Bendiciones, amados hermanos en Cristo Jesús. Aquí estoy nuevamente en mi canal de YouTube «Noelia Ama a Jesús» y en mi página de Facebook que lleva el mismo nombre, para ser de bendición a la iglesia del Señor Jesucristo, de edificación, de consolación y de exhortación, como dice la Palabra:
[1 Corintios 14:1-4, RVR1960] Seguid el amor; y procurad los dones espirituales, pero sobre todo que profeticéis. Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios; pues nadie le entiende, aunque por el Espíritu habla misterios. Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación. El que habla en lengua extraña, a sí mismo se edifica; pero el que profetiza, edifica a la iglesia.
Alabado sea el Señor, porque el Espíritu de Dios se mueve entre el pueblo. El Espíritu de Dios se mueve con poder entre sus hijos, y Dios habla para traer claridad a su pueblo confundido, para traer luz a los que están en la oscuridad, para traer guía a los que se sienten perdidos. El Espíritu de Dios habla para advertir que no vayamos por caminos incorrectos. El Espíritu de Dios aún habla y seguirá hablando, para que sus hijos no estén ignorantes de las maquinaciones en contra de ellos. El Señor es un Dios todopoderoso que se comunica con su pueblo, que se comunica con los suyos y les hace saber cuáles son los deseos de su corazón y les muestra sus caminos a través de su voz. Te damos gracias, Señor, porque te comunicas con tu pueblo, Padre amado, que tanto te necesita en estos últimos tiempos.
Gracias, Señor, porque estás con nosotros, acompañándonos a medida que transcurren estos últimos días, días complicados, días de prueba, días de tribulación y angustia. Tenemos un Dios grande, majestuoso, todopoderoso, único, el más alto. Tú, Señor, eres la cabeza de las cabezas. Tú, Señor, reinas en el trono que está establecido más alto de todos los tronos que existen. Tu gobierno está por sobre toda potestad constituida en la tierra, sobre la tierra o debajo de la tierra. Padre, Tú eres soberano. Señor, Tú sabes por qué haces las cosas, y quién es el hombre para decirte por qué haces lo que haces. A ti, Señor, venimos en este momento, congregados juntos en el Espíritu, para escuchar tu voz, para saber qué tienes para decir a tu iglesia desesperada de tomar de estas aguas que salen de tu boca para darnos de beber. Estamos sedientos, Padre Santo, de escuchar tus palabras. Estamos hambrientos de comer ese pan que nos das, de ese pan puro, de ese pan santo, de ese pan que nutre a nuestros espíritus y ya no nos sintamos más hambrientos. Padre, te amamos. Bendecimos tu alto nombre, Señor. Toda la gloria, todo el imperio y la honra te corresponde, Señor, por siempre y para siempre.
Padre Santo, te pido en el nombre de Cristo Jesús en este momento que desates toda atadura sobre toda alma que está recibiendo esta palabra. Oh Señor amado, limpia los oídos de tu pueblo ahora, para que pueda escucharte mejor. Quita toda cera espiritual, Señor, de nuestras orejas, para estar atentos a tu voz, para que cuando digas «Oye, Israel», nosotros podamos prestar oídos con atención y obedecer a tu Palabra. Señor, quita toda venda espiritual ahora, que toda falsa doctrina haya colocado en nuestros ojos. Oh Padre Santo, corta la cabeza de toda serpiente ahora, que esté ahogando a todo aquel que escucha esta palabra, en el nombre poderoso de Cristo Jesús.
Espíritu Santo, muévete en cada hogar que está presto a escuchar tu voz, que está inclinando su oído para poder no sólo recibir, sino también entender lo que tienes para decirnos. Dios mío, despeja nuestros caminos para que podamos caminar firmes de tu mano, Señor, sin deslizarnos y sin corrernos ni a izquierda ni a derecha. Padre, fortalécenos en el día de hoy, para que después de este encuentro salgamos con nuevas fuerzas. Señor, levántanos como el águila, renovando esas fuerzas, Señor. Llénanos de tu Espíritu Santo ahora y de tu unción, Padre amado, Santo, Santo, Santo, bendito eres, Señor. Declaramos nuestro amor a ese Dios perfecto, a ese Dios que es luz, a ese Dios que es el amor perfecto.
Enséñanos a amar, Señor, como Tú amas, danos esa paciencia que Tú tienes para esperar, para esperar tu venida y para esperar al otro, para ser pacientes con el otro y con nosotros mismos también. Oh, Señor, bendito eres, amado Jesús, el Hijo de Dios. Quién recibió muerte de cruz y resucitó al tercer día para sentarse a la diestra del Padre, en ese trono de gloria, bajo el cual todos tus enemigos serán puestos debajo de tus pies. A ti venimos, Señor Jesús, para que nos salves de nuestros pecados. A ti, Señor, venimos para que nos edifiques a tu imagen y semejanza, para que nos enseñes cómo ser mejor a través del Espíritu de Dios. ¡Oh Señor Jesús! ante ti bajamos nuestras cabezas para reconocerte como Rey de nuestras vidas. El Alfa y el Omega, el primero y el último, el principio y el fin, el que estuvo muerto y vivió. Ese es nuestro Rey bendito, el que vendrá por una iglesia santa y sin mancha. El que todo ojo verá y ante quien toda rodilla se doblará. ¡Alabado seas, Señor! ¡Bendito sea tu nombre, Jesús, eternamente y para siempre!
