Bendiciones, amado pueblo del Señor Jesucristo. Gloria al Señor por una nueva oportunidad de poder estar juntos e ir a la presencia del Señor, nuestro Dios, nuestro único Salvador, el Creador de todo lo que existe, de lo que está sobre la Tierra y de lo que está debajo de la Tierra. Gloria sea su Nombre. Bendiciones a todos.
La Palabra del Señor dice: Todo don que se nos haya sido dado, que lo administremos a los otros. Y en el libro de Mateo, capítulo 10, versículo 8, dice:
[Mateo 10:8, RVR1960] Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia.
Gloria al Señor por esa Palabra que aún está viva, que aún es para este tiempo, más que nunca, diría yo, para estos últimos tiempos, cuando el avivamiento del Espíritu Santo, el fuego del Espíritu Santo del Señor, se va a ir moviendo cada vez más, como nunca antes. Y nosotros, sus discípulos, los que caminamos en Cristo Jesús, haremos obras mayores a las que hizo el Señor, porque Él así lo dijo, porque Él así lo quiso, porque Él así lo decretó. ¿Cuántos lo creen en esta noche? Yo lo creo. ¿Cuántos creen en lo que dice toda la Palabra del Señor, todas las Escrituras? Yo lo creo. Yo no creo solo una parte, yo creo todo lo que dicen las Escrituras. Yo le creo al Señor porque Él nos dejó esta lámpara que alumbra nuestros pies, esta guía para nuestras vidas. Todo lo que necesitamos está en esas Escrituras. También le damos gracias al Espíritu Santo de Dios por ser nuestra compañía, nuestro consolador, nuestro ayudador, nuestro Paracleto, dice la palabra original en griego, nuestra ayuda y nuestro intercesor.
Y con esas gracias, comencé a sentir la presencia del Espíritu Santo, porque al Dios Padre también le agrada que seamos hijos agradecidos, que seamos hijos que valoramos el don de Dios, que amemos al Santo Espíritu de Dios, que lo valoremos, que lo busquemos, que busquemos su presencia, que estemos permanentemente en adoración, en alabanza, para atraer la manifestación de ese Espíritu glorioso de Dios.
En esta noche, la idea es orar por ustedes, orar por sanidad del cuerpo, por sanidad del alma; orar para que ustedes puedan recibir una respuesta, tal vez una guía de parte de Dios, tal vez una Palabra de sabiduría para que sepan cómo tienen que seguir, cómo pueden resolver cierta situación, tal vez una Palabra de aliento, tal vez un abrazo de parte del Señor a través de su Palabra. Porque dice el Señor que su Palabra no vuelve vacía, sino que hace lo que Él quiere. Gloria a Dios por eso.
Entremos en oración, entremos en adoración profunda, presentémonos delante del Trono confiadamente, adorando a nuestro Dios. Llevemos nuestras peticiones delante de Él, porque: ¿quién es el que sana los corazones quebrantados?, ¿quién es el que le devuelve la vista al ciego?, ¿quién es el que levanta a los paralíticos de las sillas?, ¿quién es el que devuelve la salud al cuerpo?, ¿quién le da la salud a la mente cuando está enferma? No soy yo, no sos vos, no es ningún hombre en esta Tierra, es Jesús, el Señor. Es Dios, nuestro Salvador, nuestro Sanador. ¿Quién es el que liberta a los cautivos de las cárceles? Eres Tú, Señor. ¿Quién le da la libertad a los oprimidos? Como dice Isaías, capítulo 53, es el Ungido de Dios, es el Mesías, Jesús, el Hijo de Dios, el que está sentado a la derecha del Trono del Padre, el Glorioso Salvador del Universo. ¿Quién murió en esa cruz con una muerte tremenda, terrible de soportar? No porque Él haya cometido un pecado, sino por nosotros, porque tanto nos amó Dios Padre, que dio a su único Hijo, Unigénito, para salvar a todo aquel que en Él crea. Gracias, Señor, por eso. ¿Quién vino a pregonar libertad a los cautivos?, ¿quién saca a los presos de las cárceles? No soy yo, no sos vos, hermano, somos simples vasos. ¿A quién tienen que acudir cuando tienen un problema?, ¿a quién tienen que acudir cuando se sienten atados?, ¿a quién tienen que acudir cuando están desesperanzados? No es a ningún hombre, no es a ninguna mujer, es al Señor, nuestro Dios, porque Él pagó con su preciosa sangre. Estamos comprados a precio de sangre.
Lo veo al Señor Jesucristo entre nosotros, y esto es bíblico, porque la Palabra del Señor dice que donde estén dos o más congregados en mi Nombre, ahí estoy Yo. ¿Cuántos lo creen y cuántos lo saben a conciencia, que estamos congregados en el Espíritu? No estamos solamente conectados a través de Internet, no solo es una conexión vía Internet, es una conexión espiritual.
En este momento, nos ponemos de acuerdo para ir delante de la presencia de nuestro Padre, del Padre de las Luces, del cual provienen todas las buenas cosas. He visto que a veces algunos hermanos han fijado sus ojos en mí y también han fijado sus ojos en otros ministros de Dios, en otros ayudadores, porque eso es lo que significa la palabra ministerio. No es una cosa grande, no es una cosa pomposa, es cargar una cruz mayor para servir a los Hijos de Dios, a la Iglesia del Señor Jesucristo. Es renunciar a la vida de uno mismo y a sus placeres, a la comodidad, para servir a nuestro Dios, mediante el ayudar a las ovejas del Señor Jesucristo. Eso es lo que significa ministerio.
Muchos quieren ministerio, ministerio, pero no saben lo que significa. ¿Qué significa ministerio? Ayudar, más que nada, servir, y eso somos, simples servidores del Señor Jesucristo. Así que todo aquel que encuentre, que haya en su corazón, escudriñando alguna mínima idolatría a este vaso que el Señor va a usar esta noche, lo invito a que se arrepienta y a que se aparte. Porque el Apóstol se arrodilló ante el ángel, y el ángel le dijo: «No, porque yo soy consiervo tuyo». Ante el único que nos tenemos que arrodillar, al único que tenemos que adorar, al único que tenemos que anhelar, al único que tenemos que presentar nuestras peticiones, no es a Noelia, no es a tal, no es a tal otro, es al Señor Jesús. Porque Él es el único que entregó su cuerpo para ser quebrantado por nosotros, el único que derramó su sangre gota a gota para hoy hacernos libres, para hoy darnos sanidad. Alabemos al Señor en nuestros corazones.
No sé ustedes, pero yo no me animo a ir enfrente al Trono en el Espíritu y decirle: «Padre, dame esto; Padre, dame aquello; Padre, saname acá; Padre, necesito un trabajo; Padre, te pido por mi hijo; Padre, me siento deprimido; alentame, Señor», sin antes adorarlo, sin antes alabarlo. Porque Él es digno, Él se merece una adoración en espíritu y en verdad. Hijos que lo amen antes que todas las cosas. Y para eso, esa es parte de mi llamado: transmitir, impartir este amor, esta adoración que siento por mi Señor Jesús, por el único, del único que me tomo de la mano, al único que amo, al único que me entrego, al único que le entregué toda mi vida, al único que me rindo, al único que sirvo, ante el único que me humillo, es ante el Señor Jesucristo. Porque Él se entregó primero, porque Él me amó primero. ¡Gloria al Señor! Cuando digo «¡Gloria al Señor!», no lo digo como muletilla, no lo digo para rellenar. Cuando digo «¡Aleluya!», es porque estoy amando a Dios, porque me sale del corazón. No puedo ministrar sin adorar al Señor. Ustedes tienen que volverse un corazón que arde de amor, primeramente hacia el Señor Jesucristo, hacia el Espíritu Santo y hacia nuestro Dios Padre. Y con ese mismo amor, amarás a tu prójimo.
Tuya es la honra, Señor, tuya es la gloria, tuya es la alabanza; a nadie más le corresponde. No busco gloria de los hombres, dijo Pablo, y yo tampoco la quiero buscar. Así que, en este momento, todos esos ojos que yo estoy viendo, que me estaban mirando a mí, que estaban poniendo su foco en mí, van a redirigir su mirada al único digno de recibir ese enfoque: a nuestro Señor Jesús. En esta noche, Señor, te alabamos juntos, te bendecimos, glorificamos Tu Santo Nombre. Tú eres el único Rey y Señor; ante Ti nos humillamos, solo a Ti amamos, solo a Ti necesitamos, solo a Ti te quiero buscar. Señor, no veo la hora de verte y de terminar esta carrera. Jesús, toca los corazones, tócalos fuerte como me estás tocando a mí, como me tocaste, Señor, como me llamaste. Rescata, rescata, rescata las almas perdidas, te lo ruego. Utilízame para sacar a las ovejas de los barrancos, para sacarlas de los pozos. Saca a los Josés que han vendido, a los que han echado dentro del pozo. Saca a aquellos que están crucificados por sus hermanos. Saca, Señor, saca todo puñal de aquel que se sienta traicionado. Sana todo corazón triste, sana todo cuerpo enfermo, elimina toda enfermedad, cambia todo espíritu angustiado por óleo de alegría. Yo creo, Señor, yo creo Tu Palabra. Yo sé que ya te estás moviendo. Sé, Espíritu Santo, que ya estás rondando las casas de mis hermanos, sanando, hablándoles a sus corazones, restaurando, solamente por causa de esta adoración, y sé cuánto más vas a hacer aún. Yo te creo, Señor, yo te creo.
