He tenido en mi corazón orar por ustedes en esta noche. Hace unos días que no me conectaba y sentía que las ovejas necesitaban oración, palabra del Señor, consuelo, guía, dirección y sanidad.
Aleluya alabado sea el Señor, porque Él tiene sus obreros desparramados por todo el mundo, que se ocupan de la grey del Señor. Dios sabe lo que necesitan, así que mientras les doy la bienvenida y ustedes van compartiendo el link de este vivo, los invito a que también vayan orando al Señor, haciéndole sus peticiones, presentando delante del trono de Dios aquello por lo cual sus corazones están clamando en estos momentos.
Porque veo muchos corazones deseosos de recibir respuestas, de recibir guía, necesitan luz en algunos asuntos, amén. Mientras voy hablando, por favor, vayan confirmando en el chat lo que el Espíritu Santo va a revelar en esta noche. Veo mucha tristeza esta noche en ustedes, veo incertidumbre en algunos y desesperación en algunos otros.
¿Es así? Estas son emociones o sentimientos muy regulares en cualquier persona, pero lo que quiero decir es que a veces estas emociones se mueven como olas en el pueblo, como olas de decepción, olas de tristeza, tsunamis de incertidumbre.
Y eso es lo que el Espíritu Santo me está revelando en esta noche, que muchos de ustedes necesitan recibir una palabra de calma, una palabra de parte del Rey, del Dios Todopoderoso, que los ayude a calmar sus espíritus, amén.
Dios sabe por lo que está pasando cada uno de ustedes, Dios sabe lo que está pasando en el mundo, Dios aún es Rey, aún está en control, aún es Soberano, aún su cetro está extendido. Él es Rey de los reyes, Él es Rey de los gobernadores, Él es Rey de los presidentes, Él es Rey sobre toda autoridad. No hay autoridad más alta que la que tiene Dios, amén, alabado sea el Señor por eso, aleluya gloria al Señor.
Mientras se siguen conectando los hermanos y hermanas insisto que puedan transmitir y compartir el link de esta transmisión. No para mi vanagloria ni para que más personas me vean a mí, sino para que más hermanos y hermanas reciban esta bendición en vivo y en directo. Aunque el Señor también va a trabajar después. Porque Él está en el pasado, Él está en el presente y Él está en el futuro, y Dios lo hace como quiere.
He recibido testimonios últimamente, de videos que hemos hecho en vivo, pero de personas que lo han mirado después en diferido y han recibido su sanidad. Han recibido su liberación, han recibido la palabra de sabiduría que estaban esperando. Gloria al Señor por eso. Es una cuestión de fe. Amén.
Así que, Dios, en esta noche Padre Santo, te damos gracias. Te damos gracias Señor por estar entre nosotros. Te damos gracias Espíritu Santo. Siento tu presencia Señor, fuerte en esta noche. Veo al Espíritu Santo como paloma que viene y se posa en medio de esta transmisión como confirmación de lo que sentía en mi corazón en cuanto a que ustedes estaban necesitando una ministración en esta noche.
Aleluya te alabo Señor, gracias por ser tan bueno Dios. Gracias Señor, gracias por tener a mi esposo aquí a mi lado Señor, para acompañarme. Gracias Señor por manifestarte, por venir entre nosotros, por no dejarnos huérfanos Padre. Gracias Señor por un día más de vida, porque, aunque no entendamos algunas cosas Señor, aún te creemos Padre, aún tenemos fe en tu soberanía Señor, en tu poder, en tu magnificencia Señor.
Veo los querubines en este momento. Cómo alaban al Señor. Aleluya gloria a Dios. El Espíritu Santo me está haciendo sentir el poder de Dios. De su Señorío es lo que Él quiere que hoy ustedes tomen conciencia. De su Señorío, de su dominio, de su autoridad, de su liderazgo. Amén, gloria al Señor.
Veo ángeles alabando a Dios en su trono en este momento. Aún Soy El Señor, dice Dios, aún estoy en control de las naciones de la tierra. ¿Por qué no confían en mí? ¿Por qué no dejan de hacer suposiciones? Dice el Señor en esta noche, calmen las aguas de su espíritu, dejen de llorar por lo que hacen los hombres. Dejen que se peleen los que se tengan que pelear dice el Señor, y pongan su atención en mí, que hoy, Yo les voy a hablar.
Señor, te damos gracias, nuevamente, por esta noche, por la vida de todos nosotros, por la vida de los hermanos que van a ser ministrados hoy, Padre. Yo te pido que los bendigas grandemente hoy, a través de esta transmisió, Señor. Yo te pido Dios mío que lances tu voz como trueno que desarma lo que no tiene que estar en nosotros. Como voz de muchas aguas.
Te pido Señor que hables hoy a tu pueblo, desarmando lo que el enemigo está aprovechando a levantar entre el pueblo de Dios. En este momento renunciamos a todo miedo, renunciamos a toda confusión, renunciamos a toda desesperación, renunciamos a toda angustia. No te permitimos entrar en nuestros corazones.
En este momento decidimos aquietar las aguas de nuestros espíritus, porque el Señor nos dio dominio propio. Te cerramos la puerta diablo en el nombre de Jesús. Tomamos control de nuestras emociones.
Oh Señor, nos rendimos delante de tus pies en esta noche, arrodillándonos en el Espíritu, postrando nuestras caras al suelo espiritualmente y el que puede hacerlo en el suelo físico mejor aún. Para reconocerte como Señor, para dejar de lado toda angustia, toda preocupación, todo miedo, toda incertidumbre que nos quieren volver.
Le ponemos un stop a todas estas cosas que no vienen de Dios y declaramos que confiamos en ti Señor, que tú vas a hacer, que tú vas a deshacer, que tú vas a calmar toda agua agitada en nosotros y en nuestras casas por causa de cualquier cosa que esté aconteciendo.
El diablo ha engañado a muchos, haciéndoles creer que las aguas del mar se agitan porque sí y que nadie está en control de ellas, pero ¿quién calmó las de la tempestad? Jesús, el Señor. ¿Quién le mandó al clima a que se calme? Jesucristo, el Rey. Amén.
De la misma manera, él nos ha entregado la autoridad a nosotros, para calmar las tempestades de nuestro propio espíritu. Y en este momento, todo aquel que haya soltado las riendas de su temperamento, lo invito a que las tome de nuevo en el nombre de Jesús y le ponga un stop a cualquier caballo que se haya querido ir, que se haya querido revelar en contra de la calma del Señor, amén.
Por cualquiera que sea las cosas que ustedes están pasando, hay dos formas de pasar por una tribulación, o pasamos por este mar tempestuoso, totalmente fuera de control, no como hijos de Dios, sino como gente del mundo que anda perdida, sin tener luz, sin saber adónde va.
Cuál de las dos quieren elegir ustedes que se hacen llamar cristianos. Yo elijo la calma del Espíritu, la confianza en Dios. Mis ojos están puestos en Jesús y en nadie más. Y decido pasar por cualquier tribulación, por cualquier tempestad, por cualquier prueba, con la calma del Espíritu por el Espíritu Santo de Dios, amén, aleluya, gloria al Señor, alabemos a Dios que aún es Rey, adoremos al Rey de gloria.
Padre, te damos gracias por todo lo que haces Señor, por mostrarnos tu Señorío Dios mío, por decirnos que aún estás en poder Señor. Yo te pido mi Dios, que cualquier flor que el enemigo quería marchitar durante estos días, que la revivas Señor, soplando del Espíritu Santo sobre ellas. Cualquier cielo nublado que el enemigo estaba formando sobre la vida de cualquiera de mis hermanos que están mirando este vídeo, yo te pido hoy Dios mío, que lo despejes en el nombre de Cristo Jesús.
Reparte de tu gracia Señor, aleluya. Que sea la calma del Espíritu Santo sobre cada uno de ustedes en el nombre de Jesús, alabado seas Señor, bendito sea tu nombre por siempre Jesús, gloria a Dios. Y el Señor en esta noche dice así, Yo tengo las llaves, Yo soy el que abre puertas o el que cierra puertas y por más que alguien golpee y golpee sin cesar, si esa puerta no se tiene que abrir, no se abrirá.
Hay cosas que ustedes no comprenden, dice el Señor, pero pídanme entendimiento a mí, y cuando hay muchas voces que hablan diferentes cosas y se contradicen unas con otras, dice el Señor, ¿cuál es la voz suprema que tienen que anhelar escuchar? ¿acaso no es la voz de mi Espíritu la que nunca se equivoca? ¿acaso no soy un Dios de orden y no de confusión? ¿acaso no saben que estoy al tanto de absolutamente todas las cosas? Entonces, ¿por qué algunos de ustedes piensan que no lo estoy? pregunta Dios.
¿Por qué cuestionan mis decisiones como si no fueran sabias? dice el Señor, no saben que mi trono es el más alto que existe, por causa de mi sabiduría y de mi autoridad y de mi benignidad. Entonces ahora, muchos de ustedes, me muestran el Espíritu Santo, tienen que arrepentirse de cuestionar a Dios. «¿Por qué pasa esto y no pasa lo otro? ¿Por qué no hiciste lo que prometiste?» Algunos le están preguntando en sus corazones a Dios.
