No los he abandonado, hijitos, dice el Señor. Esta noche quiero hablarles y decirles que estoy con ustedes hasta el fin de los días, como prometí en mi Palabra, y no los he dejado solos.
Muchos van a llorar más y más. Se van a derramar muchas lágrimas, dice el Señor. Todavía falta que muchas cosas sean sacudidas, porque Yo dije que iba a sacudir todo, y tengo que hacerlo para remover lo que está podrido.
Tengo que mover la tierra como un borracho, como dice Isaías 24. Tengo que moverlos de las sillas donde están cómodos, dice el Padre. Pero no se desesperen, porque estoy aquí, acompañándolos. Escuchen mi voz, porque les estoy hablando de diferentes maneras.
Muchos me pidieron consuelo, dice el Señor, y esta noche estoy abriendo mi boca para derramar esta agua, para que beban y encuentren calma.
Noelia: Esta tarde sentía quebranto en mi corazón y sentí al Padre diciéndome: «Habla, hija, habla, porque mi boca no está callada. Aunque muchos digan que estoy mudo, no lo estoy, y quiero advertirle a mi pueblo lo que viene, para que se preparen y entiendan que viene un gran sacudón, pero también para que sepan que no los he abandonado y que mi mano está extendida sobre ellos».
Diles que los estoy refinando como se refina la plata, dice el Señor. Los estoy pasando siete veces por el horno de fuego. Así como mis siervos entraron en el horno de fuego y no se quemaron, pudiendo ver mi gloria en medio de esa situación, así va a ser en los últimos días. No quitaré mis ojos de los míos. Estoy pendiente de sus peticiones, de lo que necesitan y de los procesos que aún no terminaron de atravesar.
Voy a mover todas las cosas, dice el Señor. Mientras todo es sacudido y los míos sientan que sus pies tiemblan debajo de ellos y entiendan que caminan en la recta final, Yo estaré trabajando en ellos para quebrantar sus corazones, para que vengan a mí de una manera más profunda.
Estoy sacudiendo las naciones, dice el Señor. Los dolores de parto se van a ir incrementando y ustedes verán acontecimientos fuertes y distintos en cada parte del mundo, casi al mismo tiempo, como si fueran bombas explotando en diferentes lugares de la tierra.
Muchos van a empezar a despertarse y se darán cuenta de que tienen que prepararse y blanquear sus vestiduras, que ya no queda más tiempo para decidirse.
Abran sus libros, dice el Señor. Abran las Escrituras e investiguen en qué tiempo están, porque muchos dicen que he dejado a mi pueblo ciego, sin guía. Pero eso no es cierto, porque siempre pongo una lupa delante de ellos para que puedan ver bien en qué tiempo están transitando.
El diablo quiere atarlos, dice el Señor. Quiere ponerles esposas espirituales para que no se muevan, para que no reaccionen y no se levanten del letargo espiritual donde el enemigo los puso. Satanás está activo, rodeando la tierra, y siempre está tratando de acusarlos, de hundirlos, de frustrarlos y de hacerles creer que los he abandonado, que hay algo mejor que estar a mi lado. Siempre les está ofreciendo el mundo, como me lo ofreció a mí cuando estaba en el desierto ayunando.
Allí, en medio del quebranto, cuando mi alma estaba siendo quebrantada profundamente, allí vino el enemigo para servirme todo en bandeja. Pero Yo sabía que había una gloria mayor. Yo sabía que había un amor más allá del entendimiento humano. Yo sabía que una luz superior me esperaba, dice el Señor.
Lo mismo está haciendo con ustedes el enemigo: ofreciéndoles el mundo y todas sus riquezas, placeres de la vida, placeres carnales, cosas pasajeras que no perduran. El enemigo utiliza la misma técnica desde hace miles de años para hacer caer soldado tras soldado, para que oveja tras oveja caiga en los barrancos.
Una y otra vez, la misma técnica es utilizada con éxito desde el principio del mundo, desde el primer pecado, y sigue teniendo éxito, dice el Señor. Pasan los años y la misma estrategia sigue teniendo victoria sobre aquellos que están tibios y no quieren calentarse por mí.
Pero ustedes, hijitos, entiendan que esta es la recta final. Entiendan que los estoy llamando a formar parte del ejército de los últimos días, donde van a tener que entrenar, donde van a tener que aprender a ayunar, para poder resistir sacudón tras sacudón.