Alegra los corazones, dales un remedio espiritual, quita vendas de los cautivos, de los ciegos, despierta a los que están dormidos, dale claridad a los que están confundidos. ¡Aleluya! A aquellos que están en lecho de muerte, yo te pido, Dios mío, que, como el rey Ezequías, que oró, lloró y te clamó para que le des más años de vida, si ellos realmente claman de corazón, si ellos lo hacen y se entregan, concédeles más tiempo para cumplir su propósito, para servirte, para adorarte, para ser un vaso de honra. Mientras caminen en esta Tierra, yo te pido, Dios mío, que todo aquel que tenga maldiciones sea libre en este momento. Yo te pido que todos los que no tienen techo, que a partir de hoy, por causa de estas oraciones, se los concedas, en el Nombre de Cristo Jesús. Libera toda casa de todo espíritu de contienda en esta noche; quiebra yugos, Padre Celestial de la Gloria.
Te alabamos, Señor, te anhelamos, te necesitamos, no podemos vivir sin Ti. Siento un fuego en mi pecho que arde de amor por Ti. Enciende todo corazón apagado, porque es muy triste no tenerte, es muy triste no amarte, es muy vacío, es vacío no conocerte. Yo pensaba que lo tenía todo antes de conocerte. Yo pensaba que era una mujer exitosa, que era una mujer sana, yo pensaba que tenía éxito, pero era todo un teatro, donde se caía el telón y me quedaba vacía, porque no tenía lo más importante: las cosas que duran para siempre, las invisibles, las eternas. Y no tenía Tu amor, Señor Jesús. Estaba engañada, y hoy tengo todo eso como basura, como basura, y no quiero volver atrás, y no pienso volver atrás.
Señor, úsame en esta noche como Tú quieras, para traer lo que Tú quieras, para impartir lo que Tú quieras, para sanar lo que Tú quieras, para hacer milagros. Estamos sedientos de beber de esas aguas milagrosas, estamos sedientos de ver sanidades, milagros, prodigios y señales. Dios mío, responde toda oración de todo hijo que te haya hecho una petición acorde a Tu voluntad. En el Nombre de Cristo Jesús te pido para esta noche nuevas oportunidades. Te pido nuevas oportunidades para mis hermanos y hermanas. Te pido que toda puerta que estaba cerrada y que sea una oportunidad que venga de Tu parte, Señor, y no del enemigo, que se abra. Que toda puerta que el enemigo haya cerrado en la vida de mis hermanos sea abierta en esta hora. Te pido que quites todo obstáculo de la vida de mis hermanos en esta noche, que te glorifiques. Te damos paso, nos humillamos delante de Ti, reconociendo que somos creación tuya, que nada podemos hacer si Tú no extiendes el brazo, que no tenemos ningún poder si no eres Tú el que fluye a través nuestro.
Señor Jesús, gracias, amado Salvador, porque eres perdonador. Te pido misericordia en esta noche para la vida de mis hermanos, para sus familias, para sus casas, para los enfermos, para los que están con COVID. Que Tu Espíritu Santo ya se empiece a mover en los hospitales. Te pido que toques con Tu dedo índice donde está toda enfermedad en este momento, echando fuera todo espíritu de enfermedad en el Nombre de Cristo Jesús. Te pido que quiebres toda esposa espiritual que está en las muñecas de los que están atados. Dice la Palabra del Señor: «Al que cree, todo le es posible» (Marcos 9:23). Si puedes creer, al que cree, todo le es posible. ¿Cuántos de ustedes creen en este momento que el Señor puede hacer un milagro en tu vida? ¿Cuántos de ustedes creen que el Señor va a responder tu oración porque ya te escuchó?
[Marcos 9:23, RVR1960] Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible.
Mientras yo oro, ustedes preséntense delante del Señor, diciéndole: Señor, yo te creo, eme aquí, aquí estoy. Yo recibo toda bendición, yo recibo toda liberación, yo recibo toda Palabra, todo consuelo, toda guía, todo lo que me quieras dar. Yo lo recibo y lo creo, en el Nombre de Jesús.
Mientras estoy alabando al Señor en lenguas del Espíritu Santo, en lenguas extrañas, veo que muchos de ustedes se sienten como que llevan una carreta, sienten que están cargados, sienten que están pesados, se sienten como un burro que está llevando una carreta, pero no tienen la fuerza de ese animal. Es peso extra, es peso que les pesa demasiado, que los hace sentir pesados, que sienten que ya no pueden más, que se van a desmayar en el camino. Eso es lo que veo. En este momento, en el nombre poderoso de Cristo Jesús, yo corto todo yugo de mis hermanos, porque nada es imposible para Dios. Y lo dice la Palabra del Señor en Marcos 9:23, no lo digo yo, lo dice en las Escrituras: «Si puedes creer, al que cree todo le es posible». No dice parte, no dice algunas cosas, dice todo, todo le es posible. Y yo en este momento corto todo yugo, toda pesadez, todo peso que no tiene que estar, que el enemigo te puso. Lo quito de tus espaldas, aliviano tu viaje. La Palabra del Señor dice: «Venid a mí, porque mi yugo es liviano». ¡Aleluya! Nosotros queremos llevar Tu yugo, Señor, no queremos llevar ningún yugo que no nos corresponde.
En este momento renunciamos. ¿Cuántos de ustedes renuncian a todo yugo que no quieren llevar y que no viene del Señor Jesús? Porque su yugo es liviano. Renunciamos a toda carreta pesada que está cargada; veo una carreta cargada de sacos pesados. En este momento quito todo eso en el Espíritu, quiebro todo yugo de los hombros, de las espaldas. En este momento coloco mis manos por fe en las espaldas de todo hermano, de toda hermana, quebrantando todo yugo de pesadez, quebrantando todo yugo que no les permite avanzar de una manera liviana, de una manera libre.
Ahora, mientras canto en lenguas, el Espíritu me muestra gente que tiene sogas espirituales alrededor del cuello. Quizás te sentís como si te estuvieras ahogando en tu vida; te sentís ahogado, te sentís como si te estuvieran estrangulando en el Espíritu, pero no es nada físico aparentemente. Se siente como un ahogo espiritual, y en este momento voy a orar por eso. Si a vos te pasa eso, te invito a colocar tu mano en el cuello y recibir esta oración por fe, en el Nombre de Jesús.
En este momento, yo corto toda soga espiritual alrededor del cuello de mis hermanos. Yo quito toda serpiente que esté oprimiendo el pecho, que los esté ahogando. Hay gente que se siente ahogada económicamente, y esto que yo vi en el Espíritu, esta soga que ata a sus cuellos, era la que los hacía sentir como cuando alguien realmente está hasta el cuello, como decimos en Argentina, pero a nivel económico también. Quiere decir que se sentían ahogados, se sentían sin salida. Pero en este momento, yo quito todas esas sogas que los ahogan económicamente. Padre, te pido liberación en este momento.
Mientras yo oro en el Nombre de Jesús, algunos de ustedes van a tener ganas de escupir, de toser, de vomitar. Tal vez sientan que les sale el pecho, o que les sale el pecho en la boca, o tal vez sientan que les sale líquido de los ojos, de la nariz o de la boca. Está bien, déjenlo salir, porque significa que Jesús, el Libertador, los está liberando. También eructos, puede ser que tengan ganas de eructar; dejen salir este tipo de manifestación de su cuerpo, déjenla que se manifieste, porque es el Señor el que se está moviendo en sus cuerpos y liberándolos. Aleluya. En este momento, Padre, yo te pido por liberación. Los bostezos también, dejen salir el aire que está dentro suyo.
Limpieza en el Nombre de Jesucristo. En este momento, algunos de ustedes van a sentir que las emociones se mueven: van a tener ganas de llorar, o van a reírse, o van a tener ganas de alabar al Señor, cosas que quizás hace tiempo no sentían. A algunos de ustedes quizás se les va a venir algún trauma a la mente, algo que hace mucho no pensaban, algo que les sucedió en el pasado y que los dejó traumados. Si eso te pasa, entregáselo al Señor en esta noche para que Él te pueda sanar. Dejá salir todo llanto, toda tristeza, toda angustia, toda desesperación. Dejá correr esas lágrimas y, después, dejá que el Señor te limpie esas lágrimas de tu rostro y que llene ese vacío con la alegría, con el gozo, con la alabanza del Espíritu Santo. Ustedes van a ver que cuanto más alaban a Dios, cuanto más lo adoran, estén como estén, así estén muy mal por las situaciones que estén pasando, más liberación, más sanidad van a sentir que viene a sus vidas si lo creen.
