Aleluya, Gloria al Altísimo Dios, de los cielos y de la tierra, amados hermanos, amada iglesia del Señor Jesucristo. Estoy aquí en esta noche, 28 de septiembre del 2021, para compartir lo que el Espíritu Santo me ha hablado, recientemente y que tiene que ver con los otros mensajes proféticos, que he estado publicando, estos últimos días, acerca de que Dios está limpiando su casa, acerca de que, muchos árboles siguen siendo talados. Y meditando en el espíritu me llegó una palabra muy fuerte, en estos días, claramente escuché «MENE, MENE, TEKEL, UPARSIN». Cuando escuché esta palabra, me conmovió en el espíritu, porque supe que se trataba de algo muy fuerte. Inmediatamente le pregunté al Espíritu Santo, ¿qué es esto? Y Dios me continuaba diciendo: He decretado sentencia para algunos ministerios, a los cuales les he dado un tiempo, un tiempo para arreglar sus asuntos, un tiempo para limpiar su casa, un tiempo para ponerse a cuentas conmigo, pero ha llegado el tiempo, de que esta palabra sea para ellos.
[Daniel 5, RVR1960] El rey Belsasar hizo un gran banquete a mil de sus príncipes, y en presencia de los mil bebía vino. Belsasar, con el gusto del vino, mandó que trajesen los vasos de oro y de plata que Nabucodonosor su padre había traído del templo de Jerusalén, para que bebiesen en ellos el rey y sus grandes, sus mujeres y sus concubinas. Entonces fueron traídos los vasos de oro que habían traído del templo de la casa de Dios que estaba en Jerusalén, y bebieron en ellos el rey y sus príncipes, sus mujeres y sus concubinas. Bebieron vino, y alabaron a los dioses de oro y de plata, de bronce, de hierro, de madera y de piedra. En aquella misma hora aparecieron los dedos de una mano de hombre, que escribía delante del candelero sobre lo encalado de la pared del palacio real, y el rey veía la mano que escribía. Entonces el rey palideció, y sus pensamientos lo turbaron, y se debilitaron sus lomos, y sus rodillas daban la una contra la otra. El rey gritó en alta voz que hiciesen venir magos, caldeos y adivinos; y dijo el rey a los sabios de Babilonia: Cualquiera que lea esta escritura y me muestre su interpretación, será vestido de púrpura, y un collar de oro llevará en su cuello, y será el tercer señor en el reino. Entonces fueron introducidos todos los sabios del rey, pero no pudieron leer la escritura ni mostrar al rey su interpretación. Entonces el rey Belsasar se turbó sobremanera, y palideció, y sus príncipes estaban perplejos. La reina, por las palabras del rey y de sus príncipes, entró a la sala del banquete, y dijo: Rey, vive para siempre; no te turben tus pensamientos, ni palidezca tu rostro. En tu reino hay un hombre en el cual mora el espíritu de los dioses santos, y en los días de tu padre se halló en él luz e inteligencia y sabiduría, como sabiduría de los dioses; al que el rey Nabucodonosor tu padre, oh rey, constituyó jefe sobre todos los magos, astrólogos, caldeos y adivinos, por cuanto fue hallado en él mayor espíritu y ciencia y entendimiento, para interpretar sueños y descifrar enigmas y resolver dudas; esto es, en Daniel, al cual el rey puso por nombre Beltsasar. Llámese, pues, ahora a Daniel, y él te dará la interpretación. Entonces Daniel fue traído delante del rey. Y dijo el rey a Daniel: ¿Eres tú aquel Daniel de los hijos de la cautividad de Judá, que mi padre trajo de Judea? Yo he oído de ti que el espíritu de los dioses santos está en ti, y que en ti se halló luz, entendimiento y mayor sabiduría. Y ahora fueron traídos delante de mí sabios y astrólogos para que leyesen esta escritura y me diesen su interpretación; pero no han podido mostrarme la interpretación del asunto. Yo, pues, he oído de ti que puedes dar interpretaciones y resolver dificultades. Si ahora puedes leer esta escritura y darme su interpretación, serás vestido de púrpura, y un collar de oro llevarás en tu cuello, y serás el tercer señor en el reino. Entonces Daniel respondió y dijo delante del rey: Tus dones sean para ti, y da tus recompensas a otros. Leeré la escritura al rey, y le daré la interpretación. El Altísimo Dios, oh rey, dio a Nabucodonosor tu padre el reino y la grandeza, la