Yo estoy colocando mi mano sobre los míos, dice el Señor. Estoy ungiendo a muchos para que sean guía para otros. Estoy levantando líderes acorde a mi corazón, para que busquen a las ovejas perdidas de mi redil y las traigan de vuelta, porque Yo no me olvido de aquellos que una vez me conocieron. Los sigo llamando y los vuelvo a llamar, porque mi misericordia y mi paciencia son grandes.
Noelia: Para todos los que están derramando lágrimas, el Señor me dice que Él los está limpiando a través de estas lágrimas. Déjense quebrantar, déjense purificar, y dejen que sus corazones sean ablandados y que el Espíritu Santo trabaje en ustedes.
El Señor me está mostrando que muchos están indecisos sobre si quieren seguir al Señor Jesús al 100%. Tienen un pie en el mundo y un pie en el Señor. Muchos le han entregado una parte de sus corazones a Dios, pero han reservado otra para ustedes mismos.
Muchos no están en victoria y se sienten derrotados, pero la culpa no es del Señor. La razón es que no se han decidido por la cruz. Están entre dos aguas. Quieren seguir a Dios, pero también quieren seguir en el mundo. Quieren seguir a Jesús, pero también quieren seguir en fornicación. Quieren conocer más al Señor, pero no quieren dejarlo reinar en sus vidas.
Tienes que decidirte, dice el Señor. Hijito, hijita, te estoy llamando a que te entregues a mí, a que te entregues por completo para que Yo pueda restaurarte y transformarte en un hombre nuevo, en una mujer nueva, y todo aquello que te dolía quede atrás. Confía en mí, dice el Señor.
Noelia: Muchos de ustedes no confían en Jesús. Piensan que es igual que un hombre, que puede traicionarlos, que puede equivocarse, que puede lastimarlos.
Confíen en mí, dice el Señor, porque Yo quiero el bien para ustedes y sé cuál es el mejor camino por donde pueden caminar. Yo puedo guiarlos hasta las aguas de vida eterna, y bebiendo de ellas no van a tener sed jamás. Pero si no están en mí, siempre habrá un vacío.
Siempre faltará algo. Siempre sentirán que no están completos, experimentando una felicidad momentánea por una u otra cosa que les haga sentirse bien por un momento pasajero, pero que termina dejando un vacío en sus vidas, vacío que no pueden llenar con nada, si no es conmigo, con mi presencia, con mi amor y con mi perdón.
Ven, hijito, dice el Señor. Ven, porque te estoy esperando. Toma la mejor decisión. Decide por la cruz.
Noelia: El Señor quiere rasgar el velo de los corazones que aún no están circuncidados. Ustedes saben quiénes son, porque están sintiendo dentro de ustedes el fuego del Espíritu Santo que los está llamando. Muchos están acordándose del llamado que una vez el Señor les hizo y de ese primer amor que han perdido.
Decídete ahora. Decide por mí, dice Jesús.
Noelia: Para aquellos que no se hayan entregado por completo al Señor, este es el momento de sacar a la luz lo que estaba escondido.
Entréguenme esa parte de sus corazones que se han reservado, dice el Señor, porque la Palabra dice: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu mente, con toda tu alma y con todas tus fuerzas.» Y si cumples este mandamiento, conocerás lo que es la plenitud de Cristo.
Vuelve a tu primer amor, dice el Señor. Vuelve ahora.
Noelia: Cuando uno concurre a una congregación, el predicador suele hacer un llamado para acercarse al altar a los que desean entregar su vida a Jesús y quieren reconocerlo como Señor y Salvador de sus vidas, a los que se habían apartado del redil y quieren volver porque se dieron cuenta de que estaban expuestos al león rugiente que anda buscando a quién devorar.
El predicador llama al altar a los que quieren cambiar su vida para siempre, a los que no saben a quién acudir, a los que buscaron soluciones en todos lados y nada les ha funcionado, a los que gastaron todo su dinero en médicos sin encontrar sanidad, a los que están desahuciados, a los que están quebrados, a los que necesitan un cambio en sus vidas, a los que están buscando la verdad.
Así también, pase adelante en el Espíritu todo aquel que se arrepiente de haberse apartado del Señor y quiere volver al templo de nuestro Dios. Pase adelante con un corazón arrepentido todo aquel que haya entendido que sin Jesús no puede avanzar. Pase adelante ahora mismo y diga: «Yo paso, Señor. Yo me entrego. Yo vuelvo a tus brazos, mi Señor. Perdóname».
