Traducciónes: inglés
[Apocalipsis 6:1-8] Vi cuando el Cordero abrió uno de los sellos, y oí a uno de los cuatro seres vivientes decir como con voz de trueno: Ven y mira. Y miré, y he aquí un caballo blanco; y el que lo montaba tenía un arco; y le fue dada una corona, y salió venciendo, y para vencer. Cuando abrió el segundo sello, oí al segundo ser viviente, que decía: Ven y mira. Y salió otro caballo, bermejo; y al que lo montaba le fue dado poder de quitar de la tierra la paz, y que se matasen unos a otros; y se le dio una gran espada. Cuando abrió el tercer sello, oí al tercer ser viviente, que decía: Ven y mira. Y miré, y he aquí un caballo negro; y el que lo montaba tenía una balanza en la mano. Y oí una voz de en medio de los cuatro seres vivientes, que decía: Dos libras de trigo por un denario, y seis libras de cebada por un denario; pero no dañes el aceite ni el vino. Cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto ser viviente, que decía: Ven y mira. Miré, y he aquí un caballo amarillo, y el que lo montaba tenía por nombre Muerte, y el Hades le seguía; y le fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad, y con las fieras de la tierra.
Las siguientes son revelaciones recibidas por Noelia y dos hermanas más durante una reunión profética.
Palabra recibida por Noelia Fernandez
Noelia: Veo a los cuatro jinetes del Apocalipsis, cada uno trayendo un arma diferente.
Voy a cortar la tierra, dice el Señor. ¡La voy a cortar!
Noelia: Veo una espada que se clava en la tierra y la corta.
Los virus van a rondar en el aire mucho más que ahora, dice el Padre. Oh, hijitos, ustedes no se imaginan lo que viene. Este sacudón (la pandemia del COVID-19) fue una simple brisita, un simple soplido en comparación con el viento que va a venir.
Muchos árboles van a caer por no estar arraigados en mí. ¡Incrédulos! Cuando estén recién en el piso, agonizando, a punto de morir, ahí se van a dar cuenta de que era Yo el que hablaba, dice el Señor. ¿Cuándo me van a escuchar? Si hasta las piedras escuchan, ¿cuándo me van a escuchar ustedes?
Tienen los oídos tapados, llenos de mugre espiritual. No quieren sacarse los tapones espirituales. No quieren escuchar la verdad, dice el Señor. ¡Pero Yo vengo fuerte, fuerte, fuerte!
Noelia: Veo a los cuatro caballos del Apocalipsis.
Vienen los jinetes, dice el Señor. Los jinetes están viniendo. Los jinetes están rondando sobre la tierra y el hombre no está preparado para lo que va a pasar. Oh, cuánta muerte, cuánta muerte, dice el Señor.
Noelia: Veo el caballo negro.
El caballo negro va a provocar desastres, dice el Señor. Va a saquear los bolsillos de la gente. Va a vaciar los graneros de las casas. Escasez, escasez.
Oh, hijitos, preparen sus arcas. Llenen sus almacenes, dice el Señor, porque viene el jinete. Viene el jinete y las vasijas van a estar vacías. Entiendan que van a estar como la viuda de Sarepta cuando no tenía para comer. No le quedaba harina. No le quedaba aceite.
Entiendan que viene la escasez a la tierra, dice el Señor. Viene sequedad, sequía.
Oh, amados míos, deberán ajustarse los cinturones, porque van a venir turbulencias. Van a venir ciertamente, dice el Señor. Esto fue solo un movimiento leve del avión, pero ahora viene la turbulencia. Los voy a sacudir, dice el Señor. Los voy a sacudir tanto que van a caer los frutos podridos de los árboles que no me generan fruto bueno.
Van a caer esos frutos podridos que mi alma ya detesta. No los quiero ver. Ya estoy cansado de ver esos frutos podridos. Voy a sacudir todos los árboles. Todos los árboles van a ser sacudidos para que caigan aquellos frutos que no me sirven, y cuando caigan, van a ser como una manzana podrida que se explota al caer en el piso.
Así voy a exponer los frutos podridos de muchos árboles, que son líderes que me sirven, dice el Señor. Voy a sacudir tanto los árboles, que todos los demás van a ver cómo caen sus frutos podridos.
Y ustedes, prepárense, dice el Padre. Quiero más consagración. Quiero más santidad. Quiero más renuncia a las cosas del mundo. Saquen los ojos de las cosas del mundo. ¿Cuándo me van a mirar?
Noelia: Miro hacia el cielo y veo la crucifixión.
¿Cuándo van a mirar el sacrificio de mi cruz? ¿Cuándo van a entender que di mi vida por ustedes?, dice el Señor Jesucristo. Oh, hijitos amados…
Noelia: Veo los bolsillos vacíos de la gente por la escasez que viene, por la recesión mundial.