Hoy traigo un mensaje de alerta para el pueblo del Señor Jesucristo, porque en estos días el Espíritu Santo me hablaba del espíritu de mamón y del amor al dinero. Dice la Biblia que el amor al dinero es la raíz de todos los males.
[1 Timoteo 6:10, RVR1960] Porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos se extraviaron de la fe y fueron traspasados de muchos dolores.
Y esta es la advertencia que el Espíritu Santo me hablaba para los hijos de Dios en este tiempo. Yo podía ver que muchos estaban siendo atacados en sus finanzas en estos días. De hecho, varios hermanos me comentaron algunos problemas que estaban teniendo sorpresivamente, súbitamente, en distintas áreas que tienen que ver con la economía, con el dinero, con las finanzas. Y yo podía ver cómo los espíritus enviados de parte del enemigo eran los que estaban trabajando en esas áreas de la vida de estos hermanos. Pero después, el Espíritu Santo siguió hablándome sobre este tema, llamándome a dar esta advertencia a la iglesia en general, de que, si bien el enemigo está tomando ventaja de movimientos incorrectos en los corazones de muchos hermanos, que tienen que ver con la codicia al dinero, con la avaricia, con el deseo de las riquezas, que tienen que ver con desear desmedidamente tener posesiones materiales y con todo este tipo de cosas.
El enemigo está tomando provecho de estos movimientos incorrectos en los corazones de los hermanos, para enviar espíritus de ruina, espíritus de pobreza, para atacar las finanzas y cualquier nivel de riqueza que podamos tener. Para ejecutar bloqueos en las cuentas bancarias, quitarles posesiones que los hermanos habían ganado a través de su trabajo y todas estas cosas me estaban siendo reveladas estos días. El Espíritu me hacía entender que el enemigo está enviando estos espíritus que nombré recién y otros más para destruir las finanzas de los hijos de Dios en este tiempo. El problema principal es que muchos de los hermanos no se están dando cuenta de la trampa en la que están cayendo, deseando desmedidamente bienestar material de una forma ilícita. Así que, específicamente, lo que yo veía por revelación en este tiempo es que este espíritu que se llama mamón se está moviendo, tentando a los hermanos para que deseen cosas materiales de una forma no lícita, para que presten y pongan toda su atención en todo lo que tiene que ver con el dinero, con la economía, con la prosperidad material y económica, con la posesión de cosas materiales.
Y, lamentablemente, el Espíritu me mostraba que estaba teniendo éxito haciéndolos caer en esta tentación. Yo puedo ver ahora muchos hermanos, y especialmente varones, pero también mujeres, que han cedido ante la tentación de gastar demasiado tiempo de su día para invertirlo en generar ganancias extras, provocando que la oración disminuya, que la intimidad con Dios disminuya, que el tiempo dedicado a la lectura de la Palabra de Dios disminuya, provocando que la atención no se centre en el Señor, sino en las ganancias materiales. Y claro, fue profetizado y es lo que está pasando, que el mundo está en un sacudón económico.
Había dicho en otras profecías anteriores, creo que en una que fue la primera del año 2021, donde dije que el coletazo de la pandemia a nivel económico aún no se había visto y que estaba por verse, y hoy podemos ver cómo el mundo entero está siendo afectado económicamente, hablando inclusive de inflación en varios países del mundo, que hacía años que esto no se daba y muchísimas cosas más. La escasez profetizada se está dando de a poco, y toda esta repercusión de este coletazo de esta serpiente de la pandemia lo podemos ver en estos tiempos cómo está surgiendo.
Entonces, naturalmente, humanamente uno tiende a preocuparse, uno tiende a buscar por uno mismo, por sus mismas fuerzas, cómo enfrentar este problema, cómo tener la victoria ante esta situación, cómo tener ahorros guardados en caso de que haya una emergencia económica. Uno empieza a preocuparse, porque empieza a decir: ¿Cómo voy a sostener a mi familia con la inflación que tenemos? ¿De dónde voy a sacar los recursos para ser el proveedor de mi casa? y demás pensamientos. Entonces, el enemigo aprovecha de estos miedos escondidos que tienen que ver con no tener confianza en el Señor, con no tenerlo a Él como nuestro escudo y como nuestro proveedor, y empieza a meternos pensamientos que no vienen de Dios, sino de la serpiente.