gloria y la majestad. Y por la grandeza que le dio, todos los pueblos, naciones y lenguas temblaban y temían delante de él. A quien quería mataba, y a quien quería daba vida; engrandecía a quien quería, y a quien quería humillaba. Mas cuando su corazón se ensoberbeció, y su espíritu se endureció en su orgullo, fue depuesto del trono de su reino, y despojado de su gloria. Y fue echado de entre los hijos de los hombres, y su mente se hizo semejante a la de las bestias, y con los asnos monteses fue su morada. Hierba le hicieron comer como a buey, y su cuerpo fue mojado con el rocío del cielo, hasta que reconoció que el Altísimo Dios tiene dominio sobre el reino de los hombres, y que pone sobre él al que le place. Y tú, su hijo Belsasar, no has humillado tu corazón, sabiendo todo esto; sino que contra el Señor del cielo te has ensoberbecido, e hiciste traer delante de ti los vasos de su casa, y tú y tus grandes, tus mujeres y tus concubinas, bebisteis vino en ellos; además de esto, diste alabanza a dioses de plata y oro, de bronce, de hierro, de madera y de piedra, que ni ven, ni oyen, ni saben; y al Dios en cuya mano está tu vida, y cuyos son todos tus caminos, nunca honraste. Entonces de su presencia fue enviada la mano que trazó esta escritura. Y la escritura que trazó es: MENE, MENE, TEKEL, UPARSIN. Esta es la interpretación del asunto: MENE: Contó Dios tu reino, y le ha puesto fin. TEKEL: Pesado has sido en balanza, y fuiste hallado falto. PERES: Tu reino ha sido roto, y dado a los medos y a los persas. Entonces mandó Belsasar vestir a Daniel de púrpura, y poner en su cuello un collar de oro, y proclamar que él era el tercer señor del reino. La misma noche fue muerto Belsasar rey de los caldeos. Y Darío de Media tomó el reino, siendo de sesenta y dos años.
Yo le preguntaba al Señor: «¿Y qué tiene que ver esto, Señor, con tus ministros?» Y el Espíritu me hacía entender que esta misma sentencia se ha sido dada a algunos ministros de Dios que pisotearon, que hollaron las casas de Dios. Y así como Belsasar bebía vino con los mismos vasos de oro y de plata que su padre Nabucodonosor había traído del templo de Dios, así lo mismo hoy hay muchos ministros que Dios mismo había levantado que están pisoteando la casa de Dios, utilizando, bebiendo de las cosas santas de Dios sin honrar lo que Dios les ha dado como corresponde.
Muchos empezaron bien, me decía el Señor, pero se torcieron, sus corazones se endurecieron en contra del Señor, aquel mismo, que algún día los levantó y les puso en un trono, en autoridad, en un puesto de autoridad en el cuerpo de Cristo, en la iglesia del Señor. Asimismo, me decía Dios: «Así también como Elí, el sacerdote, que honraba más a sus hijos que al Señor». Asimismo me dijo el Señor: «Muchos de mis ministros se olvidaron, se olvidaron de que fue mi mano la que los colocó en el puesto de altura a donde están, y honraron más a sus hijos que a mí, engordándolos, dejándolos pisotear mi casa, permitiendo que escupan mis templos, permitiéndoles a sus hijos dentro de mis lugares que están hechos para que se congregue mi gente, están en fornicación, están en alcoholismo, están en drogadicción, toman de las ofrendas, toman de los diezmos, burlándose de aquellos que buscan la santidad, burlándose de aquellos que realmente están buscando al Señor, y lo que encuentran son mugre espiritual, burla, riqueza, exuberancia».
Así mismo dice el Señor: «En estos días, lo mismo que pasó en la historia antigua vuelve a repetirse hoy, pero en esta ocasión no hablando de los reinos de los gobernadores, presidentes y demás, sino de los que son cabeza en el cuerpo de Cristo». Entonces el Señor me decía: «Para ellos es sentenciada esta palabra, ‘mene, mene, tekel, uparsin’, sus puestos les son quitados, y les son dados a otros. Algunos van a morir», me decía el Señor, y me lo confirmaba una y otra vez en este tiempo, otros van a ser humillados y van a salir de la posición de autoridad, a donde estaban, de la posición de liderazgo, y van a ser reemplazados por otros que en este tiempo sí tienen un corazón acorde a lo que Dios espera para poner sus manos a la obra de Dios.
