Traducciónes: inglés
Amados y preciados hijos del Dios viviente, dice el Señor, presten atención a las palabras que pronunciará la boca que estoy usando como medio de expresión, porque soy Yo el que habla: el Dios de la animación, el Dios de la iluminación de las almas oscuras, el Dios que cambia el estado de las cosas de lo caído a lo redimido en Cristo Jesús, el autor y consumador de la fe.
Miren, lo que les voy a decir hoy es más que importante, es más que grave, es más que escandaloso. Pero ustedes, los que saben quién soy Yo, sabrán escucharme y sabrán comprenderme.
Por eso, hoy les hablo a los entendidos en tiempos y estaciones, y a los preparados para este momento en particular.
Yo estoy llamando a un pueblo a que sea santo y a que se limpie de toda mancha en sus vestiduras. Estoy pasando un hisopo de limpieza sobre aquellos que deciden seguir el camino de la rectitud y de la justicia.
Pero hay muchos otros, muchos, muchos, que no quieren limpiarse, sino que les gusta revolcarse en el lodo, así como se revuelcan los cerdos en la mugre.
Ahora Yo estoy separando las aguas para dejar en claro a qué reino pertenece cada uno. Por lo tanto, los que aún no se hayan decidido de todo corazón deberán elegir a quién quieren pertenecer: al Dios de las luces o al dios de la oscuridad.
Es muy fácil decidirse, porque cada hombre sabe bien lo que es el bien y lo que es el mal. No hay excusas, porque Yo me aseguré de que, aunque algunos no tengan a mano una Biblia, mis leyes estén escritas en sus corazones y plasmadas en sus conciencias.
Por eso, cada ser humano que nace en esta tierra sabe distinguir muy bien entre la derecha y la izquierda. Y así, con su propia conciencia como testigo de las decisiones que toma, no hay manera de perderse sin haber tenido una oportunidad de salvación.
Yo soy un Dios justo, santo y bueno, y no me agrada que ningún hombre se pierda, pero le doy la libertad al hombre para elegir para dónde quiere ir.
Deben entender que Yo no decido por el hombre, aunque sí pongo luz delante de él para que pueda ver para dónde tiene que ir. Sí le envío ángeles para inspirarlo, para que sepa dónde está la senda por la que debería caminar. Sí redarguyo su espíritu para que sepa en su conciencia que lo que está a punto de hacer no es mi voluntad. Sí le mando mensajeros para advertirle que lo que está a punto de hacer está mal. Y más, mucho más.
A cada hombre se le da la oportunidad de la salvación. A cada uno se le llama, y se le llama más de una vez, porque Yo intento e intento rescatar a cada hombre del precipicio antes de que caiga en él. Pero el problema es que al hombre le interesa lo oculto, lo clandestino, lo prohibido.
El hombre no quiere sujetarse a nada ni a nadie. Quiere vivir en un estado de libertad sin barreras. Busca ser su propio dios. Quiere ser el rey sobre todo y sobre todos. Y en este egoísmo se va perdiendo, hasta olvidarse de que hay un Dios que lo gobierna todo y que es el único Rey sobre todas las cosas.
Por eso tantas religiones, por eso tanta desunión, por eso tanta competencia, por eso tantos celos y envidia, porque el hombre piensa: «Yo, yo y yo, y no hay nadie antes que yo».
Pero cuando el hombre se convierte a mí, comienza un proceso de despertar y de comprender que él no es el rey, que nunca lo fue, que no es él quien gobierna, sino que hay un solo Gobernador, y que ese puesto que él creía ocupar en realidad lo ocupo Yo.
Entonces, el egoísmo pierde su fuerza y el hombre comienza a quebrantarse ante mi presencia y a entender y confesar que solo Yo soy Dios.
Tremendo proceso es este, porque al hombre le impacta darse cuenta de que estuvo tanto tiempo engañado y vendido al pecado y a la iniquidad. Pero es posible en mí, porque soy Yo el que lo voy haciendo, si el hombre me lo permite.
Solo Yo lo puedo hacer, si el hombre se abre a mí. Solo Yo puedo rescatar lo que al hombre le parece irrescatable. Solo Yo puedo cambiar un corazón endurecido y orgulloso que antes vivía para sus propios deleites, creyendo que la fuerza venía de sí mismo. Solo Yo puedo quebrantar el espíritu de un hombre hasta que entiende que, sin mí, ni siquiera su corazón podría latir.