Así como cuando uno va a una congregación y se quebranta por la presencia del Espíritu Santo, se arrodilla y le pide perdón al Señor, de la misma manera arrodíllate en este momento ahí donde estás. Arrodíllate y pídele perdón al Señor, porque el Señor recibe un corazón arrepentido y quebrantado. El Señor te recibe ahora mismo. No tengas vergüenza y arrodíllate delante del Grande, del Poderoso, del Sanador, del Proveedor.
Pasa adelante, dice el Señor, pidiendo perdón y entregándote de nuevo.
Noelia: Si te apartaste del Señor y estás dudando si seguirlo o no, este es tu día para comenzar este camino de bendición, este proceso de sanidad y transformación. Tu vida nunca más va a ser la misma. Hoy comienza la verdadera esperanza para ti.
Todos aquellos que se están entregando, que están pasando al altar espiritual, reciban el perdón ahora, porque el Señor Jesús mismo, el omnipresente, está colocando su mano extendida sobre tu cabeza. Cierra los ojos y recibe el perdón del Señor. Déjate abrazar por un Dios bueno, misericordioso, perdonador. Déjate tocar por el único y verdadero Señor. ¿Quién más puede perdonarte todos tus pecados?
Yo te perdono, hijo, dice el Señor, te perdono, hija, y quiero darte de beber de mis aguas para calmar tu espíritu, para que ya no estés afligido, para que ya no te sientas solo, para que tengas la esperanza que antes no tenías. Confiesa ahora con tu boca que soy el Hijo de Dios, y todos tus pecados serán perdonados por causa de tu arrepentimiento.
Noelia: Esta es una noche de llamamiento. Veo a varias personas entregándose al Señor ahora, volviendo a los pies de Cristo. Muchos están arrepentidos y quebrantados, y necesitaban esta palabra de confirmación para rendirse a los pies perfectos que llevan los agujeros por haber sido clavados en el madero por nosotros.
Un hombre perfecto, sin pecado, como cordero, fue entregado por ti. A Él te estás entregando. Confiesa con tu boca que Él es Hijo de Dios. Confiesa que Jesús murió en esa cruz para perdonarte, resucitó al tercer día y está sentado a la derecha de la gloria del Padre, y Él te perdonará.
Yo soy un Señor perdonador, dice Jesús. Soy el Señor de las oportunidades. Yo golpeo la puerta y cenaré con todo aquel que me abra, y tengo preparados los tesoros de la gloria eterna.
Noelia: El Señor quiere alentarlos y motivarlos. Quiere que sepan que les ama con todo su corazón, que les ama con fuego que quema, con fuego que no se apaga.
Están en mi mano, dice el Señor. No crean que mientras están siendo sacudidos no están en mi mano, porque no es cierto. Resistan el sacudón.
Noelia: Veo que el piso se va a mover aún más bajo nuestros pies.
Esta tarde el Señor me traía a la mente este pasaje:
[Isaías 24:1-4] He aquí que Jehová vacía la tierra y la desnuda, y trastorna su faz, y hace esparcir a sus moradores. Y sucederá así como al pueblo, también al sacerdote; como al siervo, así a su amo; como a la criada, a su ama; como al que compra, al que vende; como al que presta, al que toma prestado; como al que da a logro, así al que lo recibe. La tierra será enteramente vaciada, y completamente saqueada; porque Jehová ha pronunciado esta palabra. Se destruyó, cayó la tierra; enfermó, cayó el mundo; enfermaron los altos pueblos de la tierra.
Esto es lo que me decía el Señor, que la tierra está siendo trastornada, que está siendo removida y sacudida, que la tierra está enfermando. No son solamente los moradores de la tierra los que están enfermando, sino que la tierra misma enferma junto con el hombre.
[Isaías 24:5-6] Y la tierra se contaminó bajo sus moradores; porque traspasaron las leyes, falsearon el derecho, quebrantaron el pacto sempiterno. Por esta causa la maldición consumió la tierra, y sus moradores fueron asolados; por esta causa fueron consumidos los habitantes de la tierra, y disminuyeron los hombres.
¿Cuántos hombres están disminuyendo en este tiempo y cuántos más van a disminuir por causa de la maldición que consume la tierra? La tierra está contaminada por causa de traspasar las leyes, por falsear el derecho, por quebrantar el pacto.
[Isaías 24:7] Se perdió el vino, enfermó la vid, gimieron todos los que eran alegres de corazón.
¿Cuántos eran alegres y ahora están sufriendo por todo lo que está sucediendo?
