Padre Santo, en esta noche te damos gracias por reunirnos juntos en el Espíritu, por congregarnos en tu precioso nombre, nombre que es sobre todo nombre, Jesucristo, el único digno de adorar, el único digno de amar, digno de seguir y quien se merece la gloria y la honra por siempre. El que se merece dejarlo todo llevando nuestra cruz.
Venimos delante de ti para beber de tu palabra, para escuchar lo que tienes para decir a las naciones de la tierra. Te damos gracias por la preciosa presencia del Espíritu Santo, por esta unción, este fuego para hablar tu palabra. Padre, toda la gloria es para ti, todo te corresponde porque tuya es la vida y tú la quitas, tú hablas y se cumple, tú decretas, Señor, y se lleva a cabo.
Estamos necesitados de esa agua celestial, que calma nuestra sed. Padre, responde nuestras preguntas, coloca luz en nuestros pies porque tu Palabra alumbra nuestro camino, oh Señor Santo y puro y bueno; trae claridad sobre lo que ya está escrito y ubícanos en el tiempo a donde estamos.
Resplandece tu rostro sobre nosotros que somos tus hijos, que clamamos Abba Padre, porque necesitamos ese Padre celestial que nos ama, que nos abraza, pero también que nos corrige, nos endereza y nos purifica como el oro, porque somos valiosos para ti, Padre de la gloria.
Te damos gracias porque tu Espíritu Santo ya empieza a moverse sobre las aguas de las naciones, trabajando en los corazones que están mirando este vídeo, porque esa palomita blanca ya ha comenzado a volar sobre sus casas, posándose sobre las cabezas, avivando el fuego que se quería apagar, tapándole la boca al enemigo que estaba soplando sobre muchos, queriéndolos apagar.
Gracias, Señor, porque envías a tus ángeles guerreros, que están batallando contra las huestes de maldad que se estaban queriendo meter en la casa de mis hermanos, que se estaban moviendo en las familias de los que se están conectando, haciendo destrozos, provocando divisiones y separando a las familias.
Te doy gracias, porque por medio de esta oración se están quebrantando los corazones. ¿Cuántos han comenzado a sentir la unción de lo alto, el fuego del Espíritu Santo que quema lo que no tiene que estar, que quema toda maldad? ¿Cuántos están sintiendo la presencia del Santo de Israel?
Señor, enciende todo fuego y unge todas esas manos dolidas de trabajar, coloca tu dedo en este mismo momento en todo corazón necesitado de ti. Hay corazones quebrantados en este momento, corazones que tienen sed de ti, que no pueden más, o creen que no pueden más, y piensan que el camino se les termina, que tienen espinas clavadas de tanto dolor, de tanto sufrimiento, de tanta traición y soledad en este mundo podrido que cada vez se va complicando más.
Padre, trabaja ahora en nosotros. Sacudenos para separar el trigo de la cizaña en nuestros propios corazones. Alabado seas grande y poderoso en majestad; sacude ahora los espíritus, despierta al que está dormido y no está reaccionando a lo que está pasando en el mundo: guerras y rumores de guerra, terremotos, catástrofes, inundaciones, socavones por alrededor del mundo.
Amado mío, te ruego por todos esos que aún no reaccionan para que finalmente los despiertes, que los muevas ahora mismo por causa de esta oración. Levantamos manos santas para adorarte, para recibir lo que tienes para nosotros.
Espíritu Santo, quema toda maldad que se está moviendo alrededor nuestro en esta hora. Quita todo perro que, en el espíritu, está queriendo morder a mis hermanos, en el nombre poderoso de Cristo Jesús. Fuego está siendo desparramado ahora sobre todos ustedes, sobre sus casas. El Espíritu Santo de Dios está fluyendo ahora.
No los he abandonado, dice el Señor. ¡Oh, hijitos!, esta noche quiero hablarles y decirles que estoy con ustedes hasta el final de los tiempos, dice mi Palabra. Dije que estaría con ustedes y no los he abandonado, dice el Señor. Muchos van a llorar más, va a haber muchas lágrimas derramadas; aún falta el sacudón de muchas cosas, porque yo dije que todo lo iba a sacudir y tengo que hacerlo para remover lo que está podrido, dice el Señor.
Tengo que mover la tierra como un borracho, como dice Isaías 24, tengo que moverlos de las sillas donde están cómodos. Pero no se desesperen, porque estoy acompañándolos. Escuchen mi voz; les estoy hablando de diferentes maneras, dice Dios.
Muchos me pidieron consuelo, y esta noche estoy abriendo mi boca para desparramar esta agua para que beban y tengan calma.