Hay algunos de ustedes que tienen que tomar decisiones importantes. En este momento está viniendo claridad a la mente de algunos para que sepan qué tipo de decisión tomar. Veo a alguien que tiene que escribir una carta para avisar algo a otra persona, como para darle aviso de alguna decisión importante que ha tomado, pero todavía no se anima. No sabe si mandarla o no, no sabe si decirle esto a esa persona o no. Pero hoy vas a recibir seguridad por el Espíritu Santo de Dios.
Padre, te sigo pidiendo por liberación. En este momento toco todas las frentes y cabezas, arriba, a los costados, en la nuca, y echamos afuera todo dolor de cabeza en el Nombre de Jesús. En esta hora prendo fuego toda cabeza por el Espíritu Santo de Dios, trayendo sanidad, trayendo liberación. Veo a alguien que tenía mucho dolor de cabeza, que ya no soportaba los ruidos, que se sentía oprimida. Esta persona, yo en este momento oro por liberación de toda opresión espiritual en todo el que crea, en todo el que reciba. Oro por sanidad. Veo cadenas que se están cayendo en esta noche. Veo esposas espirituales, grilletes en los tobillos que se están soltando en esta noche. Veo corazones que están siendo circuncidados.
Jesús llama al arrepentimiento, concede el arrepentimiento genuino a todo aquel que lo esté necesitando. El Señor, en esta noche, está llamando a alguien. Lo está llamando a seguirlo. No tengas miedo, hijito, no tengas miedo de seguirme, porque solo quiero para ti cosas buenas. Hay alguien que recién se está entregando al Señor Jesús, pero a veces todavía duda, todavía se pregunta si seguir al Señor Jesús o no, si estará bien este camino que está tomando. A veces hay personas que lo quieren hacer dudar. Se hace muchas preguntas en su corazón: ¿de qué se trata todo esto de ser un discípulo de Jesús?, ¿de qué se trata todo esto del bautismo del agua?, ¿cómo es esto de los dones del Espíritu Santo? Pero el Señor Jesús te dice a través mío que te tomes de su mano y que no tengas miedo, porque Él es el perfecto Sanador, porque Él es el perfecto Salvador, porque Él va a restaurar tu vida. Todas las cosas, todas las áreas donde estuviste sufriendo por tanto tiempo, Él las va a restaurar. Él va a hacer milagros en tu vida, y las cosas que estaban mal desde hace tanto tiempo, que nadie nunca pudo sanar… Quizás concurriste a psicólogos, a psiquiatras, buscaste el remedio en técnicas de meditación, buscaste el remedio en otras cosas, pero nada de eso pudo sanarte, restaurarte, nada llenó el vacío que venís sintiendo desde hace tanto tiempo. Hoy es tu oportunidad de entregarte al Señor Jesús, porque, como el Señor dice: «Mi yugo es liviano, y todo aquel que tenga sed, beba de mis aguas y no tendrá sed nunca más». El Señor te dice en esta noche: no tengas miedo. Veo más que nada a un hombre que está en esta situación, que se está entregando al Señor Jesús, que tiene que dar un paso importante para poder bautizarse en el agua. Me parece verlo, y el Señor le dice: no tengas miedo, no tengas miedo de adueñarte de la vida eterna, de adueñarte de los tesoros eternos que tengo preparados para ti. Hay muchas cosas que no podés ver y que las vas a tener que creer por fe. No las vas a ver con tus ojos, pero es por fe, dice el Señor. Gracias, Padre, por hablar a esta vida.
En este momento, todos aquellos que no hayan recibido el bautismo del Espíritu Santo, voy a orar para que sean bautizados en el Espíritu Santo de Dios. Primeramente, rompo toda maldición en la vida de mis hermanos; quito toda nube de maldición de sobre sus cabezas, despejo los cielos en toda vida que está escuchando esta Palabra. En el Nombre de Cristo Jesús, corto toda brujería en ustedes, en la casa de ustedes, en sus hogares, familias, pertenencias, mascotas, plantas, en su territorio. En este momento, por fe, coloco mis manos en el suelo de las casas de mis hermanos y santifico todo terreno a donde pisan, a donde viven. ¡Aleluya! Quito todo altar de Satanás de todos los hogares de mis hermanos. Todo altar que ya no tiene derecho de estar ahí, lo destruyo en esta hora.
El Espíritu Santo me dice que en esta noche velas que estaban apagadas se van a encender. Esto significa que el Señor va a bautizar con el Espíritu Santo a varias personas. Así que te pido, Espíritu Santo, que vayas cayendo como la paloma que bajó sobre la cabeza de Jesús y los bautices en el Espíritu Santo, Señor Jesús, en esta hora. Veo al Espíritu Santo que se está moviendo alrededor de ustedes. Algunos van a sentir un fuego que cae desde la coronilla hasta abajo; algunos no van a sentir mucho; algunos van a empezar a hablar en lenguas del Espíritu Santo. Si sienten que les viene como de hablar en una nueva lengua, no duden, hablen, porque en este momento el Señor los está bautizando con el Espíritu Santo y les está entregando el don de lenguas a algunos de ustedes, además de impartirles dones. Veo una palomita que representa al Espíritu Santo.
Veo una paloma blanca que se ha posado sobre varios de ustedes en esta noche. Así que, si de acá en adelante, en algún momento, sienten ganas de hablar en unas lenguas que antes no tenían, los invito a practicar esas lenguas, porque el Espíritu Santo les ha dado el don de lenguas en esta noche, junto con su presencia, a varios. Señor, te pido que sigas bautizando con el Espíritu Santo en esta noche. ¿Cuántos lo reciben? ¿Cuántos anhelan o anhelaban ese bautismo? Veo que el Espíritu va recorriendo distintas casas y va encendiendo velas que estaban apagadas. Yo te creo, yo lo creo, Señor. Comiencen a alabar al Señor. Yo sé que muchos de ustedes están sintiendo la presencia del Espíritu Santo en sus vidas en este momento, en sus casas. Veo que algunos se sienten tímidos de hablar esas lenguas, sienten ganas de hablar en unas nuevas lenguas, pero están dudando. No duden, aprovechen este momento donde el Espíritu Santo se está moviendo entre ustedes y hablen esas nuevas lenguas.
Cierro, corto todo bloqueo para que no se pueda hablar el don de lenguas en esta noche. En el Nombre de Jesús, quito toda represa espiritual para que las palabras fluyan. Reprendo toda serpiente que estaba reteniendo las lenguas, la lengua física en la boca de mis hermanos, para que no puedan hablar, para que no puedan soltar las lenguas de fuego. Bendigo su boca, su garganta, sus lenguas. Veo una señora, creo que es ama de casa o que trabaja cuidando casas o limpiando casas o algo así, pero es una señora muy casera, digamos, y en este momento ella está recibiendo el Espíritu Santo y el don de lenguas. Está con las manos levantadas alabando al Señor, creyéndole y recibiendo sus dones. ¿Cuántos alaban al Señor? ¿Cuántos le creen lo que está haciendo esta noche entre nosotros? Gracias, Señor, por tus bienes.
Ahora, mientras el Espíritu Santo sigue trabajando y sigue haciendo su obra por causa de esta oración, voy a orar por toda tristeza, por toda angustia. Hoy va a ser el último día que sientas que esa angustia no te deja vivir. Hoy voy a arrancar esa espina de tu corazón en el Nombre de Jesús, y vas a ser una nueva persona a partir de mañana. Mientras yo oro por este tema, vas a sentir quizás que la angustia se multiplica, porque es como si el espíritu de tristeza se levantara. Es como si el espíritu de tristeza que te angustiaba, que estaba bajo la superficie, cuando yo empiece a orar, va a salir hacia arriba de la superficie, se va a manifestar, y vas a sentir una tristeza multiplicada por un tiempo hasta que esto te deje. Así que, si sentís muchas ganas de llorar, si sentís una angustia que tenías retenida y que finalmente quiere salir, yo te aconsejo que lo dejes manifestarse, para que luego tu corazón quede vacío de esas lágrimas y el Señor las pueda llenar con el gozo del Espíritu Santo, con sanidad del corazón.
