Bendiciones, hermanos. Aquí estoy de nuevo, en mi canal «Noelia Ama a Jesús», transmitiendo desde Argentina para el mundo. Gloria al Señor por la bendición de poder encontrarnos nuevamente juntos para que Él sea glorificado en nuestras vidas.
Hoy, preguntándole a Dios: «Señor, ¿cómo deseas que ocupe mi tiempo en este miércoles glorioso para tu nombre?», recibí muy, muy claramente: «Ora por sanidades en el nombre de Jesús», de modo que inmediatamente me puse a orar, y sentí mi espíritu muy quebrantado porque el Espíritu Santo me mostraba a muchos de ustedes enfermos, muy oprimidos, muy atados, sufriendo por causas físicas y sufriendo también por causas que necesitan sanidad del alma. El Espíritu Santo me colocaba tal sentir en el corazón, ya que el pueblo de Dios está pasando por necesidades. Luego busqué e investigué en la Biblia algunos versículos para enriquecer esta ministración profética.
Primero, les decía que es bíblico orar por las enfermedades. La sanidad era una de las señales de los seguidores de Jesús, como dice en Marcos 16:
[Marcos 16:17-18, RVR1960] Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.
Así que, son señales que hacemos los creyentes en el nombre de Jesús. También vemos que no solamente por imposición de manos tenemos ejemplos bíblicos de sanidades, sino también por la palabra:
[Mateo 8:8, RVR1960] Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará.
Hoy voy a decir la palabra y muchos de ustedes van a ser sanos. La Palabra del Señor dice:
[Salmos 30:2, RVR1960] Jehová Dios mío, a ti clamé, y me sanaste.
[Salmos 103:3, RVR1960] Él es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias
[Salmos 147:3, RVR1960] Él sana a los quebrantados de corazón, y venda sus heridas.
¿Cuántos de ustedes se sienten quebrantados de corazón en este tiempo y necesitan sanidad del alma? Porque no solamente necesitamos sanidad física, sino también del alma; algunos en unos aspectos, otros en otros aspectos, pero todos, en algún otro nivel, en alguna otra cosa, necesitamos la sanidad. Y el único que sana es Dios. Dice en Salmos:
[Salmos 41:4, RVR1960] Yo dije: Jehová, ten misericordia de mí; sana mi alma, porque contra ti he pecado.
Entonces, hoy vamos a pedir por la sanidad física y del alma, en el nombre que es sobre todo nombre, en el nombre de Jesús. Amén. ¡Alabado sea el Señor! Gracias por todas sus bendiciones, por sus buenos comentarios, las buenas intenciones que expresan en el chat y por sus oraciones. Tendremos que estar orando en esta ministración porque siento muchísima oposición, oposición del enemigo; desde el momento en que recibí la palabra en la que el Señor me llamaba a orar por sanidad, sentí automáticamente la oposición de Satanás. Él no quiere que los hijos de Dios estén sanos, no quiere que dejen de estar oprimidos; él quiere tenernos atados, oprimidos, en cama, enfermos, para que no podamos servir al Señor, para que nos apaguemos, nos enfriemos y perdamos nuestra fe en Dios. Ustedes tienen que cerrarle la puerta a Satanás para que no pueda colocar su mano y enfermarnos.
En la palabra del Señor hay distintas razones por las cuales una persona se enferma; no voy a entrar en detalles, eso se los dejo a ustedes para que lo investiguen. El Espíritu Santo me está diciendo que una de las causas por las cuales los hijos de Dios se enferman es por las puertas abiertas, es decir, por el pecado. Por eso, les decía, hoy estaremos pidiendo, como clamaba el salmista, por sanidad. Nosotros también vamos a clamar, pero vamos a pedir con fe, porque dice en Hechos:
[Hechos 14:9-10, RVR1960] Este oyó hablar a Pablo, el cual, fijando en él sus ojos, y viendo que tenía fe para ser sanado, dijo a gran voz: Levántate derecho sobre tus pies. Y él saltó, y anduvo.
Estamos hablando de la persona que no podía caminar y que gracias a Pablo fue sanada; sin embargo, aquí quiero remarcar, Pablo vio que esta persona tenía fe para ser sanada. Asimismo, quiero que mientras yo estoy hablando sobre estos versículos, vayan escudriñando su corazón y viendo si realmente tienen fe en que Dios los puede sanar, y no sólo eso, sino de que Él los quiere sanar.
Dios es bueno y no deja a sus hijos sin transformarlos, no descuida a sus hijos cuando están enfermos, no se olvida de aquellos que están encarcelados, ni oprimidos, ni atados por el enemigo. Menos mal tenemos un Dios bueno, un Dios que así como hiere también sana, dice la Biblia. Pero mientras nosotros pedimos por nuestra propia sanidad, tanto física como del alma, también podemos pedir por otros. Podemos ver en la Biblia que Moisés estaba intercediendo por su hermana, el rey Ezequías por el pueblo, y un centurión por su criado:
[Números 12:13, RVR1960] Entonces Moisés clamó a Jehová, diciendo: Te ruego, oh Dios, que la sanes ahora.
[2 Crónicas 30:20, RVR1960] Y oyó Jehová a Ezequías, y sanó al pueblo.
[Mateo 8:5-6, RVR1960] Entrando Jesús en Capernaum, vino a él un centurión, rogándole, y diciendo: Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado.
Con estos versículos quiero decirles que es bíblico clamar por la sanidad física y del alma, no sólo de nosotros, sino también por la de los demás. Gracias, Dios mío, por dejarnos este rico pan a nuestra disposición para que comamos en cualquier momento que lo necesitemos. Vamos entonces a orar juntos, y mientras yo esté orando, ustedes van a pedir por la sanidad suya o de otra persona, la que el Espíritu Santo les coloque en el corazón, porque Dios es un Dios de milagros, de maravillas, de señales y de sanidades. Y Él se quiere mover en las aguas de las personas de todas las naciones que se están conectando hoy a este vivo. ¡Aleluya, alabado sea el Señor! Hay un salmo muy bonito:
[Salmos 6:2, RVR1960] Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy enfermo; sáname, oh Jehová, porque mis huesos se estremecen.
Si ustedes quieren clamar por alguien más, pueden decir: «Ten misericordia de (nombre de la persona), oh Jehová, porque está enferma; sana a (nombre de la persona)». Y si es para ustedes mismos: «Oh Jehová, porque mis huesos se estremecen», o «porque sus huesos se estremecen», o «porque esta persona tiene diabetes», o «porque tengo a mi padre en el hospital», o «porque me duele el hígado», o «porque tengo tal enfermedad».
Entonces, vamos a utilizar este versículo bíblico para proclamarlo mientras pedimos la sanidad física o del alma, la que cada uno de nosotros necesita. Pero primero, ahora sí, voy a orar, y cuando yo les diga, van a buscar este salmo; repito una vez más, Salmos 6:2. Lo mismo si sienten, quizás, otra manera de orar al Señor también lo pueden hacer, lo importante es que ustedes participen en esta ministración. También quiero aclarar que pensé esta mañana que esta será una ministración principalmente profética; es decir, que hoy hablaré lo que el Espíritu Santo me muestre, no lo que yo desee hablar. Voy a orar por las personas que Él me muestre o me pida, y por aquellas enfermedades que el Espíritu de Dios me va a ir mostrando. Por tanto, la transmisión va a ser profética.
Si ustedes quieren que Dios los sane en algún aspecto, ya sea físico o del alma, en primer lugar deben hablarle al Señor, pedirle a Él, porque no voy a ser yo, sino que será Jesucristo quien los sane a través de mí. De nuevo, los invito a pedirle a Dios todas las cosas que necesitan y no a mí; de este modo, el Señor va a responder sus oraciones según Él lo crea conveniente. Si el Señor en esta noche quiere obrar sanidad en tu vida a través de mí, así será; y si no lo quiere por este medio, no lo hará.
Quizás tiene otra cosa pensada o quizás todavía no es el tiempo. Dios es bueno y es justo, es sabio y debemos confiar en Él igualmente. ¡Amén! No fijen sus ojos en mí, yo simplemente soy un canal, un medio por donde el Señor se quiere manifestar; ustedes fíjense en Jesús, fijen sus ojos en Él, pídanle las cosas que necesitan a Él, y Él les responderá de la manera en que Él quiera, en el tiempo y en la forma que desee. Habiendo aclarado esto, vamos a orar juntos en el nombre poderoso de Cristo Jesús.
