrentar un solo tipo de enemigo, sino que cada soldado tiene que estar listo para enfrentarse a cualquier tipo de enemigo, en cualquier momento del día.
Así tienen que ser mis Hijos, dice el Señor, pero muchos están distraídos, muchos están tibios y muchos están superficiales.
Cuidado, hijitos, porque vienen sacudones.
Yo (Noelia) veo una persona que cierra sus ventanas, que cierra las puertas de su casa, que pone traba, que cierra las rejas, como que se acorrala en su casa porque sabe que lo que viene de afuera no debe entrar, que lo que pase afuera no lo tiene que aceptar, que no tiene que entrar en su casa. Así deben ser en sus vidas, me dice Dios, cerrando toda puerta al enemigo, cerrando toda la ventana a los ojos de los extraños que quieren ver, espiar lo que acontece en sus vidas espirituales, hablando del enemigo, para después saber por dónde entrar y cómo atacar.
Protéjanse, dice el Señor, a través de la santidad.
Estén listos, porque voy a seguir sacudiendo las naciones, porque voy a seguir separando el trigo de la cizaña, porque voy a seguir probando su fe y voy a ver quién de verdad resiste hasta el final.
[Mateo 24:13, RVR1960] Mas el que persevere hasta el fin, este será salvo.
Pero muchos van a tener que tener fe, me dice Dios, levantar ese escudo de la fe y defenderse a través de la fe. La fe va a ser la clave en estos tiempos que vienen. Mi pueblo tiene que defenderse primeramente a través de la fe y a través de confiar en Mí y de creerme que los estoy guardando y que estoy con ustedes, a pesar de que no lo puedan ver.
Se están dejando engañar. Están creyendo a otras voces que dicen lo contrario. No se agiten, no desesperen, porque veo que los que no confían en Dios a veces hasta no pueden dormir en la noche, tienen insomnio pensando en las cosas que están sucediendo y pensando en las que van a venir, en las que van a suceder. Duerman, dice el Señor, como ese bebé en los brazos de su padre, confiando en que los estoy protegiendo.
Así que, para todos aquellos que se están preguntando: ¿Qué viene, Señor, en este 2023? La respuesta de Dios es: ajústense los cinturones, afirmen sus rodillas. Crean en Mí, levantando los ojos al cielo, pase lo que pase, porque la persecución aumenta.
Los políticos se vuelven locos de codicia, la tierra se agita, las guerras no cesan, la economía se desborda. Nada que no haya sido avisado desde los tiempos antiguos.
Así que recuerden, hijitos, que el que persevere hasta el fin, ese será salvo.
Esa es la Palabra para este tiempo, me dice Dios. Esa es la clave, la llave para tener éxito, para tener la victoria en estos días que vienen: la perseverancia y la resistencia.
Porque van a seguir las pruebas, y entre prueba y prueba de nuestra fe, vamos a tener períodos de descanso para poder resistir y seguir preparándonos para lo que viene. Y en ese trayecto, el Señor va a ir llevándonos de gloria en gloria. Vamos a ir cambiando nuestra manera de pensar, cambiando nuestra manera de actuar, volviéndonos cada vez más fuertes, los que sepamos levantarnos después de cada caída, los que estemos absolutamente decididos a llegar a la final para obtener ese galardón.
Período de descanso, y después un terremoto espiritual. Período de descanso, de procesar lo que pasó, de recuperarse, y después una tormenta espiritual. Pero también, a través de estos eventos, el Señor va a ir glorificando a sus hijos, cambiando a sus hijos, mejorando el carácter de sus hijos, elevando la fe de sus hijos, haciendo aún más notorio quiénes son sus hijos y quiénes no lo son.
Tengan fe, dice el Señor, pero también entiendan los tiempos que están viviendo. La paz va a ser quitada del mundo, pero ustedes son los únicos capaces de guardarla en medio de esas contracciones de esta mujer que está de parto. El mundo no va a tener paz. El mundo va a ser un caos, cada vez más. El mundo está en las manos del maligno, y sus planes se están llevando a cabo, pero ustedes, los míos, van a ser los únicos capaces de guardar mi paz en medio de estas cosas.
Cada evento que pasemos, me dice el Señor, cada terremoto espiritual, cada contracción de esta mujer de parto, cada tormenta que venga, va a dejar cicatrices en nosotros que van a convertirse en marcas de gloria. Van a ser como trofeos que vayamos ganando en el espíritu cada vez que obtengamos la victoria después de haber pasado por estas cosas.