Yo sé que, especialmente, hay muchas mujeres que están llorando en esta hora ya, desde antes de que yo lo diga, así que dejen que esto se manifieste. Hay mucha angustia en los corazones. Dice el Salmo 147, versículo 3: «Él sana a los quebrantados de corazón y venda sus heridas». Señor Jesús, te alabamos. Te pido que sanes a los quebrantados de corazón, que son muchos, a los que tienen el corazón partido en pedacitos y les cuesta reponerse, les cuesta levantarse. Se sienten caídos, deprimidos, tristes, angustiados, hastiados de tanta tristeza, de tanto dolor, de tanto sufrimiento. Yo te pido que todo corazón que esté quebrantado en esta noche se una de nuevo en el Nombre de Jesús. Dice el Salmo 147: «Él sana a los quebrantados de corazón y venda sus heridas». Yo proclamo este Salmo en esta noche: Él sana a los quebrantados de corazón y venda sus heridas. Tú, Señor Jesús, sanas a los quebrantados de corazón y vendas sus heridas. Ahora veo al Señor que está colocando vendas en tu corazón. Hijita, dice el Señor, ¿por qué tan triste?, ¿por qué tan angustiada? Yo te voy a levantar, no dudes de mi amor, no dudes de mí. Yo voy a darte ese bastón espiritual que necesitás para poder empezar a caminar, porque veo que algunos de ustedes estaban tan mal, tan tristes, tan angustiados, tan deprimidos, que no podían levantarse del piso en el Espíritu. Pero hoy el Señor Jesús dice: «Acá estoy, no me he olvidado de ti. Estoy al lado de tu cama, estoy al lado tuyo cuando me estás hablando, cuando estás llorando porque estás mal, porque estás triste, porque estás angustiado, porque no ves ninguna salida. Estoy al lado tuyo, te estoy escuchando y hoy quiero secar tus lágrimas. Hoy te doy nuevas fuerzas, fuerzas de búfalo, para que no solamente te levantes, sino que te levantes con fuerza. Yo te voy a ayudar a caminar, te voy a ayudar a ir hacia adelante y vas a empezar a moverte. Te voy a dar una nueva esperanza y vas a ver salir el sol en el horizonte, porque veías todo oscuro».
Veo gente que estaba tan mal que veía todo oscuro, no veía salir el sol, no veía el horizonte. Cuando se levanta el sol y empieza a alumbrar todo lo que estaba en oscuridad, Yo soy tu sol de justicia y Yo te voy a mostrar mi luz, pero tenés que creerme, dice el Señor. Te tenés que aferrar a mí, te tenés que tomar de mi mano. Ya no le creas a la tristeza cuando te habla del dolor, ya no le creas a la incredulidad que te dice que no me creas, ya no le creas a la angustia que quiere enfermar tus huesos por causa de esa tristeza. Ya no le creas al diablo que te quiere tener tirada, tirado en una cama sin que hagas nada, creyéndole a la enfermedad, creyéndole a la depresión, creyéndole a la desesperación, creyendo que ya no hay ninguna salida. Te mintió, dice el Señor, porque Yo soy la salida. Yo tengo las llaves que abren las puertas y que nadie puede cerrar; Yo tengo la llave que cierra las puertas y que nadie puede abrir. ¿Quién es más poderoso que Yo, Jesús, el Rey, el Santo? Porque le creíste, le creíste a la desesperación, le creíste a la depresión. Pero hoy te doy una oportunidad de tomar una nueva decisión, porque Yo te puedo rescatar, pero tenés que querer salir de ese pozo, tenés que querer tomarte de mi mano. Porque no soy Yo el que no te la extiende, sino que sos vos el que no creés que te la estoy extendiendo. Sos vos el que decidís creerle al diablo en vez de a mí, porque él no es luz, es oscuridad; él no es amor, él es odio; él no es sanidad, él es enfermedad; él es maldad. Y todo esto que estás escuchando, le dice el Señor a todo aquel que está deprimido, triste, angustiado, desesperado, que piensa que ya no hay salida: hoy podés tomar una nueva decisión, hoy podés elegir tomarte de mi mano y levantarte, por más que el primer paso te cueste, por más que los músculos te duelan cuando te levantes, porque hacía tanto tiempo que no los usabas. Y esto es como una alegoría, como una metáfora: los músculos espirituales. Pero si seguís creyéndome a mí y poniendo tu foco en mí, tu mirada en mí, y quitando tus oídos de las mentiras que te habla el enemigo para tumbarte en el piso hasta matarte, entonces vas a ver maravillas, milagros, mis respuestas. Entonces se va a abrir aquella puerta que pensabas que nunca se iba a abrir. Entonces vas a ver la sanidad en ese ser querido que tanto me pediste. Pero si no me estás creyendo, porque estás eligiendo creerle a otra voz, no vas a ver estos milagros.
Yo necesito que me mires. Yo quiero que me creas. Yo quiero sanarte, pero lo tenés que tomar, lo tenés que creer, tenés que abrirme la puerta de tu casa cuando estoy golpeando, porque hay muchos que me cierran la puerta en la cara. Sin embargo, Yo sigo golpeando. No es que voy y golpeo una vez a la casa de algunos. Voy a golpear una casa y me cierran la puerta, no me abren, o me abren y, cuando me ven, me cierran la puerta en la cara. Yo quiero que me abras esa puerta de tu corazón, de par en par. Yo no quiero que te asomes, Yo no quiero que me mires por el cerrojo. Yo quiero que la abras y que me digas: «Señor, entra en mi casa, te estaba esperando, te estaba llamando, te estaba invitando. Pasa, Señor, pasa y remueve todos los muebles que están sucios, lleváte todo lo que está debajo de la alfombra, no lo quiero más, estoy cansado de esta vida. Limpia toda mi casa, renueva todos los muebles, cambia, yo te doy permiso. Cambia todo lo que quieras cambiar».
Yo quiero que me des libertad a través de tu voluntad para que Yo me pueda mover libremente dentro de tu casa, que representa tu vida, dice el Señor, para quitar aquellos muebles que están estorbando el paso, para agarrar el piso que está lleno de tierra. Yo quiero pasar escoba espiritual en todos los rincones a donde está sucio. Pero depende de ti: utilizá, utilizá tu voluntad para creerme, utilizá tu voluntad para llamarme, para abrirme, para buscarme. Utilizá tu voluntad para recibir los bienes que te doy.
Alabado sea el Señor que vive para siempre, y Su Palabra dice en Mateo 8:16 y Mateo 8:8 lo siguiente:
[Mateo 8:16, RVR1960] Y cuando llegó la noche, trajeron a él muchos endemoniados; y con la palabra echó fuera a los demonios, y sanó a todos los enfermos.
[Mateo 8:8, RVR1960] Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará.
«Con la Palabra echó fuera a los demonios». «Solamente di la Palabra, y mi criado sanará». Esta noche, a través de la Palabra y en el Nombre de Jesús, demonios van a ser echados fuera, enfermedades van a ser sanadas.
En Marcos 16:17, así dice el Señor:
[Marcos 16:17, RVR1960] Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.
«En mi Nombre», dijo el Señor. De gracia recibisteis, dad de gracia, dice Mateo 10:8, y vuelve a repetir el Señor en este versículo: «Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, de gracia dad». Esta noche cumplimos con esta orden, cumplimos con este comando en el Nombre de Jesús: sanamos enfermos y echamos fuera demonios por la Palabra.
[Mateo 10:8, RVR1960] Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia.
¿Cuántos le creen al Señor que aún está haciendo estas cosas entre su pueblo? En este momento voy a orar por toda enfermedad de la cabeza en el Nombre de Jesús. Todo problema mental va a irse en esta noche. Hay mujeres que tienen problemas graves de confusión. No es que están confundidas de una manera normal, tienen un problema de confusión que hasta les genera mareos físicos, algunas hasta desmayos, dolores de cabeza, episodios de confusión donde se pierden. Hoy voy a orar por estas cabezas. Reprendo todo espíritu de enfermedad mental en esta noche, de confusión, de esquizofrenia, de psicosis, de bipolaridad. Toda confusión, sea la gravedad que tenga, es reprendida y echada fuera en esta hora. Todo problema en el cerebro, toda enfermedad física que esté generada por una causa espiritual o no, es sanada en esta noche en el Nombre de Jesús.
Oro por epilepsia. Desato toda mente atada, liberto toda mente que estaba cautiva por el enemigo. En esta noche hay ángeles que están quitando espíritus que estaban alojados en algunas, no todas, pero en algunas cabezas de hermanos que están escuchando esta ministración. Hay una lucha espiritual en este momento. Oramos todos juntos para echar fuera todo demonio que provoque problemas mentales y problemas cerebrales. Oramos por toda parálisis cerebral, cancelamos todo ACV que se quiera manifestar en toda cabeza de mis hermanos. Veo nudos mentales que en este momento desato en el Espíritu en toda mente. ¡Aleluya! En esta noche oro por todo mareo, restablezco el equilibrio y quito todo mareo en el Nombre de Jesús. Quiebro todo pacto satánico sobre la vida de mis hermanos que haya provocado problemas mentales. Cancelo y corto toda maldición familiar de problemas mentales. Todo dolor de cabeza se va en este momento. Todo dolor de cabeza generado también por problemas de presión en este momento disminuye. Padre, te pido que hagas libre a todo hermano que tenga esquizofrenia y toda enfermedad mental que yo no esté nombrando en este momento.