Vamos a levantar nuestras manos al Señor. Para alabarte primero, Dios mío, para glorificar tu nombre, Señor, para reconocerte en todos nuestros caminos porque sin ti no somos nada, Señor. De hecho, somos criaturas tuyas, Padre, creadas por tu mano, levantadas del barro, a quienes soplaste el aliento de vida en nuestras narices; por eso eres digno de alabar, Dios, eres digno de adorar, eres digno de amar, Señor, eres digno de servir. Nosotros hoy te damos gracias, Padre de la gloria, por la oportunidad de congregarnos en tu nombre. Te damos las gracias, Señor, por haber restablecido la conexión que se cayó, así caminas entre nosotros glorificándote. Te damos gracias porque hoy estamos vivos, te damos gracias por todo lo que tenemos, por todo lo que nos das, por poder levantarnos un día más para alabarte, Señor, para hacerte nuestro Dios en todas las cosas.
¡Oh, alabado seas, Dios de la Gloria! Sanador de los heridos, liberador de los cautivos; ven, Espíritu Santo, entre nosotros, moviendo las aguas, agitando lo que está escondido, sanando el cuerpo físico en el nombre de Jesús. Líbranos de todas las dolencias, quita, Señor, todo puñal clavado de nuestros órganos, aquel que esté provocando enfermedades. Cierra la puerta, Dios mío; cierra la puerta de nuestros hogares a toda enfermedad, en nuestras casas, en nuestros cuerpos; oh Señor, derriba todo altar de enfermedades que haya en nuestras casas, en el nombre de Jesús. Padre, levanta al paralítico; oh Señor, levanta a los que están postrados en las camas y glorifica tu nombre, en esta hora muestra tu poder. Estamos clamando a ti, Señor, por sanidad, por sanidad física, por sanidad del alma, por sanidad en todos los sentidos porque queremos caminar sanos para servirte, Señor, para alabarte con fuerza, con energía, con libertad. ¡Aleluya, gloria a Dios!
Gracias, Padre Santo, por todo lo que vas a hacer ahora; Dios, gracias porque ya estás moviendo tu mano entre nosotros. Gracias. Líbranos, líbranos, Señor, de la tierra de Egipto, de las plagas venideras de la tierra de Egipto; líbranos de las enfermedades mortales, danos más tiempo, como le diste al rey, (a aquel rey, a quien le agregaste 15 años de vida cuando él clamó a ti) porque clamamos a tu santo nombre, Señor. Hoy clamamos, aquellos que estamos moribundos, o por nuestros familiares, parientes, amigos y hermanos moribundos; hoy clamamos por ellos. Dios, clamamos por un milagro de sanidad, por una restauración completa; libera a tu pueblo de la muerte prematura, Señor, aquellos a quienes aún no les ha llegado su tiempo.
Te pido, Dios, que toda misión de muerte prematura sea cancelada a través de esta oración, en el nombre de Jesús; te pedimos por las enfermedades más graves, por el cáncer que invade tu población. Te pedimos, Dios mío, por todo tumor, por todas aquellas enfermedades irreversibles, según los médicos, donde no hay esperanza porque el hombre puede decir que no hay esperanza en ti, que no hay esperanza en el mundo, pero nosotros sabemos que en ti sí tenemos esperanza. Porque Tú, Señor, eres un Dios de milagros, te glorificas donde el hombre no puede hacer nada. Pasa tu tijera, Dios mío, y corta toda maldición de enfermedades familiares en el nombre de Jesús.
Dios, ten misericordia de tu pueblo; sánanos, Señor. Te pedimos también por la sanidad del alma, por los corazones quebrantados, entristecidos; por traumas de experiencias pasadas, por bloqueos emocionales que tengan mis hermanos, en el nombre de Jesús. También por toda fiebre; te pedimos por todo el dolor, no solo físico, sino emocional. Te pedimos por la sanidad de las personas que se han divorciado o separado recientemente. Padre, ten misericordia de aquellos que sufren en su alma. Hoy me presento a ti, Señor, como Moisés que clamó por su hermana, para que mi pueblo y mis hermanos sean sanados; ten misericordia. Derrama tu aceite de sanidad sobre todo hijo de Dios, sobre toda persona que está conectada. Padre, perdona nuestros pecados, ten misericordia de nosotros. Aleluya, alabado sea el Señor; gracias a Dios.
Clamemos juntos Salmo 6:2 en el nombre de Jesús: «Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy enfermo; sáname, oh Jehová, porque mis huesos se estremecen.»
Digan las enfermedades que cada uno tenga o la sanidad del alma que necesiten en este salmo. Repitamos juntos: «Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy enfermo, porque estoy enferma, porque mi madre está enferma, porque mi padre está enfermo, porque mi amiga está en cama. Sánala, sánala vos, Señor, porque sus huesos se estremecen, porque está sufriendo.» Aplíquenlo en oración. Realicen esta oración por la persona que el Espíritu Santo les traiga a la mente, así como por ustedes mismos. Amén.
Una vez más: «Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy enfermo; sáname, oh Jehová, porque mis huesos se estremecen.»
Ahora voy a empezar a ministrar según lo que el Espíritu Santo me vaya dando para ustedes. Les pido por favor que se mantengan en oración con la finalidad de que esta ministración llegue con poder. Me dice el Espíritu Santo que algunos de ustedes, que llevan mucho tiempo enfermos, han hecho de la enfermedad un altar, la han convertido en un ídolo sin darse cuenta. Hay algunas personas que no eran conscientes de lo que estoy diciendo, pero me dice el Espíritu de Dios, me habla de alguien en específico: te acostumbraste a estar enferma, se acostumbraron a estar enfermos, pues existe un altar de enfermedad, lo hiciste tu ídolo apegándote a él, encontrando en esto tu valor; por lo tanto, ahora vivir sin esa condición te resulta difícil.
Estos acontecimientos se pueden dar en nuestros corazones si no los cuidamos permanentemente, porque hasta una enfermedad que nos aqueja puede convertirse en un ídolo para nuestras vidas. Ciertas personas, por medio de una enfermedad, manipulan a otras. Hay personas que, al estar varios tiempos enfermas, se reconocen en aquella enfermedad. Piensan que es normal estar enfermo porque, si no lo estuvieran, las personas no les darían valor, no les prestarían atención ni las amarían; creen que, por estar enfermas, les dan más atención. ¿Se escucha ahora lo que estoy explicando? Yo sé la delicadeza del asunto y no quiero ofender o lastimar a alguien, pero tengo que repetir lo que el Espíritu Santo me revela; a veces la enfermedad se convierte en nuestro ídolo. Este tipo de personas piensa que si estuvieran sanas, nadie les prestaría atención, no pensarían en ellas, no las visitarían. Amén.
¿Se va entendiendo lo que estoy explicando, hermanos? Se trata de una situación muy, muy escondida en los corazones de las personas; sin embargo, es más normal de lo que se piensa. Aquí entra en juego la autocompasión, el victimismo, los espíritus de control y manipulación mediante la enfermedad; ya que algunas personas encuentran su valor allí. Como bien dije antes, muchas veces se utiliza, junto con el victimismo, con la intención de manipular a los demás para lograr lo que se quiere. Gracias a Dios por esta revelación.
En este momento te invito a que escudriñes tu corazón, ya que el Señor le habla a alguien. Él nos habla con el objetivo de liberarnos, sanarnos y bendecirnos; no para condenarnos. Realmente él desea terminar con el círculo infinito de la enfermedad. Si sientes que esta palabra es para ti, si te has aferrado a la enfermedad y te has acostumbrado a vivir con ella, lo que te ha llevado a visitar doctores, hospitales, clínicas o médicos; y crees que necesitas de esta rutina, aferrándote a la enfermedad para recibir el cariño y la atención de los demás porque pensaste, equivocadamente, que de otra forma no lo obtendrías, te invito a arrepentirte. Te invito a escudriñar tu corazón, a ser sincero o sincera contigo mismo para que puedas cerrar la puerta que tienes abierta en tu vida porque no te habías dado cuenta de que tu enfermedad se convirtió en tu ídolo y le diste un lugar de adoración en tu espíritu. Le rindes culto a la enfermedad como si fuera Dios.
Aunque no es el caso de todos, sí lo es de algunas personas que están viendo esta transmisión. Aleluya. El Señor conoce todo lo que pasa por nuestro corazón y hay algunos hermanos que comenzaron a arrepentirse. Gloria a Dios. Nosotros no estamos acá con la intención de condenar a los hermanos o de juzgarlos, sino para ser de bendición, alabando a Dios porque hoy recibirán libertad; de modo que el altar sea destruido por el Espíritu Santo.