Y escucho la palabra decepción. Hijos que le están dando vuelta la espalda a Dios en estos días, por sentirse decepcionados de lo que Dios está haciendo en el mundo. Arrepiéntanse en este momento de cuestionar al Rey Supremo, al único que lo gobierna todo, al que creó el Universo con su mano y con la Palabra. Tranquilícense hijitos, dice el Señor, ya tengo todo orquestado.
Y veo una orquesta donde cada músico toca su instrumento para generar una sola melodía, y veo mucha gente orando también, y Dios quiere que sepan que está escuchando sus oraciones. Él está mandando ángeles desde su trono para que tomen nota de lo que ustedes están hablando. Pero muchos están decepcionados y han dejado de hablar con Dios por pensar que Dios no hace lo que ellos quieren, lo que ustedes quieren. Esto es una forma de orgullo me muestra el Señor. Querer que el Señor haga lo que nosotros queremos que haga, cuestionar lo que él decide.
Preguntarle ¿por qué Señor?, pero no de una manera inocente y humilde, sino como cuando alguien viene a una persona y le dice ¿por qué hiciste esto y no hiciste aquello?, deberías haber hecho otra cosa. Y Dios me dice, muchos de mis hijos en este momento están en esa posición, vienen hacia mí a cuestionarme lo que yo hago, en vez de reconocerme como Rey.
Y veo que algunos corazones que están mirando esta transmisión están sintiendo que esta palabra es para ellos y se están quebrantando adentro porque saben que lo que está diciendo el Espíritu Santo es cierto y el Espíritu los está redarguyendo en esta noche. Arrepiéntanse, dejen todas sus cargas en Jesús y confíen nuevamente en Dios.
Y yo sigo viendo muchos ángeles que rondan alrededor del trono, alabando a Dios constantemente, hasta danzando al unísono, coordinados. Es la misma gloria, el mismo poder que Dios emana desde su trono lo que provoca que estos ángeles dancen al unísono. No lo hacen cada uno por su lado, sino que danzan al mismo tiempo como una coreografía celestial, santa, que el Espíritu Santo está orquestando para la gloria y el deleite de Dios, aleluya, aleluya.
Es el poder que sale de él, el que genera orden en el universo, aleluya, Y Dios me vuelve a repetir, ¿Cómo pueden dudar de mi poder? ¿Cómo pueden pensar que yo no estoy al tanto de lo que está pasando? Si yo creé a cada hombre que camina sobre la tierra. ¿Acaso ustedes están al tanto de lo que cada hombre está pensando en su corazón en esta tierra?
No, dice el Señor. Ustedes no están al tanto de lo que cada hombre, miles de millones de hombres y mujeres están pensando a cada segundo que pasa en sus corazones. Pero yo sí estoy al tanto, dice el Señor. ¿Cuánto más no voy a saber todo lo que está pasando en el mundo en estos días? Que pensaban, ¿qué me fui de mi trono por unos días? Necios son los que creen que a veces estoy en control y a veces no, dice el Señor.
Así que en este momento los invito a que declaren su confianza nuevamente en el Señor, aquellos que la habían perdido. Aquellos que estaban cuestionando a Dios y pensando que sabían mejor que Dios lo que tenía que pasar, amén, aleluya, alabado sea el Señor. Mi alma te alaba Señor. Bendito sea tu nombre Dios mío, grande eres Señor, digno de alabar en las buenas y en las malas Señor, digno de confiar y de creer y de seguir aun cuando las cosas no salen como pensamos que deberían salir Señor. Grande y Soberano. Santo, Santo y Santo, puro, perfecto, asombroso, Rey poderoso, tuya es la gloria Señor, tuyo es el Reino. Padre, hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo Señor.
Henos aquí. Nos rendimos delante de tus decisiones Señor, nos rendimos delante de tu sabiduría Señor. El Señor me está mostrando en estos momentos que muchos corazones de ustedes son muy rojos, muy blanditos, esto es lo contrario a los corazones de piedra. Son corazones rojos, los veo como muy carnosos, amorosos, llenos de amor.
Y el Espíritu dice en este momento, los voy a sorprender a estos corazones blandos, rojos y llenos de amor. En estos días van a venir bendiciones para algunos de ustedes que han pasado por tiempos difíciles, que han venido sufriendo, que han pasado por un tiempo seco, como de desierto espiritual, como pareciendo como que no… como que les faltaba el alimento diario, estaban sedientos como cuando uno está en un desierto y no encuentra de dónde beber.
Y dice el Espíritu Santo en este momento, los voy a sorprender, les voy a dar de beber cuando menos lo esperan, los voy a alimentar con lo que necesitan cuando menos lo crean. Allí voy a estar, dice el Señor, repartiendo regalos eternos a mis hijos que permanecen confiando en mí aun cuando no ven lo que les he dicho que iba a manifestar, aleluya, alabado sea el Señor.
Tengo mis ojos en ustedes, tengo mis ojos en aquellas mujeres que tienen los ojos gastados de llorar y de sufrir y de interceder por las naciones, por los presidentes, por los hermanos, por los pastores, por las congregaciones, por los necesitados, por los enfermos, por los cautivos. Tengo mis ojos en ustedes dice el Señor.
Y veo varias mujeres que interceden permanentemente y que piensan que los ojos de Dios no están sobre ustedes. Pero en esta noche dice el Señor, que las está ungiendo a través de ángeles con un aceite nuevo para renovar sus fuerzas espirituales para que puedan seguir batallando espiritualmente, aleluya, gloria al Señor.
Porque, veo en el Espíritu, especialmente mujeres intercesoras, mujeres que oran en la congregación, y mujeres que oran en sus casas. Algunas ni siquiera son vistas, no tienen reconocimiento de ningún hombre y tampoco lo están buscando. Pero día a día permanecen orando, intercediendo y haciendo guerra espiritual por cada alma que el Señor pone en sus corazones y a veces se levantan de madrugada a orar, a interceder, a hacer el trabajo que nadie quiere hacer. Ayunan por lo que Dios les coloca que deben ayunar. Son un ejército invisible dice el Señor, aleluya.
Tengo mis ojos en ustedes guerreras dice el Espíritu Santo de Dios. En esta noche las estoy fortaleciendo. Y veo aceite que está siendo derramado enteramente de la cabeza hasta los pies sobre muchas de ustedes. ¿Cuántas reciben esta unción de lo alto? Porque me muestra el Espíritu Santo que sentían como si la unción estaba disminuyendo, se sentían débiles, les costaba seguir en esta guerra espiritual, en esta intercesión, en esta batalla.
El enemigo las estaba debilitando y parecía como si la fuerza para interceder se estaba terminando. Así se sentían. Pero Dios las estaba probando para ver hasta dónde seguían guerreando igual, aún sin sentir el poder de Dios, aún sin sentir esa fuerza, amén, gloria el Señor.
Hay algunas hermanas que están confirmando esta palabra. En este momento unjo con aceite de fortaleza, es una nueva medida de aceite que Dios les está concediendo hoy en el Espíritu a estas intercesoras guerreras del Reino, a este ejército invisible que Dios tiene en las sombras, para sentirse revitalizadas, para poder seguir en esta guerra espiritual, amén, aleluya.
En este momento desparramo aceite de guerra espiritual sobre las cabezas, sobre los cuerpos, sobre las manos de mis hermanas que están en intercesión permanente por el pueblo de Dios, por las naciones, por los inconversos, por los enfermos, los cautivos, por los perdidos. Sus corazones lloran me muestra el Espíritu Santo. Viven en un quebranto casi permanente.
Bienaventurados los que lloran, me dice el Espíritu, porque van a ser consoladas. Y a ustedes, a las intercesoras del Reino, va esta palabra que hoy estoy repartiendo. El Señor les dice a ustedes, la recompensa ya está preparada, resistan un poco más. Sé que la guerra es ardua, sé que la guerra arrecia, y pareciera que el enemigo les va como chupando esta fuerza espiritual y las van dejando…las va dejando más débiles cada vez, cada noche.
Pero no dejen de clamar a mí, dice Dios, porque cuando pasan por el umbral de sentirse caídas en el piso, que no pueden más, pero aún siguen intercediendo, orando, aún siguen, aunque se sientan sin ninguna fuerza ya, dice el Espíritu Santo, siguen igual, por fe, esperando el rescate de Dios. En ese umbral es cuando vengo y mando mi ángel a ungirlas nuevamente, dice el Señor, porque entran en un nuevo nivel de la batalla, porque la batalla tiene distintos niveles de guerra espiritual, revela el Espíritu hoy.
Algunas están recién empezando como un soldado, no sé cómo se llama el soldado que recién empieza, que es como un cadete, no sé cómo se llama el más bajo, el que recién entra al ejército. Algunos intercesores inician desde cero con ciertas armas espirituales, pero a medida que van avanzando en la guerra espiritual, en la medida que van pasando estos umbrales, estos niveles, (soldado raso, me dice una persona aquí en el chat), a medida que van pasando por estos niveles que van aumentando, Dios les va concediendo nuevas armas espirituales. Van moviendo distintos ejércitos de ángeles de Dios a través de sus oraciones. Se les concede más equipo espiritual para estar a su disposición cada vez que oran.