Y así, el Espíritu me mostraba que muchos hermanos y hermanas, sin darse cuenta, comenzaron a desenfocarse en las cosas de Dios para enfocarse casi permanentemente todo el día en cómo mejorar su situación económica y material, y por eso el enemigo ganó derechos legales para atacarte, para atacar sus cuentas bancarias, para que caigas en estafas, para que te roben no solamente el dinero que tenías ahorrado, sino cosas materiales. Como estás deseando tanto, tanto se te quitará, porque el enemigo entró por esa puerta que abriste sin querer. Y veo espíritus que están esposando las muñecas de los hermanos y provocándolos, llamándolos, tentándolos para que trabajen como esclavos por causa del miedo a no tener, con el objetivo de hacerles creer que si ellos no aumentaban las horas de trabajo, que si ellos no buscaban una solución alternativa a la ganancia que estaban teniendo para que se duplique o para que aumente, Dios no les iba a proveer de ninguna manera, haciendo de esta manera que quiten su confianza en el Señor y la coloquen en ellos mismos.
Yo veo legiones de demonios que están siendo enviados a la tierra para colocar preocupación en los hermanos, para provocar desesperación, como la palabra que publiqué el otro día que se trata sobre la desesperación y qué tiene que ver con este mismo tema también, entre otras cosas. Yo veo que estos espíritus, estas legiones de espíritus que están siendo enviados sobre la tierra por el enemigo, están atando a los hermanos con sogas y luego torturándolos, metiéndoles ideas en los pensamientos: de miedo a no tener, miedo a no poder subsistir, miedo a no poder mantenerse ni mantener a sus hogares económicamente hablando, colocando miedo a la pobreza, miedo a la falta, miedo a la escasez.
Muchos hermanos que antes no tenían este problema y ahora sí lo están teniendo es porque Satanás se está aprovechando de la situación económica del mundo para meter estos espíritus de miedo a la falta en muchos de ustedes, para que a través de ese espíritu comiencen a tomar decisiones equivocadas que nada tienen que ver con la fe en el Señor. En vez de ir y buscar a Dios desesperadamente, me dice el Espíritu de Dios, en el sentido de golpear su puerta hasta que Dios provea, muchos hermanos están cometiendo el error de ir a golpearle la puerta a Mamón, apostar todas sus fichas en este espíritu que tiene que ver con el amor al dinero, en vez de ir al cuarto secreto y buscar al único que puede proveer de todo lo que necesitabas. Dejaste de reunirte con el Señor para gastar ese tiempo en tratar de generar riquezas en un nivel mayor a las que tenías, o recursos, o provisión en un nivel mayor al que tenías.
Cuidado, dice el Señor, en esta alerta que les entrego hoy. Cuidado, porque la serpiente se está moviendo en tu corazón, no solamente haciéndote tener miedo de que no vas a tener para comer, que no vas a tener para vestir, que ya no vas a poder mandar a tus hijos a una escuela que tengas que pagar, que no vas a poder pagar más la obra social, y cuántas cosas más, sino para que empieces a desear las cosas de una forma ilícita, de una forma desmedida. Esta es una alerta para la iglesia del Señor Jesucristo.
La Palabra del Señor dice que el Señor viste a los lirios del campo con un esplendor mucho mayor al que tuvo Salomón. ¿Cuánto más no va a vestir a sus hijos? ¿Cuánto más no va a proveer lo que necesitas si seguís tomado o tomada de su mano? Si Él viste a los lirios del campo con tal grandeza, cuánto mejor no nos va a vestir a nosotros. Pero el enemigo te está engañando, y no te estás dando cuenta de que tus pensamientos no rondan alrededor de nuestro Proveedor perfecto.
Al realizar una inversión sin que el Señor lo haya aprobado, al realizar una inversión sin la protección de Dios, al realizar una inversión por desesperación, al invertir todas tus fichas fundamentadas en el miedo de la falta y de la escasez y de la pobreza, estás apostando tus fichas al reino de las tinieblas. Esto es lo que estoy recibiendo ahora a través del Espíritu de Dios. Cuando una persona se mete de cabeza y apuesta en algo donde Dios nunca aprobó que haga, entonces esa persona no solamente va sin la protección de la mano de Dios sobre su cabeza, sino que, sin darse cuenta, está apostando en el reino de las tinieblas. Por lo tanto, lo que va a cosechar no va a venir del Reino de Dios, sino de las tinieblas, y muchos en este tiempo están haciendo eso, me revela el Espíritu Santo. Se están moviendo por desesperación.
[Lucas 12:27-31, RVR1960] Considerad los lirios, cómo crecen; no trabajan, ni hilan; mas os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos. Y si así viste Dios la hierba que hoy está en el campo, y mañana es echada al horno, ¿cuánto más a vosotros, hombres de poca fe? Vosotros, pues, no os preocupéis por lo que habéis de comer, ni por lo que habéis de beber, ni estéis en ansiosa inquietud. Porque todas estas cosas buscan las gentes del mundo; pero vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de estas cosas. Mas buscad el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas.