Me dice el Espíritu Santo de Dios: es necesario quitarle el derecho legal al enemigo que está sobre tu vida por haber hecho de la enfermedad un ídolo, por idolatrar ese estado en tu cuerpo. Cuando te arrepientas y le pidas perdón a Dios, por supuesto, el derecho legal ―yo lo veo como un papel en el espíritu― del diablo se comienza a romper, a quemar; por tanto, Dios puede sanarte. No es que Él no pueda, sino que existen leyes espirituales, y como Dios es justo, las respeta.
Síganse arrepintiendo. No hace falta, me dice el Espíritu, que hayan estado enfermos por mucho tiempo. Puedes tener una enfermedad simple y estar utilizándola para manipular a otros o para buscar la atención que no te dan de otra manera. Me habla el Espíritu Santo de Dios acerca de quienes deben arrepentirse sobre lo que tienen en sus corazones, según me muestra Dios; son más de los pensados, no son uno o dos, son varias personas. Gloria al Señor. ―Ahí están apareciendo― Aleluya, aleluya.
Los invito a decir en voz alta: «Señor, reconozco cometer este pecado. Me arrepiento en este momento y te pido perdón. Me arrepiento de haber hecho a esta enfermedad un ídolo. Me arrepiento de haberla utilizado inconsciente o conscientemente para manipular a otras personas. Me arrepiento de haber llamado la atención a través de la enfermedad que tuve o tengo. Amén.»
Deseo con mi corazón la libertad de muchos de ustedes, la sanidad, pero hay que cerrar puertas, hay que quitarle los derechos legales al enemigo, hay que reconocer que debemos trabajar en ciertas cosas como en nuestro corazón.
Estoy viendo en el espíritu varios altares rompiéndose. Lágrimas empiezan a surgir a partir de este momento. Dios me dice que a algunos de ustedes les está costando un poco dejar ir, les está costando soltar la enfermedad; algunos se habían aferrado a ella haciéndola parte de ellos, pero el Señor dice que tienen que soltarla, deben dejar de abrazar la enfermedad porque de ella dependen, pues están obsesionados. Gloria a Dios. Esto también sucede, me dice el Espíritu Santo, cuando alguien tiene un problema físico y le da mucha importancia a ello, pues se crea una pequeña semilla que luego se convierte en una gran planta, en un gran árbol, pero en realidad sigue siendo una pequeña semilla. En este caso, la persona miente a su corazón porque quizás lo sabe, pero, me revela el Espíritu de Dios, hace de su enfermedad algo no tan grave; por lo tanto, hace de esto una montaña.
Por otro lado, con esta misma situación suelen llamar la atención; así mienten y pecan, ya que en sus corazones creen estar mucho más enfermos y quieren que su enfermedad parezca más grave de lo que es. Así, caen en el pecado de la mentira; además, a veces no se mienten solo a ellos mismos, sino que mienten a los demás; sin embargo, no son conscientes. Por ejemplo: yo podría decirle a mi esposo que estoy muy grave cuando realmente no lo estoy, pero no funciona de tal manera porque la persona lo realiza de manera inconsciente, sin darse cuenta.
Por eso el Espíritu Santo lo revela hoy, para que puedas darte cuenta a través de mí. Algunos exageran y la exageración es una forma de mentira porque no se dice la verdad de la situación, la hacen más grande. Tal vez, hay alguien que tiene un simple resfriado, pero en su corazón está creyendo que tiene c-19 o una pulmonía, o una neumonía; cuando en realidad no la tiene. La persona cree que tiene una de estas enfermedades y provoca dolor a sus seres queridos porque empieza a preocuparse o a imaginarse cosas que aún no han pasado; por lo que no solo trastorna su alma, sino la del otro, ya que exageran lo que tienen.
Grande es tu revelación Señor, gracias, porque eres un Dios que revela misterios, revelas lo oculto del corazón del hombre a quien tú desees con un propósito. ―Claudia me dice que es autosugestión, exacto―. Me parece que la autosugestión también funciona cuando, en realidad, uno no tiene nada y se está autosugestionando de lo que tiene; es algo similar, pero no es lo mismo a lo que me refería. Quería decir que cuando alguien tiene un resfriado, siendo en realidad una gripe normal, saca las conclusiones de que tiene una enfermedad más grave o peligrosa o que se podría convertir en algo peor, entonces lo exagera; ¿se entiende? Este es el caso de aquellas personas que deben arrepentirse en este momento.
Si este es tu caso, te invito de nuevo a que te arrepientas para poder quitarte ese papel. Imagina que el enemigo es legalista, opera conforme a las leyes, cuando obtiene un derecho legal sobre tu vida, literalmente, en el ámbito espiritual posee un documento con tu nombre mediante el cual presenta su reclamo. Si tienes un pecado en tu vida, le estás cediendo al diablo un derecho legal con el fin de que influya en tu vida y pueda destruirte de alguna manera. Asimismo, cuando eres consciente de esto y te arrepientes pidiéndole perdón al Señor, estás quitándole el poder al enemigo, lo estás rompiendo, lo estás quemando; lo mismo ocurre cuando cortas maldiciones, el papel se rompe y se quema en el espíritu.
De esta manera, el Señor quiere que hoy sean conscientes de ello, de que hay que cerrarle la puerta al enemigo de nuestros cuerpos, de nuestras casas y nuestras vidas. Me gozo en las revelaciones que el Espíritu Santo me muestra hoy. Aleluya. Veo, por medio del Espíritu, algunas personas enfermas físicamente, pero, además, están tristes porque su enfermedad les causa sufrimiento, así que, ¿qué ocurrió?
Al estar enfermas sufren por su enfermedad y desconfían del Señor, la fe empieza a flaquear y el enemigo trata de entrar a sus mentes haciéndoles creer que la culpa es de Dios. Les hace creer que no tienen valor, que Dios no tiene cuidado de ellas, que es injusto, siendo esto la causa de su enfermedad, entre otras cosas. También, el enemigo comienza a sembrar pensamientos y, si tú le das cabida, permites que las semillas crezcan hasta volverse plantas; ahí se hacen mucho más difíciles de arrancar.
Muchas veces, las personas con enfermedades terminan muriendo de tristeza o terminan, incluso, suicidándose porque no soportan el dolor físico, o porque crecieron tanto esos pensamientos. El Espíritu Santo dice que, por eso, es muy importante seguir confiando en Dios, así se esté muy enfermo, ya que en ese estado el paso para abrirle la puerta al diablo y permitirle entrar es muy corto y fácil; no tanto por culpa de la enfermedad, sino por lo ocurrido en nuestras mentes y corazones. Con nuestro corazón y mente pecamos, dando lugar a Satanás para poder influenciarnos, matarnos a través de la tristeza, la depresión, el decaimiento, el enfriamiento de la fe, entre otro tipo de cosas.
Me dice el Señor que cuando nos sentimos decaídos físicamente es cuando más debemos permanecer en oración y, si la persona no puede hablar, sea por una enfermedad física, debe permanecer en oración interna, en el corazón, ya que por el contrario la fe disminuye porque la fe viene por el oír, y el oír por la Palabra de Dios. ―Alguien puede poner este versículo en el chat, por favor, es lo que me está trayendo ahora el Espíritu Santo―. El diablo logra que bajemos la fe e ingresa a atacarnos con más cosas, introduciéndonos espíritus de tristeza, depresión, desánimo, suicidio; terminamos por enfermarnos también del alma y, entonces, la enfermedad del alma provoca una mayor enfermedad física, entrando en un círculo de nunca acabar.
[Romanos 10:17, RVR1960] Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.
En consecuencia, es importante leer siempre la Biblia y orar, por más enfermos que estemos, si no, se debilitará nuestro cuerpo, nuestro espíritu y no podremos defendernos de una forma eficiente del enemigo. Dios nos quiere enseñar proféticamente hoy sobre las enfermedades; ya continuaremos con la oración de sanidad. Por eso escucharemos primero lo que Él quiere decirnos; vamos a darle la palabra al Espíritu Santo de Dios. ¿No están cansados de tantas congregaciones donde no le dan espacio al Espíritu Santo y solo hablan lo que quiere hablar el hombre, callándole la boca a Dios? Muchos piden oración por las enfermedades que sufren ustedes mismos o personas que conocen, pero deben escuchar primero lo que el Espíritu Santo les quiere decir, ya que son claves que Dios da para sanarnos.