Así como muchos de nosotros aún estamos de pie y aún más fortalecidos después de haber sido probados por esta pandemia que vino al mundo, no somos los mismos de antes, sino que hemos sido mejorados, hemos sido fortalecidos. Así llevamos las marcas de lo que sucedió en el proceso de esta pandemia. Así vamos a ir, siendo marcados simbólicamente, como cuando alguien pasa por batallas y en cada batalla le queda una cicatriz en su cuerpo que le recuerda esa batalla que pasó. Así, me dice el Espíritu, mis hijos van a llevar las marcas de estos eventos mundiales que van a sacudir al mundo entero.
Van a suceder cosas que no esperaban. Sus ojos se van a asombrar, y muchos, lamentablemente, van a decir: ¿Pero cómo? ¿No era que primero venía el Señor? ¿Pero cómo? ¿No nos habían dicho que primero íbamos a ser arrebatados, que no íbamos a pasar por nada de todo esto? Siendo mal enseñados, esos que creyeron en esas doctrinas de que la iglesia no iba a ser probada ni refinada, que no iba a pasar por el fuego, van a tener que aprenderlo a los golpes. Van a tener que aprenderlo directamente, siendo asombrados y shockeados por estas cosas que van a venir.
Pero también van a estar los otros que, habiendo escuchado las advertencias, habiendo tenido en cuenta la Palabra de Dios, habiendo estudiado los tiempos, habiéndole preguntado al Señor qué era lo que iba a venir y cómo prepararse. Esos van a tener su casa lista, van a tener su casa en orden, van a tener sus escudos levantados. Esos no solamente van a pasar esas pruebas mucho más rápidamente que los otros, sino que van a ayudar a los débiles. Esos van a ser las torres fuertes que el Señor va a utilizar para sostener a los que no se prepararon, a los que no entendieron los tiempos en que caminaban.
Porque el Señor va a tener misericordia igual y va a enviar ayuda extra a estas personas que van a sufrir por haber sido engañadas por lo que quisieron creer, de que no íbamos a pasar por nada difícil antes de la venida del Señor.
Yo veo que muchos de ustedes se preocupan por la economía, se preocupan por la provisión, porque se preguntan si van a tener para comer, porque están viendo lo que está sucediendo a nivel mundial con respecto a la economía, la escasez que se está dando, que ya fue avisada y que se está cumpliendo ahora: la inflación, la falta de productos, la falta de circulación, de exportación e importación de los productos, la falta de trabajo en muchos lugares, la dificultad para sostenerse económicamente. Muchos de ustedes están con esta preocupación en sus corazones.
Pero yo estoy viendo también que, así como en los tiempos de Jesús, Él hizo milagros y multiplicaba los panes y los peces, y nadie tenía hambre, nadie que lo estaba siguiendo sufrió hambre porque Él mismo los alimentó milagrosamente. Así el Señor en este tiempo, y a medida que sucedan estas cosas, va a sostener milagrosamente, y no por el propio mérito de nosotros, sino por su mano celestial, multiplicando nuestra provisión y nuestros bienes a todo aquel que lo siga.
Dice el Señor: no tengan miedo, porque mientras vean la pobreza, ustedes van a tener. Mientras vean la escasez, ustedes van a subsistir, aquellos que estén pegados a Mí y me sigan. Como aquellos discípulos que vemos en la Palabra, que seguían al Señor a toda hora, en la madrugada, por días enteros, y no tenían para comer; estaban en el desierto, en los montes, y el Señor les proveyó milagrosamente, multiplicando la comida, la poca comida que había, los pocos recursos. Así va a hacer el Señor para todo aquel que lo siga, sin importarle nada más que seguir al Señor, poniéndolo primero. El Señor va a proveer milagrosamente.
Estén tranquilos, me dice el Señor, porque voy a guardar a los que estén cerca mío, a los que me sean fieles y a los que quieran conocerme.
Ustedes nomás preocúpense por evangelizar.
No se preocupen por lo que tienen o lo que no tienen, lo que necesitan, sino preocúpense por darle de comer a los otros de mi Palabra, porque ese es el verdadero pan que nosotros tenemos que multiplicar: la Palabra de Dios, para los que no lo conocen, para los que necesitan de una vida eterna, de una salvación, de un perdón, de un lavamiento.
Ustedes denles de comer mi Palabra, evangelicen, que Yo me voy a ocupar de alimentar a los suyos en lo material. Ustedes alimenten a los míos con la Palabra espiritual, que Yo voy a alimentar a los tuyos con el pan material.