El poder de sus lenguas va creciendo a medida que su fidelidad es mostrada a través del tiempo. Cuando van pasando estas pruebas de fe, cuando ya sienten que no pueden más, allí es donde Dios las prueba para ver si siguen en el ejército o abandonan. ¿Cuál es la palabra que se utiliza cuando un soldado deja el ejército? no es abandonar, es otra palabra… cuando es como si traicionara… desertar… exacto.
Dios dice que, a estos, estas… más que nada veo mujeres, sé que también hay hombres que están levantados a la guerra espiritual, a ser intercesores fuertes, exacto, pero en este momento el Espíritu me muestra que en este vídeo hay muchas mujeres mirando, intercesoras que estaban esperando esta palabra. Pero también va para los hombres. Y el Espíritu me dice, llega un punto, ustedes que son ungidos para interceder, llega un punto que pareciera que esta unción se terminara, porque como que les cuesta más la guerra, se van quedando flacos, se van quedando débiles, se van debilitando, se sienten como cansados, ¿no es cierto?, como débiles, como que no pueden más.
En ese punto, me dice Dios, yo pruebo a mis intercesores para ver si son desertores del ejército o no, gloria al Señor. Tienen que entender que todo lo que pasa tiene un por qué, mientras ustedes se mantengan santificados y consagrados a mí, les dice el Señor a los intercesores, nunca tienen que desertar, por más cansados que se sientan, por más tribulaciones que estén pasando.
Porque sé que muchos, en realidad cada intercesor que conozco, vive permanentemente en una batalla espiritual y atraviesa muchas pruebas, enfermedades y problemas de todo tipo, porque el diablo los ataca, porque son la defensa que tiene el Señor, los que levantan vallado a favor de los que necesitan esta oración, amén, aleluya. Entonces Dios me dice, en este punto donde están a punto de pasar ese umbral, van a sentir como que no pueden más, sus fuerzas se acaban, y en ese punto el enemigo aprovecha a influirlos con pensamientos que no vienen de Dios, para que le sean desertores.
Y el enemigo empieza a hablarles, por ejemplo, ¿viste que Dios no está contigo? porque si no, te fortalecería. Y el enemigo les pone estos pensamientos de desánimo, de frustración, porque como no ven… a veces, oran por gente, o por personas, por grupos, por naciones, y no siempre ven los resultados. Pero eso no significa que sus oraciones no han sido escuchadas o que no hayan repercutido, sino que no es la tarea de un intercesor ver los resultados, sino simplemente interceder, levantar ese vallado y después dejarle el resto a Dios, amén.
Entonces el Señor lleva a cada intercesor por este umbral, hasta este umbral de decaimiento, de falta de energía, de falta de fuerza, y en ese punto es el punto más clave. Que, si ustedes logran seguir intercediendo, ayunando, orando, y levantando vallado, en ese punto donde ustedes sienten que no pueden más, ahí Dios muestra su cara, extiende su mano, y los levanta sobrenaturalmente.
Para que sepan que no es por su fuerza, sino por la mía, dice el Señor. Para que sepan que soy Yo el que los ha enviado a la guerra, que no están yendo por su propia fuerza, ni por ustedes mismos, ni porque ustedes lo querían así, sino porque es este ejército invisible que Yo levanto en todas partes del mundo, para que haya vallados invisibles en cada área, en cada aspecto de la vida del hombre, amén, aleluya, gloria a Dios, alabado sea el Señor.
Entonces, recuerden esta palabra que es clave para los intercesores del Reino de Dios. Recuerden esta palabra, y miren este vídeo cada vez que estén por llegar a este límite, el cual es permitido por Dios para probarlos. ¿Van a desertar? ¿o van a dar sus vidas en pos del Reino de Dios?
¿Van a creer que el que está con ustedes es más fuerte que el que está en el mundo, o van a creerle a la serpiente antigua?, al mentiroso, al padre de la mentira, al que vino a matar, a robar, y a destruir. ¿Van a creerle a él cuando les diga: «No ores más si total nadie te escucha, si total Dios no te está escuchando. Él ya te abandonó porque no te da fuerzas.»? ¿Le van a creer? Es su decisión. Pero si siguen adelante en esta milicia, si van con las pocas fuerzas que les quedan en esta guerra, sabiendo que se les va a pedir todo, para poder servir en este ejército divino.
Si logran pasar por fe este umbral, el Señor los va a levantar cuando menos lo esperaban. El Señor los va a fortalecer cuando menos lo creían, porque va a ser el poder de Su fuerza que los levante, que los renueve, que les enseñe nuevas cosas, que les de nuevas armas en el Espíritu, que les cambie una espada pequeña por una espada más grande. Va a ser el Señor que, dándoles más fe, va a hacer que su escudo crezca, va a ser el Señor el que ate los cordones de sus calzados, gloria a ti mi Dios.
Va a ser el Señor el que haga brillar su luz a través de ustedes. Cuando vengan estos pensamientos, me dice Dios, pensamientos de frustración, pensamientos de desvalorización, pensamientos de incredulidad, pensamientos de creer que por lo que están intercediendo no tiene sentido, utilicen los versículos de las Escrituras para refutar lo que el diablo les quiere meter en sus mentes, amén.
No se queden pasivos, la guerra nunca para. Pero si ustedes paran es como un soldado que se queda parado en el medio de la batalla, y es abatido fácilmente, porque no se defiende. No solamente los he llamado para atacar, dice el Señor, sino para defenderse. Levanten el escudo de la fe cuando la serpiente les mienta y refuten lo que les hable al oído, con lo que Yo ya hablé en las Escrituras, y no tendrá más que huir.
Porque dice la Palabra, «Resistid al diablo y obedeced al Señor, y él huirá de vosotros» (en Santiago 4:7 si no me equivoco). Obedeced a Dios y resistid al diablo. No dice ser pasivos con lo que hace el diablo. Dice resistidle, resistidle y obedeced al Señor y él huirá de vosotros, amén, alabado sea el Señor, gloria a su nombre.
Y veo que se les coloca una corona a muchos intercesores. Estos son hijos especiales para mí, dice el Señor, los intercesores tienen un corazón misericordioso, tienen un corazón que ama la justicia, tienen un amor por el orden, dice Dios, amor que he puesto Yo, porque viene de mí. Los intercesores son frágiles y a la vez fuertes, pueden pasar de un estado de fragilidad a un estado de fuerza en un segundo, ni bien saben que hace falta ir a la batalla, aleluya.
Se les revelan misterios del Reino, dice el Señor, porque a través de lo que hablan, a través de lo que oran e interceden, ellos levantan estructuras espirituales o derriban estructuras espirituales que no tienen que estar, amén. Y el Espíritu me muestra que el enemigo les miente mucho, haciéndoles creer que no valen, que no sirven, que lo que hacen no tiene sentido, que lo que hacen no cuenta para el Reino de Dios.
Sin embargo, mis ojos están en todos lados, dice el Señor. Mis ojos están en todos lados y no siempre tienen que ver para saber que yo estoy ahí. Aunque yo mando a ángeles, no siempre quiero que sepan que mis ángeles están ahí dice el Señor, porque prefiero que caminen por fe y no por vista, como sabiendo que yo estoy apoyándolos, que yo estoy protegiéndolos, que yo estoy animándolos, que yo estoy trabajando, pero sin verlo físicamente, porque la fe de un intercesor es probada constantemente, aleluya. Para que tenga un peso de gloria dice el Señor, que sin estas pruebas no lo tendrían, gloria al Señor, te alabo Señor, te alabamos juntos Señor. Bendito sea tu nombre Señor, gracias Señor por responder en esta noche a muchos hijos tuyos que permanecen en las sombras, en la oscuridad, y sin los cuales muchos de nosotros, quizás, ya estaríamos caídos, sin poder levantarnos. Sin los cuales, algunas cosas que tienen que manifestarse de tu diseño Señor, tardarían más tiempo o no se manifestarían en la tierra.
Ese es el poder que tiene un intercesor. El intercesor tiene que hablar lo que Dios quiere que se manifieste en la tierra, el intercesor tiene que lanzar la palabra para destruir las paredes que el diablo levanta, el intercesor tiene que quitar las piedras del medio que son de estorbo para que se manifieste la voluntad de Dios en la tierra.
El intercesor tiene que mandar flechas a los enemigos de Dios y destruir las obras del mal, y su poder está en la palabra, Pero muchos no están conscientes de esto y creen que cuando hablan y cuando oran e interceden, no hay nadie que los escucha, que no hay ángeles que están actuando cuando ellos están intercediendo. Piensan que hablan y sus palabras vuelan por el aire sin sentido. Pero si están en mí, dice Jesús, si tienen comunión conmigo, si tienen intimidad y soledad con su Rey, con el comandante de los ejércitos del cielo, ellos hablan y se manifiesta, ellos hablan y cortan, ellos hablan y destruyen lo que las brujas levantan, aleluya, gloria al Señor, me gozo por esta palabra, cuántos se gozan por lo que Dios está hablando hoy, gloria al Señor, amén.