Sin embargo, el Espíritu Santo me ha revelado que muchos hermanos estaban perdiendo la fe en que el Señor los vestiría y proveería. Sin darse cuenta, estaban depositando su confianza en su propio trabajo y esfuerzo. De hecho, esta es la razón por la cual muchos de ustedes están experimentando problemas físicos en el brazo, porque están confiando en su propia fuerza en lugar de confiar en el poder del Señor. Este pecado se manifiesta en el cuerpo.
¿Estás desesperado? La solución no está en poner todas tus fichas en cualquier cosa que pasa enfrente tuyo por desesperación. La solución no es escuchar a cualquier hombre que te aconseje lo que tienes que hacer con tu dinero para aumentar o para mejorar la calidad de tu vida. La solución no es creer que estás firme solamente porque tienes un poco de ahorros en el banco. La solución no es creer que nada te va a faltar porque hoy tienes trabajo. La solución es ir y presentarte delante de tu Dios y llevar esta causa que te acongoja, esta situación que te preocupa, delante de tu Dios. La solución es ir a Aquel que posee todo el oro y toda la plata, Aquel a quien le pertenece la tierra completa junto con todo lo que hay en ella.
¿Quién más puede darte? ¿Quién más puede ayudarte? ¿Quién puede sacarte de ese pozo, si no es el que lo posee todo? Pero primero tienes que arrepentirte, dice el Señor, arrepentirte de haber colocado tu confianza en esos ahorros que tenías en el banco; de haber colocado tu confianza en las criptomonedas; de haber colocado tu confianza en lo que te dijo el banquero; de haber colocado tu confianza en el consejo de los que asesoran todo lo que tiene que ver con las finanzas.
Y el Espíritu me dice: Este es el momento de que te arrepientas y le quites esos derechos legales al enemigo, para que no pueda seguir dañándote y para que no pueda seguir robándote, para que no pueda seguir afectando tus bolsillos, en el nombre de Jesús. Así que ahora, a todo aquel que le llegue esta palabra, diga: «Me arrepiento y te pido perdón, Señor, porque es cierto y no me estaba dando cuenta que puse mi confianza en lo que tenía, no entendiendo que tenga o no tenga, vos igual estás conmigo y me vas a dar de comer y me vas a dar de beber y me vas a proveer para todas mis necesidades y las de mi familia. Me arrepiento, Señor.»
Yo (Noelia) estoy viendo que, al igual que alguien juega fichas en el casino, de la misma manera muchos de ustedes tomaron estas fichas en sentido metafórico y las colocaron en algo donde el Señor no los había llamado. Colocaron todas esas fichas, toda esa confianza, en algo que les prometía riquezas, pero que no tenía ninguna base, ningún fundamento para estar seguros, y esto lo hicieron por desesperación, por afanarse, por creer que el Señor no iba a proveer a tiempo, por no darle tiempo para que Él te dé lo que estabas necesitando.
No supiste esperarme, dice el Señor a algunos de ustedes, no supiste esperar a que Yo abra los cielos sobre tu cabeza y lluevan esas monedas que necesitabas. No supiste esperar la respuesta divina. Y no solo no supiste esperar cuando estuviste en problemas, sino que no batallaste ni le diste guerra al enemigo cuando te estaba robando lo que te pertenecía. Era más fácil apostar a otras cosas; era más fácil buscar la solución a la vuelta de la esquina, en cualquier inversión generada por los hombres, en vez de esperar mi dirección.
Que quede claro que con esto no estoy diciendo que no se puede hacer ninguna inversión económica nunca, sino que le estoy hablando a las personas que nunca le preguntaron al Señor si tenían que hacer lo que tenían que hacer. O a las personas que tomaron una decisión pensando que estaban haciendo las cosas bien, pero en realidad estaban escuchando a este espíritu de mamón que el Espíritu me revelaba estos días, que se está moviendo sobre muchos hermanos. Entonces ahora, arrepiéntete de todo esto. Me arrepiento, Señor, de estar desesperado y de no entender que la solución tenía que venir de tu mano. Me arrepiento porque, en vez de creer lo que dice tu Palabra, Señor, le creí a los inversionistas, le creí al hombre, le creí a esos espíritus de miedo que me estaban hablando al oído, para que entre en desesperación y tome decisiones apuradas y equivocadas, perdiéndolo todo. Señor, perdóname.
Y ahora me arrepiento de la codicia, me arrepiento de querer dinero, me arrepiento de amar al dinero. Y con esto, no estoy diciendo que los hijos de Dios tengamos que vivir en pobreza, porque no es lo que Él quiere para nosotros. Aunque si estuviéramos en pobreza, tendríamos que seguir amándolo, porque Pablo dijo: estoy enseñado en todo, tanto en tener abundancia como en la escasez. Lo estoy parafraseando. En cualquier tipo de situación, amamos a Dios igual; en cualquier prueba, le pertenecemos a Dios igual; confiamos en Él igual; sigue siendo nuestro Dios, de igual manera. No es pecado estar bien económicamente, si lo que tienes ha sido adquirido de una forma lícita. Pero yo estoy hablando del pecado del amor al dinero, del pecado de codiciar las cosas materiales, del pecado de tener suficiente y de querer más de una manera desmedida, que nunca nos alcanza, teóricamente, para sentirnos seguros o creer que somos más a través de esas posesiones. Estoy hablando también de la avaricia, de tener y no querer gastar, de querer tener siempre más y que nunca te alcance y no querer dar. Estoy hablando de cualquier desbalance en nuestra relación con las cosas materiales, con los ingresos, con el dinero, con el manejo de ellos y con el ahorro. Estoy hablando de pecado que tiene que ver con estas cosas.