[Isaías 24:8-10] Cesó el regocijo de los panderos, se acabó el estruendo de los que se alegran, cesó la alegría del arpa. No beberán vino con cantar; la sidra les será amarga a los que la bebieren. Quebrantada está la ciudad por la vanidad; toda casa se ha cerrado, para que no entre nadie.
Si esto no es lo que está pasando ahora, ¿entonces qué está pasando?
[Isaías 24:11-17] Hay clamores por falta de vino en las calles; todo gozo se oscureció, se desterró la alegría de la tierra. La ciudad quedó desolada, y con ruina fue derribada la puerta. Porque así será en medio de la tierra, en medio de los pueblos, como olivo sacudido, como rebuscos después de la vendimia. Estos alzarán su voz, cantarán gozosos por la grandeza de Jehová; desde el mar darán voces. Glorificad por esto a Jehová en los valles; en las orillas del mar sea nombrado Jehová Dios de Israel. De lo postrero de la tierra oímos cánticos: Gloria al justo. Y yo dije: ¡Mi desdicha, mi desdicha, ay de mí! Prevaricadores han prevaricado; y han prevaricado con prevaricación de desleales. Terror, foso y red sobre ti, oh morador de la tierra.
¿Cuántos están entendiendo que esto es lo que viene sobre el mundo? Amados hermanos, esto es lo que viene sobre los moradores de la tierra: terror, foso y red.
[Isaías 24:18-23] Y acontecerá que el que huyere de la voz del terror caerá en el foso; y el que saliere de en medio del foso será preso en la red; porque de lo alto se abrirán ventanas, y temblarán los cimientos de la tierra. Será quebrantada del todo la tierra, enteramente desmenuzada será la tierra, en gran manera será la tierra conmovida. Temblará la tierra como un ebrio, y será removida como una choza; y se agravará sobre ella su pecado, y caerá, y nunca más se levantará. Acontecerá en aquel día, que Jehová castigará al ejército de los cielos en lo alto, y a los reyes de la tierra sobre la tierra. Y serán amontonados como se amontona a los encarcelados en mazmorra, y en prisión quedarán encerrados, y serán castigados después de muchos días. La luna se avergonzará, y el sol se confundirá, cuando Jehová de los ejércitos reine en el monte de Sion y en Jerusalén, y delante de sus ancianos sea glorioso.
Esto es lo que viene sobre el mundo: terror, destrucción, miedo, enfermedades. El Señor tiene que hacerlo por causa de la maldición que pesa sobre el mundo, por el pecado que sigue creciendo y agravándose.
Y mientras los juicios se derraman sobre la tierra, el Señor va a ir despertando a los suyos, a los que están perdidos y no se dan cuenta de en qué tiempos estamos ni de lo que se viene. El Señor va a aprovechar estos juicios para despertar a muchos, y en medio de todo esto se va a ver un avivamiento como nunca antes en la casa de Dios.
Por eso el Señor te está llamando, porque en estos últimos tiempos Él está llamando a las ovejas perdidas del redil.
Cada vez más almas van a venir a los pies del Señor Jesucristo. Aquellos que no entendieron por las buenas van a darse cuenta del peligro en el que están. Van a sentir que algo está cambiando, que el aire se va oscureciendo y que los cimientos de la tierra se están sacudiendo.
Los que estaban tibios van a tener que calentarse o van a terminar yéndose al mundo. Ya no van a poder quedarse en ese estado de tibieza, porque el Señor va a llamarlos a tomar una decisión. El Señor va a llevar a cada alma que tenía un pie en el mundo y otro con el Señor a poner los dos pies del lado del cielo.
Por eso, el Señor está alertando a través de varias bocas proféticas que el tiempo se acorta y los días son malos.
Hay un propósito en tu vida que el Señor quiere que cumplas. No dejes pasar más tiempo y entrégate al Señor ahora, y Él te va a dar todo lo que necesites. No va a ser tuya la victoria, porque la victoria ya la tuvo Jesús en la cruz, y en Él seremos más que victoriosos.
Pero los que estén tibios se van a caer. Los que no quieran decidirse por la luz van a entrar en una oscuridad más profunda que antes. Eso es lo que muchos no están entendiendo. Piensan que pueden quedarse en una posición donde nada los va a afectar. Pero eso no es cierto, porque la Palabra dice: «El que no junta conmigo desparrama» y «El que no está conmigo está contra mí».