Saludos a todos los hermanos que aún siguen conectándose desde todos los países. Gracias al Señor por hablarnos en esta noche, por darnos, Padre, estas claves, por revelarnos los misterios escondidos, por mostrarnos las metas de Satanás con nuestras vidas. Padre, nos arrepentimos en esta noche de haberle dado lugar a los pensamientos no venideros de tu Santo Espíritu, a los que usa el enemigo para mentirnos, haciéndonos creer que todo lo malo proviene de ti y no de nuestros errores, nuestros pensamientos, nuestros pecados o los pecados de nuestra familia. Aleluya, alabado sea el Señor.
Sigo clamando, Dios mío, para que sea tu Espíritu corriendo como arroyo de agua viva sobre mis hermanos en este momento. Señor, aquieta las aguas, las aguas de nuestros espíritus, porque así tendremos paz, tendremos la tranquilidad necesaria para poder comer de la palabra que hablas, para recibir tu bendición del Cielo. Padre, en esta hora decidimos aquietar el espíritu, tomarnos un tiempo para escucharte y bendecir tu santo nombre.
En este momento, el Espíritu Santo me muestra algunas enfermedades por causa de maldiciones que vienen desde generaciones pasadas, transmitiéndose de persona a persona a través de la sangre. Por ejemplo, hay familias enteras que padecen enfermedades como la diabetes o distintos tipos de cáncer que se repiten de forma similar o distinta. La alopecia, según lo que Dios me revela, es una de las enfermedades que a menudo ocurre debido a una maldición generacional. ―Les pido, por favor, a los moderadores eliminar a toda persona que quiera traer distracción o invadir esta transmisión de comunión con Dios.― Las enfermedades de los dientes también son generadas por maldiciones, me revela el Espíritu de Dios; ha habido generaciones que tienen constantemente caries. Muchas veces esto se debe a las maldiciones generacionales que hay en las familias.
Los abortos también son provocados por las maldiciones generacionales que trae el pecado, ya sea por pecados sexuales que cometieron familiares pasados. Tal cual como hay enfermedades uterinas del aparato reproductor de la mujer que se repiten de la abuela a la madre, de la madre a la hija y de la hija a la nieta. Asimismo, hay otras enfermedades, pero estos son ejemplos que el Espíritu Santo quiere dar sobre ciertas causas de enfermedades. En Deuteronomio 28 podemos leer las bendiciones y maldiciones que trae la obediencia, corroborando la Palabra que hoy da el Señor en las Escrituras. Gloria a Dios. Entonces, algunas enfermedades se producen por maldiciones generacionales que deben ser cortadas, otras se producen por pecados propios, pues no todo es generacional.
Veo personas cometiendo el pecado de la masturbación, por ejemplo, y su cuerpo enfermándose, porque si cometemos este pecado abrimos la puerta al enemigo dándole un derecho legal sobre nuestros cuerpos, como se había dicho antes. Las personas que veo en este pecado manifiestan, en cierto momento, alguna enfermedad en el aparato reproductor y se preguntan por qué, o piensan que es injusto, pero en realidad son ellas mismas las que le abren de par en par la puerta al diablo para que venga y coloque su horrenda mano en el sistema reproductor de la persona que peca contra su propio cuerpo. Gracias, Señor, por esta revelación.
Mientras yo voy hablando, espero que muchos de ustedes se vayan arrepintiendo de ciertos pecados que el Espíritu Santo va revelando; de este modo, se le quitarán al enemigo los derechos legales y Dios podrá sanarlos. Porque la ira y el enojo provocan gran cantidad de enfermedades como dificultad para respirar, presión arterial desequilibrada, entre otras. El odio provoca enfermedades, la tristeza provoca enfermedades cuando no es una tristeza legítima, las mentiras, cuando mentimos con nuestra boca, se abre la puerta a la enfermedad en el sistema de nuestra locución, todo lo que tiene que ver con el habla. Las personas iracundas que gritan a sus familiares, amigos e hijos regularmente tienen problemas en su garganta, según me revela el Espíritu de Dios. Los dolores de cabeza, muchas veces, son provocados por la ira, ya que no se tiene descanso al exigírsele al cuerpo y a la mente y no se descansa en Cristo. En consecuencia, se incumple el cuarto mandamiento, si no me equivoco, que es el descanso. Al estar en este pecado, el cuerpo manifiesta el maltrato que se le hace a él y a la mente.
El Espíritu Santo quiere que sepan que gran parte de las enfermedades que nos aquejan son por causa del propio pecado; hay pecados que son más evidentes que otros, pero, aun así, no dejan de ser pecados. La glotonería, por ejemplo, es un pecado muy regular, incluso dentro de la iglesia del Señor Jesucristo, mas no del cual se tenga mucha consciencia; sin embargo, provoca enfermedades en el sistema digestivo. Muchos de nosotros no le damos importancia a estas cosas cuando nos afectan más de lo que pensamos. Por lo tanto, insisto, debemos recurrir al arrepentimiento, pedirle perdón al Señor, cambiar nuestros hábitos, pedirle a Dios que nos sane; no sin antes arrepentirnos, cambiar nuestra actitud y cerrarle la puerta al enemigo porque a través de nuestro libre albedrío decidimos si le abrimos la puerta o no.
También, los pensamientos escondidos en nuestros corazones son razones para enfermarnos. Cuando se piensa mal de una persona, se está murmurando en el corazón y, si el pensamiento continúa, el pecado abre la puerta al enemigo en nuestra vida. No solamente cuando hablamos en contra de otra persona estamos pecando, sino al pensar en ello, cuando las murmuraciones del corazón fluyen en pensamientos, ahí ya estamos pecando. Jesús dice:
[Mateo 5:28, RVR1960] Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.
Es decir, si aún no ha cometido este pecado físicamente, pero lo deja correr libremente por su corazón, como un caballo a rienda suelta, y mira a las mujeres para desearlas, permitiendo que tal concupiscencia se manifieste en el corazón, teniendo pensamientos de deseo, imaginándose teniendo relaciones sexuales con estas mujeres y demás (de igual modo para las mujeres), ya está adulterando en su corazón.
Lo mismo sucede con otros tipos de pecado. Así, cuando alguien murmura en su corazón de otra persona, aunque no lo manifieste con su boca, pero si no frena tal acción, ni se arrepiente, está pecando. Por ende, todos los que murmuren en su corazón, los que se hayan dejado influenciar por la murmuración, que viene del enemigo, dejando correr los malos pensamientos en su corazón, tienen que arrepentirse, pues le están abriendo la puerta al diablo y a la enfermedad. La Palabra de Dios dice que no es lo que entra en la boca del hombre, sino lo que sale de ella, lo que le produce mal.
[Mateo 15:11, RVR1960] No lo que entra en la boca contamina al hombre; mas lo que sale de la boca, esto contamina al hombre.
Por lo tanto, el Espíritu Santo de Dios revela que muchos de ustedes están enfermos por lo que hablan; no solamente por pecar en sus corazones, sino que, en algunos casos, es por lo que dicen. Son las palabras quienes los contaminan, palabras de competencia, de egocentrismo, de murmuración, de odio, de lujuria, maldiciones que lanzamos contra nosotros y contra los demás. Tales acontecimientos nos contaminan y a veces hasta pueden llegar a enfermarnos; por eso debemos cuidarnos de aquello que dejamos salir de nuestra boca porque de ello hay en el corazón.
Esto es bíblico, lo dice la Biblia. Varios de ustedes están enfermos y buscan cuál puede ser la causa, si tienen alguna puerta abierta, pero se están olvidando de lo que hablan. No están fornicando, no están cometiendo adulterio, no están mintiendo, no están robando, pero hablan cosas contaminantes, contaminan el cuerpo provocándose enfermedades en poco o mucho tiempo. Así que, los invito a arrepentirse de esto, de aquello que menciono por revelación del Espíritu.
Sin embargo, en algunos casos la persona se encuentra enferma porque está siendo probada. Este ejemplo lo encontramos en el libro de Job, él era un hombre justo, aun así sufrió toda clase de tribulaciones, sus hijos murieron, el enemigo lo hirió con una terrible enfermedad, le pasaron muchas situaciones difíciles. Me dice el Señor que en estos casos Él está probando los corazones para ver cuánto es amado por sus hijos, para ver si lo que dicen cuando están sanos también lo pueden decir cuando están enfermos, para ver si el amor que me declaran sigue vivo cuando no tienen energía, cuando se sienten débiles; para ver si espiritualmente son capaces de resistir la prueba, a pesar de la debilidad física, trascendiendo lo que ocurre en sus cuerpos y concentrándose en las cosas espirituales. Amén.