Esta noche sentía quebranto en mi corazón; sentí al Padre diciéndome: «Habla, hija, habla, porque mi boca no está callada, porque aunque muchos digan que estoy mudo, no lo estoy y quiero advertirle a mi pueblo lo que viene para que se preparen y entiendan que viene un grande sacudón, pero para que sepan también que no los he abandonado, que mi mano está extendida sobre ellos».
Diles que los estoy refinando como se refina la plata, siete veces pasados por el horno de fuego, pero como mis siervos cuando entraron en el horno de fuego y no se quemaron, y pudieron ver mi gloria en esa situación, así va a ser en los últimos días y no quitaré mis ojos de los míos y que estoy pendiente de sus peticiones, de lo que necesitan y de los procesos que aún no terminaron de pasar.
Voy a remover todo, voy a mover todas las cosas. Como dice Hebreos, mientras todas las cosas sean sacudidas, y los míos sientan que sus pies tiemblan debajo de ellos y entiendan que están caminando en la recta final, YO estaré trabajando en ellos para quebrantar sus corazones, para que vengan a mí en una manera más profunda.
Estoy sacudiendo las naciones y los dolores de parto se van a ir incrementando. Van a mirar a un lado y al otro y verán acontecimientos fuertes y distintos en cada extremo del mundo, casi al mismo tiempo, como si fueran bombas que explotan en distintos puntos de la tierra.
Muchos van a empezar a despertarse y se darán cuenta de que tienen que prepararse, que tienen que blanquear sus vestiduras, que ya no hay más tiempo para decidirse. Abran sus libros, dice el Señor, abran las escrituras e investiguen en qué tiempo están, porque muchos dicen que he dejado a mi pueblo ciego, sin guía, pero eso no es cierto porque siempre coloco una lupa delante de ellos para que puedan ver bien en qué parte de las escrituras y en qué parte del tiempo están transitando.
El diablo quiere atarlos, quiere colocarles esposas espirituales para que no se muevan, para que no reaccionen y no se levanten del letargo espiritual adonde el enemigo los colocó. Satanás está activo rodeando la tierra.
Siempre está tratando de acusarlos, de hundirlos, de frustrarlos y de hacerles creer que los he abandonado, que hay algo mejor que estar a mi lado. Siempre les está ofreciendo el mundo como me lo ofreció a mí cuando estaba en el desierto ayunando; y allí en el medio del quebranto, cuando mi alma estaba siendo quebrantada profundamente, vino el enemigo para servirme todo en bandeja, pero Yo sabía que había una gloria mayor, que había un amor más allá del entendimiento del hombre.
Yo sabía que había una luz superior que me esperaba, dice el Señor. Y el enemigo está haciendo lo mismo con ustedes, ofreciéndoles el mundo y todas sus riquezas y placeres de la vida, placeres carnales, cosas pasajeras que no perduran. El enemigo ha utilizado la misma técnica por miles de años para hacer caer soldado tras soldado, para que oveja tras oveja caiga en los barrancos, una y otra vez.
La misma técnica es utilizada con éxito desde el principio del mundo, desde el primer pecado, y está teniendo éxito. Pasan los años y la misma técnica tiene victoria sobre aquellos que están tibios y que no quieren calentarse por mí, pero ustedes, hijitos, entiendan que esta es la recta final y los estoy llamando a pertenecer al ejército de los últimos días, donde van a tener que aprender a ayunar y a tener que resistir sacudón tras sacudón.
Yo estoy colocando mi mano sobre los míos, estoy ungiendo a muchos para que sean de guía a otros, estoy levantando líderes acorde a mi corazón para que busquen a las ovejas perdidas de mi redil y las vuelvan a traer porque Yo no me olvido de aquellos que una vez me conocieron. Los llamo y los vuelvo a llamar, dice Jesús.
Mi misericordia y mi paciencia son grandes, y el Espíritu Santo me dice para todos los que están derramando lágrimas, que Él los está limpiando, que se dejen quebrantar y se dejen purificar con ablandar sus corazones, porque los estoy limpiando a través de estas lágrimas.
El Señor me está mostrando que muchos están indecisos sobre seguir 100% al Señor Jesús. Tienen un pie en el mundo y un pie en el Señor; han entregado un porcentaje de sus corazones, pero han reservado una parte para ustedes y por eso muchos no están en victoria y se sienten derrotados, pero la culpa no es del Señor; la razón es que no se han decidido por la cruz.
Quieren seguir a Dios y seguir en el mundo. Quieren seguir en fornicación y quieren conocer más al Señor, pero sin dejarlo reinar en sus vidas. Hijito, hijita, te estoy llamando a que te entregues a mí, que te entregues por completo para que Yo te pueda restaurar y pueda transformarte en un nuevo ser, y todo aquello que te dolía quede atrás; confía en mí, dice el Señor.