Porque en muchos, me decía el Señor, han sido pesados así como el rey Belsasar fue pesado en la balanza y fue hallado falto, a sí mismo me decía el Espíritu Santo en este tiempo de prueba que pasó en toda esta pandemia, en todo este proceso difícil, proceso de terrible sacudón que hemos estado pasando, que también movió la iglesia del Señor Jesucristo, muchos, si no todos, han sido pesados en la balanza y no todos han sido encontrados justos, varios de mis ministros, dice el Señor, y en esta palabra profética no estoy hablando para los inconversos que están fuera del evangelio, estoy hablando de aquellos que fueron colocados por la mano de Dios, cuyo llamamiento venía del Señor, pero que se torcieron y no quisieron escuchar las advertencias, estos son los que fueron hallados faltos.
Y en este tiempo me decía el Señor, para algunos de ellos ya está decretada la sentencia, sus reinos han sido rotos y han sido dados a otros, sus ministerios les están siendo quitados o les van a ser quitados, y se les van a entregar a otros que el Señor estuvo forjando en el secreto, que el Señor estuvo levantando en el secreto y que estaban preparados para este tiempo, amén. Y el Señor me vuelve a repetir y me vuelve a hablar sobre el tema del dinero, dice la Palabra del Señor que el amor al dinero es la raíz de todos los males, y en este momento el Espíritu Santo me trae este versículo para hacerme entender y para transmitirles a ustedes que el amor al dinero ha sido la raíz de esta consecuencia que van a tener y que ya están teniendo y que muchos ministros de Dios ya han sufrido con muerte, con enfermedades y con distintos tipos de juicios que han caído sobre sus casas, me dice el Espíritu Santo.
[1 Timoteo 6:10, RVR1960] Raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.
El amor al dinero ha sido uno de los principales desencadenantes por lo cual muchos ministros de mi casa han sido hallados faltos en este tiempo de prueba. Yo veo un tiempo de acá para atrás y ahora entiendo lo que el Señor me viene hablando desde el principio del año 2019 que vengo profetizando, el Espíritu Santo me venía diciendo, muchos árboles serán cortados, árboles serán cortados de raíz, árboles serán arrancados, árboles van a caer, árboles que nos llevaban fruto bueno sino que tenían fruto podrido, árboles que aparentaban ser grandes y frondosos pero en realidad ya estaban secos y petrificados, el Señor me venía diciendo en una y en otra profecía más de una vez que los árboles iban a ser cortados, yo entendía que el Señor estaba hablando de líderes dentro de la iglesia del Señor Jesucristo.
Pero no entendía cabalmente lo que esta palabra significaba y ahora entiendo que este es el tiempo y que el juicio se está realizando en la casa de Dios, que este es el tiempo y de hecho podemos verlo con nuestros propios ojos, como varios de estos ministros fueron cortados, sus corazones se han endurecido contra Mí, dice el Señor. Se ensoberbecieron, amaron más el puesto de liderazgo que les di, que a quién se los dio, me dice el Señor, amaron más el cetro de autoridad que les entregué, que Aquel quien tiene la autoridad máxima, que Aquel que tiene el Señorío Eterno, Aquel que está sentado en el trono más alto. Estos pastores, estos profetas, estos apóstoles, maestros, evangelistas y otro tipo de ministros de la casa de Dios, tenían vacas de oro, tenían becerros de oro en sus corazones, me muestra el Espíritu Santo.
Y así como cuando el Señor dejó a Israel sin la presencia de Moisés por unos días, por un momento, rápidamente ellos se hicieron un dios para adorarlo y se olvidaron de mí, de YHVH, así mismo dice el Señor, hoy muchos ministros se olvidaron de Mí, porque los dejé para ver qué hacían, para probar sus corazones, rápidamente se hicieron un becerro de oro, dice el Señor, no dudaron en cambiar de dios, rápidamente, en un abrir y cerrar de ojos se olvidaron de Mí, dice el Señor, y pusieron otras cosas antes que Yo. Veo ese toro de oro, ese becerro de oro, esa vaca de oro que representa la idolatría en los altares de los templos de Dios, en este momento me lo está mostrando el Espíritu Santo, el Señor dice, voy a destruir ese becerro de oro, veo cosas fuertes y veo aún, que algunos ministros van a caer muertos, mismo, en el momento donde están predicando.