Oh, amados, en este tiempo de mentiras y de confusión verán asomar lo peor de lo peor que hay en el hombre. Verán aflorar la inmundicia humana en su máxima expresión. Verán florecer la maldad en una medida nunca antes manifestada.
Lo que viene es sin igual. Ahora el hombre es malo, pero en lo que se va a convertir no tiene comparación. Los que no vengan a mí se convertirán en habitaciones llenas de demonios y la perversidad brotará por su piel, emanando olor a pecado desde su interior. Estarán tan infestados de espíritus malignos que sus mentes quedarán casi completamente dominadas por una mentalidad diabólica y carnal, entregada por completo a hacer lo malo, en nombre de la libertad, del respeto y de la unión.
Lo que se viene es terrible, porque por haberse entregado el hombre a sus concupiscencias y a la malicia que hay en él, el dominio de Satanás sobre el mundo irá aumentando, tomando posesión de todo vaso que no se limpie en mí.
Como en los días de Noé, cuando el enemigo tenía tanto dominio sobre los humanos que estos se prestaban para ser manipulados por los demonios, dando lugar a especies nuevas, los híbridos volverán a nacer en un mundo sin control.
Sí, hijitos, así es. Por ese camino va el hombre: el camino de la locura, el camino de la perdición agitada y desmedida.
Llega el momento donde la ciencia ficción deja de ser algo irreal para volverse real, porque esta siempre fue inspirada por la serpiente, tanto en lo que se refiere al pecado como a la inmoralidad.
Hijos, Yo lo estoy anunciando por varias personas que se prestan para hablar sin callarme la boca. Investiguen por ustedes mismos y prepárense para lo que viene sobre el mundo entero.
Satanás busca vasos dispuestos a ser transformados a su imagen y semejanza, y no le alcanza con llenarles el corazón de maldad, sino que quiere verse en sus hijos, como Yo me veo en los míos. Quiere reconocerse en ellos, igual que alguien se mira en el espejo y se reconoce en la imagen que ve.
Despierten, hijitos. No es como se los cuentan. Hay muchas cosas que ustedes no saben y que hasta les costaría creer. En los laboratorios ya se trafican personas y órganos humanos, e incluso hay madres contratadas para parir niños que serán utilizados para experimentar.
A estos bebés les quitan algunos órganos y los trasplantan a un reptil o a otro vertebrado para observar la reacción biológica del animal, y también al revés. Vacas han recibido óvulos humanos fecundados para ver si es posible que se desarrollen y crezcan. El cabello humano ha sido trasplantado a monos para ver si crece normalmente.
Todo es especulación, todo es una aberración, y todo esto lo hacen en nombre de la medicina, de la procreación y de la libertad necesaria para avanzar científicamente en pos de la mejoría de la raza humana. Como si Yo hubiera cometido algún error al crear al hombre a mi imagen, o como si el hombre pudiera ser mejor de lo que es.
No existe un cuerpo más perfecto que el que le di al ser humano. No hay forma de mejorarlo ni de cambiarlo para que funcione mejor. Esto que están haciendo estos científicos del diablo no es por la ciencia; es por curiosidad. Y muchos de ellos no saben que detrás de las organizaciones que ponen el dinero para sostener económicamente estos experimentos está Satanás.
Hijos, miren y entiendan. Lo que no se pudo hacer antes, porque no existía este nivel de ciencia, se va a concretar ahora. El hombre ya soñaba con hacer estas cosas, solo que la ciencia no lo acompañaba lo suficiente para ver sus sueños realizados.
En cambio, ahora los descubrimientos científicos siguen creciendo y, poco a poco, el enemigo les otorga conocimiento a aquellos que están dispuestos a confabularse contra mí. Porque, como ya lo dije antes, el hombre no quiere sujetarse a nada. Quiere ser su propio dios, y estas cosas le dan valor para avanzar en la creencia de que, de hecho, es su propio dios.
Pero, hijos, en medio de estos sucesos descabellados que van aconteciendo en el mundo, Yo estoy al tanto de todo. No hay detalle que se me escape.
Yo pongo límites, y toda imaginación podrá manifestarse solo hasta donde Yo lo permita. Y cuando se vaya manifestando todo lo que tiene que manifestarse, cuando el mundo se convierta en un gran laboratorio de maldad, allí vendrá el fin de todas las cosas como el hombre las conoce hasta ahora, y la maldad será erradicada de la tierra para siempre, para que todos aquellos que han sabido cómo resistir y defender mi nombre hasta el final se encuentren con una nueva tierra y un nuevo cielo.