Así que, si es tu situación, si te estás dando cuenta ahora, si el Espíritu Santo te está redarguyendo, te invito a que te arrepientas de todo corazón, para que podamos quitarle al enemigo esos papeles y que les podamos prender fuego en el Espíritu, para que ya no pueda más entrar por la puerta de tu casa y meterse en los bolsillos tuyos o de tu familia, en el nombre de Jesús. Señor, reconozco que he puesto todas estas fichas, que he apostado mi confianza, Señor, en los inversionistas, reconozco, Padre, que he apostado en cosas donde nunca me llamaste que apueste. Reconozco, Señor, que en vez de buscarte profundamente, en vez de ir a mi cuarto secreto, cerrada la puerta y plantearte mi situación y esperar la solución, corrí desesperadamente a buscar cualquier oferta que pueda posiblemente multiplicar mis billetes, te pido perdón, Señor. Porque escuché al enemigo cuando me decía que tenía que conseguir más dinero, de cualquier manera, perdona mi Señor, porque no confié en Ti en esos momentos, porque sentía que el agua me llegaba hasta el cuello, Señor, y entonces recurrí a soluciones que no eran santas, que no venían de tu mano. Oh Padre Santo.
Inclusive, a muchos de ustedes, el Espíritu Santo les advirtió que no hicieran esto de alguna manera; a través de algún sueño; a través de alguien que les dio una palabra; a través de alguien que tuvo un sueño sobre ustedes, que les advirtió que iban a tener algún problema con relación a esto, o que tenían que arrepentirse de algo, que tenían que ir más despacio, que tenían que tomar precauciones en algo que estaban haciendo económicamente hablando, y no hicieron caso, no quisieron escuchar. ¿Amén? Nos arrepentimos de todas estas cosas. La Biblia dice:
[Filipenses 4:12, RVR1960] Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad.
No buscamos ser pobres a propósito, no buscamos que nos falte o tener necesidad de las cosas, pero si es la situación por donde Dios nos quiere llevar, permite que pasemos por eso, cualquiera sean los motivos, entonces seguimos confiando en el Señor, a pesar de todo esto, y nunca correr desesperados a la fuente de la oscuridad, que lo único que quiere es matar, robar y destruir, y eso es lo que está pasando en estos días, me hablaba el Señor. Este ladrón que solamente viene a matar, a robar y a destruir, se está metiendo en tu casa para robarte lo que te ganaste y está tramando, en este tiempo, estafas, fraudes, engaños. Esta es una alerta para todo el pueblo de Dios. Veo cosas que parecían ser muy estables, pero que de repente se desmoronan como un edificio que en realidad nunca estuvo bien fundamentado, sino que estaba fundado sobre la arena.
¡Cuidado!, dice el Espíritu de Dios. Hijitos, cuiden sus bolsillos en este tiempo. Cierren toda puerta al enemigo. Quiten sus ojos de las posesiones materiales y pongan su foco en mí, porque Yo no voy a dejar de cuidar de los míos, dice el Señor. Yo no voy a permitir que una misma cosa le pase al justo y al injusto. Yo voy a hacer diferencia, dice el Señor, entre el que me sigue y el que no me sigue. Yo les voy a abrir las puertas que hoy están cerradas. Yo voy a proveer, porque Yo soy la provisión, dice el Señor, pero deben confiar en mí y deben arrepentirse de haber buscado soluciones que Satanás les ofreció, para volver a mis caminos.
Así que, los invito a escudriñar sus corazones sobre todo esto, porque quizás algunos de ustedes no pueden verlo con la rapidez que lo puedo ver yo, pero si le preguntan a Dios por el Espíritu, Él les puede revelar lo que yo les estoy diciendo. Así que, escudriñen en sus corazones, pregunten al Señor: ¿A mí me está pasando esto? ¿Estoy deseando las riquezas? ¿Estoy gastando demasiado tiempo en hacer dinero, perdiendo mi intimidad contigo? ¿Estoy tratando de recibir más de lo que doy? Porque la Palabra dice: «Más bienaventurado es dar que recibir». ¿Estoy siendo avaro? ¿Estoy guardando, cuando veo un hermano que tiene necesidad, y estoy endureciendo mi corazón para no darle? Todas estas cosas abren la puerta para que el ladrón entre y destruya tus finanzas.