Así que, me dice el Espíritu Santo, entren en conciencia del poder de la palabra, estando en santificación. Por eso, el intercesor normalmente tiene una personalidad que no hablan mucho, son más bien como retraídos, muchos de ellos como callados, no hablan tanto, pero cuando interceden, se manifiesta lo que Dios les dio, la unción del Espíritu Santo para interceder, amén, porque cuidan lo que hablan. Pero lo tienen que cuidar más, dice el Señor, porque tienen que estar más conscientes del poder que se les ha sido entregado en la boca. Todos nosotros tenemos que cuidar mucho la boca por el poder que emitimos cuando hablamos, cualquier hijo de Dios.
Pero me dice el Espíritu Santo, los intercesores cuando hablan, es como si lanzaran cuchillas a través de la lengua y a veces no todos están conscientes del poder que han recibido en el habla, a veces están durmiendo. Veo intercesores que duermen y hablan dormidos, reprendiendo al enemigo, a sus demonios y a sus hijos, y no se dan cuenta que aun cuando duermen están atacando al ejército contrario, amén, gloria el Señor, gracias Señor.
Los intercesores tienen muchos sueños, sueñan con guerra espiritual casi permanentemente. ¿Cuántos se identifican con esta palabra? No solamente guerrean de día, sino que de noche. Y estoy viendo en este momento que aun cuando duermen sus espíritus están como descansando pero con la espada en la mano, gloria al Señor. Y los que han alcanzado cierto nivel de madurez en su llamado, no hace falta que se despierten para echar a cualquier bruja que se les acerca en el sueño. Dormidos toman esa espada y con una sola palabra hacen que esa bruja, que ese ataque, que ese demonio se esfume como si fuera nada, aleluya, gloria al Señor.
Los intercesores muchas veces tienen revelaciones, tienen sueños proféticos, sueñan con advertencias sobre cosas que pueden llegar a pasar en la vida de las personas, en las ciudades, en las naciones, en distintas situaciones, pero no es porque sean profetas sino porque es necesario revelarles lo que el enemigo quiere hacer en la vida de las personas, en las congregaciones, ciudades, naciones, etcétera, para que se metan en el medio de estos planes y destruyan lo que el enemigo está intentando hacer, amén.
Y cuando un intercesor recién comienza su camino, muchas veces piensa que lo que sueña son tonterías, que son imaginaciones de su corazón, no entendiendo que es Dios muchas veces, no siempre, pero muchas veces, el que les está mostrando por lo cual tienen que interceder. Por ejemplo, sueñan con que una persona tiene un accidente de auto y los intercesores nuevecitos, los que todavía no tienen mucha madurez o mucho, mucho entendimiento sobre su llamado, o por qué les pasa lo que pasa, solamente es un sueño que les llama la atención, se quedan intranquilos.
Y estos sueños los doy yo, me dice el Señor, para que corten con estos planes. Lo que pasa es, que se les es revelado los planes del enemigo para que, a través de su intercesión, a través de su palabra, derriben y echen por tierra lo que el diablo quiere hacer, amén, gloria a Dios. Por eso es que a veces sueñan cosas que no se cumplen, dicen ellos, porque no era un sueño profético en el sentido de que iba a tener cumplimiento sí o sí por la voluntad absoluta de Dios, sino que se les estaba siendo revelado lo que el enemigo quería instaurar, lo que el enemigo quería levantar, para destruirlo y que no se concrete, amén, aleluya.
Así que los insto a todos aquellos que les pasan estas cosas que estoy hablando, a que cuando sueñen en este tipo de cosas no lo dejen escapar, no lo dejen pasar, sino que automáticamente intercedan. A veces, el Señor los despierta a la madrugada para interceder, para que no suceda lo que se les está siendo revelado. Amén, aleluya, gloria al Señor, alabado seas Señor, bendito es tu nombre Señor Jesús.
Sigo viendo este ejército, y sigo viendo que mayormente el ejército de los que interceden es un ejército que está bajo la sombra, pero no es una sombra de las tinieblas del enemigo. Es una sombra… es la sombra de Dios. Son gente que no son vistas, son gente que normalmente los demás no saben por todo lo que interceden, por todo lo que oran, por todo lo que ayunan, es gente que está en lo secreto de Dios y es un ejército muy grande que tiene Dios. Pero muchos están distraídos, me dice el Señor.
Tienen sueños de alerta, sienten a veces en su espíritu que tienen que orar por alguien o algo. Hasta a veces sienten en su espíritu, saben que tienen que orar para que alguien se sane, aún sin saber que estaba enfermo o antes de saberlo, y muchos están distraídos, me dice el Señor, y no lo hacen.
No prestan atención a lo que Dios está revelando para que interfieran en estas cosas. A otros el diablo los ha desanimado tanto, los ha hecho sentir tan insignificantes, les ha colocado espíritus de rechazo, desvalorización, falta de autoestima, para que piensen que no tiene sentido orar por eso que se le está siendo revelado. Pero es ahí donde ustedes, nosotros, tenemos que ser inteligentes, activos y defendernos de estas cosas y no permitir que entren estas cosas en nuestros corazones, en nuestras mentes, en nuestras vidas.
Porque así es como Dios se queda sin estos soldados en un ejército que es numeroso, pero que está incompleto, amén. Y así, el enemigo con estos pensamientos, con estos espíritus de rechazo, con estas maldiciones de rechazo, con esta falta de sanidad de los intercesores, con estos pensamientos que les mete continuamente para hacerles creer que no valen, que no sirven, que no son nadie en el Reino de Dios, que su tarea no sirve de nada, que no es valorada. Así, más todas las pruebas y tribulaciones que pasa un intercesor.
Así el enemigo tiene éxito con algunos de estos soldados y les da de baja. Y cuando les da de baja y el intercesor es un desertor del ejército del cielo, entonces, abre la puerta para que el enemigo empiece a destruir su vida, pero no es porque Dios los castigue, sino porque ellos mismos han decidido desertar a su llamado. No pertenecer más al ejército del Reino de Dios, no cumplir con lo que Dios los está llamando a hacer, y entran en rebelión porque la desobediencia es como rebelión.
Y cuando entran en rebelión están en pecado, y cuando están en pecado le abren la puerta al enemigo, y entonces allí el diablo puede entrar a destruirlos más, y es más difícil levantarse que cuando estaban en la guerra, pero se sentían sin fuerzas, amén.
Gracias Señor por revelar estas cosas que suceden en el Espíritu, Padre. Gloria a Dios. A veces, me revela el Espíritu Santo que hay gente que está llamada más que nada a interceder, reciben una palabra o un sueño y piensan que es una profecía y la envían a la otra persona con la certeza de que se va a cumplir, no habiéndole preguntado antes a Dios qué tienen que hacer con esa palabra, para qué se les ha sido dada, para qué se les ha sido mostrado ese sueño, si era para orar, para interceder por eso, o si tenía que ser entregada a esa persona.
Y a veces, yerran en el asunto, por no preguntarle al Espíritu Santo de Dios qué tienen que hacer con las revelaciones que reciben, amén. Así que la clave es preguntarle al Espíritu Santo de Dios qué tengo que hacer con esto que soñé, qué tengo que hacer con esta palabra que recibí, qué tengo que hacer con este sentimiento que tengo en mi espíritu, de que por ejemplo a tal persona le va a pasar tal cosa, o que a tal nación viene tal calamidad, por ejemplo.
Qué tengo que hacer Señor con esto. ¿Es para orar, es para interceder, es para hablarlo? Y hasta no tener la respuesta mantenerse en oración, interceder por el asunto, a menos que el Espíritu indique otra cosa. Amén, aleluya, gloria a Dios, gloria al Señor.
Hay otros intercesores me muestra Dios, que no tienen sus espadas afiladas, es decir, no leen las Escrituras y no las estudian y no repiten esa lectura, no las comen diariamente a estas Escrituras, como para que cuando vayan a la guerra la espada esté tan filosa y tan cortante que sea más efectiva, amén. Es decir, cuando uno está intercediendo, menciona versículos bíblicos y cuando uno menciona estos versículos bíblicos que tienen que ver con la intercesión que está realizando, en el Espíritu es una espada que corta, que divide, que cala, que derriba, lo que no tiene que manifestarse en lo material, amén.
Pero si un intercesor no tiene su espada afilada es como si quisiera cortar con un cuchillo que no corta, con un cuchillo de goma, y el enemigo se ríe de este intercesor porque este intercesor trata de atacar, pero no tiene una espada afilada, entonces le hace cosquillas al enemigo en vez de cortarlo, amén.
Entonces, el Señor me dice en esta noche que todo intercesor debe permanecer continuamente leyendo las Escrituras cada día, y no solamente leyéndolas, sino estudiándolas de memoria estoy hablando. Es decir, estudiándose los versículos de memoria, para que cuando están intercediendo puedan aplicarlos de una manera rápida y concisa, y lanzarlos con el poder que tiene la palabra (estos versículos), para ser más eficiente en la guerra que están guerreando, amén, gloria de Dios.
Y me dice Dios, a veces hay intercesores que piensan que tienen que entender todos los versículos, pero no siempre es así. Si bien tienen que pedirme entendimiento, dice Dios, no siempre es necesario que entiendan lo que están proclamando para que tenga efectividad en el Espíritu, amén.