Muchos de ustedes no confían en Jesús; piensan que al igual que un hombre, Él les puede traicionar, que se puede equivocar y los puede lastimar. Pero el Señor dice: confíen en Mí, porque yo quiero el bien para ustedes, y sé cuál es el mejor camino por donde pueden caminar. Yo puedo guiarlos hasta las aguas de vida eterna, y bebiéndolas no van a tener sed jamás, pero si no están en mí, siempre habrá un vacío; sentirán que no están completos, con felicidad momentánea y pasajera, que termina dejando un gran vacío que no pueden llenar con nada si no es conmigo, con mi presencia, mi amor y mi perdón.
Hoy el Señor le habla a varios de ustedes que se apartaron y dudan en volver a Él. Decidí por la cruz, dice el Señor. Él quiere rasgar el velo de los corazones que no están circuncidados aún y ustedes saben quiénes son porque están sintiendo dentro de ustedes el fuego del Espíritu Santo, porque Él los está llamando y muchos están recordando ese llamado, ese primer amor que han perdido. Decídete ahora, decide por mí, dice Jesús.
Y para aquellos que no se hayan entregado por completo al Señor, este es el momento de sacar a la luz lo escondido. Entréguenme aquella parte de sus corazones que se han reservado, porque la palabra dice: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu mente, con toda tu alma y con todas tus fuerzas», y si cumples este mandamiento, conocerás lo que es la plenitud de Cristo.
Vuelve a tu primer amor. Vuelve ahora. ¿Cuántos dicen amén a este llamado? Cuando uno concurre a un templo, el predicador hace un llamado para acercarse al altar a todos aquellos que desean entregar su vida a Jesús y quieren reconocerlo como Señor y Salvador de sus vidas.
El llamado es para quienes se han apartado del redil y quieren volver porque se dieron cuenta de que estaban expuestos al león rugiente que anda buscando a quien devorar. El llamado es para quienes quieren cambiar su vida para siempre porque, tras buscar soluciones en todos lados, no saben a quién acudir.
Llama a los que nada les ha funcionado, llama a los que gastaron todo su dinero en médicos tratando de sanar sus enfermedades y no encontraron sanidad. Llama a los que están desahuciados y están quebrados, a los que necesitan un cambio en sus vidas, a los que están buscando la verdad.
Hago un llamado para que en el espíritu pase adelante todo aquel que se arrepiente de haberse apartado del Señor y quiere volver al templo de nuestro Dios. Pase adelante con un corazón arrepentido, todo aquél que se haya dado cuenta de que sin Jesús no puede avanzar.
Pase adelante en el espíritu y diga «yo paso, vuelvo a tus brazos, mi Señor, perdóname». Y así como cuando uno va a una congregación y se quebranta por la presencia del Espíritu Santo, y se arrodilla pidiendo perdón, así mismo dice Dios: ¡Arrodíllate en este momento, ahí a donde estás y pídele perdón al Señor!
En donde estés, el Señor recibe un corazón arrepentido y quebrantado; no tengas vergüenza de dónde estás, o quién estés; arrodíllate delante del Grande, del Poderoso, del Sanador, del Proveedor.
Pasa pidiendo perdón y entregándote nuevamente, dice el Señor. Si te apartaste y estás dudando de si seguirlo o no, este es tu día para comenzar este camino de bendición, este proceso de sanidad y de transformación. Tu vida nunca más va a ser la misma. Hoy comienza la verdadera esperanza para ti.
Todos aquellos que están pasando al altar espiritual reciban el perdón ahora, porque el Señor Jesús, el Omnipresente, el que puede estar en muchos lugares al mismo tiempo, está colocando su mano extendida sobre tu cabeza; cierra tus ojos y recibe el perdón del Señor; déjate tocar, por un Dios bueno, misericordioso, perdonador, por el único y verdadero Señor. ¿Quién más puede perdonarte todas tus iniquidades, todos tus pecados?
Yo te perdono y quiero darte de beber de mis aguas para calmar tu espíritu, para que ya no estés afligido, para que ya no te sientas solo, para que tengas la esperanza que antes no tenías, dice el Señor. Confíesame con tu boca que soy el Hijo de Dios y todos tus pecados serán perdonados por causa de tu arrepentimiento.
Esta es una noche de llamamiento. Yo (Noelia) veo varias personas entregándose al Señor ahora, volviendo a los pies de Cristo, arrepentidos, quebrados. Ellos necesitaban esta palabra de confirmación para entregarse a los pies perfectos que llevan los agujeros por haber sido clavados en el madero por nosotros, siendo inocente.
Un hombre perfecto, sin pecado, como cordero, fue entregado por ti. A Él te estás entregando. Confiesa con tu boca que Él es Hijo de Dios. Confiesa que Jesús murió en esa cruz para perdonarte y resucitó al tercer día y está sentado a la derecha de la gloria del Padre, y Él te perdonará si recibes su perdón.