Prepárense, dice el Señor, como Noé preparó el arca para salvarse él y los suyos. Preparen sus arcas, dice Dios. No confíen en lo que dicen los noticieros. No se confíen en lo que dice el hombre. Les están mintiendo, hijitos. Les están mintiendo.
Abran los ojos. Búsquenme a mí, dice Jesús. Tómense fuerte de mi mano, porque todo se va a sacudir. Voy a sacudir todas las cosas y vuelvo a repetir: aquellos árboles que no están arraigados en mí no se van a resistir. Se van a caer, como cuando viene un huracán y los árboles que tienen raíces superficiales no resisten y se caen.
Escuchen mi voz. Abran sus oídos. Denme sus manos y trabajen para mí, porque en el mundo nada van a cosechar.
Noelia: Veo a los cuatro jinetes del Apocalipsis galopando en el cielo, y el Señor me dice que los jinetes ya han sido soltados y que vamos a sentir muy fuerte las consecuencias del jinete del caballo negro.
Veo a una persona con una mochila en la espalda, llena de objetos de supervivencia, y el Señor me dice que debemos prepararnos.
Deben prepararse materialmente también, dice el Señor. Les estoy avisando. Los estoy alertando. Estoy atalayando que muchos tienen las mochilas vacías. No quieren obedecerme. Quieren seguir mirando la televisión, haciendo oídos sordos a mi llamado de que se preparen.
Así les va a venir la escasez, dice el Señor. Así va a venir la sequía, la falta de dinero, la falta de alimentos, la falta de insumos.
Pero el que esté arraigado en mí, ese va a saber sobrevivir, dice el Señor, porque no va a ser él quien se sostenga; voy a ser Yo. Aquellos que hayan escuchado mi voz, esos van a tener para vivir y aún para repartir a los demás.
Aún viene más soledad. No es solamente esta cuarentena. Viene más apartamiento. Viene más separación entre unos y otros, dice el Señor. El hombre va a tener miedo de tocarse, miedo de juntarse, miedo de estar unos con otros.
El enemigo es el que está haciendo esto, poniéndoles miedo a estar en contacto, miedo de utilizar sus manos, hasta miedo de imponer las manos en los enfermos. Es obra del enemigo.
Hijitos, despierten y reconozcan mi poder. Reconozcan mi poder en sus manos. Reconozcan que soy Yo quien los está llamando a que se muevan, a que oren por los enfermos, a que no tengan temor, sino que brillen con más luz en medio de esta oscuridad que se avecina a la tierra.
Palabra recibida por Vanessa Calderón (Puerto Rico)
¡Ay, prepárense! Viene mi furor. Hambre, hambre, hambre viene a la tierra, tal como le he mostrado a mi sierva (Noelia).
Oh, Yo miro cómo todavía se burlan, cómo todavía no entienden. No entienden que comenzó mi juicio. No entienden.
¿Cómo tengo que decirlo para que se preparen? Prepárense en mí, porque los dolores se van a poner más y más fuertes. Hambre, peste, pestilencias. Más peste. ¡Ay, se viene, se viene fuerte!
Doy un descanso, como la mujer en cinta, dice el Señor, pero se viene fuerte. Ay, cayendo, cayendo, cayendo está.
Sigo llamando, sigo llamando, sigo llamando. Arrepentimiento, arrepentimiento, arrepentimiento.
Ay, los caballos ya comenzaron a cabalgar y cabalgan y cabalgan en el mundo entero. Hambre, pestilencia, muerte, mortandad.
Ay, cuánto dolor siento. No saben cuánto dolor siento, cuánto dolor. He llamado y he llamado. Los quiero abrazar, los quiero cubrir bajo mis alas para que nada les pase, pero se salen de mis manos.
Los estoy llamando. Los estoy llamando. Todavía hay tiempo. Entren a mi arca. Entren a mi arca, dice el Señor. Todavía hay tiempo. Todavía hay tiempo, dice el Señor.
Sueños recibidos por Raysa Morán (República Dominicana)
En el primer sueño, estaba en la cima de una montaña con otras personas. Miraba alrededor y veía que los árboles eran escasos y las cosas ya no eran como las conocía. La tierra se había abierto en diferentes lados y las montañas se habían desmoronado. En todos lados había destrucción y caos. Todo había desaparecido y yo sabía que algo muy grande había pasado.
Mientras estaba ahí parada, se abrió una ventanita en el aire. Miré adentro y vi muchos caballos negros cabalgando en la oscuridad, y la Muerte, con su guadaña, cabalgaba sobre cada uno de ellos. Les decía a los que estaban conmigo que vengan y miren, pero no me hacían caso, y me desperté agitada y asustada.
El segundo sueño fue muy corto. Me vi a gran altura, en medio de nubes oscuras. Las nubes parecían formar muchos caballos negros, y la Muerte los montaba. Esa fue una confirmación del primer sueño.