Porque dice el Señor que sus corazones aparentan estar correctos, sus vestidos están perfectos, tienen esos trajes, para que todo el mundo los admire, me dice Dios, pero son sepulcros blanqueados, que por dentro desviaron su corazón de Mí, desviaron sus ojos de Mí, por dentro están esperando terminar la prédica para ir a contar los diezmos, para abrir esos sobres que tanto le imponen a mis hijos, a mis ovejas, que muchos ni siquiera tenían para comer en este tiempo, dice el Señor de pandemia, sin embargo, estos a los cuales Yo había llamado torcieron su corazón, dice, mientras predicaban, me muestra el Espíritu Santo, a la gente que estaba llorando por lo que estaban pasando, por lo que estaban sufriendo, por las pruebas, por las aflicciones, por las necesidades que pasaron en este tiempo, su corazón estaba esperando salir corriendo de ese púlpito y preguntarle, al encargado de administrar el dinero, ¿y cuánto recolectamos?.
[Hechos 12:23, RVR1960] Al momento un ángel del Señor le hirió, por cuanto no dio la gloria a Dios; y expiró comido de gusanos.
Y el Espíritu Santo vuelve a traerme nuevamente ese pasaje de Hechos cuando Herodes cayó muerto, expiró comido de gusanos, dice la Palabra del Señor, por no darle la gloria a Dios, así mismo me dice ahora el Espíritu Santo, muchos de estos hombres y mujeres que, Yo había levantado para hablar en pos de Mí, me dice el Señor, así mismo se idolatraron a ellos mismos, comenzaron a adorarse como criaturas en vez de adorar a su Creador. Voy a quitarles todo lo que les di, dice el Señor, este es un tiempo de limpieza, me repite el Espíritu Santo, y muchos que llegaron hasta el límite, dice Dios, muchos que me probaron más de una vez, dice el Señor, hasta se reían de Mí, de tanto que sus corazones se endurecieron y se enfriaron, ya ni siquiera podían entender lo que Yo les estaba hablando, dice el Señor, estos que se reían de mí, de repente esta sonrisa burlona e irónica de sus caras va a desaparecer, porque soy un Dios justo, dice el Señor.
Porque tengo la balanza de la Justicia en mis Manos, y Yo estoy viendo lo que está pasando en mi iglesia, con mis hijos, con aquellos que tienen sed y van a ciertos templos a buscar el pozo de aguas que calme la sed para siempre, y lo que encuentran es sequía espiritual, me dice el Señor, no hay ningún pozo en algunos templos de hoy en día que dicen, trabajar para Mí, pero están trabajando para ellos mismos, están trabajando para recolectar dinero para construirse casas para ellos mismos, están trabajando para comprarse vehículos para ellos mismos, Yo no puedo ser burlado, dice el Señor. Le están sacando de los ahorros de aquellos que a veces ni siquiera tienen para comer, como la viuda que dice el Nuevo Testamento, dio la última moneda que tenía, esta mujer que dio lo último que tenía, no de lo que sobraba, sino que dio lo que tenía, que para ella era todo, que para los ojos del mundo parecía nada, pero para Dios lo era todo, porque ya estaba entregando todo en ese momento, lo poco que tenía.
De la misma manera dice el Señor, muchos, muchas de mis ovejas están entregando de lo último que les queda, dice el Señor, y veo alcancías que ya casi están vacías, y me dice el Señor, muchos de mis hijos están entregando lo último que les queda de sus ahorros a los templos, ¿y saben que hacen? muchos de los ministros que están encargados de administrar estos bienes, lo colocan en el banco, llenan sus bolsillos de ahorros con la plata de mis hijos, dice el Señor, en vez de preguntarle al Espíritu Santo que tienen que hacer con eso, Yo voy a honrar, dice el Señor, a todos aquellos que estén colocando la última moneda, al igual que esta viuda que colocó lo último que tenía, haciéndose tesoros en el cielo, dice el Señor.
