Yo soy el Alfa y la Omega. Yo soy la luz encendida. Yo soy el que levanta pueblos y Yo soy el que derroca pueblos. Yo soy el que constituye los gobernantes y Yo soy el que los destituye. Yo, el gobernador de las naciones. Yo, Jesús, el Rey de todo lo que existe.
Ustedes me verán venir en gloria en las nubes del cielo, dice el Señor, y toda rodilla se doblará y toda lengua confesará quién soy Yo, que Yo soy el restaurador de las naciones, el sanador de las heridas de los pueblos.
Yo soy el que raja la tierra y Yo soy el que la sana. Yo soy el que divide los pueblos y las aguas, y el que separa las fronteras. Yo soy el restaurador. Yo, Jesucristo, el Señor; el Señor de los que me buscan.
Argentina, mi bella dama, tienes algunas cosas que no me gustan, y por eso he decretado juicios que vendrán en tu contra. Y mientras esto sucede, estoy limpiando los templos donde me alaban. Estoy haciendo conexiones santas para que los que verdaderamente me buscan vuelvan a la iglesia antigua.
Estoy cansado de la hipocresía de los títulos y de los negocios que se hacen en mi nombre en los lugares que han sido creados supuestamente para adorarme. Por eso voy a venir a ti, mi querida dama estilizada, y te voy a corregir para enderezar a los que proclaman mi nombre.
No tengas miedo de mí, mi Argentina, porque mientras a su vez muevo al mundo, tú también serás conmovida, para que los inicuos recuerden que aún existo y que existiré por siempre y para siempre, y para que los que pecaron se arrepientan.
Tú, argentino, búscame de todo corazón, con lloro, con lamento, con silicio de espíritu y con manos arrepentidas. Pídeme que limpie tu corazón de toda inmundicia, porque espíritu de muerte viene a los corrompidos y se los lleva, como a un ladrón que se roba un alma.
Mi amada Argentina, eres bella y extensa. Te he dado tantas cosas. Sin embargo, eres desagradecida y despilfarradora, y no sabes administrar lo que te di.
Vuelve a mis caminos, como cuando caminabas recto en mí, y yo voy a bendecirte con abundancia. Pero deja ya las imágenes de idolatría que ofenden mi nombre, porque por esto te vendrá inundación a tus campos: por haberte prostituido para tener más cosecha, por haberte entregado a imágenes inertes que no hablan ni respiran.
Por esto vendré a ti y reduciré tu siega. Menguaré la cosecha de aquellos que son idólatras y se prostituyen alabando a otros dioses con instrumentos musicales y dedicando fiestas inicuas a dioses falsos de idolatría.
Mientras el Señor me habla de las inundaciones, yo (Noelia) veo cómo los trabajadores del campo le rezan a diferentes estatuas —a las vírgenes y a los santos— y les cantan para que bendigan sus cosechas. Y el Señor me muestra fiestas y dedicaciones, como la Fiesta de la Vendimia, y me hace sentir su indignación por esta idolatría.
Argentina, arrepiéntete, dice el Señor. Deja ya de venderte por poco dinero y sígueme. Eres grande y a la vez pequeña, pero he reservado un remanente para mí, que me alaba con corazón sincero y que quiere aprender sobre mis caminos.
A esos los bendeciré con todo tipo de bendiciones espirituales y serán conocidos en mi Reino. Pero a los otros, a aquellos que rechazan mis enseñanzas, viene decadencia y perdición, dice Jesús.
Yo quería una nación santa y pura y que me ame, dice el Señor, pero en vez de eso me he encontrado con mentirosos y estafadores que utilizan mi nombre para avergonzarme. Aborrezco los negocios sucios, el contrabando de mercaderías prohibidas y la ración disminuida por avaricia.
Vuelvan a mí, mis queridos hijos de la princesa sureña. Ustedes son gente despierta y activa que vive como hormigas movedizas, edificando y levantando ciudades. Eso me agrada, dice Dios, pero quiero que lo hagan con manos limpias y no corrompidas, sin circulación de dinero sucio y desleal en sus manos.
Mis argentinos constructores aman el cambio, son inquietos y, a la vez, adoran descansar, disfrutando de todas las cosas. Pero hace falta que se equilibren en mí, dice el Señor, porque Yo soy la perfecta balanza y es necesario que el trabajo y el descanso se alternen con sabiduría.
Yo estoy levantando un ejército blanco y resplandeciente en este país vasto. Yo estoy moviendo mi mano sobre los argentinos, hijos de otros pueblos colonizadores que dejaron sus costumbres marcadas a fuego en la sangre de esta nación, mezcla de identidades que resultó en una nación impulsiva y apasionada. Pídeme equilibrio, pueblo mío, para que Yo venga a balancear todas tus cosas.
Muchas iglesias van a caer en este territorio de abundancia de agricultura y ganadería. Muchos que se dicen pastores quedarán al descubierto cuando Yo apoye mi puño fuertemente sobre la tierra. Muchos profetas inventados quedarán avergonzados cuando vean que sus profecías de bienestar no se cumplen, sino todo lo contrario. Porque lo que viene al mundo afectará a cada nación, y el que profetice paz estará profetizando en falso, vanidad e imaginaciones ilusorias que no existen.