Señor, problemas de locura, escucho la palabra «insano». Toda mente insana queda sana en este momento. Veo una balanza que estaba desequilibrada; en este momento está siendo balanceada. Esto significa que está trayendo sanidad el Señor. Oro por toda falta de memoria. Señor, restablece todo problema de memoria en mis hermanos y en mí. Te pido por toda persona que haya tenido un derrame cerebral para que la restablezcas, la sanes, la restituyas. Todo aquel que esté en una cama recuperándose de toda enfermedad de la cabeza en este momento, te pido que mandes a tus ángeles a sanar a estas personas, a desparramar aceite de sanidad en el nombre de Jesucristo. Bendigo toda mente, todo cerebro, toda cabeza. Veo nudos, cabezas que estaban atadas en el espíritu por el enemigo. Se están desatando esos nudos en esta noche. Todo huevo de arañas espirituales que hayan colocado en las mentes de mis hermanos es quemado por el fuego del Espíritu Santo. Toda idea contraria, todo dardo del enemigo que haya ingresado en tu mente, lo quito.
Toda locura por causa del COVID-19 la sano en este momento, porque he visto testimonios y me han mandado testimonios de personas que han tenido COVID-19 y han tenido como episodios de una especie de trauma mental, que antes nunca habían tenido. Al orar por esas personas, han recibido la sanidad de estas cosas. Toda mente afectada por todo virus, por toda bacteria, te echo fuera. Echo fuera todo espíritu que se aloja en toda pierna, en todo miembro del cuerpo. Prendo el fuego del Espíritu Santo en todo miembro en esta hora. Quito todo temblor en el nombre de Jesús.
Hay niños que son hiperactivos. Todos los niños normalmente son muy activos, pero estamos hablando de un desequilibrio en el comportamiento de algunos niños. En este momento oro por todo niño, toda niña, todo bebé que aún no se ve esto manifestado, pero que igualmente lo tiene hereditariamente. Oro por todo hijo, hija, nieto, nieta, sobrino, sobrina o por todo niño que tenga este problema. Vamos a orar por ellos y ustedes los van a presentar al Señor, y yo voy a orar. Señor, en este momento te pido sanidad de toda hiperactividad de todos estos niños que mis hermanos están presentando en este momento. Presentamos a nuestros hijos y nietos. Quiebra toda brujería sobre ellos que se esté manifestando, esta actitud no sana. Te pido, Dios mío, que cualquier desbalance en su cerebro que esté provocando este comportamiento, que lo equilibres en esta hora milagrosamente. Te pido, Dios, que sanes toda enfermedad en el cerebro de estos niños y también te pido que sanes sus almas, todo nerviosismo. Hay muchos niños que están muy nerviosos. Los veo muy nerviosos por situaciones que están pasando: nerviosos porque sus papás se están separando, nerviosos porque los padres no tienen trabajo y están muy preocupados. Estos niños se contagian de estas emociones de los padres y los afecta.
Veo niños que están muy inquietos; los van a ver muy inquietos, como que se mueven mucho tiempo. Tienen ansiedad, como que mueven sus miembros todo el tiempo, no pueden dejar las piernas tranquilas o siempre están haciendo algo con las manos que no pueden controlar o dejar de hacer. Me muestra el Espíritu que es por una situación de nerviosismo, donde están pasando por una situación en la que los mismos adultos que están a su alrededor están experimentando este tipo de ansiedad, esta preocupación, este afán, y ellos están en este ambiente y lo manifiestan de esa manera. Así que, por más difícil que sea tu situación, te aconsejo canalizarla en oración al Señor y confiar en Él, a pesar de que aún no puedas ver los resultados. Porque, si elegís dejarte llevar por estos estados emocionales de ansiedad, preocupación, miedo, tristeza y demás, esto no solamente te va a afectar a vos y a tu cuerpo, comenzando a manifestarse ciertos síntomas o enfermedades, sino también a tus hijos, porque ellos beben de la misma atmósfera espiritual donde están conviviendo contigo.
Vamos a orar por esos niños. Bendigo a todo niño en el Nombre de Jesús, los cubro con aceite de restauración, con aceite de sanidad, con aceite de poder. Bautizo con el Espíritu Santo que el Señor Jesús quiera bautizar en este momento. Los desato; hay niños que estaban atados espiritualmente por distintas razones, pero los desato en esta hora. Quito toda soga espiritual, cae toda cadena alrededor de ellos. Les cierro las ventanas de los sueños a Satanás para que no los pueda afligir durante la noche cuando están descansando. Le cierro la puerta al enemigo para que no pueda meterse en sus sueños y trastornarlos en la noche.
Padre Santo, te pido por todo niño que tenga pesadillas o sueños que vienen del mal, de la oscuridad. Te pido que cierres esa puerta y que les des sueños que provengan de Tu parte, Señor, sueños reveladores, que les den paz, consuelo, donde encuentren el descanso que durante el día no pueden encontrar, tal vez. Sueños donde les des regalos espirituales, sueños con don de ciencia, sueños donde les des una solución para los padres, que los mismos padres tal vez no podían encontrar. Y te vuelvo a pedir, Señor, por esa hiperactividad, por todo espíritu que los esté molestando de cualquier manera. Lo reprendemos, colocamos un vallado, un cerco espiritual alrededor de estos niños que mis hermanos están presentando y aun en mi ambiente, Señor. Quito toda nube de maldición, de enfermedad sobre ellos. Te pido por las personas que tienen autismo. Tu Palabra dice, Señor, que nos iban a seguir las señales. En el Nombre de Jesús, te pido, Dios, que hagas señales en esta noche entre nosotros, sanando todo autismo, restaurando toda vida que tiene autismo a cero, Dios mío. Te pido por milagros y sigo desatando toda alma que tenga autismo.
Señor, te pedimos perdón por todo pecado de adivinación en nuestro árbol familiar, en nuestra familia, en nuestros padres, en nuestros abuelos, bisabuelos, en toda nuestra línea familiar. Te pedimos perdón por toda brujería que haya sido cometida por nuestros familiares en el pasado. Te pedimos perdón por todo pacto que se haya hecho con el diablo y que haya provocado que se generen estas enfermedades. Te pedimos perdón por aquellos familiares que vendieron sus almas al diablo. Aunque algunos no lo crean, sé que estas cosas suceden, y puedo asegurar que es así. Veo familiares que han vendido su alma al diablo, y esto ha provocado este tipo de enfermedades en algunos casos. Los invito a que pidan perdón en este momento en nombre de su familia, para poder pedir al Padre sanidad de estas cosas y que se corte esta maldición en las generaciones futuras.
Padre, te pedimos perdón por toda bruja que haya habido en nuestra línea de sangre, por todo brujo, por todo hechicero, por todo adivino, Señor, por todo aquel que haya obrado milagros falsos con el poder de Satanás. Te pedimos perdón por todo familiar en nuestra línea de sangre que haya hecho pactos de sangre con Satanás, que se haya dedicado a tirar las cartas o a adivinar a través de distintas herramientas. Padre, te pedimos perdón en nombre de nuestros familiares y te pedimos que, de ahora en más, estas maldiciones que hayan quedado sean cortadas en el Nombre de Jesucristo en todas nuestras futuras generaciones. Aleluya.
Veo familiares que han sido satanistas, luciferianos o masones. Señor, te pedimos perdón por todo este ocultismo, por todas estas prácticas idólatras y ocultas: brujería, manipulación contra el Señor, control, todo lo que se haya hecho en nuestra línea de familia que no está permitido. Te pedimos perdón en nombre de nuestros familiares y te pedimos que sanes nuestra sangre, nuestra generación. En el Nombre de Jesús, cortamos sobre nosotros, sobre nuestros hijos, sobre nuestros nietos, toda maldición que se transmita por causa de este pecado.
Veo niños que tienen discapacidades; no solamente niños, veo personas que tienen discapacidades, personas que tienen dificultad para mover los miembros, las manos o los pies. Padre, te pido que cortes todo vudú en el Nombre de Jesús, de todo por el cual intercedamos en este día. Quito todas las agujas que están clavadas en el espíritu de todas las personas que me estás mostrando que tienen discapacidades. Quiebro todo pacto satánico que se haya hecho con el nombre de toda persona que está siendo presentada a ti en esta hora. Quiebro toda maldición sobre nuestros nombres y te pido salvación y sanidad. Que Tu Espíritu Santo se esté moviendo en esta hora en toda mano, en toda extremidad, en todo pie, en toda pierna, en cualquier parte del cuerpo que esté incapacitada. Te pedimos milagros, Señor, en esta noche. Todo brazo caído, todo hombro caído se empieza a mover. Fuego del Espíritu Santo en todas estas extremidades. Yo corto toda brujería en los miembros de todo hermano. Yo santifico todo miembro, todo hueso que no crece bien, todo hueso torcido lo enderezo, toda articulación dañada, todo tendón roto se restablece en esta hora. Señor, te pido que se levanten los paralíticos de las sillas por Tu poder. En el Nombre de Jesús te pido por los sordos. Coloco mis manos sobre sus oídos y abro todo oído que estaba cerrado; echo afuera todo espíritu de sordera, quito todo tapón espiritual de los oídos de mis hermanos que no les permite oír, tanto física como espiritualmente. Zumbidos, zumbidos de oído, los corto, los freno, los paro. Todo tapón de cera que estoy viendo empieza a caer a partir de esta noche. Todo eco que sientan mis hermanos en sus oídos, toda pérdida de la audición es restaurada. Todo dolor de oídos, toda inflamación se sana en este momento. Fuego del Espíritu Santo está quemando algunos oídos. Seguimos orando por toda sordera, tanto física como espiritual. Abre, Señor, abre todo oído; trae libertad, sanidad y restauración. Gracias, Señor. Amado Santo, ayúdanos a aprender cómo escuchar a nuestro prójimo, a no taparnos los oídos por no querer escucharlos. Ayúdanos a ser un oído para el otro, para el que lo necesite, para el que se sienta solo. Ayúdanos a saber escuchar. Muchos de nosotros sabemos hablar, pero no sabemos escuchar. Restaura nuestra audición, restaura nuestro equilibrio entre hablar y escuchar.