Yo soy un Señor perdonador, dice Jesús, soy el Señor de las oportunidades. Golpeo la puerta y cenaré con todo aquel que me abra. Tengo preparados los tesoros de la gloria eterna.
El Señor quiere motivarlos, quiere que sepan que les ama con todo su corazón, les ama con fuego que quema, que se levanta y no se apaga.
Están en mi mano, dice el Señor. No crean que mientras están siendo sacudidos no están en mi mano, porque no es cierto. Resistan el sacudón.
Yo (Noelia) veo que el piso se va a mover más aún bajo nuestros pies. El Señor me traía esta tarde Isaías 24:
[Isaías 24:1-4, RVR1960] He aquí que Jehová vacía la tierra y la desnuda, y trastorna su faz, y hace esparcir a sus moradores. Y sucederá así como al pueblo, también al sacerdote; como al siervo, así a su amo; como a la criada, a su ama; como al que compra, al que vende; como al que presta, al que toma prestado; como al que da a logro, así al que lo recibe. a tierra será enteramente vaciada, y completamente saqueada; porque Jehová ha pronunciado esta palabra. Se destruyó, cayó la tierra; enfermó, cayó el mundo; enfermaron los altos pueblos de la tierra.
La tierra está siendo trastornada, está siendo removida y sacudida. La tierra está enfermando. No son solamente los moradores de la tierra los que están enfermando, sino que la misma tierra está enferma junto con el hombre.
[Isaías 24:5-6, RVR1960] Y la tierra se contaminó bajo sus moradores; porque traspasaron las leyes, falsearon el derecho, quebrantaron el pacto sempiterno. Por esta causa la maldición consumió la tierra, y sus moradores fueron asolados; por esta causa fueron consumidos los habitantes de la tierra, y disminuyeron los hombres.
¿Cuántos hombres están disminuyendo en este tiempo y cuántos más van a disminuir por causa de la maldición que consume la tierra? Porque la tierra está contaminada por causa de traspasar las leyes, por falsear el derecho, por quebrantar el pacto.
[Isaías 24:7, RVR1960] Se perdió el vino, enfermó la vid, gimieron todos los que eran alegres de corazón.
¿Cuántos eran alegres y ahora están sufriendo por causa de todas las cosas que están sucediendo?
[Isaías 24:8-10, RVR1960] Cesó el regocijo de los panderos, se acabó el estruendo de los que se alegran, cesó la alegría del arpa. No beberán vino con cantar; la sidra les será amarga a los que la bebieren. Quebrantada está la ciudad por la vanidad; toda casa se ha cerrado, para que no entre nadie.
¡Wow! Si no es esto lo que está pasando ahora, ¿qué está pasando?
[Isaías 24:11-13, RVR1960] Hay clamores por falta de vino en las calles; todo gozo se oscureció, se desterró la alegría de la tierra. La ciudad quedó desolada, y con ruina fue derribada la puerta. Porque así será en medio de la tierra, en medio de los pueblos, como olivo sacudido, como rebuscos después de la vendimia.
[Isaías 24:14-17, RVR1960] Estos alzarán su voz, cantarán gozosos por la grandeza de Jehová; desde el mar darán voces. Glorificad por esto a Jehová en los valles; en las orillas del mar sea nombrado Jehová Dios de Israel. De lo postrero de la tierra oímos cánticos: Gloria al justo. Y yo dije: ¡Mi desdicha, mi desdicha, ay de mí! Prevaricadores han prevaricado; y han prevaricado con prevaricación de desleales. Terror, foso y red sobre ti, oh morador de la tierra.
¿Cuántos están entendiendo que esto es lo que viene sobre el mundo? Lo que viene sobre el mundo es terror, foso y red sobre los moradores de la tierra.
[Isaías 24:18-20, RVR1960] Y acontecerá que el que huyere de la voz del terror caerá en el foso; y el que saliere de en medio del foso será preso en la red; porque de lo alto se abrirán ventanas, y temblarán los cimientos de la tierra. Será quebrantada del todo la tierra, enteramente desmenuzada será la tierra, en gran manera será la tierra conmovida. Temblará la tierra como un ebrio, y será removida como una choza; y se agravará sobre ella su pecado, y caerá, y nunca más se levantará.
Estos son los versículos que el Espíritu Santo más me mostraba en esta tarde.
[Isaías 24:21-23, RVR1960] Acontecerá en aquel día, que Jehová castigará al ejército de los cielos en lo alto, y a los reyes de la tierra sobre la tierra. Y serán amontonados como se amontona a los encarcelados en mazmorra, y en prisión quedarán encerrados, y serán castigados después de muchos días. La luna se avergonzará, y el sol se confundirá, cuando Jehová de los ejércitos reine en el monte de Sion y en Jerusalén, y delante de sus ancianos sea glorioso.