Despierten, hijitos. No están en un sueño; están en una realidad que se vuelve cada vez más difícil de procesar y de aceptar.
Lo que vieron en muchas películas de ciencia ficción se hará realidad, mientras ustedes todavía estén aquí. ¿No se dieron cuenta de que esas películas estaban hechas para prepararlos y hacer que todo eso parezca normal? Pues así fue, y así es.
Por eso, lo que publican los medios y lo que ven en las películas sirve como plantilla para instaurar ideas en sus mentes, ideas que luego van aceptando, hasta que llega el momento en que, si continúan viendo estas cosas, esperan que se concreten en la realidad.
Es peligroso estar aburrido, porque cuando el hombre se aburre invierte su tiempo en actividades vanas y le abre la puerta al enemigo para llenar esos vacíos de inactividad en mí con cosas que le agradan a la carne, aprovechando para implantar en sus mentes lo que él tiene pensado hacer en el mundo.
¿Ven que siempre deben permanecer en mí, que no deben darle espacio a nada que venga de una fuente diabólica o perniciosa, que deben mantenerse limpios, puros y blancos, alejados de toda idea contraria a lo que procede de mi Reino?
Despierten ahora. Dejen de dormir. Vean cómo se desarrolla todo esto y cómo de a poco sale a la luz a medida que el hombre va siendo capaz de recibir y aceptar estos nuevos conceptos que propone el diablo.
Todo lo que no es puro no viene de mí. Toda semilla mezclada es impura. Todo experimento sin mi aprobación es rebelión. Toda medicina diabólica es manipulación. Toda práctica con líquidos del ser humano utilizados para experimentos de fertilidad es hechicería y perversidad.
Yo doy la vida y Yo la quito. Si Yo no doy una vida es porque no la quiero dar. Pero el hombre me insiste, y cuando Yo no consiento sus peticiones, recurre a la izquierda y va en busca de soluciones mágicas para ayudarles a procrear. Y siendo que Yo no estuve ahí, entregan sus cuerpos para que experimenten con ellos en nombre de la procreación.
Los científicos sacan y ponen cosas dentro de ellos, remueven las cosas del lugar donde van, hacen y deshacen, prueban, rompen, matan y vuelven a probar hasta que la concepción llega. Pero para ese momento se perdieron otras vidas. Se echaron por tierra millones de semillas y se produjo una maldición por manipular mi creación.
Como consecuencia de la desobediencia, el ser humano que nace, nace maldito y carga con esa nube de maldición por el resto de su vida, y esta práctica de fertilidad asistida aún alarga y refuerza la maldición de infertilidad sobre la generación en cuestión.
¿Tú quieres un hijo? Entonces debes recurrir a mí en ruego, súplica y clamor, como lo hizo Ana, que concibió por mi intervención, o como Sara, quien para la ciencia era imposible que conciba por causa de su edad, pero no para mí.
Pero sé limpio y no te entremezcles con prácticas mundanas, que son desobediencia a mis leyes santas con las cuales trato a mi creación.
[Lucas 17:26] Y como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del Hombre.
[Génesis 6:1-5] Aconteció que cuando la humanidad comenzó a multiplicarse sobre la faz de la tierra, y les nacieron hijas, los hijos de Dios vieron que las hijas del hombre eran hermosas, y tomaron para sí mujeres de entre todas las que habían escogido. Entonces dijo YHVH: Mi Espíritu no permanecerá para siempre con el hombre, pues ciertamente él es carne, y sus días serán ciento veinte años. En aquellos días (y también después) los nefileos estaban en la tierra, pues toda vez que los hijos de Dios se llegaban a las hijas de los humanos, les engendraban hijos. Estos eran los poderosos que desde la antigüedad fueron varones de renombre. Vio entonces YHVH que la maldad del hombre se había multiplicado en la tierra, y que toda forma de pensamiento de su corazón era solamente el mal continuamente.
[Levítico 19:19] Guardaréis mis estatutos. No harás ayuntar a tu bestia en dos especies ni sembrarás tu campo con dos semillas, tampoco te pondrás vestido con dos clases de tejido.
[Daniel 12:4] Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el rollo hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia será aumentada.
[Deuteronomio 32:39] Pero ahora mirad: Yo soy Yo, Y no hay Dios fuera de mí: Yo hago morir y Yo hago vivir: Yo hiero y Yo sano, Y no hay quien libre de mi mano.
[Mateo 24:12] Por haberse multiplicado la maldad, el amor de la mayoría se enfriará.