He aquí el Elohim viviente, el Creador, el que hizo al hombre con su mano fuerte. Yo soy la vida. Yo soy la resurrección. Mío es el cielo y la tierra y todo lo que hay en ellos. Yo soy el Rey. Yo gobierno para siempre y por siempre. Amén.
Ustedes, hijitos, no deben temer por lo que va a acontecer, porque vienen tiempos difíciles para los que creen en el Hijo de Dios. Los míos serán probados y refinados como se refina la plata, y sentirán el fuego de la prueba, como cuando Job sentía los dolores en su piel. Si ustedes son míos, pasarán por el tamiz. A ver, hijitos, ¿se han preguntado en sus corazones si estarían dispuestos a morir por mí? ¿Se han preparado para lo que viene? ¿Entienden que van a ser sacudidos para que se revele quién es quién? Porque los verdaderos seguidores del Mesías son los que han renunciado al mundo y a sus placeres, son aquellos que caminan dejando marcas eternas, son los que me buscan constantemente, los que llaman a mi puerta.
Mis hijos ven el caos que se desarrolla en el mundo, pero no reaccionan. Siguen actuando como si todo estuviera calmo, y se dejan llevar por la corriente de la vida, sin entender que se viene la hecatombe y que ya nada va a ser igual. Ustedes duermen, hijos. ¿Cuándo van a despertar? ¿Cuando ya sea tarde? Muchos se han entibiado y han dejado entrar la contaminación a sus hogares. Otros andan ciegos, sin prestar atención a lo que sucede.
Nada va a ser igual. Las cosas van a seguir cambiando y cambiando y acomodándose a un mundo sin reglas. La palabra pecado será borrada de las mentes que no quieren saber cuál es la verdad. Imagínense, hijos, un mundo sin ley, en donde todo estará permitido, en donde los malos serán los buenos y los buenos serán los malos. ¿Lo ven? No hay esperanza de cambio para bien. Los cambios que se vienen tienen que ver con la abolición de las leyes divinas, provocando un desorden y una contaminación nunca antes vista sobre la tierra.
Hijos, si ustedes no están fuertes, no van a resistir. Vengan a mí y quédense a mi lado, porque el mundo los va succionando, y si no están bien arraigados en mí, que soy la raíz, no van a permanecer. Hijos, nuevamente los llamo a reaccionar. Están fríos. Vuélvanse a mi, santifíquense y apártense de las costumbres que ensucian mi nombre. No esperen a reaccionar cuando sean sacudidos. Prepárense antes, de modo que cuando venga la prueba no se caigan.
Amados, ustedes son valiosos para mí, más que toda la plata y el oro que pueda haber. Vengan, hijitos, vengan a limpiarse en mis aguas de la verdad. Los amo con celo santo y los quiero únicamente para mí, como un esposo que desea que su amada le pertenezca solo a él. Mis amados, abran los ojos y observen cómo el pecado aumenta y se agrava y destruye todo a su paso. Vean cómo el pecado le abre el paso a todo tipo de enfermedades incurables y agresivas. Miren cómo la oscuridad se oscurece aún más y se hace más densa. Entiendan que estos son los días donde la noche viene sobre el mundo, y los que son del día no se deben dormir.
Hijitos, sigo llamándolos a acercarse más a mí, porque ¿qué van a hacer sin la fuerza y la determinación del Espíritu? Solo los que estén fuertes podrán seguir nadando contra la corriente de un mundo corrupto y falto de ley, pero los débiles irán en pos de la corriente del mundo; serán arrastrados y no podrán decir no. Amigos míos, sepan que la verdad se está tapando, como cuando un astro esconde a otro. Este es el eclipse malvado de los últimos días, este es el comienzo del final, la decadencia extrema del hombre y de todas las cosas, la extrema infidelidad al creador.
Les advierto que vienen días difíciles de soportar, días que nunca se vieron sobre la tierra, peor que en el tiempo de Noé, peor que en Sodoma y Gomorra, porque los hombres atestados de demonios serán como un pedazo de carne manejado por las concupiscencias de los corazones endurecidos por el pecado. Se comportarán como animales sin adiestrar, haciendo lo que sientan, porque de todas maneras todo estará bien.
Mis amados, por esto deben edificarse como columnas gruesas que no son derribadas cuando sopla un viento fuerte, sino que resisten a la tempestad. Concéntrense en mí y no se dejen torcer. Caminen derechos a la meta. No se desvíen ni cedan. Determínense síganme. Yo estoy con ustedes hasta el final. Amén.
[Mateo 24:21, RVR1960] Porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá.
[Mateo 24:12, RVR1960] Y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.
[Mateo 24:37-39, RVR1960] Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre.
[2 Timoteo 3:1-5, RVR1960] También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a estos evita.
[Salmos 66:10-11] Porque tú nos probaste, oh Dios, nos refinaste como se refina la plata, nos metiste en la red, pusiste pesada carga en nuestros lomos.