Por ejemplo, una persona está intercediendo, y de repente el Espíritu Santo le inspira a declarar cierto versículo, pero él piensa dentro suyo, pero yo no entiendo qué significa este versículo. Sin embargo, siente la urgencia de parte del Espíritu de proclamar este versículo igual.
Por eso dice el Señor, si eso les pasa cuando están intercediendo no tengan duda de hablar el versículo que el Espíritu Santo les coloca en el espíritu, confiando en que va a trabajar como una espada que corta igualmente las obras del mal, amén, gloria a Dios, gracias Señor por esa revelación, aleluya.
Y hay muchos… el intercesor normalmente es llamado a ayunar regularmente. Empiezan a sentir como un rechazo a la comida cuando el Espíritu los está llamando a ayunar. Estoy hablando de las ocasiones donde el Espíritu Santo llama a un intercesor a ayunar, el intercesor comienza a sentir como un rechazo a los alimentos.
El Espíritu Santo disminuye el hambre en esta persona, se sienten como un niño que no quiere comer, empiezan a sentir una carga en sus espíritus, como un dolor que no es de ellos, una congoja que no les pertenece, un quebranto, un cilicio, sus espíritus entran en un cilicio, pero no saben por qué, hasta que les es revelado cuál es el asunto, si se mantienen en oración.
Y este quebranto, este cilicio va acompañado de una falta de hambre, de una necesidad de ayunar, como si el estómago se les cerrara y sintieran una angustia, una tristeza, un peso que no es de ellos.
Es clave que hagan caso a ese llamado de ayunar porque cuando esto pasa en la guerra espiritual que van a entrar es más fuerte que de lo normal me revela el Espíritu Santo. Gloria a Dios por eso.
Y los que no hacen caso comen alimentos igual, no ayunan, y les caen mal, y se sienten mal, y cuando entran en el proceso de guerra espiritual más fuerte en el cual el Señor les venía avisando que iban a entrar, están débiles y están caídos. Tienen que mantenerse livianos para entrar en la guerra sin pesadez. En el caso que el Espíritu Santo los llame a ayunar estoy hablando, amén, gloria a Dios, aleluya.
Entonces, en el caso que ustedes sientan este llamado a ayunar, y esto no solamente es para los que tienen un llamado especial de interceder sino para todos nosotros, cuando sientan este llamado a ayunar, es porque algo se viene y aunque se les sea revelado o no se les sea revelado, es crucial que obedezcan a esa sensación que les coloca el Espíritu Santo en sus espíritus, para ser capaces de pasar por lo que se viene con una fortaleza espiritual que no tendrían si no ayunaran, amén.
Confíen que si el Espíritu Santo los llama a ayunar en algún momento y ustedes van sintiendo como que se le va yendo el hambre o como si empiezan a tener como un rechazo a la comida, simplemente se levantan y se sienten como que si comieran les caería pesado o algo así, obedezcan al Espíritu Santo.
Porque hay algo, hay un propósito, y el ayuno es clave para lo que Dios quiere hacer, amén, gloria al Señor, alabado sea el Señor por esta palabra. Y hay ocasiones en que si nosotros no respondemos a esta voz del Espíritu Santo cuando nos llama a ayunar, hay cosas que se podrían haber evitado con este ayuno, pero que no se evitarán.
El poder espiritual que uno recibe cuando se ayuna es mayor que cuando no está ayunando. No es lo mismo entrar a la guerra cargado que liviano me dice el Señor, gloria al Señor.
A veces, los soldados no tienen ni tiempo de comer, comen lo necesario, no pueden estar en glotonería, necesitan mantenerse livianos y entrenados, ¿verdad? Tienen que ser ágiles para poder correr, para poder meterse por lugares difíciles donde si uno no está entrenado es muy difícil de pasar, ¿verdad?, uno tiene que estar apto de saltar, de arrastrarse, de nadar, de trepar un árbol, etcétera, etcétera.
Lo mismo es en el Espíritu, es necesario un entrenamiento espiritual para entrar en la batalla, aleluya, gloria a Dios. Y parte de ese entrenamiento, de esa fuerza espiritual que recibimos, viene del ayuno, gloria a Dios. Y más aún, para las personas que interceden el ayuno es clave, porque hay batallas que simplemente no se van a ganar sin el ayuno, amén.
No se van a ganar sin el ayuno. Hay algunos que sí, algunas batallas que sí, pero yo estoy hablando cuando el Espíritu te llama ayunar y uno sabe que no tenía que comer y rompe el ayuno o no lo hace hasta donde el Espíritu nos muestra o simplemente nunca lo empieza.
En esos casos es muy probable que no tengas la victoria por causa de desobediencia, porque si Dios nos llama a un ayuno hay un propósito para ese ayuno. Y yo estoy hablando de un ayuno guiado por el Espíritu Santo, que quede claro. No cuando uno quiere ayunar por propia iniciativa, sino cuando Dios coloca en nuestro espíritu esa necesidad de no comer y avala este ayuno.
En esos casos hay algo que se tiene que romper muchas veces. Hay paredes muy gruesas por donde uno va a tener que pasar y si no hay ayuno, quizás el ejército del enemigo sí estaba ayunando y nosotros no. Entonces, el ejército del enemigo tiene la victoria y nosotros no, amén.
Veo en este momento brujas que ayunan, brujas que intervienen a favor del reino del enemigo, así como un intercesor interviene en las cosas espirituales, el enemigo tiene su ejército de brujas y brujos y hechiceros, satanistas y demás que intervienen en las cosas espirituales, inclusive haciendo que se manifiesten en lo material los planes del enemigo a través de su ayuno y a través de su adoración a Satanás y a través de lo que le hablan a Satanás como su padre.
Así como nosotros oramos a nuestro Dios, ellos le hablan a su Dios. ¿Se entiende? Y el Señor quiere que estén consientes de esto que estoy diciendo hoy. Que mientras los intercesores de Dios duermen por la noche, cuando Dios los manda a orar, el diablo tiene a sus soldados parados en la brecha, listos, ayunados, entrenaditos para destruirnos.
Y después los cristianos nos quejamos de que nos va mal. Así como yo tengo mi ejército de intercesores, dice el Señor, el enemigo tiene el suyo, y en este tiempo, así como yo estoy fortaleciendo más a los míos y dándoles nuevas armas espirituales, permitiéndoles que caminen en un poder mayor que antes, lo mismo está haciendo el enemigo.
El enemigo está levantando hijos del diablo con un poder mayor al que tenían antes, se les está siendo revelado cosas del reino del enemigo, secretos de las tinieblas, misterios de la oscuridad, secretos de los abismos, secretos, profundidades de las tinieblas, a los hijos del diablo para que sepan cómo tienen que atacar a los hijos de Dios con mayor eficacia, para que sepan cómo matar a la gente con mayor rapidez, para que manejen el poder del ocultismo, el poder que les concede la brujería, el ocultismo, los sacrificios, con mayor eficiencia que antes.
Los hijos del diablo son muy activos me dice Dios, ellos son obedientes en su mayoría, son determinados, no pierden tiempo, no tienen miedo, su padre les indica algo y ellos van y lo hacen, y no lo cuestionan, y son reverentes con el enemigo, el Señor lo reprenda. Pero los míos me cuestionan, dice el Señor, me preguntan por qué tengo que ir a hacer eso que me mandas a hacer Señor…no estoy de acuerdo.
O se distraen en las cosas del mundo, prefieren estar en una fiesta, participar de una reunión de amigos, ir al cine, ver una película, cualquier cosa, ver la televisión, distraerse con una novela, menos entrar en la guerra y destruir lo que levanta el diablo.
¿Cómo puede ser que mi ejército tenga un velo en los ojos y no pueda ver lo que está pasando en los últimos días donde, como en los días de Noé, la maldad se está levantando con un poder mucho mayor a lo que obraba antes?
La maldad está creciendo y mis hijos no lo quieren ver porque quieren sentirse bien en la carne, dicen. Mi ejército no está trabajando en la potencia que debería estar, dice Dios. No es que yo no los esté llamando, es que ellos no quieren responder. A la madrugada es la hora adonde el diablo levanta a su ejército con más fuerza, con más poder, con más insistencia. A la madrugada, a la noche es cuando los sacrificios que le dan poder a los hijos del diablo son realizados con mayor regularidad. Entonces yo hago sonar el reloj espiritual de los míos para que se levanten para contrarrestar estas fuerzas del mal para dejar sin poder estos pactos satánicos que se realizan a la noche. Y algunos responden a este llamado. Se levantan, oran, interceden, destruyen, hasta transpiran de la fuerza espiritual que tienen que aplicar para interceder por estas cosas, pero otros prefieren seguir durmiendo, cuando el mal, la oscuridad y las tinieblas se avecinan. Las tinieblas se avecinan sobre el mundo entero.
Es tiempo que mis intercesores se levanten, dice Dios, y aprendan lo que es la oración, es tiempo que mis hijos llamados a guerrear aprendan lo que es el poder del ayuno, es tiempo que mi ejército se deje de jugar a servirme y aprendan y sean diligentes y me sirvan de verdad. Porque el tiempo de gracia para responder al llamado se va terminando, dice el Señor, y el que no quiera guerrear igualmente va a estar en medio de la guerra.