Voy a sacudir todo lo que puede ser sacudido, dice el Señor, y no quedará nada sin sacudir. Y ustedes van a estar aquí, porque tengo un propósito, porque así como los hebreos entraron en el horno de fuego y no se quemaron, así entrarán los míos en este último tiempo para purificarlos. Tendrán que declarar su fe. Tendrán que resistir y tomar una decisión. No se quedarán afuera, mirando cómodamente cómo acontece todo esto.
Antes de mi venida serán sacudidos todos, dice el Señor, y solo a través del zarandeo se podrá ver quién es trigo y quién es cizaña.
Los que se durmieron, vuelvan a levantarse y a prepararse. Los que habían dejado de ayunar, de levantarse de madrugada, de reunirse con otros hermanos para interceder, los que se entibiaron, se apagaron y se pusieron cómodos, vuelvan a prepararse, porque viene algo peor.
Veo la tierra sacudiéndose bajo nuestros pies, y los que no estén firmes, parados sobre la roca, van a caer; no porque Dios quiera que caigan, sino porque no escucharon las advertencias, no entendieron los tiempos, no quisieron vestirse de justicia ni ponerse la armadura de la fe, y no fortalecieron su espíritu, su alma y su cuerpo.
Aquellos que se descuidaron no van a tener tiempo de reaccionar, porque las cosas van a suceder muy rápido.
Prepárate, porque se viene el sacudón, dice el Señor con mucho amor. Prepárense materialmente también.
Noelia: Veo gente preparándose materialmente: acondicionando sus casas y guardando comida, víveres, medicamentos de emergencia, y también frazadas para el frío que va a intensificarse.
La preparación no es solo espiritual, sino también material. Así como cuando el Señor llamó a Noé a prepararse materialmente para el diluvio, de la misma manera Dios está llamando a muchos a prepararse ahora, porque cuando vengan los sacudones más grandes, las carreteras van a quedar destruidas por los movimientos telúricos, sin paso para alimentos ni medicinas, y habrá desabastecimiento. No va a ser fácil comprar ni vender. Van a faltar muchas cosas, porque el sacudón también será económico.
Todas estas cosas vienen, dice el Señor, y los míos ya están avisados y alertas.
Noelia: El Señor lo ha repetido y lo ha avisado por medio de muchas voces, no solo en la Biblia, en Mateo 24, Lucas 21, Marcos 13 y el Apocalipsis, donde se habla de lo que ha de venir en estos últimos días.
La preparación debe ser completa, dice el Señor. Pero sean valientes, porque estoy cuidando de ustedes. No teman, porque no los he dejado. Estoy aquí.
Noelia: Entiendan que un padre que ama a sus hijos les advierte sobre los peligros que pueden presentarse para salvarlos. Pero la historia se repite como en los días de Noé. Nadie escuchó la advertencia y vino el diluvio y se los llevó a todos.
Así es en estos últimos días. La maldad va creciendo y el amor de los hombres se va enfriando cada vez más. Los dos polos —el bien y el mal— van a ir a los extremos, y los hombres mostrarán su verdadera cara.
Dios dice que no seamos necios ni cerremos nuestros oídos, sino que abramos el corazón para que esta palabra entre y haga lo que tenga que hacer, porque su palabra no vuelve vacía, sino que hará y cumplirá aquello para lo cual la envió.
Si no estás seguro de que este es el tiempo del cumplimiento de las profecías bíblicas sobre los tiempos postreros, te invito a escudriñar la Biblia por ti mismo. No tienes que creer lo que te digo. Investiga y pregúntale al Espíritu Santo si lo que digo es verdad.
Fíjate en las señales en los cielos y en la tierra que están aconteciendo, como las lunas rojas y los eclipses de sol. El Señor nos está hablando a través de su creación, pero muchos siguen sin tener entendimiento.
Prepárense, dice el Señor. Abróchense los cinturones, porque voy a sacudir todo lo que puede ser sacudido. Voy a cortar árboles que no dan buen fruto, y este corte ya ha comenzado. Estoy arrancando de raíz árboles que dan fruto podrido. Estoy pasando el hacha sobre aquellos árboles que se están secando, que están putrefactos y petrificados, contagiando de muerte espiritual a otros.
¿Estás listo?, dice Dios. ¿Cuántos de ustedes en este momento dan un paso adelante? ¿Cuántos dicen amén a lo que el Espíritu habla hoy a las iglesias? ¿Cuántos creen esta palabra profética y la ponen por obra? ¿Cuántos empiezan a abrir sus valijas y a llenarlas con todo lo que necesitan para emprender el viaje en este último tramo de la carrera?