Yo voy a abrir los ojos de muchos de mi pueblo escogido en esta nación provocadora y voy a quitar el velo de muchos que estaban sentados en las iglesias, durmiendo, para que sepan que Yo no estoy en muchos de esos lugares y que hace tiempo me he ido. Muchos sentirán que les falta algo y que la rutina les agobia, y entonces clamarán a mí en la intimidad, y Yo vendré a abrirles los ojos a lo que estaba pasando en los templos donde no se invoca mi verdadero nombre.
Es necesario que un pueblo santo se levante para derrocar las mentiras que se han implantado en las mentes de los débiles, que han sido programadas a fin de obtener lucro y fama.
Yo estoy despertando y levantando nueva gente que ni siquiera me estaba buscando, para volver a las sendas antiguas y rededicar a mí lo que se había perdido. Estoy encendiendo un fuego nuevo y puro que arrasará y encontrará oposición de los adoctrinados. Pero Yo los sostendré firmemente en mi mano poderosa mientras se muevan en el Espíritu.
Yo soy el que lo está haciendo, el maestro personal de aquellos que me adoran. Yo soy el que está haciendo un gesto de levantamiento con mi mano y nuevas luces se prenden en Argentina. Traigo nuevas luminarias, que traerán vientos de cambio, movimientos del Espíritu Santo que ya no se veían con frecuencia.
Alégrate, mi gente, aquellos que me esperan, porque he decidido alcanzar a todos los que renuncian a todo lo que signifique alejarse de mí. Yo vengo a buscarlos, a enseñarles, a educarlos directamente en mí, para que luego vayan y prediquen lo que Yo he enseñado y no lo que el hombre se propone enseñar, para que luego vayan y liberen a los oprimidos sin permiso de nadie más que de mí, para que luego vayan y sanen enfermos en mi nombre y se conviertan a mí.
Estoy llamando gente en este país a que salga a las calles a resucitar a los muertos, a exhalar espíritu de vida, a revivir lo que estaba muerto. Si tú quieres ser mi instrumento, debes abandonar el mundo, porque el argentino ama los placeres y el sosiego.
Yo llamo a gente dedicada y dispuesta a abandonar todo lo que signifique perder el tiempo en vanidades. Llamo a gente que esté dispuesta a renunciar a todo por mí, los preparo y luego los envío a los campos para hacer mi obra. Busco trabajadores honestos, limpios de corazón, que no dobleguen sus rodillas a los baales, deseando riquezas y beneficios no permitidos.
Si tú quieres ser mi vaso, debes aceptar que no eres perfecto, sino que te falta aprender a llevar la cruz que Yo he llevado, porque el que no sufre mi camino no está apto ni libre para servirme. El que sólo busca los bienes no sabe distinguir entre lo recto y lo incorrecto. Por eso es necesario que te afiances en mí y dejes de esperar a que venga la lluvia milagrosa y me llames sin cesar para que Yo mueva mi mano sobre tu cabeza.
Argentina mía, alábame con un corazón entregado. No me alabes solo de labios, hacia afuera. Detesto las alabanzas vacías, que son como aliento helado que sale de sus bocas. Yo espero sinceramiento de lo que acontece dentro de ustedes. Espero que me pidas ayuda, que me pidas que venga a rescatarte.
Pero no me mientas diciendo que me amas y que me estás alabando, cuando mientras cantas no se te mueve ni un pelo de la cabeza. Prefiero que me alaben los pájaros que he creado antes que escuchar superficialidades que no me llegan. Yo me tapo los oídos ante el que vive de apariencias, queriéndose ver santo, cuando en realidad por dentro es como un sepulcro cerrado, lleno de muerte y de corrupción.
Por eso, limpia tus púlpitos. Reordena las edificaciones que creaste para encontrarte conmigo. Predica en las plazas y donde conviven los pobres y necesitados, porque Yo no vine para los que no tienen necesidad de una vida nueva, sino que llamo a los que claman por mi justicia.
Yo vine para que los obreros que claman por el jornal encuentren justicia y descanso en mí. Yo vine para los sedientos de la verdad restauradora, dice Jesús, y necesito gente que se mueva donde nadie se quiere mover, gente que camina en el poder del Dios Todopoderoso, que todo lo puede, gente que le abra los ojos a otra gente.
Estoy buscando un ejército de valientes, sanadores de las almas rotas y desprestigiadas que han sido pisoteadas incluso por los que se hacen llamar míos, por los lobos disfrazados de ovejas que reparten doctrinas y enseñan costumbres que Yo nunca mandé que crearan.
Estoy enojado con la falsa iglesia que han armado utilizando mi nombre santo, y vengo a juzgar a aquellos que llevaron a mucho pueblo al infierno con doctrinas de demonios y mentiras supremas.