Y si vos vas delante del Señor, escudriñando tu corazón con sinceridad, por más que duela lo que el Espíritu te quiere mostrar, Él te va a hacer ver tu rostro en el espejo de la verdad, y te va a decir: «Hijo, hija, fíjate en esto. Fíjate en este punto. Fíjate acá. Esto no viene de mí. ¡Cuidado!» Y el Espíritu te va a redargüir para que puedas ponerte a cuentas. Y una vez que te pongas a cuentas, te invito a batallar contra estos espíritus que han sido enviados contra la iglesia del Señor Jesucristo, para traer pobreza, ruina y destrucción, y de esta manera meternos en la desesperación. Y como última instancia, el objetivo más grande del enemigo es que perdamos la fe.
Así que gracias, Padre celestial, por esta alerta que estás dando a tu pueblo, Señor. En este momento, Espíritu de Dios, yo te pido que redarguyas a todo corazón que haya caído en algunas de estas faltas que han sido nombradas en esta noche, o en cualquier otra que yo no he nombrado, pero que tiene que ver con los movimientos del dinero en nuestras vidas. Padre de la gloria, Tú puedes hacernos ver en el espejo de tu Palabra, en el espejo de tu Verdad, para que podamos reconocer lo que no estábamos viendo. Te pedimos que nos reveles claramente cuáles son las palabras que el enemigo metió en nuestras mentes y a las cuales creímos. Señor, te pedimos que reveles cuáles son los miedos que hemos escuchado para tomar decisiones equivocadas con respecto al manejo del dinero, Señor.
Padre Santo de la gloria, gracias, Señor. Te pedimos que traigas arrepentimiento genuino a nuestros corazones, y que toda puerta que hayamos abierto al enemigo en este tiempo, sin darnos cuenta, a través de todos estos pecados, sea cerrada. Y en este momento también el Espíritu Santo me está mostrando que algunos de ustedes han tenido envidia de su prójimo por causa de las posesiones; también de esto tienen que arrepentirse, muchos de ustedes de envidiar algún compañero de trabajo que tiene más que ustedes, de envidiar a alguien que tiene un trabajo mejor al que tienen ustedes, de envidiar al que tiene una camioneta más grande que la que tienes tú, de envidiar al que tiene una casa propia, cuando tú no la tienes, y cualquier otra cosa de la cual estés envidiando. Así que ahora, mientras los hermanos se arrepienten, voy a continuar con esta oración, para que el Espíritu de Dios se mueva sobre todos los corazones que estén dispuestos a arrepentirse y a mejorar, para quitarle todo derecho legal a estos espíritus que trabajan en nuestras finanzas.
Padre, te pido ahora que, por causa del arrepentimiento de los hermanos, todas las puertas por donde el enemigo entró y provocó desastres en nuestras posesiones, fraudes, estafas, calamidades, falta de dinero, a todos ellos que fueron echados del trabajo también por causa de estos pecados, Padre, te pido que todas esas puertas sean cerradas ahora en el nombre de Cristo Jesús. Te pido, Señor, que todo corazón sea limpiado en este momento de todo este tipo de pecados. Que no seamos como ese joven que preguntó, Señor, todos estos mandamientos los he cumplido desde que era joven, ¿qué me falta?, y el Señor le dijo, ve y vende tus posesiones y repártelo entre los pobres. Y el joven se fue triste porque, en mi entendimiento, amaba sus posesiones materiales. Algunos de ustedes acaso se identifican con esta historia bíblica, algunos de ustedes aman las posesiones materiales que tienen más que al Señor, algunos de ustedes están idolatrando los ahorros que tienen en el banco, diciendo: «Yo estoy seguro, porque tengo tanto monto ahorrado en el banco», cuando tu seguridad únicamente tiene que venir de parte de Dios. Entonces, arrepiéntete para poder romper ese altar de idolatría que está en tu casa y que le está dando la entrada al enemigo para destruirte en esa área, o a tus hijos, o a tus nietos.
Así que gracias, Señor, por estar revelando todas estas cosas de las cuales no nos damos cuenta, Señor. Pero tu Espíritu todo lo escudriña, todo lo sabe. Gracias, Señor, por traer todas estas cosas a la luz y poder lavarnos con el agua del arrepentimiento. Te pedimos también que laves nuestras manos de todo pecado que hemos cometido con el dinero, porque cuando guardamos y escondemos nuestras manos al pobre, las estamos escondiendo a ti, Señor. Cuando no repartimos los bienes que nos das, estamos siendo egoístas contigo, Señor. Perdónanos, porque pensábamos que si no dábamos íbamos a tener más, cuando tus principios, los principios de tu Reino, dicen que es al revés, Padre de la gloria.