Varios pastores también son probados con enfermedades, algunos no tienen pecado en su vida, pero se enferman y se preguntan por qué, como los amigos de Job; sin embargo, culpan al Señor emitiendo juicios sin saber lo que pasa, haciéndolo enojar. Hay que tener cuidado al hablar sobre la enfermedad de otra persona, más si es un ministro de Dios. Job no solo sufrió por perder a sus hijos, sino por sus pertenencias y porque su cuerpo enfermaba; también sufrió por las acusaciones injustas de sus amigos, como bien dice el Señor.
Lo mismo ocurre, dice Dios, cuando uno de mis ministros es probado con algún tipo de enfermedad y sus hermanos, en vez de consolarlo, confrontarlo o animarlo, le envían flechas por medio de cartas malas, según interpreto, emails, mensajes de WhatsApp y demás. Él dice: no solamente sufren estos ministros por causa de la enfermedad física, también tienen que aguantar todas las mentiras y acusaciones que les mandan los mismos que se hacen llamar hermanos o consiervos. Si alguno de ustedes emitió algún juicio contra un ministro de Dios que estuvo enfermo o que falleció de alguna enfermedad, debe acudir al arrepentimiento, ya que es un pecado grave a los ojos del Señor, lo ofende en gran manera provocando su ira. Si Job no hubiera intercedido por sus amigos, Dios les habría quitado la vida. Pero aun, como era justo, intercedió por sus amigos para que Dios no los matara y Dios tuvo misericordia de ellos.
Algunas veces, un cristiano sufre una enfermedad por causa de la prueba, no porque cometió pecado o por alguna maldición generacional. La comida provoca muchas enfermedades, me dice el Espíritu Santo; los venenos que tiene la comida hoy en día provocan innumerables enfermedades. El agua misma está contaminada, incluso aquella que llaman potable está contaminada para enfermarnos. Sin embargo, el Señor no me revela esto para que sintamos miedo, sino para que seamos conscientes y para que oremos bendiciendo el agua que tomamos en el nombre de Jesús, con acción de gracias, de tal modo que al entrar en nuestro cuerpo el agua nos limpie en vez de ensuciarnos. Ya he dicho antes, en otras profecías, que el agua va a ser cada vez más contaminada, a propósito, a fin de tenernos enfermos, débiles y contaminados.
Pero nosotros somos hijos de Dios, y el Espíritu Santo dice que debemos orar por absolutamente todo lo que ingresa a nuestro cuerpo, incluyendo el agua mineral. Muchos comen comida chatarra, entonces comienzan a aparecer enfermedades, no dándose cuenta de que están utilizando su cuerpo como si fuera un tacho de basura y le meten basura a ese tacho hasta que no puede más y colapsa, aunque el cuerpo necesite cierto ritmo para limpiarse. Pero cuando no se le da el tiempo suficiente, empieza a acumular mugre, luego la mugre se acumula en las venas, en la sangre y en los órganos, provocando enfermedades.
«Todo es lícito, pero no todo me conviene», escucho. Las viandas para el cuerpo y el cuerpo para las viandas, pero a las dos destruirá el Señor. Veo una balanza y me dice el Señor que debemos balancear nuestra alimentación porque es la causa de muchas enfermedades, no solamente digestivas, también de otra naturaleza. No es que no podamos comer esto o aquello, me muestra de nuevo el Espíritu Santo la balanza, solo un poquito de esto, un poquito de aquello, con sabiduría, con acción de gracias, bendiciendo y comiendo como para el Señor, no para el vientre.
Pero mi pueblo perece por falta de conocimiento, me dice el Señor, ignorando lo que quieren ignorar. Así comienzan a enfermarse, abriéndole la puerta al enemigo, empezando a debilitarlos y destruirlos. Quizás no tengamos otras puertas abiertas, pero hay un desbalance en nuestra alimentación. Tenemos excesos alimenticios, no bebemos agua que limpia constantemente nuestro cuerpo. El no comer frutas y verduras, no hidratar el cuerpo, no darle descanso a través de los ayunos, dormir por horas, algunas veces, y luego volver a alimentarlo para que se recupere, para que se reestablezca, para que se limpie. Estas cosas abren la puerta al diablo y nos van enfermando. Algunas personas tienen la casa llena de azúcar, de dulce, y nunca le dan una hoja verde al cuerpo con el propósito de recuperarlo y limpiarlo, con el fin de que pueda ver al Espíritu de Dios. Por lo tanto, una alimentación así está desbalanceada. No estamos cuidando nuestro templo sagrado, el templo del Espíritu Santo, que es nuestro cuerpo.
Por otra parte, la impotencia genera mentiras, no hablar las cosas con los demás genera enfermedades, ya que lo que no se saca queda adentro nuestro. Además, muchos no saben hablar con sabiduría, con inteligencia, con amor hacia la otra persona, explicando cómo se siente, diciendo su opinión, lo que quiere hacer saber a la otra persona y, como no sabe manejarse, calla y todo eso va quedando guardado, generando bloqueos, enfermedades de la garganta o en otras partes del cuerpo. Aunque muchas veces este tipo de personas tiene problemas de garganta porque primero hay un bloqueo en el alma que luego se manifiesta en el cuerpo y genera alguna enfermedad. De tal manera, debemos aprender a hablar lo que se tiene en el corazón a través del amor, de la sabiduría y del dominio propio mediante los frutos del Espíritu Santo.
En este instante, el Espíritu Santo va a empezar a repartir aceite de sanidad sobre todos nosotros. Dios me dice que hay distintos dones de sanidad. Son todas piedras preciosas, de distintos colores, ellas representan los dones de sanidades, pero son distintas. Algunos de nosotros tenemos un don de sanidad, por ejemplo: para sanar problemas de la cabeza, dolores de cabeza, enfermedades mentales, tumores en la cabeza. Otros tienen un don de especialidad, especializado para enfermedades del corazón, para enfermedades cardiacas. Hay quienes se dan cuenta de que al orar por enfermedades de los huesos o de las articulaciones, del aparato y el sostén esquelético muscular-articular, las personas se sanan y es porque tienen un don particular para enfermedades de este tipo. Por eso, la Biblia menciona dones de sanidad, no don de sanidad, porque hay muchas piedras preciosas distintas que representan distintos dones de sanidades.
Ciertas mujeres tienen un don de sanidad para hacer imposición de manos sobre otras mujeres en el aparato reproductor, en el útero, los ovarios y demás, con la finalidad de que ellas se sanen; sin embargo, cuando oran por otro tipo de enfermedades, quizás las personas no se sanan, pero sí al momento de orar exclusivamente por la sanidad del aparato reproductor. Esto es porque tienen una piedra preciosa especial, una en particular para sanar, tienen el don de sanidad de enfermedades reproductivas. Amén.
Y así existen diversos tipos de dones de sanidad, diversos tipos de dones de lenguas; existen diversos tipos de dones de sanidades, me revela Dios. Algunas personas no tienen un solo don de sanidad, tienen varios dones de sanidades. Por eso oran y, regularmente, las personas están siendo sanadas de distintas enfermedades porque el Espíritu Santo les concedió, les dio, los equipó con distintos dones de sanidades. Dios es el especialista por excelencia. Gloria al Señor. Qué hermoso haces todas las cosas. Me dice el Espíritu Santo de Dios que otras enfermedades están puestas para que Dios se glorifique, no son por maldiciones, ni por propios pecados, ni por pruebas, sino para la gloria de Dios.
En el Nuevo Testamento encontramos esta historia:
[Juan 9:2-3, RVR1960] Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, este o sus padres, para que haya nacido ciego? Respondió Jesús: No es que pecó este, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él.
El Espíritu Santo me dice que algunas personas están enfermas porque Dios va a glorificarse a través de las mismas. Creo que la revelación del Señor es la respuesta para muchos de ustedes con estas preguntas en su corazón. Dice el Señor: Pero sea cual sea la causa de la enfermedad, nunca dejen de confiar en mí porque yo hago perfectas todas las cosas y yo sano al que quiero y no sano al que no quiero, pero no es porque no te ame, es porque mi sabiduría es perfecta y yo sé lo que puede hacerte crecer más porque mis ojos no están puestos en tu cuerpo carnal, sino en tu corazón, tu mente y tu espíritu. Quiero ver cómo piensas, quiero ver cómo reaccionas a cada situación que te acontece en la vida, quiero ver cuál es el nivel de fe cuando son probados con alguna enfermedad grave, quiero ver si pides ayuda cuando sientes que te vas hundiendo en el fango hasta que te llega al cuello, quiero ver si repartes igual mi palabra, aunque te sientas débil; no perdiendo ninguna oportunidad porque yo pruebo los corazones, yo pruebo tu mente.