Yo estoy pesando la balanza, dice el Señor, no solamente a los que están administrando mal los recursos en la iglesia, también estoy pesando a aquellos que por fe me dan lo único que tienen, y voy a hacer justicia, dice el Señor, voy a hacer justicia, y de aquello que sembraste, no te preocupes, dice el Señor, porque Yo voy a devolverte al ciento por uno, pero pobre, pobre, dice el Señor, del que metió su mano en tu bolsillo, porque eso también voy a hacer justicia con él, Yo también voy a juzgar, dice Dios, y este es un tiempo dónde la balanza ya ha terminado de pesar muchos corazones dentro del cuerpo del Señor Jesucristo, y dónde Dios ya ha golpeado su martillo sobre la mesa decretando consecuencias por su juicio justo por lo que hiciste bien o lo que hiciste mal.
El Señor me muestra que muchos de ustedes, muchos hermanos, se han preguntado muchas veces, que hará el pastor con este diezmo que yo doy, ¿qué hará? que hará la iglesia con estas ofrendas que tanto me han costado de mi trabajo, del sudor de mi frente, mejor dicho, que tanta carga he llevado en mi espalda para poder trabajar y poder colaborar para la obra del reino, para los pastores que eran mis pastores, ¿qué harán los ministros con este dinero que a mí tanto me cuesta ganar? Y el Señor dice que lo sabe, el Señor quiere que sepas que Él sabe tus preguntas, las preguntas de tu corazón con respecto a esto, y que Él ha mandado a sus ángeles y está observando muy de cerca lo que cada persona está haciendo con este dinero ofrendado.
Y que ninguno de tus centavos que has entregado para el reino de Dios va a quedar sin llevar fruto, a pesar de que algún ministro de Dios que lo haya administrado no lo haya plantado donde el Señor tenía pensado, ¡Aleluya, Gloria del Señor, Gloria a Dios! A todos ustedes que ahora están escuchando esta palabra, el Señor les dice: no te preocupes por lo que hayas dado, no te preocupes, porque Yo veo que muchos de ustedes han visto cosas irregulares dentro de sus congregaciones, de sus templos, han visto cómo este dinero que han entregado en amor para el templo de Dios, para la obra del Señor, no se ha manejado con justicia, no se ha manejado correctamente, y no estoy hablando de todos los pastores, no estoy hablando de todos los templos, pero estoy hablando de una gran parte, lamentablemente. No se preocupen, dice el Señor, porque ese dinero no quedará sin fruto.
[2 Corintios 9:6, RVR1960] El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará.
El que siembra abundantemente, abundantemente segará, y esta ley espiritual se va a aplicar en todo lo que diste desde el fondo de tu corazón. Pero más allá de eso, el Señor dice que ha decretado juicio sobre estas personas que han torcido su corazón y que están sirviendo a mamón antes que al Señor.
[Mateo 6:24, RVR1960] Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.
No se puede servir a dos señores. Sin embargo, hay ministros dentro de la casa del Señor que están sirviendo a mamón y se han olvidado del Señor, están sirviendo al dios de las riquezas, están amando el dinero, están esperando las ganancias, solamente están sirviendo para obtener ganancias, pero como dijo el Apóstol: tu dinero perezca contigo, eso escucho ahora de parte del Espíritu Santo para todo aquel que escucha esta palabra, y que sabe que está siendo redargüido por el Espíritu Santo de Dios, tu dinero perezca contigo. Ahora bien, me dice el Espíritu Santo que hay un remanente dentro de las congregaciones, que hay un remanente que están bajo la dirección de algunos templos o iglesias de Dios, que no se han corrompido, en este tiempo de prueba que han pasado en este par de años.
Y dice el Señor, a esos, a los que no desviaron su vista, a los que viendo pasar el dinero en frente de sus ojos, no se pervirtieron, a esos que entendieron que tenían que ser un canal de ministración de los recursos de Dios para su iglesia, a esos que tuvieron temor de manejar los recursos del Reino, a esos que entendieron, dice Dios, las finanzas del Reino, a esos pastores y ministros de Dios que a veces no podían dormir porque tenían temor de que si estaban manejando bien los recursos económicos que llegaban a su iglesia o no, a esos voy a bendecir en este tiempo, para ellos viene multiplicación, me dice el Señor, para ellos viene, se abren los cielos en este tiempo, y van a recibir más, van a recibir duplicado, dice el Señor.