Señor, danos un corazón generoso, pero más que eso, confiado en tu brazo de poder. Yo rompo ahora toda maldición económica sobre tu vida en el nombre de Jesús y reprendo todo espíritu de ruina, de fraudes, de estafas, de escasez, de desempleo, en el nombre de Cristo Jesús. Nos arrepentimos ahora de todo pecado cometido por nuestros padres, abuelos y bisabuelos, que tienen que ver con no pagarle bien a los empleados, con deberle constantemente plata a la gente, con no pagar los impuestos, con el mal manejo del dinero, que tienen que ver con ganar dinero ilícitamente, dinero sucio, dinero contaminado, dinero que viene del reino del enemigo. Nos arrepentimos ahora en el nombre de nuestras familias y te pedimos perdón, Señor, y en el nombre de Jesús te pedimos que cortes todas estas maldiciones generacionales sobre nuestra sangre. Todo cielo de bronce que haya sobre tu cabeza, lo destruimos en este momento en el nombre de Jesucristo. Padre, te pido que abras los cielos sobre todas estas almas arrepentidas para que llueva tu provisión santa, Señor.
El Espíritu de Dios dice, hijitos, déjenme glorificarme a mí, a veces ustedes se adelantan y quieren generar ganancias por mano propia, y el Señor no está diciendo que no trabajemos, sino que a veces él quiere glorificarse y ser quien milagrosamente te sorprenda con eso que estás necesitando. Y lo que quiere decir el Señor en este momento es que a veces no le estás dando lugar porque quieres hacerlo todo, dice Dios. No me estás dejando a mí que te muestre mi gloria sobre tu vida en esta área, déjame que te sorprenda, ven a la fuente.
No te apures, no te afanes por obtener eso que necesitas, pedírmelo, dice el Señor, y déjame que mueva mis hilos, déjame que genere mis contactos, déjame que ponga luz sobre ese asunto, porque yo me ocupo de mis hijos, yo me ocupo de los míos, y sé lo que necesitas antes que me lo pidas. ¿Acaso no soy el Rey que gobierna sobre el mundo entero? ¿Por qué no podría darte ese pedazo de pan? ¿Por qué no podría darle la vestimenta que necesitan tus hijos? ¿Por qué no podría proveerte todo lo que te falta? Pero es en la falta de confianza donde está el pecado; es la falta de fe la que muchas veces provoca que no pueda mostrarte mi brazo poderoso. Confía ahora en mí, dice el Señor, y ven a mí para que te restaure, para que te devuelva lo que el diablo te quitó, para que te abra la puerta para ese empleo que estás necesitando, para que ponga ese pan sabroso sobre tu mesa y tu familia pueda ser sostenida por mí. Entrégame la silla de autoridad en tu casa, déjame sentarme sobre el trono de tu corazón, para que te muestre quién es Dios, dice el Señor.
Tú no eres Dios, dice el Señor, sino que Yo soy el que gobierna eternamente y para siempre, y el que quiere ser el Rey y Señor sobre tu vida. Disminuye, mengua, para que Yo pueda aparecer más en ti. Retrocede para que Yo pueda dar un paso más adelante en tu corazón. Humíllate delante de mí para que Yo pueda exaltarte a mi tiempo. Confía, dice el Señor. Y hay muchos de ustedes que están lastimados porque han recibido un golpe por problemas con papeles, problemas con propiedades, problemas también con las criptomonedas; porque han colocado dinero en algo y no les han dado lo que compraron; porque les han robado; porque hay inversiones que se han venido abajo, y muchas cosas más de diferentes maneras. Pero el Señor dice: Yo te voy a restaurar.
Y en este momento veo que Dios pone su mano sobre tu espalda y te dice: No te preocupes, hijito. Todo va a estar bien si vienes a mí y te perdonas a ti mismo. Yo voy a acariciar tu corazón y voy a restaurar lo que se cayó. Pero esa ciudad que imaginaste, tiene que estar fundada sobre la roca y no sobre la arena; tiene que estar fundada sobre ideas divinas y no satánicas; tiene que estar fundada sobre la fe y no sobre el miedo. Ven a mí, te dice el Señor, todo aquel que quedó golpeado por estos problemas y que está pasando por situaciones difíciles en esta área, y Yo te voy a levantar, pero tienes que creer que lo puedo hacer, dice el Señor, porque el que no tiene fe no puede complacer a Dios. Los amo, dice el Señor.
Yo cuido de ustedes. Tengan cuidado, porque el adversario anda dando vueltas —y yo (Noelia) veo espíritus demoníacos que tienen martillos en sus manos para destruir tus finanzas— porque habías levantado un altar de idolatría, y al idolatrar al enemigo, al hacer un ídolo de las cosas materiales, del dinero, de tu trabajo, de tus cosas, de tus casas, de tus autos y demás, estabas adorando a este espíritu de mamón, y entonces él mandó a llamar a sus amigos, me dice el Señor, hablando metafóricamente, para que destruyan con este martillo las cosas que tenías.
Hijitos, no pongan su confianza nada más que en mí. No apuesten, metafóricamente hablando, en nada, ni en nadie más que en mí. No pongan su foco en nada más que en mí. Atiendan a mi llamado. Pongan sus manos en la mies. Conéctense con el Espíritu de Dios, que Él los va a guiar para decirles lo que tienen que hacer. No voy a permitir que se ahoguen en el mar de las necesidades, pero tienen que decidir tomarse de mi mano cuando se están ahogando, para que Yo los saque de esa desesperación, dice el Señor.
