Hijitos, Yo vengo pronto, pero antes será una hecatombe. Antes, la maldad llegará al extremo. Antes, viene la persecución, la devastación, la denigración de la bondad. Ustedes verán con sus propios ojos cómo se despliega el plan maligno de abolir todo lo santo y todo lo bueno.
Hijitos, no confíen en ustedes mismos. Sean prudentes y enfóquense en mantenerse en santidad, apartados de todo mal. No toquen lo inmundo, no se rindan, porque si no, andarán a ciegas y no podrán ver lo que se avecina, y al tomarlos por sorpresa, no lo resistirán.
Hijos, estoy llamando a un pueblo soñoliento a despertarse del sueño y reaccionar. No me buscan, no me invocan, no se defienden ni pelean. Andan tibios o fríos por mí y el enemigo aprovecha. Hijos, no se duerman. Créanme que viene destrucción a la tierra y que deben prepararse para resistir toda tormenta. ¿No ven cómo todo se desencadena a su alrededor? ¿No se dan cuenta de lo que está pasando? Todo se está desmoronando y ustedes siguen durmiendo.
Hoy los llamo, hijos. Vengan, vengan a mí y ármense de fe y llénense del poder del Espíritu Santo. Beban de mi copa y no de la copa de los demonios. No participen de las obras infructuosas de las tinieblas. Sepárense de los que hacen maldad. No se asocien con los inicuos, no se ensucien en sus caminos, no aprendan de sus maneras, para que no tengan que sufrir las consecuencias.
Hijos, abran sus ojos y vean cómo la maldad aumenta y aumenta, y los sistemas del hombre van cayendo. Hijos, vuelvan a levantar el altar de oración que está caído. Vuelvan a encender la vela que nunca se apaga. Dediquen tiempo al Creador. Estén siempre listos, siempre armados, siempre preparados para lo peor. Velen y manténganse alerta, y entonces ya no caminarán a oscuras, sino en un camino iluminado, por donde no tropezarán.
Hijos, estoy aquí esperándolos. He aquí el Padre que los ama y que los llama. Amén.
Versículos bíblicos de respaldo (Biblia Textual, Tercera Edición):
[1 Tesalonicenses 5:6-8, BTX3] No durmamos, pues, como los demás, sino velemos y seamos sobrios. Porque los que duermen, de noche duermen, y los que se emborrachan, de noche se emborrachan. Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, vistiéndonos la coraza de fe y amor, y como yelmo la esperanza de salvación.
[Mateo 24:3-13, BTX3] Y estando sentado en el monte de los Olivos, se le acercaron los discípulos en privado, diciendo: Dinos, ¿cuándo será esto, y cuál la señal de tu venida, y de la consumación de la era? Jesús respondió y les dijo: Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre diciendo: Yo soy el Mesías, y a muchos engañarán. Y estaréis destinados a oír guerras y alarma de guerras. Mirad, no os alarméis, porque así debe acontecer; pero aún no es el fin. Porque será levantada nación contra nación y reino contra reino, y habrá hambres y terremotos en diferentes lugares. Y todas estas cosas serán el principio de los dolores de parto. Entonces os entregarán a tribulación y os matarán, y seréis aborrecidos por todas las naciones a causa de mi nombre. Y muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán. Y serán levantados muchos falsos profetas y engañarán a muchos. Y por haberse multiplicado la maldad, el amor de la mayoría se enfriará. Mas el que perseveró hasta el fin, éste será salvo.
[Mateo 25:1-13, BTX3] Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes, que tomando sus lámparas, salieron al encuentro del esposo. Cinco de ellas eran insensatas y cinco eran prudentes; porque las insensatas, al tomar las lámparas, no tomaron consigo aceite, pero las prudentes tomaron aceite en las vasijas juntamente con sus lámparas. Y tardándose el esposo, todas cabecearon y se durmieron. Pero a la medianoche hubo un clamor: ¡He aquí el esposo, salid a su encuentro! Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas. Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite, pues nuestras lámparas se están apagando. Pero las prudentes respondieron, diciendo: Id más bien a los que venden y comprad para vosotras mismas, no sea que no haya suficiente para nosotras y vosotras. Pero mientras iban a comprar, llegó el esposo, y las preparadas entraron con él a la fiesta de bodas, y fue cerrada la puerta. Luego, las otras vírgenes también llegan diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos! Pero él respondiendo, dijo: En verdad os digo que no os he conocido. Velad pues, ya que no sabéis el día ni la hora.