Esto es lo que viene sobre el mundo: terror, destrucción, miedo, enfermedades. Y el Señor lo tiene que hacer por causa de la maldición del mundo, por causa del pecado que va creciendo, que se va agravando. Por causa de los juicios que están siendo derramados sobre la tierra, y mediante estos juicios, el Señor va a ir despertando a los suyos para hacerlos entender lo que se viene según las Escrituras y los tiempos que estamos viviendo. Él va a aprovechar todos estos acontecimientos que van a ir escalando en intensidad. Muchos van a comenzar a despertar, y el Señor va a aprovechar estas cosas para traer un avivamiento como nunca antes se ha visto en la casa de Dios. Por eso, Él está llamando a las ovejas perdidas del redil.
Con el tiempo, más almas van a venir a los pies del Señor Jesucristo. Y las almas que no entendieron por las buenas van a darse cuenta del peligro en el que están transitando y van a sentir que algo está cambiando y que los aires se van oscureciendo; van a sentir que los cimientos de la tierra se están sacudiendo.
Aquellos que estaban tibios, como vos lo estabas hasta hoy, van a tener que calentarse o van a tener que irse al mundo totalmente. Ya no van a poder quedarse en ese estado de tibieza, porque el Señor va a llamarlos a tomar una decisión y va a llevar a cada alma que estaba con un pie en el mundo a colocar los dos pies del lado del cielo. ¡Gloria a Dios! ¡Aleluya!
Muchos van a pertenecer al Reino de los Cielos, como ciudadanos celestiales, como hijos de Dios. Por eso, el Señor está alertando a través de varias bocas proféticas que el tiempo se acorta y los días son malos. Hay un propósito en tu vida que el Señor quiere que cumplás.
No dejés pasar más tiempo y entregate ahora. Él te va a dar todo lo que necesités, porque no va a ser tu victoria, porque la victoria ya la tuvo Jesús en la cruz, y en Él seremos más que victoriosos.
Solo con Él vamos a poder, porque solos no es posible. Los que estén tibios se van a caer, los que no quieran decidirse por la luz van a entrar en más oscuridad que antes; eso es lo que no están entendiendo muchas personas y piensan que se pueden quedar en una posición donde no van a ser afectados, pero eso no es real, porque el que no está conmigo desparrama, dice la palabra del Señor. El que no está conmigo, está contra mí.
Y sea cual sea el grado de tu alejamiento en el Señor, la oscuridad en la que entres va a ser cada vez más profunda; va a ser cada vez más oscura. El Señor me muestra, y no es que me guste ser fatalista, pues si fuera por mi propia decisión, yo no estaría hablando de estas cosas que son difíciles de hablar públicamente; pero aquel que llama, que unge, levanta y aquel que envía, fue el que me dijo:
Hoy te envío a decirles a los que habían reaccionado a través del sacudón del COVID y que después se volvieron a dormir y se entibiaron, que no se duerman y busquen una relación con el Espíritu Santo de Dios, a solas.
Aquel que me llamó me dijo: «Noelia, despierta mi pueblo, prepara mi pueblo y recuérdales lo que dicen las escrituras, diles que no se duerman, porque viene más, y voy a sacudir todo lo que pueda ser sacudido, y no quedará nada sin sacudir».
Ustedes están aquí porque tengo un propósito, porque así como los hebreos entraron en el horno de fuego y no se quemaron, así entrarán los míos en este último tiempo para purificarlos. Entrarán en el horno, no se quedarán afuera y tendrán que declarar su fe. Tendrán que resistir y tomar una decisión. No es que se quedarán afuera mirando cómo acontece todo esto de una manera cómoda, no.
Antes de mi venida serán sacudidos todos, y solo a través del zarandeo se podrá ver dónde está el trigo y la cizaña. ¿Amén? Y aquellos que se durmieron, vuelvan a levantarse y a prepararse. Los que habían dejado de ayunar, los que habían dejado de levantarse por la madrugada y se reunían con otros hermanos a interceder y se apagaron, se durmieron o se pusieron cómodos, vuelvan a prepararse, porque viene algo más.
Veo que la tierra se sacude debajo de nuestros pies, y los que no estén firmes, parados sobre las rocas se van a caer, no porque Dios quiera que se caigan, sino porque no escucharon las advertencias, no entendieron los tiempos, ni quisieron vestirse de justicia… No quisieron colocarse la armadura de la fe, ni fortalecieron sus espíritus, sus almas, y descuidaron sus cuerpos.