Y ese es el problema de muchos que se están preguntando: «Sí, pero ¿por qué no tengo trabajo? ¿Por qué el dinero no me alcanza? ¿Por qué tengo falta de tal o cual cosa? ¿Por qué no puedo pagar las cuentas? ¿Por qué no puedo pagar las deudas? ¿Por qué no puedo darle a mi familia una vida digna?» Y el problema es que estás en este pecado de no tener fe en Dios que Él te va a proveer, de no confiar que Él es la fuente de todas tus necesidades, de dónde va a venir tu provisión. No lo estás haciendo, y eso abre la puerta para que el enemigo pueda mantenerte en una necesidad continua, donde el sueldo nunca es suficiente, donde los trabajos no son estables, donde siempre tienes que ser cola y no cabeza. Arrepiéntete de esta falta de fe, de esta falta de confianza en Dios, y vuelve a mirar a tu Salvador y creer que Él es tu Padre proveedor, que no te va a dejar solo, en el nombre de Jesús.
Señor, yo te pido una provisión especial para todos tus hijos que reciben esta palabra y para todo tu pueblo, en el nombre de Jesús. Te pido que abras los ojos de todos nosotros cuando el enemigo esté orquestando un plan de estafas y fraude y robo contra nuestras vidas, contra nuestra familia, contra nuestras casas, contra nuestros ministerios o lo que sea, Señor, contra nuestro trabajo, en el nombre de Jesús. Te pido, Padre, que des las armas espirituales a tus hijos que necesitan para batallar contra estas cosas en este tiempo.
Y te digo más. Si el diablo te robó y no le correspondía y no tenía el derecho, porque él igualmente es intrusivo, él lo va a intentar, tenga derechos legales o no, el ladrón intenta entrar por la casa, aunque las puertas estén cerradas con llave, el ladrón va a intentar romperlas a ver si puede, a ver si te dejas que él entre y te quite lo que es tuyo. Y el Señor lo va a permitir a veces, para ver cuánto te defiendes, para ver si sabes utilizar tu autoridad en Cristo Jesús, para ver si sabes ponerle un stop al enemigo y echarlo, y decirle: ¡Fuera de mi casa, en el nombre de Jesús! No tienes parte en este lugar, porque esta casa le pertenece a Dios y vivimos en santidad.
Así que el Señor me dice que si ese es el caso, si has sufrido algún robo, alguna pérdida, algún ataque contra tus finanzas, tu economía, o la de tu casa, la de tu esposo o esposa, hijos, si tu trabajo está siendo atacado, tú eres el atalaya de ese lugar, levántate y pide revelación al Espíritu Santo de lo que está pasando en esa área, para poder batallar con las armas de la luz, para poder orar, interceder y destruir lo que el enemigo está haciendo contra esas cosas. Para provocar que retroceda, para que quite sus manos de eso que Dios te dio y que te pertenece, en el nombre de Jesús. Si no hay ningún pecado que le esté dando la entrada al enemigo, entonces adelante a defenderse y atacar en el nombre de Jesús y a pedirle al Señor que restituya lo que el enemigo te robó y aún con creces. Pide justicia a Dios, y Él va a responder. Gracias, Señor.
Así que hermanos, este ha sido el mensaje de alerta. Y veo algunos de ustedes que están lastimados en sus corazones, que están golpeados, que se sienten cansados, pero el Señor me dice que está con ustedes, que el Espíritu de Dios es nuestro consuelo, que se refugien en Él, que vuelvan a la lectura, a la oración, que no dejen de buscar al Señor constantemente, para que Él traiga sanidad en esas heridas que se provocaron por estas situaciones difíciles que han tenido que pasar. ¿Amén? Alabamos al Señor.
Meditemos sobre esta palabra y sobre todos los pasajes bíblicos que hablan sobre las cosas que el Espíritu habló hoy. Los bendigo, que estén bien y levanten en la retaguardia, estén velando por estas cosas, observen los movimientos que ocurren alrededor, protejan sus casas, unjan sus cosas con aceite, en el nombre de Jesús, con aceite bendecido en el nombre de Jesús. Oren para pedir protección sobre sus bienes al Señor, y pidan al Señor que aumente su fe. Aleluya, gloria a Dios, gracias Dios mío.
Compartan este mensaje, porque van a ver cómo explotan bombas financieras alrededor de ustedes. Protejan las finanzas de los otros hermanos, de sus amigos, de sus compañeros de trabajo a través de la oración y demás, para que quizás el Señor coloque una calabacera sobre ellos y esta lluvia de robo y de problemas financieros no caiga sobre ellos. Intervengan sobre estos asuntos, sobre estos problemas que se presenten, no solamente en sus vidas, sino en las vidas de las personas que están cercanas a ustedes. ¿Amén? Y quizás el Señor tenga misericordia aún de los demás. Bendiciones a todos y que el Espíritu de Dios siga trayendo revelación sobre este asunto a todos ustedes, en el nombre de Jesús. Amén.