Yo no escucho lo que hablas; Yo escucho lo que piensas. Yo veo lo que haces en el sentido de que las palabras hay que ponerlas por obra y algunas cosas simplemente se manifiestan en la adversidad. Cuando mis hijos son probados, cuando mis hijos son testeados en la parte que más les cuesta, ahí recién se dejan quebrantar. Me permiten destruir esa torre de la cual se aferraban para poder levantarlos en mí, mansos, humildes y misericordiosos.
A veces mis hijos tienen que pasar por ciertas enfermedades para entender mi misericordia, porque si nunca vieron el dolor físico, nunca van a ser misericordiosos. Para algunos de ellos es la única forma que tengo de quebrar su corazón de piedra, porque cuando no pueden más, cuando sienten que se están muriendo, ahí renuncian a su orgullo y me extienden la mano.
Dicen: Señor, no puedo más; pensaba que yo podía sanarme si hacía las cosas bien, pensaba que yo solo iba a salir adelante, pensaba que no te necesitaba; decía con mi boca que eras mi Señor, pero en realidad no lo practicaba porque yo era el señor de mi corazón, y ahora entiendo, estando postrado en esta cama, que no soy nada sin vos; rescátame, Señor, de esta oscuridad; hazme ver tus caminos. Sáname en el alma y no en el físico, piden algunos cuando entienden por qué pasaron por este proceso. Yo quiero que mis hijos, dice el Señor, sean misericordiosos y blanditos en el corazón, moldeables, capaces de poder ponerse en el lugar del otro, y llorar juntos, acompañándose el uno al otro.
Y hay algunos de ustedes que han pasado por esta situación y que han entendido que en su debilidad Yo me fortalezco; que en su debilidad Yo me glorifico porque ahí aparezco Yo, ahí entro Yo a ser su Dios y ustedes se corren a un lado cuando reconocen que no es por su fuerza, que no es porque tomen más o menos remedios, no es porque visiten cientos de médicos como hizo la mujer enferma de sangre que visitó cuántos médicos y no la pudieron sanar; ella se dio cuenta de que su sanidad no estaba en el hombre por más que lo utilizó para que la sanase, ella se dio cuenta de que había un doctor mejor, que simplemente tenía que clamar a mí para terminar con su calvario.
Ella me vio y entendió. Ella automáticamente entendió que todo lo bueno venía de mí y que solamente por acercarse un poquito podía obtener la gracia de ser sanada porque no es que el hombre se lo merezca, dice el Señor, porque el hombre en realidad se merece la muerte; pero es por mi gracia que Yo aún sigo sanando, ya que por mis heridas son ustedes sanados, por mis sufrimientos, por el dolor que Yo sentía en mi cuerpo cuando me castigaban siendo inocente. Yo obtuve los derechos sobre mis hijos, Yo soy el que sano.
¿Cuántos de ustedes claman a mí por sanidad, pero no enderezaron sus caminos? Pregúntense en sus corazones si están dispuestos a renunciar a toda iniquidad. Tantos de ustedes me piden: Señor, Señor, ¿por qué no me sanas? Si hace tanto tiempo te estoy clamando, hace tanto tiempo que estoy orando, llorando. ¿Por qué no me escuchas? ¿Por qué no me miras? ¿Acaso no soy tu hijo o no soy tu hija? Y muchos tienen la mirada puesta más en lo físico que en las cosas espirituales, tienen su foco más en el cuerpo, en la tierra que en el cielo. Gloria a Dios.
Y veo al Señor Jesús en este momento queriendo repartir sanidades, tiene regalos en sus manos preparados para muchos de ustedes en este momento, pero pregunta: ¿cuántos de ustedes me seguirán amando si no reciben esta sanidad? Porque algunos dependen de la sanidad para seguir queriéndome y esto es injusto porque Yo ya di mi vida por ellos. ¡Aleluya! Gracias Señor por esta palabra.
En este instante, voy a orar por la sanidad física y del alma de todos los que están conectados en el nombre de Jesús. El Señor comienza a repartir regalos a cada uno de ustedes, algunos van a ver, pronto o automáticamente, la sanidad; algunos la van a reconocer después, para algunos va a ser progresiva, pero tienen que creer. ¿Cuántos de ustedes creen que Yo puedo sanarlos?, dice Dios.
En el nombre poderoso de Jesús de Nazaret derramo aceite de sanidad sobre todo enfermo en el físico o en el alma. Hay ángeles que están derramando aceite de sanidad sobre muchos, hay dolores de cabeza que se están yendo ahora mismo en el nombre de Jesús. Mientras el Señor sana, ustedes váyanse entregando más y más al Rey, no solo en el cuerpo, sino en alma y espíritu. En este momento hay maldiciones de enfermedades que se están rompiendo en el nombre de Jesús, hay familias enteras que sufrían enfermedades repetitivas, pero hasta hoy llegaron estas maldiciones. Quiebro toda maldición generacional de cualquier tipo de enfermedad, se están cayendo las esposas espirituales de las muñecas, esto quiere decir que muchos están siendo libres de aquellas maldiciones.
Hay caries que se están sanando, que se están apagando, que se están muriendo. No más dientes enfermos, me dice Dios; varios de ustedes sufrían de caries repetitivas hasta hoy, pero quedan selladas para que no se manifieste más la enfermedad porque se han cortado las maldiciones que provocan enfermedades en los dientes. Muchos de ustedes sufrían con los dentistas y odontólogos provocándoles tanto sufrimiento emocional como físico, pero hoy tengo misericordia de ustedes, los sano, unjo sus bocas y sus dientes con aceite del Espíritu Santo y sanidad.
Algunos colocan su mano en los órganos internos donde necesitan la sanidad; ángeles barren la mugre espiritual en estos órganos, la contaminación espiritual, las palabras que han comido en el espíritu y los ha hecho enfermar, palabras de maldición que otras personas les han dicho y ustedes las han comido; palabras que los desvalorizaron, lastimaron y maldijeron; ustedes han comido estas palabras provocando enfermedades ―me revela Dios―. Hoy van a vomitar estas palabras de maldición, permitiendo a todo órgano ser limpio, barrido, restaurado en el nombre de Jesucristo. Amén. Aleluya. Algunos tienen problemas en el sistema óseo, pero el Espíritu Santo se está moviendo sobre varios esqueletos sanándolos. Artritis, artrosis, enfermedades de las articulaciones, de los discos de la columna, dolor en las manos, degeneración de los huesos y problemas en las cervicales están siendo sanadas y aceitadas en esta hora.
El Espíritu Santo me revela ciertos espíritus como otra causa de las enfermedades, ellos entran en las personas y provocan enfermedades específicas. Un ejemplo de esto son los espíritus que provocan enfermedades como el reumatismo, una enfermedad que, según me parece, deforma las manos haciendo que estas pierdan su forma, es como que se van endureciendo ―por favor, que alguien que sepa lo confirme―. También provoca curvaturas en la espalda, creo que se llama cifosis. Además, están la artritis y otras enfermedades similares.
Muchas veces la razón es que la persona necesita liberación, ya que se trata de un espíritu especializado en esta enfermedad que tiene que salir del cuerpo para que la persona sea sana. ―Gracias a todos los que comentan―. No todas las enfermedades, pero algunas son provocadas por espíritus que viven en nuestros cuerpos y que tienen que ser quitados; por lo tanto, la persona necesita ser liberada en el nombre de Jesús. Amén. Otra causa de enfermedad, que el Espíritu me está mostrando, es por brujería. Cuando el enemigo tiene el derecho legal para que esta brujería pueda influenciar nuestras vidas, seamos cristianos o no. Muchas enfermedades son provocadas por brujería. La Biblia dice:
[Lucas 13:11, RVR1960] Había allí una mujer que desde hacía dieciocho años tenía espíritu de enfermedad, y andaba encorvada, y en ninguna manera se podía enderezar.
Gloria a Dios por este versículo que confirma lo que el Espíritu Santo está hablando. Dios hoy ha puesto mucha claridad sobre el tema de las enfermedades y dice que algunas personas, por más que sean cristianos, necesitan oración para ser liberadas de estos espíritus que les provocan enfermedades.
El ayuno ayuda muchísimo, me dice el Señor, porque la Biblia también dice que algunos géneros de espíritus se van solo con oración y ayuno; algunos de ellos son muy fuertes y se alimentan, ganan su fuerza a través de la comida, pero se debilitan cuando el cuerpo deja de recibir alimento físico; asimismo, cuando estamos en permanente oración se empiezan a quemar por dentro y a secar. Pierden el derecho legal al hacer ayuno acompañado de oración, lo pierden por medio del arrepentimiento o al quebrar la maldición, al cortar la brujería, ya que así el espíritu no tiene más derecho a estar ahí. Mediante la oración y el ayuno, los espíritus pierden su derecho legal, quedan sin el derecho de estar en ese cuerpo.