Y va a ser bajado como el soldado que no tiene experiencia porque los hijos del diablo están adquiriendo cada vez más experiencia en esta guerra y se están volviendo poderosos y algunos de los míos también, pero no todos los que están llamados a esta guerra están entrenando como deberían y se están dejando debilitar.
Esto no puede ser más, este es un llamado a los intercesores a que dejen la distracción. A que decidan no creerle más al diablo cuando les miente haciéndoles creer que no son nada, que no son nadie, que no importan en el Reino del Señor.
Lean la Palabra, estudien, investiguen qué es la oración, afilen sus espadas, aprendan a convivir varios días solamente con un vaso de agua, me dice el Espíritu Santo. Tengan fe en que lo que yo les pido que oren ya está hecho. Crean que, aunque no los puedan ver (los resultados) no siempre los ven, yo estoy respondiendo a las palabras de mis hijos que levanto para que hablen lo que yo quiero que se cumpla, amén. Gloria al Señor, alabado seas Señor.
Y veo en este momento el Espíritu Santo me está trayendo varias personas que intercedieron por situaciones en la Biblia. Y el Espíritu me revela que muchos que están llamados a interceder no estudian en las Escrituras todos los ejemplos adonde el Señor muestra el poder de la intercesión de un justo. El poder que tiene el quebranto, la humillación ante Dios.
Mi pueblo no entendió, dice el Señor, el poder de la intercesión. Mi pueblo no entiende que puede intervenir a través de lo que habla. Mi pueblo no sabe lo que es ponerse en la brecha. Mi pueblo piensa que no puede levantar vallados, que no tiene el poder de hacerlo. Mi pueblo se debilita, retrocede, algunos son desertores, no me creen.
Pero para aquellos que desertan, estoy llamando a otros para cubrir esos cupos. Llegado un momento dado, me dice el Espíritu Santo, si yo llamo, llamo y llamo, y la persona me rechaza, ese puesto alguien lo tiene que cubrir en mi ejército y levanto nuevos intercesores que cubran lo que otros no quieren hacer. Que respondan el llamado que muchos no quieren responder.
Es una vergüenza, me dice Dios, pero es real, es lo que está sucediendo en mi Reino. Muchos de mis hijos prefieren renunciar a lo que los estoy llamando a hacer y disfrutar de sus días en el mundo. No quieren sufrir en la carne, no quieren ayunar porque significa negarse a sí mismo, tomar su cruz, sufrir en pos de mí, no quieren mantenerse en comunión conmigo, entendiendo mi voluntad.
Prefieren mirar un partido de futbol. Es más importante ver lo que pasa en el deporte que escucharme a mí. Y después se quejan de lo que pasa en el mundo. Después se preguntan por qué pasó lo que pasó, me dice el Señor, cuando yo ya los había llamado más de una vez para que levanten sus voces, para que mi voluntad se establezca en la tierra.
Y a algunos de ustedes, el Señor les dice en esta noche, basta. Quiero que te levantes, quiero que hables para mí. Quiero que saques tu espada del cajón y empieces a cortar. Quiero que le cierres la puerta al enemigo con todas las mentiras que te habló y que empieces a creerme a mí que te estoy llamando a trabajar para mi Reino.
Hay otros que quieren servir al Señor, pero como ellos quieren, no quieren ser intercesores, no quieren interceder, no quieren orar, no quieren intervenir, no les gusta. Dicen estoy cansada, ya no puedo más, tengo miedo porque el diablo después me ataca, suponen.
Hoy tienes que tomar una nueva decisión dice el Señor. Decido seguir, Señor Jesús, voy adelante porque tú eres mi general, tú vas delante mío, no voy yo por mi fuerza sino con la tuya, Señor. Y aunque a veces me sienta desesperado o desesperada, aunque a veces sienta que no puedo más, aunque a veces sienta que las fuerzas me están faltando, no voy a creerle al diablo cuando me dice que estoy derrotado.
Fuera de mí en el nombre de Jesús. Yo tengo a alguien que es más grande y que va conmigo en esta guerra y que me va a proteger a mí, a los míos y a mi casa. El Señor manda ángeles para mí porque yo lo estoy sirviendo, porque yo lo adoro y lo amo, y trabajo para Él hasta lo último.
Yo sé que cuento con la protección de Dios y no te permito serpiente hablarme más al oído. Te cierro los oídos en el nombre de Jesús. Rechazo todas estas mentiras que quieres meterme en mi corazón. Soy un hijo de Dios, una hija de Dios que está llamada al ejército del Dios Todopoderoso, del Omnipotente, del Omnipresente, del Omnisciente, el que ya tiene la victoria desde antes de la fundación de todas las cosas.
A Él alabo, a Él sirvo, por Él peleo si es necesario hasta la muerte. A Él honro y a nadie más y si me caigo en la batalla yo sé que el Señor me va a volver a levantar, y si ya no puedo más yo sé que el Señor me va a volver a ungir, porque para esto fui llamado y si me equivoco en algo, me arrepiento y sigo adelante, pero nunca desertar, nunca desertar.
Así tienen que orar, me revela el Espíritu Santo. Me inspira el Espíritu Santo en este momento, con fuerza, con autoridad, con fe, como creyendo que todo está a su favor, amén, gloria a Dios, aleluya.
Veo que algunos que estaban sentados en la silla inactivos para el Reino de Dios esta noche están cambiando su decisión y están decidiendo. Señor, me arrepiento, me levanto en esta noche, ¿cuántos están conmigo en esta decisión? Ahora entiendo que no voy solo, sino que voy contigo y con tus ángeles poderosos Señor.
¿Cuántos se levantan en esta noche para interceder a favor del cielo y en contra del adversario? Gloria a Dios por todos aquellos que están diciendo «Yo!» Dios me muestra en este momento que hay ciertas cosas que no se establecen en la tierra por causa de la falta de oración. Las oraciones de los santos influyen en lo que se manifiesta en lo material.
Porque Dios lo hizo simplemente así. Es un placer darle al hombre la autoridad de que manifieste a través de la palabra ciertas cosas que Él quiere establecer en la tierra y que son Su voluntad. Hay paredes que el enemigo levanta cuando Dios quiere establecer algo en la tierra. Y este algo que el Señor quiere establecer en la tierra, depende de la intercesión del hombre. En esos casos, porque no siempre es así.
Porque hay cosas que son la voluntad absoluta de Dios y se van a cumplir sí o sí, pero hay cosas que requieren de la intervención del hombre porque Dios lo dispuso así. Simplemente porque eso le complace y le gusta y así Él lo quiere. Hay ciertas cosas que no se manifiestan sin la intervención de su pueblo, amén. Y muchos, muchos, muchos dentro del pueblo del Señor no entienden esta parte.
No entienden, no aprendieron, no estudiaron, no escudriñaron las Escrituras con todo lo que tiene que ver con la intervención del hombre en el diseño Divino, en el plan Divino. (Me podéis pasar por favor Jeremías capítulo 1, donde el Señor le dice a Jeremías: «Te he puesto para derribar, para destruir»…)
Jeremías capítulo 1, versículo 10: «Mira que te he puesto en este día sobre naciones y sobre reinos para arrancar y para destruir, para arruinar y para derribar, para edificar y para plantar». Y esto es lo que hacen los intercesores, arrancan, derriban, destruyen las obras del mal, los planes del enemigo, los echan por tierra. Y edifican, plantan cosas nuevas que están dentro de la voluntad de Dios, amén.
Pero la iglesia no entiende la importancia de la intervención del hombre a través de su oración, a través de la intercesión. En esta noche los invito a comenzar a aprender sobre este tema, a aprender de personas que el Señor levanta dentro del pueblo de Dios, que tienen un llamado especial para enseñar lo que Dios les reveló sobre interceder, amén. Y los invito a escudriñar las Escrituras sobre este tema. Aleluya, gloria a Dios.
Yo veo en este momento ciertas cosas que están como en el aire, en las inmediaciones espirituales. Veo posibilidades suspendidas en el aire, en el Espíritu, que se podrían manifestar en la tierra. Son ciertas cosas que dependen de la oración del hombre, de la intercesión de los hombres del pueblo de Dios. Y Dios a veces, no es esto siempre en todos los casos, pero a veces, Dios requiere de un cierto nivel de oración, que a veces es menor, a veces es mayor. Hay distintos niveles de oración requeridas para que se manifiesten ciertas cosas en la tierra, amén.
Y a veces Dios requiere, le vamos a llamar, de un vaso que está lleno, la mitad de oración, no sé si me explico. Porque veo como distintos medidores llenos de oración, algunos están por la mitad, otros están en 3/4, otros están llenos los medidores de oración. Y hay algunas situaciones que requieren de cierto nivel de oración, de cierta cantidad de oración, de cierta intensidad también, para que estas cosas se cumplan en la tierra.
Hay otras cosas que requieren de un poco más y hay otras cosas que requieren de muchísimo más de intercesión y de oración para que estas cosas que están en las inmediaciones espirituales, que son como posibilidades por llamarlas de alguna manera, se manifiesten en lo físico, en la tierra. Son situaciones especiales que no están dentro de la voluntad absoluta del Señor, cosas que, no son cosas que se van a cumplir sí o sí, ore o no ore el hombre, interceda o no interceda.