¿Cuántos quieren sacarse las manos de los oídos para escuchar lo que tengo para decir?, dice el Señor. Muchos quieren escuchar bendiciones y alegría, quieren recibir cosas del cielo, pero no entienden que sin cargar su cruz no hay gloria, y que sin pasar por el fuego no van a ser transformados como fui Yo.
Muchos quieren palabras suaves. ¿Cómo no están cansados de escuchar tantas mentiras? ¿Cómo no están cansados de escuchar que obtener la vida eterna les va a ser fácil?
Noelia: El Señor me muestra su indignación por estas cosas y me dice que va a pasar fuego sobre toda iglesia que le está mintiendo a sus ovejas. Él no va a ser paciente para siempre con esto, y va a pasar fuego espiritual sobre las congregaciones donde los líderes solo quieren cobrar diezmos y enriquecerse, sentados cómodamente en un trono de Satanás.
Despierten, hijitos, dice Dios, y empiecen a escuchar mi voz en cada palabra que les hablo, porque todo tiene un propósito.
Noelia: Los invito a estudiar Isaías capítulo 24, que el Señor me dio para esta palabra, y también Mateo 24, Lucas 21, Marcos 13 y el Apocalipsis.
A partir de ahora, los tiempos se van a acelerar aún más. La vida del hombre está cambiando y los cambios van a ser cada vez más rápidos. Cuanto mejor nos preparemos antes de que cada uno de estos cambios acontezca, mejor nos va a ir, más tranquilos vamos a estar y más fortalecidos vamos a permanecer en cada sacudón de estos dolores de parto. Y nada nos podrá mover del camino del Señor.
Viene mucha mortandad y enfermedades que traerán locura. Muchas enfermedades van a ser como las que se han visto en las películas. Para eso nos han estado preparando, mostrándolas primero en las películas. Vienen enfermedades que no solo van a afectar el cuerpo, sino que también van a traer problemas mentales y espíritus de locura junto con ellas.
La gente se va a comportar como animales sueltos en la calle, y el mundo literalmente va a estar patas arriba. Pero nosotros, los que estamos en Cristo y perseveramos hasta el fin, vamos a tener la victoria, y el Señor va a levantar un remanente con un poder como nunca antes se ha visto.
Empieza el fin de una era y el comienzo de otra, y justo en esa transición es donde estamos ahora. Tenemos que entender el tiempo donde estamos y ser entendidos de los tiempos, como la tribu de Isacar, sabiendo por dónde estamos caminando, abriendo bien los ojos y haciendo lo que sea necesario para prepararnos. Y al que no lo quiera hacer ahora, le va a costar mucho más cuando llegue el último momento.
Pero alegren sus corazones, porque cuando veamos que todas estas cosas profetizadas en la Palabra empiezan a cumplirse y que todo empieza a desmoronarse a nuestro alrededor, vamos a poder entender que nuestra redención está cerca.
Gloria al Señor por permitirnos ser parte de este movimiento de los últimos días, donde no solo lo malo va a ser más malo que nunca, sino que también los buenos van a brillar como nunca antes, porque la gloria postrera será mayor que la primera.
El Señor dice que no nos entristezcamos por causa de esta palabra, sino que nos regocijemos, porque, en medio del caos, los que somos de Cristo Jesús vamos a ser fortalecidos e investidos con un poder superior, y vamos a hacer milagros aún mayores que los que se veían antes. La manera en que el Espíritu Santo se va a mover y la cosecha de almas va a ser impresionante.
Por eso, aunque sea una palabra difícil de recibir, es una palabra verdadera, porque es bíblica y está respaldada por las Escrituras. El Señor nos advirtió de todo esto, pero también nos dijo que nos alegremos, porque su venida se acerca, y Él quiere encontrarnos con nuestras vestiduras impecables, irreprensibles en cuerpo, alma y espíritu.
Nosotros tenemos la ventaja de estar transitando el tiempo postrero, el tiempo donde todo se va a manifestar. Lo que estaba escondido va a salir a la luz, y veremos el cumplimiento de las profecías que faltan por cumplirse, si Dios nos concede seguir vivos.
Vamos a ver el cumplimiento de esas palabras proféticas, porque todo se va a cumplir de la A hasta la Z. Pero cuando veamos que estas cosas se cumplen, que no tiemble nuestro corazón ni nuestras rodillas, que no decaiga nuestro semblante, porque se acerca la venida del Amado, del Deseado, de nuestro hermoso Señor Jesucristo, y con Él, nuestro galardón.