Pero para que se produzca la liberación, como dice Mateo 17:21, es necesario orar y ayunar para que se dé la liberación, pues hay géneros de espíritus que solo salen de esta manera. Sin embargo, muchas personas no reciben liberación, aunque hayan recibido oración de liberación, porque no oran ni ayunan, tampoco se mantienen en santidad. Entonces, el espíritu tiene el derecho a quedarse donde está.
Gracias, Dios, por todas las causas de enfermedades que nos revelaste hoy y que confirmaste a través de tu palabra. Voy a orar por los estómagos en este momento, por gastritis.
Toda gastritis queda sana en esta hora. Acidez, te reprendo en el nombre de Jesús. Fiebre del estómago, te reprendo, te echo fuera en el nombre de Jesucristo. Virus y bacterias se encuentran en la sangre de algunos de ustedes, pero son quemados en el nombre de Jesús.
Trabajen en sus emociones, tengan dominio propio y no dejen descarrilar la ira, el enojo; no entren en contiendas, descarten la preocupación, los miedos, las angustias y van a recibir sanidad porque aquellas cosas alimentan la enfermedad, ya que no solo las provocan, sino que la alimentan. De este modo, Dios dice que las emociones tienen mucho que ver en el tema de las enfermedades; las emociones que no son lícitas, que están desequilibradas, que están desbalanceadas. No está mal sentirse triste por algunas cosas, porque hasta Jesús lloró cuando Lázaro murió; de verdad, estuvo triste. También se enojó cuando entró al templo y quitó las mesas de los cambistas con latigazos y demás, pero son las emociones ilícitas las que no son permitidas por el Señor; además, utilizarlas para pecar es lo que abre la puerta a la enfermedad. Amén. Por eso dice la Biblia que nosotros debemos tener dominio propio.
Sigo orando ahora por toda enfermedad de cáncer. Si vos tenés cáncer, colocá tu mano en la zona del cuerpo donde tengas la enfermedad o pedí por la persona que tengas en mente para que Dios la sane. En varias ocasiones el cáncer es provocado por un espíritu, me dice el Señor, así que juntos reprendemos todo espíritu de cáncer, ordenamos que salga de toda persona que está mirando este video. Ato los espíritus relacionados con cualquier tipo de cáncer, te ato en el nombre de Jesús, te echo fuera y te maldigo, espíritu de cáncer, por el Espíritu Santo de Dios. El Espíritu de Dios me está revelando que a un espíritu de enfermedad se le puede maldecir y, cuando un espíritu de enfermedad recibe una maldición, es como si sus manos quedaran atadas y no puede seguir provocando destrucción.
Continúo trabajando en todo cuerpo enfermo, en todo tipo de cánceres, quito todo tumor de todo cuerpo de las personas que están mirando la transmisión, arranco toda raíz de cáncer y bendigo el área afectada derramando aceite de sanidad sobre ese espíritu, en el nombre de Jesús.
El odio es una de las puertas que puede abrir alguien para que entre un espíritu de cáncer, por eso es tan agresivo, porque el cáncer es agresivo como el odio es agresivo. La brujería también a veces produce que esa persona bajo aquella influencia tenga esta enfermedad tan grave, por eso es muy importante mantenerse limpios y santificados, con todas las puertas cerradas para que ninguna brujería nos pueda tocar. Porque la sangre de Cristo tiene poder en nuestras vidas, pero solamente si nosotros nos mantenemos en santidad, si le tenemos las puertas cerradas al enemigo; sin embargo, si estamos en pecado, la sangre de Jesús no tiene poder sobre nuestras vidas, en el sentido de la protección. Amén. Gloria a Dios.
Entonces, barro toda muerte, toda célula muerta la barro en este momento de los cuerpos de mis hermanos; prendo fuego a toda área afectada con cáncer o con tumores, sea del grado que sea. En este momento te ordeno ―hablándole a los espíritus― que salgas por la boca. Algunos de ustedes van a vomitar. Hoy o mañana van a largar algo de la boca y es por sanidad; otros, cuando vayan al baño, puede que larguen líquido de algún color distinto de los desechos y también va a ser porque el cuerpo se está limpiando.
Las enfermedades de la piel recurrentemente son provocadas por brujería, pero no siempre, aclaro; es bastante regular que el diablo toque las pieles de las personas por medio de la brujería. Por lo tanto, hoy cortamos toda maldición, toda brujería sobre los hermanos que hayan causado enfermedad en sus vidas; cancelamos todo el pacto del enemigo sobre todos nosotros en el nombre de Jesús, todo ritual hecho contra nuestra vida, contra nuestros cuerpos queda cortado, cancelado, echado por tierra; todo vudú. Quito todas las espinas de vudú que estén en los cuerpos de mis hermanos y los sano; quito toda nube de maldición que haya sobre las cabezas de todo aquel que cree y lo reemplazo por bendición, por cielos abiertos.
Padre, te pido que sigas trabajando con el cáncer en mis hermanos: cáncer de útero, de mamas, de ovarios; cáncer en cualquier órgano del cuerpo. Te reprendemos, cancelamos toda maldición que haya provocado el cáncer, desato a mis hermanos de todo espíritu de enfermedad. Gloria a Dios.
Vamos a orar por la diabetes, en el nombre de Jesucristo, porque veo al menos una mujer que va a largar algo por su boca como señal, como confirmación de su sanidad de diabetes; va a querer escupir o vomitar algo, pues el Señor le está confirmando que recibió sanidad de la diabetes. Toda división que haya provocado diabetes te reprendo en el nombre de Jesús y sano toda diabetes, en el grado que sea, en los hermanos, reestablezco los valores del azúcar en la sangre, en el nombre de Jesucristo.
Veo también enfermedades hormonales, no sé si muchas, pero el Espíritu me revela que algunas enfermedades hormonales fueron provocadas por ingerir anticonceptivos o utilizar algún tipo de anticonceptivos, ya que usarlos es pecado a los ojos de Dios. Así, hay muchos cristianos que abren la puerta al enemigo utilizando anticonceptivos y no dejan que Dios se glorifique en su familia, sino que ellos quieren planificar en vez de dejar al Señor que haga lo que quiere y nos dé cuantos hijos quiera el Señor; estas personas, me dice Dios, le abren la puerta al enemigo teniendo después algunas enfermedades en el aparato reproductor por causa de los anticonceptivos. ―Me está quedando un 10% de batería para terminar de orar por lo que el Espíritu me muestre―. Así que varias enfermedades reproductivas son generadas por anticonceptivos y también problemas hormonales, no todos, aunque me revela el Espíritu que son provocados por el uso de anticonceptivos de diferentes tipos. Por lo tanto, el pueblo de Dios se arrepiente en este momento de este pecado.
Quito toda esposa espiritual de las muñecas de mis hermanos; muchos de ustedes maltratan sus cuerpos. Hay gente que se agrede a sí misma, que se mutila, que se corta el cuerpo, y entonces esto alimenta al enemigo en ellos. Por eso, tienen que arrepentirse de esto y comenzar a amarse y a amar su cuerpo y entregarlo al servicio de Dios, porque es el templo del Espíritu Santo. Amén.
Oro por todo tipo de enfermedades, mis hermanos, hermanas, y te pido que te glorifiques, Padre, que te muevas en esta congregación virtual antes de que se termine este video, Señor amado, Santo celestial. Oro por toda herida que necesita sanarse para que aceleres los tiempos, Señor, y no haya ningún problema en la cicatrización. Pido, Padre, que cuides a toda aquella persona que haya sido operada de cualquier tipo de operación, que sanes rápidamente esa cicatrización, que sea una cicatrización, una recuperación sobrenatural y gloriosa en el nombre de Jesús, que los médicos estén asombrados.
Coloco fuego en todos aquellos que tienen problemas en el cerebro, Señor, coloco fuego del Espíritu Santo en las cabezas, en el nombre poderoso de Cristo Jesús. Destapo, en este momento, todos los oídos que están enfermos, quito los tapones espirituales de todo oído, en el nombre poderoso de Cristo Jesús.
Problemas de adenoides, problemas de la nariz, de respiración, de olfato; devuelvo el olfato a todos los que perdieron parte de él por causa del c-19, por otra enfermedad respiratoria o por otra enfermedad. Devuelvo el gusto y el olfato. La dermatitis, muchas veces, es provocada en la cara por causa de ciertos maquillajes que están malditos; me dice el Señor que están hechizados, están embrujados, están maldecidos por las grandes empresas que los crean. De esta manera, hay algunas dermatitis de piel que están generadas por causa de estas maldiciones que caen sobre la persona cuando se pone este tipo de maquillajes, de las grandes marcas, de las más conocidas normalmente, que están hechizadas. Amén.