Son cosas que Dios creó para que dependan específicamente de la intervención de la oración del hombre. Entonces a veces, Dios muestra a través de los profetas posibilidades que se podrían llegar a dar si el hombre interviene en la medida que Él lo requiere. En algunas ocasiones… no estoy diciendo siempre.
No es lo mismo que en una ciudad se arrepientan, una ciudad que tiene 50 mil personas, se arrepienta e intercedan y oren, y ayunen 10 mil personas que 25 mil, que la ciudad completa, como en el caso de Nínive, amén.
Y la iglesia no tiene conciencia de que cuando Dios llama al pueblo de Dios a levantarse e interceder por cierto tema, la iglesia, el pueblo de Dios no tiene conciencia, no sabe, no tiene conocimiento, no tiene entendimiento de cuán importante es este llamado de intercesión. Y de que, si no cumplimos con cierto nivel de oración, que Dios está esperando para cierta situación, hay cosas que no se van a manifestar en lo físico, amén.
Hay ciertos niveles, niveles de arrepentimiento que Dios espera también, para cambiar el curso de las cosas o para que cierto juicio no venga a una persona, a una ciudad, a una nación. Pero si no se cumple este nivel de arrepentimiento que Dios está esperando, no va a haber cambio de curso.
¿Se entiende lo que estoy hablando?, aleluya. Pero al pueblo de Dios le gusta quedarse sentado, mirando lo que pasa, como cuando alguien mira la televisión y está cómodo, inactivo, pasivo, sin interferir en lo que está viendo. Al pueblo de Dios le gusta juzgar lo que está pasando, le gusta criticar lo que está viendo, pero no le gusta interferir, no le gusta levantarse y ponerse la armadura de Dios y entrar en la batalla. No le gusta hacer lo que le toca hacer, lo que Dios nos está mandando a hacer.
El pueblo de Dios es cómodo y se deja apagar, engañar, atar, como cuando pasa un tractor por arriba de la tierra y la deja aplanada. Así es el pueblo de Dios. Por eso van a venir los juicios que van a venir y que ya están viniendo sobre el mundo, porque el pueblo de Dios no reacciona de otra manera, no reaccionamos si no somos sacudidos. Y entonces, cuando somos sacudidos, cuando estamos en el límite, cuando no nos queda otra que si no nos levantamos no vamos a sobrevivir, ahí reacciona al pueblo de Dios.
Por eso el Señor no manda las cosas que van a venir sobre el mundo porque son un castigo para su pueblo, sino para despertarnos, para pegarnos una cachetada, para que reaccionemos y nos levantemos del banco y dejemos esta pasividad que está enfermando a los hermanos. Esta pasividad que está permitiendo que los planes del enemigo se manifiesten en la tierra.
Estudien, sean diligentes, investiguen si lo que estoy diciendo es verdad o no. Sean autodidactas en algunas cosas, actívense, pregunten, pregúntenle al Espíritu Santo. Pídanle revelación sobre la importancia de la intervención, de la intercesión del pueblo, y qué tiene que ver con el diseño, con el plan del Señor, amén.
A partir de hoy, varios de ustedes van a recibir llamados de parte del Espíritu Santo para interceder por alguien, por situaciones que se les van a ser mostradas. Pueden ser personas individuales, pueden ser grupos, pueden ser pueblos, ciudades, naciones, acontecimientos, catástrofes, enfermedades. Pueden ser por muchas diferentes cosas que el Señor usa a una persona para interceder.
Respondan a este llamado, no duden, porque de todas maneras nunca está de más orar por alguien o por algo en la voluntad de Dios. Y lo veo a Jesús en este momento, intercediendo por nosotros delante del trono del Padre y pidiéndole más tiempo para su pueblo, para que se despierte y salga del letargo. Jesús, el perfecto intercesor, el mediador, el que interviene para darnos más tiempo, para que consigamos el perdón.
Jesús nunca deja de interceder por nosotros. Cuánto más tenemos que interceder nosotros en pos de los que necesitan esa oración. Gracias Señor. Te pedimos Dios mío, que trabajes en nuestros corazones, que derrames en esta noche un espíritu de oración, que nos reveles nuevas tácticas a todos nosotros, tácticas de guerra Señor. Que nos des nuevas herramientas para ser capaces de enfrentar al enemigo y para derribar sus obras, para destruir los planes de las tinieblas, para traer tu diseño a la tierra Señor.
Dios mío danos sabiduría, danos inteligencia, danos agilidad mental para entender lo que está pasando cuando está pasando. Danos discernimiento para saber lo que pasa en el Espíritu y que a veces no logramos dilucidar.
Señor te pedimos más memoria para ser capaces de recordar los versículos exactos que necesitamos cuando estamos intercediendo Dios. En el nombre de Jesús yo te doy gracias, Señor, porque en este momento Dios me está revelando que los intercesores de los últimos días que él está levantando una nueva generación, un nuevo grupo de jóvenes intercesores y de niños, lo van a hacer con una entrega que Dios no vio en la medida que se debería haber visto en la generación actual.
Es una nueva generación de intercesores, es un renuevo del ejército de jóvenes y aún hasta niños que vienen a destruir las obras del mal con un poder, con una determinación, sin miedo, con una fuerza nunca antes vista. Gloria al Señor por eso. Dios está trayendo un renuevo dentro del ejército, un renuevo de intercesores cuya característica principal es que no van a tener el miedo que tienen los intercesores actuales, digamos, o los que ya venían en ejercicio.
La característica principal de estos nuevos jóvenes intercesores va a ser la falta de miedo. Ni se les va a cruzar por la cabeza desertar. Solamente, una vez que tomaron la decisión de ir al ejército a pelear, nada los va a frenar, por más que se caigan, por más que el diablo los golpee, por más que sufran pruebas y tribulaciones que igualmente la van a sufrir. Pero la determinación que van a tener en sus corazones va a ser, se va a destacar, y la falta de miedo al enemigo y al qué dirán va a permitirles no dejar ingresar estos pensamientos que el enemigo quiere colocar en los que interceden.
Van a estar tan aferrados al Señor Jesús, que el Señor va a ser el foco de sus vidas, sus ojos van a estar puestos en el General del ejército y en nadie más, y van a tener una vida de intimidad, de oración, y ayuno, de consagración hacia Dios. Estos jóvenes estoy viendo más que nada, que las personas adultas se van a sorprender porque lo que ellos no hicieron, lo van a hacer estos jóvenes nuevos, este renuevo de intercesores que Dios está levantando en los últimos días.
Y no se sorprendan cuando vean a niños levantarse en intercesión y en guerra espiritual, porque la generación que viene es la generación de los últimos días, de los soldados que se necesitan para ser aptos para vencer las fuerzas del mal que se están levantando con más poder que antes. Gloria a Dios por eso, amén, aleluya, aleluya.
Intercedan por eso me dice el Señor, pídanme que levante más soldados en el ejército. Pídanme que amplíe su vista espiritual, pídanme revelación para saber cómo interceder con eficiencia y en verdad. Vengan a mí dice el Señor, y les voy a responder, y les voy a enseñar, en la medida que se entreguen y renuncien al mundo yo los voy a preparar, yo los voy a entrenar, yo los voy a fortalecer.
Pero es requerido cierto nivel de entrega para que yo los pueda usar en el nivel que quisiera usarlos. No es porque yo no quiera usarlos, es porque ustedes no se entregan a mí, dice Dios. Y Dios me hace sentir el amor que tiene por sus intercesores, el cuidado especial con estos hijos, porque son muy atacados por el enemigo. Y Dios quiere que sepan cuánto los ama, cuánto los estima, cuánto los valora, y cuán valioso es su trabajo, cuán valioso es el trabajo de las mujeres que están en la casa, que nadie sabe que están intercediendo, llorando por todo el mundo, pero que Dios sí las ve, y tiene sus ojos en ustedes, y su mano está sobre ustedes, amén.
Y el Espíritu me revela que muchos de ustedes, especialmente mujeres, necesitaban este consuelo, necesitaban esta palabra, necesitaban una caricia de parte del Señor, y saber qué pensaba Dios sobre ustedes, y aquí lo tienen, porque Dios las escucha cuando hablan, Dios sabe lo que sufren en sus corazones, y Dios está a cargo, él está ahí, él está moviendo, su Espíritu se está moviendo en sus vidas, aun cuando ustedes no lo pueden ver porque en la prueba, los intercesores son muy probados en la fe.
Porque ellos anhelan ver que se manifieste en lo que oran, y es normal, es natural, uno quiere ver resultados de lo que está pidiendo, por lo cual está intercediendo, pero Dios muchas veces no les permite verlo, aunque tengan resultados esas oraciones, para que caminen por fe, amén, gloria a Dios, aleluya, alabado sea el Señor. Dios tiene un ejército en el cielo y uno en la tierra, y hoy quiere que su pueblo tome conciencia de esto, que el ejército de la tierra tiene mucha importancia en las cosas que pasan, en las cosas que se manifiestan, que no solamente es el ejército del cielo el que tiene importancia en que se manifiesten o no las cosas en lo físico, sino que el ejército que está en la tierra interviene para que el ejército que está en el cielo se mueva a favor del pueblo de Dios, amén.