Tienen que entender quién Soy, dice el Señor. Tienen que creer que Soy su Dios, que los voy a guardar en medio de la prueba, pero no los voy a quitar antes de haberlos llevado al máximo punto de refinamiento para que brillen lo máximo posible, y en ese punto van a ser quitados, no antes, porque voy a sacar lo mejor de ustedes.
Así que, cada vez que pasen por tiempos difíciles, por estas pruebas enormes donde todo parece caerse y derribarse alrededor de ustedes, acuérdense de esta Palabra. Necesitan pasar por pruebas para que, una vez obtenida la victoria, brillen aún más como el oro, porque son muy importantes para Mí, y no me los voy a llevar sin antes haberlos lustrado tanto, tanto, que tengan una luz muchísimo mayor a la que tienen ahora.
Pero no son tiempos fáciles los que vienen. Veo un camino escabroso, un camino difícil de caminar. Nuestros pies a veces van a sangrar, así como sangraron los del Señor Jesús. Nuestras manos nos van a doler, así como le dolieron las de Él. No va a ser fácil. No vienen tiempos gloriosos para el mundo, por causa de la decadencia en la que se está sumergiendo la humanidad, la perversión, el pecado. Estas cosas van a ir en incremento, va a ser como alguien que sube una montaña, pero no para mejorar, sino para empeorar.
Va a ser algo rampante lo que se viene. Todo va a estar permitido, todo lo que está mal, eso es lo que va a estar permitido, aún muchísimo, muchísimo mayor de lo que vemos ahora. Van a ser como animales los humanos que no tengan a Dios, se van a dejar llevar por sus gustos, por sus sentidos, por su carne, por lo que les pida la carne.
El amor se va a desvanecer. La oscuridad sobre la tierra va a ser cada vez mayor. En eso estamos ahora, en ese proceso de empeorar el mundo y no de mejorar. Entonces, tenemos que entender, los Hijos de Dios, que nosotros vamos a ser las únicas luces sobre la tierra en estos tiempos, y tenemos que ser luces que resistan a la maldad, luces que se enciendan igual, por más que todo se oponga alrededor.
Aleluya, porque tú vas a dar la fuerza, Señor. Tú vas a dar la esperanza. Tú vas a dar la fe que vamos a necesitar, Padre. Tú nos vas a fortalecer y a darnos la mano para levantarnos cada vez que nos caigamos, cada vez que sintamos que no podamos más. Gracias, Señor, porque tú estás con nosotros. Gracias, Señor, por abrirnos los ojos en esta noche y avisarnos de lo que viene, Padre.
Yo escucho el Espíritu que nos dice: hijitos, siéntense a ver lo que acontece delante de ustedes, como cuando alguien ya ha sido avisado de cómo era la película que va a ver en el cine, ya se la contaron, y entonces, cuando va al cine, se sienta y mira la pantalla, viendo uno a uno los eventos que le habían contado que sucedían en esa película. Así van a ser los míos, los que crean en la Palabra de Dios, en lo que está escrito, en lo que Dios dijo que iba a suceder en este tiempo, y en lo que está siendo recordado, alertado y avisado a través de profecía.
Dice el Señor: siéntense a ver cómo acontecen una a una las cosas que he venido avisando y alertando en el mundo, pero no en un sentido de estar inactivos, sino de observar cómo esta película profética se desarrolla delante de nuestros ojos, porque algunos escucharon la Palabra, pero no creyeron que iban a acontecer estas cosas. Créanlo, dice el Señor, y abran grandes sus ojos para ver en esa pantalla cómo se desencadenan los hechos de los últimos días, estando preparados en Mí, porque el que haya creído lo que hemos avisado, el anuncio del Señor, esos van a saber mantener la calma, porque ya sabían lo que iba a acontecer, sabían lo que tenían que hacer. No se van a agitar las aguas de sus espíritus por haber creído a la Palabra de Dios y haber obedecido a la guía de Dios, a las instrucciones del Señor para este tiempo.
Tiempos difíciles es la respuesta, no solo para este 2023, sino para los años que se avecinan: agitaciones mundiales, manifestaciones de la gente, revueltas en los gobiernos, cambios en los reyes de la tierra, que son los presidentes; cambios inesperados, complots que van a quitar presidentes de los gobiernos, tomas por la fuerza, ejércitos que se mueven, privación de la libertad.
Vamos a ser observados cada vez más. Nuestra privacidad se va a eliminar progresivamente cada vez más. Todo lo que hablemos en las redes está siendo observado, pero esto va a ir aún más en incremento. Nuestros planes van a ser espiados a través de las redes. Nuestros gustos van a ser tenidos en cuenta para manipularnos aún más. Las publicidades van a ser cada vez más utilizadas para manipular nuestra mente.