Porque supieron guardar sus corazones, porque doblaron sus rodillas ante mí en la soledad, diciendo: Señor, ¿qué hago con todo esto que me diste? Y muchos de estos fueron como José, me muestra el Espíritu Santo, guardaron estos recursos porque sentían que iba a venir un tiempo de sequía económica, sintieron que iba a haber necesidad en el pueblo, y sintieron de guardar la abundancia que tuvieron en un tiempo, para que cuando venga esta falta, esta falta de prosperidad económica en muchas ovejitas del Señor Jesucristo, tuvieran esa reserva para repartir a ellos, esa es la religión pura y sin mácula, ayudar al necesitado, a la viuda, al huérfano en sus tribulaciones, darle al pobre.
[Mateo 25:35-36, RVR1960] Tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí.
Dice la Palabra del Señor, yo les preguntaré en ese día, o yo les diré: cuándo tuve hambre me diste de comer, cuándo estuve desnudo me vestiste, estuve en la cárcel y me visitaste, estuve en el hospital y me fuiste a ver, estuve enfermo y me visitasteis. De eso se trata la religión pura y sin mácula, y el Espíritu Santo me trae este pasaje bíblico en este momento, porque el Señor está reconociendo a los suyos, no por lo que dicen que son hijos de Dios, si no, por si están vistiendo al desnudo, por si están visitando a los solitarios, si les están dando de comer a los hambrientos, y cuántos, cuánto estuvieron necesidad en estos meses atrás, en estos años que venimos pasando con toda esta movida de la pandemia, cuántos, ¡Aleluya, Gloria al Señor! Porque el Señor es Justo.
El Espíritu Santo también me trae ese pasaje de la Biblia que dice: que si en vuestro templo entra alguien vestidos, con vestidos andrajosos y vestido pobre, falto de recursos, lo estoy parafraseando, y no le dan un lugar en las primeras filas de la congregación, pero entra alguien que está muy bien vestido, que aparenta tener dinero, que aparenta estar bien económicamente, que tiene una posición alta dentro de la sociedad, o a los ojos del mundo, a los ojos de los hombres, me dice el Espíritu Santo, muchos pastores se manejaron acorde a la vista de los hombres, pero no acorde al corazón.
[Santiago 2:2-4, RVR1960] Si en vuestra congregación entra un hombre con anillo de oro y con ropa espléndida, y también entra un pobre con vestido andrajoso, y miráis con agrado al que trae la ropa espléndida y le decís: Siéntate tú aquí en buen lugar; y decís al pobre: Estate tú allí en pie, o siéntate aquí bajo mi estrado; ¿no hacéis distinciones entre vosotros mismos, y venís a ser jueces con malos pensamientos?
Así este pasaje de la Biblia me traía el Espíritu Santo, y me muestra en este momento que lamentablemente muchos hombres y mujeres que están sirviendo a Dios en los templos, que tienen una posición, por así decirlo, en los púlpitos, lo mismo están haciendo hoy en día, y Dios dice; está cansado de ver estas cosas, y la balanza para estas personas no se inclinan a su favor, han sido hallados faltos, y este es un tiempo donde el martillo de Dios ha golpeado ya sobre la mesa, y sentencias han sido decretadas contra muchos, de estos que han perdido su primer amor, y ahora dice el Espíritu Santo de Dios, si vos estás, si vos estás al frente de una congregación, si vos eres un pastor, si vos tenés uno de los cinco ministerios de Efesios 4, si vos estás en algún ministerio sirviendo a Dios de alguna u otra manera, si vos estás en una posición a donde sabes muy bien que el Señor te colocó ahí.
Esta palabra te hace ver y te redarguye en tu espíritu, y tu velo puede caer en este momento. Tu venda pueda ser quitada en este momento y puedas darte cuenta que tu corazón se desvió en alguna manera, a través de estos años de servicio al Señor, Dios te dice arrepentite, arrepentite y saca las manos de los bolsillos de la gente, arrepentite y saca las manos de la bolsa, porque me dice el Espíritu: hay muchos Judas en estos días, hay muchos judas que comen de la mesa de Dios, que se dicen ser discípulos y apóstoles del Señor, pero en realidad están tomando de la bolsa, al igual que Judas compartió todo ese tiempo con nuestro Señor Jesucristo, pero le estaba robando de la misma manera.