Oro ahora por todo ojo enfermo, por todo iris enfermo, que sea sano en esta hora. Por toda miopía, por todo astigmatismo, por todo glaucoma, en el Nombre de Jesús, se abren los ojos espirituales en esta noche. Unjo todo ojo; todo problema de retina es sanado. Fuego del Espíritu Santo que quema, que sana, que restaura. Veo células que están restaurando ojos en este momento. No sé bien cómo explicar la visión, pero veo que las cadenas químicas del ojo, que estaban rotas, se van restaurando, uniendo nuevamente. Es difícil de explicar esta visión, pero interpreto que significa que el Espíritu Santo está restaurando ojos, y también algunas sanidades van a ser progresivas a partir de ahora. Te pido, Señor, que todos mis hermanos puedan dejar de usar los lentes, ya sea de contacto o los otros. Padre, devuelve la visión a todo ciego. Te pido un milagro de sanidad para todos los ciegos. Abro los ojos cerrados por el enemigo, abro todo ojo que el enemigo cerró por causa de brujería. Todo aquel que haya recibido un trabajo de brujería para cerrar sus ojos: es quebrado ese trabajo, es quebrada esa brujería, es cancelada y cae por tierra como si no fuera nada, como si nunca hubiera existido. Y caen las escamas de los ojos que estaban ciegos. Todo problema en el nervio óptico está siendo restaurado. ¡Aleluya! Alabemos al Señor. Gracias, mi Rey.
Oro ahora por todo órgano interno del cuerpo. Lo veo al Señor Jesús que me señala los órganos internos y la sangre. Hay muchos cuerpos que tienen la sangre sucia, me está revelando el Espíritu Santo, y veo que la sangre sucia y la sangre que está ácida están enfermando lentamente los órganos y entran en una agonía. Yo quiebro toda maldición sobre la sangre en todo aquel que cree, en todo aquel que recibe esta oración en el Nombre de Cristo Jesús. Hay sangres que tienen falta de glóbulos de distintos tipos y de distintas partes que componen la sangre del ser humano. Hay desbalances en la sangre que en este momento el Espíritu está trabajando en ustedes y está restableciendo los valores de las distintas partes de la sangre. Oramos por anemia, por leucemia; cancelo todo cáncer de la sangre.
Oramos ahora por todo problema del sistema inmunológico. Este sistema lo veo como un ejército que defiende, pero hay algunos sistemas inmunológicos que están como un ejército débil, me dice el Espíritu Santo. En este momento fortalezco todo sistema inmunológico, levanto todo lo que estaba caído, y en este momento el sistema inmunológico de algunas personas está empezando a trabajar como un ejército que recibe nuevas fuerzas, trabajando contra el enemigo que está en el cuerpo. Yo quiebro toda maldición que mis hermanos tengan, que provoque enfermedades en el sistema inmunológico, en el Nombre de Cristo Jesús.
Hay una enfermedad que es de una hormona de las glándulas tiroides. Vamos a orar ahora por la tiroides. Fuego del Espíritu Santo, fluye ahora en toda tiroides, en este momento restableciendo los valores a donde tienen que estar, estos índices que algunos están por demás arriba y otros por demás abajo. Los enderezamos en el Nombre de Jesucristo por fe. Hipotiroidismo, hipertiroidismo, todo cáncer de la tiroides y toda enfermedad que yo no esté nombrando ahora de la tiroides queda sana en esta noche. Alguien va a empezar a dejar de tomar pastillas que tomaba por la tiroides en esta noche. Corto toda maldición sobre tu tiroides y corto toda brujería que afecte a la tiroides.
Oramos ahora por enfermedades de la piel. Cancelo, corto toda brujería que afecte a la piel de todo aquel por el cual estamos intercediendo y presentamos delante del Trono de Dios. Veo alguna enfermedad que es como con ampollas o algo así en la piel, no sé qué es, pero en este momento corre el fuego del Espíritu Santo sobre este cuerpo, quemando toda ampolla, desarmando toda serpiente que se estaba moviendo por debajo de la piel, enfermando el cuerpo en el Nombre de Cristo Jesús. Problemas de acné, vengo contra ti en esta hora; todo espíritu de vergüenza que se aloje en las caras provocando acné, te reprendo en esta hora. Todo aquel que tenga problemas de vergüenza se tiene que arrepentir y pedirle al Señor que lo libere de la vergüenza. Todos nos arrepentimos de tener vergüenza. Toda rosácea es sanada en este momento.
Miren lo que me está revelando el Espíritu Santo. Cuando una persona tiene problemas de vergüenza, no es una vergüenza que se da alguna vez de aquí o allá, es una vergüenza constante. Le cuesta estar enfrente de otras personas sin estar completamente pendiente del qué dirán, le cuesta enfrentarse, estar frente a otras personas, hablar, presentarse. Les da vergüenza su apariencia, temen hablar, temen hacer cualquier cosa delante de los demás. También hay gente que tiene vergüenza de predicar, de ir al frente, de hablar, de decir lo que siente, de conocer a alguien nuevo, de saludar a alguien nuevo o incluso a alguien que ya conocen. Todo este tipo de vergüenza no deja a la persona moverse con libertad ni tener una vida normal. A veces estas personas están esclavizadas por un espíritu que les provoca esto. Ese espíritu, muchas veces —y no quiero decir que esta revelación es absoluta—, pero comparto lo que el Espíritu Santo me está mostrando y ya me lo había mostrado antes, ese espíritu se aloja en la cara de la persona. Ustedes van a ver que, cuando la persona está expuesta, la cara se pone roja. Ese es uno de los signos de una manifestación de la vergüenza. Este mismo problema, a veces —no siempre, vuelvo a repetir—, provoca problemas en la piel del rostro, como puede ser la rosácea o el acné. En este tipo de enfermedades, he visto que esta es la causa. El Espíritu me ha revelado esto, pero no es siempre así. Lo repito para los que toman todo lo que uno dice para después hablar mal o entenderlo como quieran: no todas estas enfermedades son causadas por esto. Sin embargo, es lo que he visto regularmente y lo que el Espíritu me está hablando ahora. Si vos tenés este problema, quiero hacerte consciente de que esto es un problema que tenés que enfrentar. La Palabra del Señor dice en Santiago 4:7: «Obedeced a Dios, resistid al diablo y él huirá de vosotros». Hay que empezar a luchar contra este espíritu, contra esto que no viene del Señor. Es necesario arrepentirse y pedirle perdón al Señor por haberle dado lugar a que la vergüenza se manifieste. Inclusive, la gente a veces se prohíbe de hacer muchas cosas por causa de la vergüenza; se pierde de muchas cosas en su vida por esta razón. Es un problema serio. Si esto te pasa, primeramente hay que tomar conciencia. Te invito a investigar sobre lo que te estoy diciendo, a reconocer que es un problema que hay que enfrentar. Una vez reconocido, esto puede venir generacionalmente, porque mi mamá ya era vergonzosa, o mi abuela, o alguien de mi sangre, o todos ya eran así. Entonces algo pasó; en algún momento entró la vergüenza en la sangre de la familia, y hay que cortar con esto y enfrentarlo. Podés arrepentirte de haberle dado lugar a esta vergüenza, porque no es una vergüenza santa, como el pudor de estar desnudo o expuesto ante la gente. No es un pudor santo, es una vergüenza demoníaca que no tiene que estar. Por eso te invito a que te arrepientas de haber dejado entrar esto en tu vida en algún momento, o que le pidas perdón al Señor en nombre de tu familia, porque ya podés reconocer que esto viene desde antes. Pedile al Señor que te libere de esto. Pero al mismo tiempo, aunque el Señor te pueda liberar, uno tiene que utilizar su voluntad para luchar contra los pensamientos que la vergüenza coloca en nuestra mente, con la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios. Te pido, Dios mío, que sea Tu Espíritu Santo en este momento revelándole a mis hermanos de dónde viene este problema, si es por una puerta que ellos mismos han abierto, si es por un pecado que han cometido, si le han dado lugar ellos personalmente en su vida, Señor, o cuál ha sido la razón por la cual ha entrado este espíritu de vergüenza. Míralos, Señor, para que sepan exactamente lo que tienen que orar para ser libres de este espíritu en el Nombre de Cristo Jesús. La Palabra del Señor dice que «todo aquel que se avergüence de mí, Yo también me voy a avergonzar delante de los ángeles de Dios acerca de él». Así que, cuando vengan estos pensamientos, te ataquen en tu mente y te hagan creer cosas que no son ciertas o te hagan avergonzar, tenés que empezar a luchar con la espada del Espíritu. Decí: «Escrito está», y nombrá los versículos que son lo contrario a lo que el enemigo te está hablando. Porque cuando el Señor estaba en el desierto y el enemigo lo atacó, lo atacó con la Palabra, y el Señor se defendió con la Palabra. Ese es un ejemplo que el Señor nos dejó, de que podemos defendernos con la espada del Espíritu, como dice Efesios capítulo 6.