Estamos siendo observados desde hace mucho tiempo, pero en estos tiempos que vienen, lo que el Señor quiere que sepamos es que esta vigilancia va a crecer, a crecer, a crecer, hasta que nuestros derechos individuales vayan siendo quitados uno a uno. Y nadie podrá decir nada, porque esto está tan avanzado que el que se queje simplemente va a ser encarcelado. El que se queje va a ser un rebelde, y hasta va a ser difícil ponerse de acuerdo para manifestarse en contra de estas cosas, porque ya va a ser tarde para huir de este control y esta manipulación.
Los planes de juntarse con otras personas para defenderse de esto también van a ser observados, y entonces ellos van a poder dispersarnos rápidamente, utilizando la tecnología para que no nos podamos reunir para defendernos juntos.
Así que el Espíritu hoy te avisa de todas estas cosas para que no tomes a la ligera lo que se viene, para que puedas prepararte para resistir y permanecer en la fe por todas estas cosas.
Yo estoy viendo ahora a muchos que tienen miedo, pero el miedo no es la solución, como dije antes, porque el miedo va a llevarte a tomar decisiones equivocadas.
Justamente lo que el Señor espera en estos tiempos es que aprendas a confiar aún más en Él, que te fortalezcas aún más, primero en tu vida espiritual y, en segundo lugar, en tu vida material; que enseñes a los tuyos a seguir los caminos de Dios para que puedas resistir todo lo que tengas que resistir según la voluntad de Dios para tu vida y puedas obtener la corona de la vida.
Así que, hijitos, no se sorprendan. Yo veo puertas que se abren de golpe en estos tiempos que vienen, en estos días que vienen, y lo que se va a encontrar detrás de esas puertas va a ser sorprendente, va a sacudir a la iglesia.
Muchos hijos de Dios no van a estar listos para las cosas que van a venir, porque van a ser cosas distintas que no se imaginaban, pero que ya estaban debajo de la mesa en los planes de la élite mundial que maneja el mundo. Son cosas escondidas que ellos vienen preparando para este tiempo.
Muchos hijos de Dios y muchos pastores, especialmente, se van a sorprender y no van a saber cómo reaccionar, porque esperaban que el camino vaya para un lado cuando en realidad va a ir para el otro. No van a ser las cosas como ellos querían, planeaban o pensaban, y muchos planes que los pastores van a hacer se van a quedar en la nada sin poder concretarse, porque no van a estar alineados al plan profético de Dios para este tiempo, a los tiempos proféticos de este tiempo.
Entonces, mientras algunos de los pastores de las iglesias, especialmente los que no planifican por el Espíritu Santo su año, van a ver que esa planificación queda en la nada porque no está alineada con el calendario profético de Dios para este año. Van a ver que no van a poder seguir adelante con esa planificación porque no estuvo planificada por el Espíritu Santo, sino por los hombres. Entonces, muchos se van a sorprender cuando esas puertas espirituales se abran y nosotros veamos lo que está detrás de esa puerta y no era lo que esperábamos.
Estemos preparados para cualquier cosa, me dice el Señor, porque no siempre vamos a saber a ciencia cierta de qué se trata, si se trata de una enfermedad, si se trata de una catástrofe climática, de que de un día para otro sea una catástrofe bancaria o económica, o política, o lo que sea.
Dice el Señor que Él espera que sus hijos estén listos aun cuando no tengan el detalle de lo que va a pasar, pero sabiendo que son tiempos de sacudimiento donde tienen que aprender a resistir, venga lo que venga, sea lo que sea.
Yo veo igual que algunos están atesorando este aviso, esta Palabra. La están abrazando como si fuera un regalo de Dios, un lingote de oro, porque era lo que necesitaban escuchar, lo que los provoca a fortalecerse, a prepararse más en el espíritu y en lo material. Era el empujón que necesitaban en el espíritu para decir: ¡Heme aquí, Señor! ¡Estoy listo para lo que sea!
Yo bendigo a todo aquel que está escuchando en este momento. En estos días, Dios mediante, siento por el Espíritu de seguir compartiendo Palabra para estos días que vienen, para este nuevo año en el que vamos a entrar. Siento que mi espíritu se va llenando como un vaso de palabra para este año que viene, y en estos días que vienen siento de compartirles al pueblo de Dios estos bocados de pan que Dios nos va dando para ser edificados, para que recibamos consuelo, exhortación y guía de parte de Dios. Amén.