Vengo por ti, Argentina, para levantar cosas nuevas y derrocar cosas viejas y entenebrecidas. Voy a juzgar tus caminos y voy a traer algunos desastres naturales a tu tierra que te harán preguntarte a ti misma qué estuviste haciendo. Y entonces sabrás que soy Yo quien está destituyendo iglesias que se creían firmes y que estaban cómodas, recolectando dinero.
El agua que traigo ingresará en muchas de ellas, y ahí se preguntarán por qué removí mi mano protectora de encima de ellas. Entonces Yo les haré ver que no estaban caminando mis caminos, sino que habían hecho su propia senda, sin la dirección de mi Espíritu.
Esto que traigo a esta tierra fértil es duradero, y muchos de los trabajadores de la tierra se entristecerán al ver cómo sus cosechas quedan frustradas por las inundaciones venideras. Verán mucha pérdida por haber puesto su confianza en las imágenes de María, de San Cayetano y de todo ídolo que supuestamente gobierna sobre las cosechas.
Cristina Kirchner encarcelada
Noelia: En el año 2016 tuve una visión donde vi a Cristina Kirchner privada de libertad, y hoy el Señor confirma esta visión, diciendo:
Mi Argentina, reina de la humillación, vengo a destituir a los gobernantes que se aprovechaban de tus ganancias. Voy a quebrar a algunos de ellos y a encarcelarlos por haberse creído incarcelables.
Voy a mostrar mi justicia y voy a dejar que la mujer que Yo había puesto en la presidencia anote que no tiene libertad para seguir robándole a mi gente sin impugnación. Yo le voy a demostrar a esta dama quién es el que tiene la balanza de la justicia, y la voy a atar como a un perro que, si no está atado, no para de atacar.
Ya lo van a ver. Yo vengo pronto a hacer justicia contra esta corrupción desmedida, para que la gente vea que no me quedo sentado sin hacer nada, y le voy a demostrar que ella no tiene el poder. Le voy a demostrar que si Yo le corto el hilo y las conexiones, ella no tiene de dónde agarrarse y caerá de la red donde estaba sostenida.
Ustedes confían en mí, hijos míos. Yo me estoy moviendo sobre las aguas y le voy a poner un stop a esta mujer masculinizada que no titubeó en meter la mano donde no le correspondía. Yo soy así: no dejo impunes a los culpables, y cada cual recibirá su justa retribución, ya sea en esta vida o luego de ella.
Muchos otros que apañaban a este monstruo manipulador, la expresidente de Argentina, temblarán al ver que muchas cosas quedan al descubierto, porque voy a sacar a la luz muchas de sus artimañas y voy a exponer lo que en realidad pasaba. Voy a poner sobre la mesa esta red oculta de corrupción y narcotráfico donde ella negociaba, creyendo que nunca sería expuesta ni condenada.
Hijos míos, no duden de que esto será así, porque ya lo decreté y ya he mandado ángeles a hacer mi obra, ángeles descubridores de lo que estaba escondido.
He aquí, Yo vengo a Argentina a desmantelar lo que habían armado en mi contra, para desbaratar los planes de encubrimiento de los culpables. Voy a exponer la verdad de esta red de conexiones clandestinas, y el pueblo verá que Yo soy Rey sobre los gobiernos.
Todo aquel que tiene hambre de justicia, pida por esta nación endeudada, y Yo enviaré ángeles equilibradores a esta tierra. Vengan a mí y pidan por las familias argentinas y pidan por justicia los gobiernos.
Pídanme que Yo exponga la verdad, porque Yo respondo las oraciones de los corazones afligidos y cansados de la injusticia y de la perversión. No respondo a los que anhelan venganza, sino a los humildes, que desean ver mi justicia ejecutada.
Juicios
Tómate de mi mano, pueblo mío, porque Yo voy a mover todas las cosas, y así como se están despertando los volcanes que estaban dormidos, así voy a despertar muchas cosas para que lleguen a una resolución.
Voy a tocar muchos nudos y voy a hacer que se desaten. Voy a traer a la luz muchas cosas que estaban escondidas desde hace tiempo, para que, cuando llegue el fin del tiempo, ya todo esté resuelto y nada quede sin resolver, sino que todos los círculos que aún permanecían abiertos se cierren y el tema quede terminado.
Tú que estás en el campo, ponte a cuentas conmigo, dice el Señor. Tira a tus ídolos y comienza a adorarme para que te restaure, porque traigo lluvias torrenciales que devastarán los campos argentinos, arrasando con las plantaciones a su paso y ahogando las plantas y las semillas que estaban creciendo. Esta es la maldición de invocar otros nombres que no sea el mío.
La parte central de este país será conmovida con esta lluvia de desgracia y la parte sur será congelada con una helada histórica. El este también será inundado, el oeste será sacudido y en el norte fallecerán los animales por el frío. Porque Yo voy a tocar cada punto a mi manera para impulsar al hombre a que venga a mí.
Ten por seguro que Yo pongo mi dedo sobre Argentina para sacudirla y hacerla entrar en reflexión, para humillarla y hacerla arrodillarse ante mí y contemplar lo que hago a favor de los míos. Ríndete ante mí, y Yo voy a venir a perdonarte y a curar tus heridas, dice el Señor. Amén.