Se descuidaron, me dice Dios, y no van a tener tiempo de reaccionar porque las cosas van a ser muy rápidas. Incluso, muchos van a escuchar esta palabra y la van a tomar de una manera liviana; van a decir: «… el Señor tarda en cumplir su palabra, tanto que nos han dicho y no se cumple, no pasa nada».
Lo mismo pasó con la pandemia del 19, y pese a que muchos alertábamos lo que vendría, muchos no escucharon, y la enfermedad se llevó miles de almas, dejando a muchos sorprendidos, como si el Señor nunca les hubiera avisado nada. ¡Qué injusticia, qué injusticia!
Con mucho amor, Jesucristo te dice: «prepárate, porque se viene el sacudón». Y veo gente preparándose en el aspecto material: preparando sus casas, reservando comida, medicinas, alimentos, frazadas para el frío extremo que va a intensificarse.
La preparación no es solamente espiritual, la preparación también es material; así como cuando el Señor llamó a Noé a prepararse materialmente por el diluvio, asimismo Dios está llamando a muchos a prepararse materialmente, porque cuando vengan los sacudones mayores, las carreteras van a estar cortadas, sin tránsito de alimentos o medicinas; con desabastecimiento.
Muchas veces lo he visto y lo he profetizado en mi canal. No va a haber transporte. Las carreteras van a estar quebradas por los movimientos telúricos. Y con el control que están ejerciendo y van a ejercer los líderes mundiales sobre la población, no va a ser fácil comprar ni vender. Van a faltar muchas cosas, porque el sacudón también es a nivel económico.
Los míos están avisados y alertados para todas estas cosas que se vienen. El Señor lo ha repetido y lo ha avisado por medio de muchas bocas, no solamente lo dice la Palabra en Mateo 24, Lucas 21, Marcos 13, el Apocalipsis; los cuatro coinciden en las pestes, el hambre, los terremotos, los desastres naturales y demás que han de venir en estos últimos días, donde el amor de muchos se enfriará.
La preparación debe ser completa, me dice el Señor, pero sean valientes, porque estoy cuidando de ustedes, no tengan miedo, no teman, no los he dejado, estoy aquí.
Los bendigo en este momento a todos en el nombre de Cristo Jesús. Todo aquel que tenga miedo de estos mensajes, de las profecías finales, los invito a que se arrepientan de estos miedos, porque la intención del Espíritu Santo con estas palabras no es esclavizarlos a través del miedo.
Entiendan que un padre que ama a sus hijos les advierte los peligros que se pueden presentar para salvarlos. Tampoco somos fatalistas, simplemente cumplimos con lo que el Espíritu está alertando a su iglesia, pero la historia se repite como en los días de Noé, cuando estaban dándose en casamiento, comprando, vendiendo, y trabajando, y nadie escuchó la advertencia y vino el diluvio y se los llevó a todos.
Lo mismo haré en estos últimos días, aún peor, porque la maldad va creciendo, el amor del hombre se va enfriando más y más, los dos polos, el bien y el mal, se irán a los extremos, y los hombres mostrarán sus verdaderas caras. ¿Amén?
Dios dice que no seamos necios ni cerremos nuestros oídos, sino que abramos los corazones para que esta palabra entre en nosotros y haga lo que tenga que hacer. Porque mi palabra no vuelve vacía, dice Dios, sino que hará y cumplirá aquello para lo cual la envíe. ¡Aleluya!
Y si no estás seguro de que este es el tiempo del cumplimiento de las profecías bíblicas que hablan de los tiempos postreros, como le llamó Jesús, te invito a escudriñar la palabra vos mismo; no creas lo que te digo, investigá, leé la palabra, preguntá al Espíritu Santo si lo que digo es verdad.
Fijate en las señales en los cielos y en la tierra que se están cumpliendo, los eclipses que se vienen, la luna roja, el eclipse de sol, y así todas las señales en los cielos; el Señor nos está hablando a través de su creación, y nosotros seguimos sin entendimiento.
Entiende más la gente que está en el mundo que la gente que dice conocer a Dios. No seamos niños en el modo de pensar, sino maduros en las cosas de Dios. Escucho a Jesús que dice: prepárense, abróchense los cinturones, porque voy a cortar árboles que no dan buen fruto, y este corte ya ha comenzado.
Estoy cortando de raíz árboles que daban frutos podridos, estoy pasando el hacha sobre aquellos árboles que se estaban secando, que estaban putrefactos y estaban petrificados, contagiando de muerte espiritual a otros.
¿Cuántos de ustedes dicen amén a lo que el espíritu habla hoy a las iglesias y toman esta palabra y la ponen por obra con este llamado a prepararse, y a llenar sus vasijas con todo lo que necesitan para emprender o seguir con este viaje en este último tramo de esta carrera que estamos corriendo?