Hay muchos Judas que están robando de la mesa del Señor, ladrones, lobos vestidos de ovejas, que le están sacando a mis ovejitas los recursos que disponen para el Reino de Dios, hay de estos, dice el Señor. Pero aquellos, hay un grupo, hay un grupo de ministros de Dios que el Espíritu me está mostrando ahora, para los cuales el Señor les da una nueva oportunidad, porque yo veo distintos grupos de ministros, veo ministros para los cuales el martillo ya ha sido golpeado, la sentencia ya ha sido decretada, y el edicto ya ha sido publicado, escuchó de parte del Espíritu Santo. Pero hay un grupo donde el Señor sabe que sus corazones aún no se han endurecido lo suficiente como para no escuchar las advertencias.
Para ese grupo viene la palabra que voy a decir a continuación: el Señor te dice, hijo, hija, arrepentirte, así como Nabucodonosor se arrepintió y tuvo que reconocer que Dios era el Altísimo y tuvo que alabar y glorificar al Señor que vive para siempre, cuyo dominio es sempiterno y su Reino por todas las edades, arrepentite ahora, como el padre de Bélsasar, el rey Nabucodonosor, cuando tuvo que alzar sus ojos al cielo y reconocer quién era el Gran Yo Soy, arrepentite, dice el Señor, para que esta sentencia no caiga contra ti y contra tu casa, lávate de toda inmundicia, ordena el templo, ordena tu casa, ordena mi casa, dice el Señor, para que el martillo no golpee en tu contra, para que la balanza se vuelva a inclinar a tu favor, escudriña tu corazón, dice el Señor, y si encontrás que andabas en soberbia, aún te puedes humillar delante mío, reconociendo que soy Yo el que te enaltecí.
Porque la Palabra del Señor dice que aquel que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido, y este es un tiempo a donde este principio se va a cumplir para la iglesia del Señor. Muchos que se enaltecieron, el Señor los va humillar, algunos al punto de la muerte, pero otros no, pero van a pasar por un proceso de humillación por no reconocer que Dios es Dios y no ellos, y muchos que se humillaron todo este tiempo durante todo este tiempo, muchos que entendieron que tenían que entregarse a la mano transformadora de Dios, este es el tiempo donde el Señor los va a enaltecer, este es el tiempo a donde Dios los va a exaltar y estos mismos, algunos van a reemplazar en esa silla de autoridad, se van a sentar en la misma silla de autoridad que Dios les había dado a otros que se enaltecieron, y que no quisieron arrepentirse.
Porque el Señor está hablando de aquellos a los cuales se les habló muchas veces, a los cuales se les advirtió, a los cuales se les avisó que si no corregía sus caminos iban a caer, el Señor les está hablando a aquellos, que Él le dio muchas oportunidades, que no quisieron tomar, arrepiéntanse, dice el Señor, de haber tocado los bolsillos de mi pueblo, arrepiéntanse de haber contaminado el corazón de los míos, arrepiéntanse de haber entristecido a tantos por la injusticia que estaban haciendo. Saben cuántos hijos de Dios iban a las congregaciones y podían ver que los hijos de los ministros estaban en fornicación, teniendo un puesto dentro de la alabanza, predicando adentro de los templos y profanando lo santo.
Para estos que no hicieron diferencia entre lo santo y lo profano, me dice el Señor, cuántas veces les hablé, cuántas veces lo llame, cuántos samueles coloqué a estos, a estos elies para advertirles que se les quitaba el sacerdocio, cuántas veces les hablé por sueños, advirtiéndoles lo que podía llegar a pasar si no se arrepentían y acomodaban sus casas, y todo esto delante de los que buscaban mi presencia, todas estas inmundicias sacaban a relucir estos pastores y de más adelante de aquellas ovejitas que buscaban desesperadamente al Señor, en este tiempo. oren hijitos, dice Dios, oren para que muchos que han sido puestos en liderazgo se puedan arrepentir, oren para los que endurecieron su corazón en contra mío, aun tengan una oportunidad de ablandarlo, oren para los que tienen mugre espiritual en sus oídos y no podían escuchar ni entender mis advertencias.