En este momento voy a orar en el Nombre de Cristo Jesús para cortar toda maldición que provoca enfermedades en la piel. Bendigo y unjo las caras de mis hermanos y de todo aquel que se ha presentado en el altar del Señor.
[Marcos 8:38, RVR1960] Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.
Esto es una parte de la tarea del enemigo, para que te avergüences no solamente de todas las cosas que nombré antes, sino también para que te avergüences de seguir al Señor, para que te avergüences de las Palabras del Señor Jesús. Como dice Marcos 8:38, es una misión del enemigo, y utiliza la vergüenza. Dedico tanto tiempo a hablar sobre esto, primero porque el Espíritu me lo habla, y segundo porque el Pueblo del Señor Jesús, en general, no está al tanto de estas cosas que son sumamente importantes, aunque parezcan insignificantes.
También estoy viendo que el Espíritu Santo me está mostrando una cara que está siendo ungida con aceite, y orando por ella. Quiere decir que, si tenés enfermedades de la piel en tu cara, le pidas a otro hermano o a tu hermana que unja tu cara con aceite para tu sanidad. Cortamos toda brujería que haya provocado enfermedades de la piel en cualquier parte del cuerpo, cualquier tipo de enfermedad que no esté nombrada aquí. En este momento, en el Nombre de Cristo Jesús, bendigo la piel de todo cuerpo que escucha esta Palabra.
Santo y bendito es Tu Nombre, Señor. Alabado seas, mi Dios hermoso, perfecto, glorioso, misericordioso. Eres grande, bueno y puro. Blancas son Tus vestiduras, Señor, perfectas e inmaculadas, sin ninguna mancha. Jesús, ayúdanos a estar blancos también, teniendo nuestras vestiduras sin manchas, para que, cuando Tú vengas y te manifiestes, nos encuentres perfectos, irreprensibles en cuerpo, alma y Espíritu, como dicen las Escrituras.
Todo aquel que se sienta atado por este espíritu de vergüenza, me dice el Espíritu Santo que lo debe soltar, porque también están tan acostumbrados algunos a vivir con ella, que la usan como un escudo y se sienten seguros detrás de esta vergüenza, sin darse cuenta de que les provoca un daño no solamente espiritual, sino también físico. Así que suelten esta vergüenza, renuncien a ella y pídanle sanidad al Señor y liberación en el Nombre de Cristo Jesús. Obedezcan a Dios, resistan al diablo, y él va a huir de ustedes, porque la Palabra del Señor lo dice y lo creemos.
Oramos ahora por los enfermos de COVID. Si vos estás enfermo de este u otro virus, si tenés a alguien que está enfermo alrededor tuyo, presentáselo al Señor. Padre, te pido sanidad, te pido que quemes con el fuego del Espíritu Santo estos bichos. Te pido que eleves la fuerza y la potencia del sistema inmunológico en todas las personas por las cuales estamos orando en esta noche, para vencer la propagación de este virus en su cuerpo, rápida y efectivamente, para siempre. Le ordenamos a todo espíritu de COVID-19 que se vaya de toda persona en esta hora en el Nombre de Jesús. «Únjanlo con aceite», me dice el Señor, a todo enfermo.
[Santiago 5:14-15, RVR1960] ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados.
Unjan a los enfermos con aceite en el Nombre de Jesús, y la oración de fe, si tienen fe, va a sanar a este enfermo en el Nombre de Cristo Jesús. ¡Aleluya!
Despejo en este momento las vías respiratorias de todo enfermo de COVID. Oro por la sangre de todo enfermo de COVID. Fuego de sanidad está corriendo por la sangre en esta noche. Alguien tiene muchísimo dolor de piernas por causa de esta enfermedad. El virus está atacando las piernas de alguien, pero yo voy contra este virus en el Nombre que es sobre todo Nombre y limpio toda pierna de esta enfermedad. Limpio todo pulmón. Toda misión de muerte es cancelada en esta hora, toda muerte prematura. Desato todo cuello con estas serpientes de COVID que están alrededor de ellos, les corto la cabeza a estas serpientes, las dejo sin poder. Declaro sanidad sobre todo aquel que el Señor quiera sanar en esta noche, que reciba por fe esta oración. Esta enfermedad quería afectar los ojos de alguien, pero en este momento cancelo esa misión. Oro para que no quede ninguna secuela después de haber padecido esta enfermedad. Restauro todo lo que la enfermedad dejó torcido en todo cuerpo que sufrió o está sufriendo de COVID. Todo órgano que está sufriendo por causa de esta enfermedad lo restauro en esta hora. Lo creemos, ¡aleluya! Todo órgano interno que haya quedado dañado por causa de tener que limpiar la sangre, haciendo mucho más esfuerzo que antes, lo restauramos.
Corto toda palabra de maldición que haya sido hablada contra mis hermanos, toda palabra de maldición que haya sido hablada para que se enfermen es cortada en esta hora. Cancelo el poder de esas palabras, las echo por tierra, y me revela el Espíritu Santo que algunos de ustedes recibieron palabras de maldición sin darse cuenta. Las creyeron, tomaron palabras habladas de un corazón malo, palabras mal habladas, con malas intenciones, palabras no de aliento sino de desaliento, palabras que generaron dudas, palabras que los confundieron, por familiares, amigos, por los mismos hermanos, por cualquier persona, por las parejas, distintos tipos de palabras. Muchos de ustedes comieron estas palabras de maldición y han provocado enfermedades, pero en esta hora quebramos toda maldición provocada por estas palabras en el Nombre de Jesús. Gracias, Señor, porque Tú revelas lo oculto, lo escondido; nada hay escondido para Ti, no hay nada que no sepas.
Oro por las embarazadas. En este momento bendigo sus embarazos en el Nombre de Jesús, bendigo sus pancitas, bendigo sus bebés. Todo cordón umbilical que se esté enredando alrededor de los bebés lo desato en esta noche. Toda misión de muerte, de muerte fetal antes de nacer o durante el nacimiento o durante las primeras horas, muerte súbita, cancelo, cancelo todo esto en todo bebé. Unjo y bendigo todo bebé que se está formando en el vientre de su madre. Oro ahora por toda enfermedad de los ovarios, del útero, de la vagina, de todo órgano que conforma el aparato sexual de la mujer. Limpio todo quiste, todo hongo, todo cáncer, todo mioma; sano toda enfermedad del vientre, del útero; quito toda mancha. Veo manchas blancas; en este momento paso escoba espiritual y barro todas estas manchas. Endometriosis, oramos por la sanidad de endometriosis. Corto toda maldición de abortos, pérdidas, cánceres en el aparato reproductivo de la mujer, quistes de ovarios. Toda enfermedad que no esté nombrada —hay tantas enfermedades—, toda enfermedad que no esté nombrando yo en esta noche del aparato reproductor de la mujer es sanada en el Nombre de Jesús.
El Señor está pasando escoba espiritual, plumero espiritual sobre esta área. Toda pérdida se detiene en este momento. Toda verruga, toda inflamación, toda deformidad queda sanada ahora. Vuelven los órganos como deberían ser. Bendigo el vientre de toda mujer que recibe esta oración en esta noche. Útero invertido. Estoy escuchando o viendo un útero que está como dado vuelta o algo así. Señor, te pido que sanes este útero, que lo vuelvas a su lugar, a donde tiene que estar, que lo acomodes milagrosamente. Útero infantil, también lo sanamos. HIV, venimos contra ti con el fuego del Espíritu Santo y te quemamos y te eliminamos. Hongo cándida, te prendemos fuego por la Palabra y, en el Nombre de Jesús y por el Espíritu Santo de Dios, quema, Espíritu Santo, quema, quema todo hongo, toda bacteria, toda enfermedad, todo virus en esta zona. Cancelo toda misión y toda maldición de abortos, de embarazos ectópicos, fuera de lugar. Oramos por esterilidad. Corto toda maldición de esterilidad en toda persona, sea hombre o mujer. Gracias, Señor, lo creemos. ¡Aleluya!