Por ende, corto toda maldición en la piel por causa de estos maquillajes, cancelo toda brujería y sano toda dermatitis en la piel en el nombre de Jesús. Exacto, son maquillajes pactados, entregados al Diablo; entonces, cuando uno se los pone en la cara o en cualquier parte del cuerpo, estamos tomando ese pacto para nuestra piel; están maldiciendo y enfermando nuestra piel. Le damos lugar al diablo.
Enfermedades de la garganta y dolor de garganta, no sé todos los nombres, Señor, pero todas esas enfermedades que me estás mostrando quedan sanas en esta hora, en el nombre de Jesús. Gloria al Señor, alabado sea Dios. El cansancio físico muchas veces es producto de la mala alimentación, según me dice el Señor. De nuevo los invito a mejorar su alimentación para que su energía física incremente. Problemas de los pies, dolor en los pies, los sano ahora en el nombre de Jesús. Problemas en el crecimiento de las uñas, veo en este momento; coloco mi mano sobre esas uñas en las manos y en los pies, y quedan sanas en el nombre de Jesucristo. Oramos por psoriasis, vitíligo, todo, todo esto, hermanos, y unjo sus pieles con aceite de sanidad y de recuperación a partir de ahora. Toda piel que fue entregada a Satanás se la quitamos de las manos, cortamos todo pacto sobre las pieles y las entregamos al Señor.
Veo enfermedades provocadas por maldiciones que entraron por tatuajes. Todos los que se hayan hecho algún tatuaje se tienen que arrepentir para pedir sanidad, porque por ahí aparece alguna enfermedad, no saben de dónde viene, siendo por una maldición que entró por dejarse tatuar el cuerpo. Amén. El templo del Espíritu Santo tiene que estar inmaculado para el Señor, arrepiéntanse todos hoy. Rompo maldición por tatuajes en el nombre poderoso de Cristo Jesús y santifico la piel dedicándosela a Dios, porque Él me revela que cuando ustedes se tatúan están entregando ese órgano al enemigo, a Satanás; es como una ofrenda que están haciendo al Diablo, y depende del símbolo que se tatúan, es peor esa maldición por causa de aquella desobediencia. Amén. Colóquense la mano donde tengan el tatuaje, arrepiéntanse, corten toda maldición por ese tatuaje y bendigan esa área dedicándosela al Señor.
Todo tipo de dolor en el cuerpo, te reprendo en este momento en el nombre de Jesús, y te echo de los cuerpos de mis hermanos. Toda enfermedad mental, todo doble ánimo también, toda esquizofrenia. Estas enfermedades normalmente también están provocadas por espíritus, me dice Dios; casi nunca es por problemas del cerebro físico, es por un espíritu de enfermedad mental que ingresa como un espíritu de locura, un espíritu de esquizofrenia. Hay otra enfermedad también mental que no me acuerdo cómo se llama, pero bueno; son espíritus que provocan este tipo de enfermedades mentales que una vez ingresan en la cabeza de la persona generan desperfectos en el cerebro, pero en realidad la raíz es espiritual, no física, es espiritual y después se manifiesta en lo físico. Exacto. La paranoia, la bipolaridad, la locura, son provocadas muchas veces por el espíritu, espíritus de demencia; la epilepsia también se forma de este modo.
Por consiguiente, en estos casos les recomiendo orar para que la persona sea liberada, pedir a Dios que libere a la persona de estos espíritus. Gloria a Dios por todo lo que me reveló hoy, es muy importante, iglesia de Jesucristo, compartan este video para que muchos obtengamos esta revelación, la claridad sobre lo que el Señor ya habló, su palabra. Amén.
Oramos un poquito más por toda enfermedad que no haya sido nombrada por mí. Padre, te pido que en este momento mandes tus ángeles y el Espíritu Santo de Dios a trabajar fuertemente sobre tus hijos, liberándolos de toda cadena, sanándolos de todo tipo de enfermedad, Señor, aunque no sean nombradas.
Veo riñones, piedras en los riñones que están siendo desarmadas en este momento, rodillas que van a empezar a moverse mejor, pieles que se van a empezar a restaurar. Aleluya. Y me revela el Espíritu Santo de Dios que muchas veces, pero no siempre, los granos tienen que ver con la vergüenza, que las personas que tienen granos muchas veces, pero no siempre granos en la cara, especialmente, es porque tienen un problema con la vergüenza, son personas a las que les cuesta sociabilizarse, no están sanas en ese aspecto.
Todo esto hay que llevarlo en oración y pedirle al Señor más entendimiento, confirmación y sanidad por estas cosas. Alabado sea Dios. También los granos tienen que ver, en ciertas ocasiones, con inmundicias que hay en el corazón de la persona, que se manifiestan en la pus de los granos, ¿se entiende? ―gloria a Dios por esta revelación― dicha persona tiene que limpiar su corazón primero para que su piel quede limpia. Amén.
Oramos por todo tipo de enfermedad, inflamación en el nombre de Jesús, de cualquier órgano del cuerpo, quemaduras también veo. Señor, sana en este instante, colóquese aceite de oliva, me dice el Espíritu de Dios, sobre las quemaduras para que sanen. Impongan las manos a sus hijos y oren por las enfermedades, me dice el Señor. Para cerrar, no se preocupen por las enfermedades que no he nombrado porque Dios se va a seguir moviendo en esta noche en ustedes, y va a mandar ángeles para que los sanen en el nombre de Jesús por esta oración.
Y voy a seguir haciendo otros «en vivo» cuando Dios me lo pida, orando por otros tipos de enfermedades, pero ustedes reciban la sanidad con fe, clamando al Señor por la dolencia que tengan; no quiere decir que porque yo no los haya nombrado ustedes no sean sanos. Pidan por su regalo, pidan y el Señor les va a dar. En este momento, los unjo a todos con aceite fresco, renuevo la unción de lo alto en el nombre de Jesús. Oramos por los intestinos, por toda enfermedad de los intestinos, por estreñimiento en el nombre de Jesús, por el colon, por el duodeno, por toda parte de los intestinos en el nombre de Jesucristo, por el hígado, el páncreas, los riñones.
También, oramos por el vaso en el nombre de Jesús, oramos por el esófago, por el sistema reproductivo de los varones también, en el nombre de Jesús, por la próstata. Sana, Señor, sigue sanando, Padre Celestial. Gloria a Dios, gracias, Señor, por todo lo que hiciste en esta noche. Oramos por el corazón, sana, Señor, toda taquicardia. Te pedimos, Señor, por la fibromialgia, balancea las emociones de toda aquella persona que tenga fibromialgia, quito las agujas clavadas en los músculos de todas las personas que tienen fibromialgia, las sano. Padre, te pido por la alopecia, que hablamos antes, para que empiece a crecer el cabello nuevamente. Te pido por el COVID-19, Señor, reprendo este espíritu demoníaco y le cierro la entrada en las casas de mis hermanos. Te pido por la neumonía, Señor, permite que todos los que no pueden respirar bien lo hagan. Padre, abro las vías respiratorias. Quito todo el endurecimiento de las arterias, toda calcificación queda destruida en este momento.
Sigan ustedes orando y recibiendo sanidad de parte del Señor. Agradezcamos a Dios por la gloria que se ha llevado hoy. Amén. Gracias, Señor, por todo lo que nos revelaste hoy, por las causas de las enfermedades que nos mostraste, por darnos dirección, por hablarnos, Dios mío, a pesar de que estemos enfermos de diferentes cosas.
Te pido, Dios, que sigas bendiciendo a mis hermanos, aún después de que corte la transmisión, en el nombre de Jesús, y que tu mano poderosa se siga moviendo sobre ellos, sanando enfermedades físicas, mentales y del alma. Sana los corazones, Señor, en el nombre de Jesús; quita toda espina de los corazones. Padre, sana todo trauma de la infancia y la adolescencia. Señor, rompe toda maldición generacional desde cuando estábamos en el vientre y hacia atrás, en todas las generaciones. Padre, reemplaza todo esto por una bendición de lo alto, por una salud completa, Señor.
Gracias, Padre, te damos en el poderoso nombre de Jesús. Alabamos tu nombre y damos la gloria a ti por todo lo que revelaste hoy, lo que hiciste, Señor. Te amamos, Dios mío, en el nombre de Jesús. Amén.