Muchos tienen que sacar las manos de sus oídos para escuchar lo que tengo para decir, porque algunos quieren escuchar de bendiciones, de regalos del cielo, pero no entienden que sin cargar su cruz no hay gloria, y que sin pasar por el fuego no van a ser transformados, como lo fui Yo, dice el Señor.
Muchos quieren palabras suaves. Están cansados de escuchar las mentiras de que la vida eterna les va a ser fácil. Y el Señor me muestra su indignación por estas cosas; y me dice que va a pasar fuego sobre todo templo, toda congregación que le está mintiendo a sus ovejas. Él no va a ser paciente para siempre con estas cosas.
El Señor va a pasar fuego espiritual sobre las congregaciones que tenían en sus corazones acumular dinero, cobrar diezmos y hacerse ricos para estar sentados en el trono de Satanás.
Despierten, hijitos, y escuchen mi voz en cada palabra que les hablo, porque todo tiene un propósito.
Los invito a seguir estudiando Isaías capítulo 24, que es el texto que el Señor me dio para esta palabra. Además, les invito a estudiar Mateo 24, Lucas 21, Marcos 13 y el Apocalipsis.
¿Cuántos dicen amén a esta palabra? ¿Cuántos la creen y se comprometen con el Señor a poner por obra, en la medida que puedan, los pasos para prepararse espiritual y materialmente y comenzar a cuidar su cuerpo, y como dije en el vídeo sobre el sistema inmunológico, a tener dominio propio sobre sus emociones y cerrar toda puerta abierta que tengan en sus vidas?
¿Cuántos de ustedes toman esa escoba para limpiar su casa, a partir de hoy? Basta de dudas, basta de esperar. A partir de ahora, los tiempos se van a acelerar más. La vida del hombre está cambiando y los cambios van a ser cada vez más rápidos.
Cuanto más nos preparemos antes de que cada uno de estos cambios acontezca, más tranquilidad vamos a tener y más fortalecidos vamos a estar para que, en cada sacudón de estos dolores de parto, nada nos pueda mover del camino del Señor.
Viene mucha mortandad; vienen enfermedades que traerán locura. Muchas enfermedades van a ser como se ha visto en las películas. Para eso nos han preparado, mostrándolas primeramente en las películas con enfermedades que no solamente van a enfermar el cuerpo, sino que van a traer problemas mentales y espíritus de locura junto con ellas.
La gente se va a comportar como animales sueltos en la calle, y el mundo literalmente va a estar dado vueltas para arriba. Pero nosotros, los que estamos en Cristo, y los que perseveremos hasta el fin, vamos a tener la victoria, y el Señor va a levantar un remanente con poder nunca antes visto.
Si ustedes ven las profecías de mi canal, dije que empezaba una nueva era y etapa del hombre. Empieza el fin de una era y el comienzo de otra, y en esa transición estamos ahora. Tenemos que entender el tiempo donde estamos y ser entendidos de los tiempos, y como la tribu de Isacar: saber en dónde estamos caminando y abrir nuestros ojos para hacer lo que hay que hacer para prepararnos. Quien no lo quiera hacer ahora, le costará mucho más al último momento, ¡Gloria al Señor!
Pero alégrense los corazones, porque nuestra redención está cerca, y cuando veamos que todas estas cosas profetizadas en la palabra durante tantos años se empiezan a cumplir y que todas las cosas empiezan a caer a nuestro alrededor, podremos entender que nuestra redención está cerca.
¡Gloria del Señor!, por poder ser parte de este movimiento de los últimos días, a donde no solamente lo malo va a ser más malo que nunca, porque hay diferentes grados de maldad, sino que también los buenos, los que somos de la luz, vamos a iluminar como nunca antes, porque la gloria postrera sería mayor que la primera.
No se entristezcan los corazones, me dice Dios, por causa de esta palabra. Regocijémonos, porque, en medio del caos, los que somos de Cristo Jesús vamos a ser fortalecidos, investidos en un poder superior; vamos a hacer milagros superiores a los que se venían viendo.
El movimiento que se viene del Espíritu Santo no va a tener comparación, a medida que la maldad se levanta en la tierra. La manera en que el Espíritu Santo se va a mover en medio de los hombres, y la cosecha de las almas va a ser impresionante.
Por eso, a pesar de que esta es una palabra dura de recibir, es una palabra verdadera, porque es bíblica, avalada por las Escrituras. El Señor nos dejó todo esto advertido, pero también nos dijo que nos alegremos, porque Su venida se acerca, pero Él quiere encontrarnos con nuestras vestiduras impecables, irreprensibles en cuerpo, alma y espíritu.
Si ustedes han visto mis transmisiones, en cada una de ellas el Señor ha hablado desde distintos aspectos de nuestra vida: desde el cuerpo, el alma y el espíritu, o combinando estos aspectos para que seamos encontrados irreprensibles en cada parte que nos compone, para que cuando Él venga no nos encontremos avergonzados y huyamos espantados de su presencia.