Y hay un ejército que Dios tiene en un ejército celestial, que está a nuestro servicio si estamos alineados a la voluntad de Dios, y cuando el intercesor ora, cuando el pueblo de Dios ora e intercede, Dios pone en movimiento estos ángeles, estos ángeles guerreros, mensajeros y demás tipos de ángeles, para que sean respondidas las oraciones si están dentro de la voluntad de Dios, amén.
Pero esas cosas a veces el pueblo de Dios, no las toma en cuenta, no tienen fe, ni tampoco estudian las Escrituras, entonces no tienen conciencia del poder que tiene la oración, hasta esta noche, amén, gloria a Dios, aleluya. Le damos las gracias al Señor. Hay algunos de ustedes que están enfermos, el diablo los ha tocado con una enfermedad para que no sigan intercediendo, y hasta los ha amedrentado.
Algunos de ustedes han tenido el covid-19. Dios los ha probado a través de esto, y el enemigo ha hecho esto para que se frustren y para que piensen que el Señor no está con ustedes, para que dejen de orar, para que piensen, para qué voy a orar, para qué voy a interceder, si al final Dios ni siquiera me cuida, me enfermo igual, me pasan cosas malas y demás.
Pero la fe tiene que ser probada, para que como el oro es probado por el fuego, porque es fácil decir que uno tiene fe, interceder y orar cuando está bien, cuando ve los resultados, pero la prueba verdadera está cuando uno sigue haciendo lo que Dios nos manda a hacer, por más que nos sintamos derrotados o casi derrotados, amén.
En este momento oro para sanidad de todos ustedes en el nombre de Jesús. Señor, a todos los que el diablo quería apagar sus voces poniéndoles enfermedad en la garganta. En este momento coloco el fuego del Espíritu Santo en sus gargantas, en el nombre de Jesús. Unjo con aceite todo el cuerpo de mis hermanos y hermanas y que están mirando este vídeo, y especialmente las gargantas y el aparato respiratorio, las bocas de todos aquellos que están llamados a interceder permanentemente en el nombre de Jesús.
Fuego del Espíritu Santo que queme todo virus, que queme toda bacteria, que desinflame la garganta, las amígdalas y todo lo que se necesita para orar, reprender y animar en el nombre de Jesús. Para orar, reprender e interceder, quería decir, en el nombre de Jesús, aleluya. Unjo a todos mis hermanos y hermanos con aceite fresco para que se sientan fortalecidos en Cristo Jesús, con una nueva fuerza. Mañana será un nuevo día.
Señor, te pido que se levanten con una fuerza sobrenatural que venga de tu parte, con una nueva esperanza, con una nueva unción, con un aire nuevo que llegue a sus narices, Señor, revitalizándolos para que puedan seguir en esta batalla con fuerza, con alegría, con gozo Señor, con poder en el nombre de Jesús. Desato a todos los que tenían las muñecas atadas en el nombre de Jesucristo, para que nos sigan destruyendo las obras del mal. Quito las cargas espirituales que el diablo colocó en las espaldas de mis hermanos, para que se sientan tan pesados que no tengan la capacidad de orar por los demás.
Aleluya, gloria a Dios. Corto todo tipo de maldiciones de rechazos, reprendo todo espíritu de inseguridad en el nombre de Jesús. Desato toda lengua que el diablo había atado en mis hermanos y hermanas, en el nombre de Jesús. Fuego del Espíritu Santo en las lenguas ahora. Algunos de ustedes deberían estar hablando en lenguas, pero no las han hablado, me revela el Espíritu Santo, no entendiendo que el don de lenguas es un arma muy poderosa en lo que es intercesión. Por más que no les puedan interpretar tienen que hablar en lenguas cuando interceden.
Entonces, los que sientan que tienen que, como que tenían ganas de hablar en nuevas lenguas háganlo ahora por fe, para que ese fuego espiritual queme a los demonios y queme las obras del mal en el nombre de Jesús, aleluya. Fuego en sus lenguas, en sus bocas, en sus gargantas, en el nombre de Jesús. Unción, fuego y poder sobre todos ustedes, aleluya, gloria a Dios.
Alguien tiene ganas de escupir, de bostezar, no lo retengan. Larguen todo lo que Dios está limpiando en esta hora, porque el Espíritu Santo se está moviendo en esta ministración. Y además de eso, como decía, quito toda carga de las espaldas, que no tiene que estar, toda pesadez, toda herencia espiritual que no tiene que estar ahí, la quito en esta hora, en el nombre de Jesús.
Imparto don de profecía para que intercedan con revelación en el nombre de Jesús. Los intercesores normalmente tienen don profético porque necesitan saber, necesitan que se les sea revelado lo que pasa en el Espíritu, o la voluntad del Señor para orar por eso, amén.
Unjo sus manos también en este momento, coloquen las manos así para recibir esta unción en el nombre de Jesús. Fuego del Espíritu Santo en todas las manos, en el nombre de Jesucristo. Regalos están siendo impartidos en este momento en sus manos en el nombre de Cristo Jesús, gloria a Dios.
Nuevas herramientas se les están siendo dadas para interceder, para orar con más eficacia, gloria del Señor. Sabiduría de lo alto está siendo impartida y veo fuego en muchas cabezas, nuevas ideas para interceder están siendo dadas al pueblo de Dios que mira este video en esta hora, en el nombre de Jesucristo, amén.
Fuego que quema ideas malignas, fuego que protege los pensamientos y la mente del pueblo del Señor, de los intercesores, amén, gloria del Señor. Muchos van a sentir calor en esta área, calor en las manos, calor en la garganta o en la boca, es el Espíritu Santo que está trabajando en ustedes, gloria a Dios. Vamos a dar las gracias a Dios por esta noche y Espíritu Santo, te pido que sigas trabajando y repartiendo sueños de alertas, sueños de llamado, de intercesión, a partir de esta hora, en todos mis hermanos, y que les des la dirección de lo que tienen que hacer con estos sueños y la guía para que sepan cómo interceder por las cosas que les vas a mostrar en sueños en el nombre de Jesús.
Les invito también a estudiar en las Escrituras todo lo que tiene que ver con sueños y visiones, gloria al Señor. Gracias Señor por esta noche, yo te pido sanidad para todos aquellos que están enfermos en esta noche, en el nombre de Jesús, te pido liberación para los que están atados. Muchos de ustedes tienen guerra espiritual en los sueños, mucha guerra espiritual, muchos ataques demoníacos cuando están durmiendo. Cuídense durante el día, cuiden lo que coman dice el Espíritu, manténganse santificados, cuídense de todo pecado, cuídense especialmente de la carnalidad, amén, gloria a Dios, para tener la fortaleza para poder reprender a estas entidades espirituales aún en sus sueños.
Pero si ustedes están débiles espiritualmente durante el día, también lo van a estar durante la noche. Entonces, es importante que, para tener la fortaleza para tener la victoria en los sueños de guerra espiritual, tienen que estar fuertes durante el día, cuidar mucho lo que comen, lo que entra y sale de sus casas, la santidad y lo que hablan, porque a través de eso pueden abrir puertas y permitir que el diablo los debilite.
Y después vienen en un sueño, el enemigo, y ustedes no tienen la fortaleza o no saben cómo defenderse o no reciben la inspiración para defenderse, amén. Así que cuídense y manténganse cómo un soldado permanentemente a disposición de la guerra, gloria a Dios, aleluya. Utilicen el nombre de Jesús para cortar las obras del mal, para defenderse en los sueños de guerra espiritual. La sangre de Cristo tiene poder, así que también utilicen la sangre de Cristo en los sueños de guerra espiritual, gloria a Dios.
La alabanza es una guerra, es un arma de guerra, utilicen la alabanza, canten a Dios, toquen instrumentos, presenten alabanza en sus diferentes formas a Dios, y esto vence a las tinieblas, amén, gloria Dios. Gracias Señor por todo lo que nos revelaste hoy Padre. Gracias Dios porque nos fortaleciste, nos aclaraste, nos respondiste, nos edificaste Señor a través de tu sabiduría, tu Palabra, tu amor. Gracias Dios por la caricia que recibieron hoy mis hermanas y hermanos que estaban débiles, que se sentían solos, abandonados, frustrados Señor, sin fuerzas. Sin embargo, siempre vienes hacia nosotros, a amarnos, a fortalecernos, a levantarnos Señor. Es gracias a ti Señor, a tu amor, a tu poder Señor, es gracias a ti, Jesús. Así que gracias Dios mío, te damos juntos por todo lo que revelaste hoy y por llamarnos y por perdonarnos Señor.
Te damos la gloria a ti Señor, la alabanza, la honra es para ti Dios mío. Te amamos y te alabamos, gloria al Padre, al Hijo y el Espíritu Santo, amén. Muy bien hermanos, nos veremos en algún otro vivo, Dios mediante, en el nombre de Jesús los bendigo. Saludos y bendiciones a cada nación que se conectó hoy. Oren por sus países, por sus gobernantes, por sus hermanos, por los perdidos y no se dejen abatir, amén, gloria a Dios, aleluya.