Algunas de ustedes puede ser que en los próximos días boten algún tipo de líquido parecido a la sangre o también sangre, pero no va a ser por enfermedad, sino porque el Espíritu Santo va a limpiar esta área y va a sacar toda la mugre que hay dentro. Van a tener como especies de pérdidas, pero no son malas, digamos, sino que es porque Dios va a estar limpiando esta área. Todo tipo de cáncer del cuello del útero, de los ovarios, de todas estas partes. Señor, te pido liberación de espíritu de cáncer en esta área y sanidad.
Señor, te pido que acomodes milagrosamente estos úteros en esta hora. Perdona todo pecado que haya abierto la puerta del enemigo para generar estas deformidades. Te pido que los acomodes y que los coloques en su lugar, para que toda matriz sea sana en el Nombre de Jesucristo. Agradecemos al Señor por todo lo que hizo, por todo lo que va a hacer mediante esta oración, por su inspiración, por su revelación, por su misericordia y su perdón.
Voy a orar por las manos ahora, para que reciban todo don de Dios que les quiera dar en esta noche. Todo aquel que quiera recibir, coloque sus manos en posición de recibir y pídale a Dios lo que necesita. En este momento, todo don espiritual que quieras entregar, Padre, lo recibimos; todo regalo, toda revelación, toda respuesta que mis hermanos hayan pedido, Señor, ellos lo reciben, lo recibimos en esta noche. Aquellos que pidieron por la salvación de sus hijos, Señor, Tú se las estás concediendo, la estás colocando en sus manos como si fuera un regalo. Lo recibimos, Señor, en el Nombre de Jesús. Aquello por lo cual estos hermanos han orado y orado fervientemente, durante años, concédelo, Señor, colócalo en sus manos como un tesoro a guardar, a proteger. Toda sanidad que te hayan pedido, de toda enfermedad que no he nombrado hoy, pero que Tú estás escuchando, Señor, yo te pido respuestas, te pido sanidad, te pido milagros, restauración de las vidas cansadas de ir de enfermedad en enfermedad. Ellos lo reciben en sus manos. Gracias, Dios mío. Yo unjo toda mano cansada, manos secas de trabajar, manos quebradas de tanto trabajo manual; yo las restauró. Pasamos aceite espiritual sobre estas manos, aceite de sanidad. ¡Aleluya! Toda enfermedad de las manos es sanada, lo creemos, Señor. Toda piedra preciosa, dones celestiales que les quieras repartir a mis hermanos, hágase según Tu voluntad. En este momento, algunos de ustedes están recibiendo don de ciencia, don de misericordia, don de ayuda o servicio, don de lenguas, don de profecía, don de interpretación de lenguas, don de sabiduría. Están recibiendo ahora, están cayendo las piedras preciosas del cielo para ustedes: dones de sanidades y milagros, don de fe, el don del Espíritu Santo. Lo están recibiendo. Algunos de ustedes van a empezar a soñar, sueños donde tendrán Palabras de ciencia, donde se les revelarán ciertas cosas. Tienen que volverse buenos administradores de la Gracia de Dios y preguntar al Señor cómo utilizar estas piedras preciosas a partir de ahora. Empaparse de la Palabra escrita, investigar por ustedes mismos y aprender de gente que tenga los mismos dones que se les concedan a ustedes, y que les puedan compartir su testimonio o que les puedan enseñar cómo utilizar estos dones de una manera prolija, para llevar mucho fruto bueno. Gracias, Señor, por todo lo que has hecho en esta noche.
Coloco ahora mi mano en el Espíritu en las espaldas de mis hermanos, de todos los hombres que se sienten debilitados, enfermos, cansados, angustiados, podridos de la vida, que tienen ganas de tirar la toalla. Señor, no los dejes así. Intercedo por ellos en este momento, por aquellos que lloran en lo escondido porque ya no pueden más, porque no resisten la carga de la vida, se sienten derribados. Te pido que los consueles por Tu Santo Espíritu, que habilites el fuego del Espíritu Santo en ellos, que les des una palabra de aliento, de amor, un empujoncito espiritual, que renueves su fuerza, como cuando eran jóvenes y aún más, que les des nuevas oportunidades, Señor, en el Nombre de Jesucristo. Especialmente te pido oportunidades de trabajo, que los libres de toda atadura, de toda enfermedad, que sean sanos en esta hora. ¡Gloria a Dios!
Veo hombres con enfermedades urinarias. Te pido por sanidad, Señor, de enfermedades urinarias en los hombres, también en las mujeres, pero el Espíritu me muestra hombres que están enfermos de esta manera. Te pido por sanidad de toda vía urinaria, todo problema de próstata o cualquier tipo de problema en esta zona. Te pido sanidad en este momento, que corra el Espíritu Santo sanando, restaurando, restituyendo.
Te pido por sanidad del corazón. Veo hombres enfermos del corazón, a punto de tener un infarto, pero cancelamos ese infarto en esta hora, en el Nombre de Cristo Jesús. Hombres que sienten que sus corazones no resisten más están siendo sanados, restaurados. Te damos la gloria a Ti, Señor. Hombres que también están tristes, aunque no lo muestren tanto como las mujeres, porque se quieren mostrar fuertes, porque son la columna del hogar. Te pido sanidad para estos corazones. Hombres que han sido maltratados por sus padres, que se sentían sin valor por causa de los padres que tuvieron o que no tuvieron. Señor, te pido sanidad para estos traumas, para estas situaciones emocionales complejas. Sanidad para todo hombre que trae sufrimientos y memorias de la infancia, faltas de la figura paterna. Te pido que restaures la figura paterna, como Padre perfecto que eres Tú para ellos. Te pido que les concedas un perdón sincero hacia sus padres: perdón a padres castigadores, padres duros, padres extremadamente exigentes y demás situaciones que no puedo nombrarlas todas, Señor, pero que Tú sabes quién necesita sanidad. Te pido por estos hombres, te pido que llenes todos esos vacíos que sienten, que sintieron toda su vida por causa de los problemas con los padres. Restaura estas vidas, para que ellos puedan ser un ejemplo de padre hacia sus hijos, un ejemplo para sus nietos y un ejemplo en la congregación.
Podríamos estar orando toda la noche porque siempre hay más, pero vamos a cerrar la ministración acá. Le voy a pedir al Espíritu Santo, en el Nombre de Jesús: Padre, te pido que sea Tu Espíritu Santo, que sigas restaurando cada vez que una persona oye esta Palabra, porque todo es posible para el que cree, dice Tu Palabra. En Tu Nombre te pido que sea Tu Espíritu Santo removiendo todo lo que no tiene que estar de todo cuerpo enfermo, restaurando todo corazón quebrantado, dando aliento a los caídos, liberando a los encarcelados; todo lo que Tú quieras hacer, Señor, con esta oración a partir de ahora. Te lo agradecemos de antemano, y toda enfermedad que no he nombrado, que no he puesto sobre la mesa, pero que Tú quieras sanar por Tu Espíritu Santo, henos aquí. Recibimos esa sanidad, te damos la gloria, la gracia y la honra, porque eres Tú, Señor, el que sana, eres Tú el que liberta, el que restaura, el que seca las lágrimas del que está llorando. Eres Tú, Señor, a Ti nuestro amor, hacia Ti nuestros ojos, hacia Ti nuestro enfoque. Gracias, alabado seas, bendecido sea Tu Nombre por siempre.
Yo bendigo a toda persona que escuche esta ministración. Bendícelos, Señor, con bienes materiales que necesiten y con bienes espirituales también, con una buena memoria para recordar Tu Escritura, para recordar lo que nos hablas. Bendícelos con un nuevo trabajo para los que no tienen, bendícelos con una llave que abra una puerta que estaba cerrada. Bendice con un nuevo hijo o nieto que venga a las familias. Bendice con una sanidad, con un milagro, con una restauración. Bendícelos con más claridad y con paz, en el Nombre de Jesús.
Los invito a colocar ahora una alabanza que les guste, que les haga conectarse con Dios, que les ayude a alabar a Dios desde el corazón y agradecer por todo lo que ha hecho el Señor por nosotros, para darle la gloria, la honra y las gracias a Él. Bueno, queridos hermanos, nos estaremos conectando pronto, Dios mediante, específicamente para orar por el Pueblo del Señor. Gracias a todos por sus bendiciones, por sus oraciones más que nada y por toda forma de bendición con la cual nos estén amando y apoyando nuestros ministerios. Los amamos, los bendecimos, y aférrense a Dios, a ningún hombre, a ninguna mujer, y obedezcan al Señor, eso les va a traer bendición. Los invito a leer Deuteronomio 28 y 29, estudiarlo y meditarlo, y pídanle al Señor revelación sobre estas cosas, y van a ser bendecidos, en el Nombre de Jesús. Un abrazo grande desde Mendoza, Argentina. Adiós.