Nosotros tenemos la ventaja de estar transitando los últimos tiempos, el tiempo postrero, el tiempo a donde todo se va a manifestar y lo que estaba escondido va a salir a la luz, y las profecías que esperaban el tiempo para su cumplimiento y que faltan por cumplirse, las veremos conjuntamente, si Dios nos permite seguir vivos.
Nosotros vamos a ver el cumplimiento de esas palabras proféticas, porque todo se va a cumplir de la A hasta la Z, ¿amén? Pero cuando veamos el cumplimiento de esas cosas, que no tiemble nuestro corazón ni nuestras rodillas. Que no decaiga nuestro semblante, porque se acerca la venida del Amado, del Deseado, de nuestro hermoso Señor Jesucristo, y con Él nuestro galardón.
Voy a hacer una oración final por ustedes: Padre Santo, en el nombre poderoso de Cristo Jesús, te damos gracias por esta palabra, porque hablaste a nuestros corazones. Te damos gracias por darnos una nueva oportunidad de venir rendidos a tus pies, aquellos que se habían apartado.
Gracias, porque aclaraste nuestro entendimiento, porque has despertado a quienes estábamos dormidos, cansados o relajados. Gracias porque nos hiciste entender que le estás hablando a un pueblo rebelde que no quiere escucharte y que es duro de cerviz, pero que hablas con misericordia, por amor, para que no perezcamos. Señor, Tú no quieres que ninguna alma se pierda, Padre, y por eso hoy estás aquí sacudiéndonos a través de esta palabra.
Te pido que a aquellos que no sean entendidos de los tiempos, los despiertes, y les dés entendimiento. Y que a aquellos que no sabían cómo prepararse, los inspires; que los conectes con personas que están ayudando a preparar a otros en todo aspecto de la vida. Padre Santo, anhelamos ese momento de estar en tu presencia, donde no habrá más dolor ni llanto, y solamente habrá gozo y paz por estar iluminados por tu luz, donde tú serás nuestro sol.
Anhelamos ese momento. Ayúdanos Dios mío a perseverar hasta el fin, a cuidar nuestra salvación con temor y temblor, como dice la Palabra. Fortalece a todo aquel que estaba débil antes de escuchar este vídeo y bendice y corta toda maldición a los que estaban bajo alguna cadena.
Provee a todo aquel que está necesitado. Sana, al que se siente enfermo en cuerpo o en alma. Llama al que quiere escapar de ti, igual que al que nunca te conoció; ayúdanos a llevar las semillas del reino en estos últimos días a todos los perdidos, a los cautivos, porque tú no veniste para los sanos, pero sí para los enfermos.
Danos un corazón misericordioso por aquellos que no te conocen; no nos permitas ser egoístas al no hablarles de ti. Te pido que pongas el deseo de repartir este mensaje a todo aquel que lo lea, que pongas el querer repartir tu evangelio y predicar tu instrucción hasta los confines de la tierra.
Ayúdanos a terminar esta carrera victoriosos, y muéstrale el propósito de vida a cada persona que nos lee, muestra cuál es el llamado para hacer una tarea específica para tu reino en pos de ti, con claridad, Padre Santo de la gloria, danos valentía y fuerza de voluntad para cumplir con lo que nos mandas a hacer.
Te pido que nos unas a tu cuerpo que está dividido en estos días, y coloques una unión santa, unicidad en un mismo espíritu, y quites toda barrera entre los hermanos en el nombre de Cristo Jesús, Señor amado.
También te pido que te muevas con sanidades y milagros, con visitaciones y bautismo del Espíritu Santo, con convencimiento de pecado y quites toda duda y confusión de todo hermano y confirmes esta palabra a cada espíritu que recibe este video, sea en vivo o diferido, porque nada es imposible para ti, mi Dios.
¡Aleluya! Cristo vive y reina para siempre. Él es bueno, porque para siempre es su misericordia. Esta ha sido la palabra que me ha dado el Señor. Gracias a todos por sus oraciones.
Permanezcamos más unidos que nunca, y levantemos al caído y fortalezcamos al debilitado, porque tiempos difíciles se avecinan, y la soledad va a aumentar y va a ser más difícil hacer lo que antes no se hizo en medio de esa soledad, para aprender a depender únicamente del Espíritu Santo en algún momento.
Esto del Covid y del aislamiento es una preparación para la soledad que vamos a pasar los que vayamos quedando, porque muchos van a partir y faltan muchos mártires todavía que se irán con el Señor.
Pero mientras tanto, los que vayamos quedando en la tierra vamos a tener que ser de torre fuerte. ¿Amén? ¡Gloria a Dios!