Esa mugre caiga de sus oídos espirituales y puedan escuchar mi Voz otra vez, oren, intercedan para que estos pastores que están adoctrinados con costumbres de hombres, dice Dios, olvidándose de la presencia y de la guía de mi Espíritu Santo en los templos, vuelvan a poder seguir la guía del Espíritu Santo y poder darles de beber otra vez a estas personas que, como la mujer samaritana, venían buscando aguas que calmen su sed para siempre, intercedan. Y ayunen dice Dios, porque el hacha sigue talando árboles en este tiempo, y Voy a cortar a muchos que están exprimiendo a mis ovejas, porque no sanaron a la perniquebrada, porque no rescataron a la que se caía en el barranco, porque no limpiaron a la que tenía manchas de barro, porque no buscaron a la que se perdió.
[Ezequiel 34:4, RVR1960] No fortalecisteis las débiles, ni curasteis la enferma; no vendasteis la perniquebrada, no volvisteis al redil la descarriada, ni buscasteis la perdida, sino que os habéis enseñoreado de ellas con dureza y con violencia.
Este es un tiempo de juicio, dice el Señor. Voy a arrancar árboles viejos y podridos y petrificados, y voy a plantar árboles jóvenes y verdes en su lugar. Muchos de ustedes me pidieron justicia, dice el Señor, y este es el tiempo que se va a cumplir, mi justicia perfecta, oren, dice el Señor, por aquellos que estoy levantando y que Voy a colocar en reemplazo de los que se van, intercedan. Veo muchas mujeres orando por estas cosas, y el Señor les dice: esta es parte de la respuesta a tu oración, cuántas veces intercediste y oraste por esta gente que se llenaba los bolsillos a costillas de mis hijos, cuantas veces oraste para que el templo donde asistía se ha limpiado, dice el Señor, se ha renovado, este es el tiempo a donde respondo tus oraciones, dice Dios. Aleluya, Gloria el Señor.
Aún doy una oportunidad dice el Señor, a aquellos que no se han dado cuenta de lo que están haciendo, aún estoy llamando, dice el Señor, a corazones que se desviaron, a encontrar la rectitud en Mí nuevamente. Hay gente que está sirviendo a Dios que tiene un pie en el camino y un pie afuera, dice el Señor, aún, aún les estoy hablando a muchos de mis hijos que están tibios, con un pie en Mí y un pie en el mundo, con un pie en la justicia y otro pie en la injusticia, aún estoy llamando a esos que no se han dado cuenta del todo de lo que están haciendo o pensando o diciendo, aún los Voy a corregir, los estoy llamando para corregirlos, dice el Señor, y a los que se quieran arrepentir y ser lavados sus pecados que eran rojos como la grana ahora serán blancos como la nieve, me dice Dios.
Este es un tiempo único clave para la iglesia del Señor, especialmente para los que están dirigiendo, especialmente para los líderes, especialmente para los ministros de Dios, llamo al arrepentimiento, me dice Dios, y ustedes exhorten, veo a varios de ustedes hablando con sus pastores y pidiendo cuentas, y me dice el Espíritu: sáquense las dudas, preguntan por las cuentas, entiendan lo que está pasando, no hagan oídos sordos, porque si no se harán partícipes de sus pecados, y veo esta balanza que sigue pesando las acciones de los hijos de Dios, y veo cuentas que son sacadas a partir de pesar a cada servidor del Señor Jesucristo, Aleluya, Gloria el Señor, todos pónganse a cuenta, todos revisen sus acciones.
Revisen el manejo de sus bienes, dice el Señor, el manejo del dinero, el manejo de los recursos que les he dado. ¿Cómo lo están administrando? ¿En qué lo están invirtiendo? ¿A dónde están sembrando? Revisen si realmente ustedes también están vistiendo al desnudo, están dándole de comer al hambriento, si ustedes mismo se están haciendo justicia y no solamente se fijen en aquellos que están en lugares de autoridad en la iglesia. Escudriñen sus propios corazones para que Yo los pueda encontrar justos. Límpiense de toda injusticia, hagan peso justo, porque estoy ajustando tuercas, dice el Señor.
Gracias, Señor, por esta palabra. Gloria a tu nombre, Señor. Alabado seas, bendito sea, Señor.
He cumplido, amada iglesia del Señor Jesucristo, de entregar este mensaje a todo el que tenga oído, a todo el que quiera escuchar. Aquel que tenga oídos para oír, que oiga, y el que no, que no oiga. Amén.