Soy Yo el que habla, el Dios creador, el que ha existido desde antes del principio de los tiempos. Hoy vengo a hablarle a mi pueblo, a darles un llamado de alerta. Hoy vengo a convocar atención a estas, mis palabras. Yo soy el Dios de Abraham, de Isaac y Jacob. Yo soy el Dios de los profetas y la ley. Yo soy el Santo de Israel, el Santo de Jerusalén. Mi santo monte se prepara para ser sacudido por un terremoto, y sus habitantes van a temblar. La tierra se va a mover y los que estaban parados se van a caer en Israel.
Amigos míos, no teman. Todo lo que viene lo he proclamado Yo, el Dios poderoso y puro, el que lo sabe todo, la mente perfecta, el que tiene la sabiduría legendaria y completa. La tierra va a temblar como un borracho que no puede mantenerse en pie, y los que estaban de pie se van a caer y se van a tapar la cabeza. Los edificios se van a desmoronar por la furia con la que mi mano va a sacudir la tierra. Yo soy el que hace estas cosas. Yo tomo la tierra y la pongo adentro de mi mano y la agito y la zarandeo.
Ahora van a ver lo que voy a hacer en las naciones. Voy a sacudir todo de una manera incontenible. Los habitantes de la tierra se van a asombrar por los acontecimientos que vienen. Yo envío muerte, destrucción, angustia, calamidad, desolación, hambre, pestilencia, pestes. Muchos cuerpos muertos van a quedar desparramados luego de los juicios que traigo. Muchos van a desfallecer del miedo y la confusión, de la desesperanza y desolación: llanto por todos lados, angustia de las mujeres que van a perder a sus hijos, enfermedades y males por doquier.
Soy Yo el que traigo estos juicios para levantar mi nombre. Yo soy un Dios justo y vengo a juzgar la iniquidad, el libertinaje, la frialdad de los hombres, el egoísmo, la perversión, el asesinato, la prostitución, el comercio de personas, la idolatría, la hechicería, la maldad del hombre. Yo vengo a juzgar a todos los perversos inconversos que detestan mi nombre. Yo vengo con mano dura a darle un golpe a la tierra con mi puño cerrado. Soy Yo el que estoy juzgando. Soy Yo el que trae destrucción sin igual.
Los justos se acordarán de mí. Se acordarán de mi nombre y no temerán. Pero los injustos endurecerán su corazón para no escuchar mi reprensión. «Es el poder de la naturaleza», dirán, ignorando que mi mano es la que está moviendo lo que Yo mismo hice, porque la tierra es mía y todo lo que hay en ella, y me enfurece la injusticia del hombre. Mi paciencia se agota. Estoy cansado de esperar y de ser paciente, cansado de regalarles tiempo viendo cómo se ríen de mí. Yo soy un rey reinando en su trono, y he visto cómo la maldad se multiplica, y he visto cómo mis hijos se han quedado dormidos; han caído en un sueño de ilusión y están inactivos. Espíritu de letargo cayó sobre ellos, sueño profundo.
Ahora bien, lo que viene no tiene precedentes. La destrucción va a ser masiva. Yo envío espíritu de muerte a los pobladores de la tierra, espíritu de pestilencia, espíritu de enfermedad, espíritus de miedo y de terror, para derrotar a los que se creían invencibles. Todo aquel que no se humille será arrasado por el agua y por los desastres que vienen a la tierra. Todo aquel que resista será victorioso en mí por haberse tomado de mi mano para resistir la tragedia.
Viene hambre, escasez, desesperación. Yo traigo gran juicio. Yo juzgo a la tierra. Una gran roca viene para caer en los mares, roca encendida con fuego, y viene a una velocidad desorbitante, viene con furia y determinación para traer calamidad y destrucción. Esta roca la envío Yo con mi propia mano, y será lanzada cerca de las Antillas para provocar más muertes. Ustedes no saben lo que viene. Esto ya está decretado. Nadie lo puede frenar porque Yo ya he mandado la orden. Esto ya está en camino. Yo lo cumpliré porque esto está dentro de mi voluntad absoluta. Ya lo he dicho. Yo soy un Dios que cumple.
Alístate, mi pueblo. Debes estar arraigado en mí, debes tenerme como fundamento, porque voy a sacudir a las naciones como nunca antes se ha visto. Caerán los árboles, se inhabilitarán las carreteras. Faltarán las provisiones. Faltará el agua. Escaseará todo tipo de elementos. Pero los que creen estarán preparados porque han recibido mis mensajes. Yo he hablado a través de muchas bocas. He dado voz de alerta a través de muchas maneras.
Esta piedra vendrá y arrasará con todo a su paso, y una gran ola se levantará debido al impacto en el agua, inundando las costas. Esta ola se meterá tierra adentro con una fuerza tremenda. Con determinación y sin miedo entrará por las costas, arrasando con los edificios, casas y construcciones. Esto no se tardará. Solo le estoy dando a mi pueblo tiempo para que se aperciba y se prepare en mí. Todo será destruido en esta área. Será desastroso.
Hijos míos, prepárense para lo que ha de venir. Ármense de la armadura de Dios. No se desalienten. No permitan que el diablo les robe la calma. Deben permanecer afianzados en mí, con los ojos puestos en su Hacedor. Una roca ardiendo caerá para despertar a los que estaban dormidos, para levantar a los que estaban caídos, para que vuelvan los que estaban alejados de mí, para calentar a los tibios, y para hacer que los hombres tomen una decisión entre la luz y la oscuridad.
Hijos míos, elijan en favor de mí. Todo aquel que no esté firme en mí no va a ser capaz de resistir a estos juicios que vienen, porque Yo voy a probarlos. Uno por uno serán probados para que se manifiesten quienes son aquellos que realmente me aman, quienes son los verdaderos hijos de luz. Así que ahora preparen sus casas. Ármense con la armadura espiritual, permaneciendo en oración, con súplicas y meditación en mí, para que Yo los fortalezca, porque todos tendrán que tomar una decisión.
Yo envío estos juicios para que el hombre se acuerde de que Yo soy Dios y no hay otro igual que Yo. Pero ustedes no teman, los que me conocen y me sirven, porque Yo voy a protegerlos. Voy a colocarles una calabacera sobre sus cabezas y mi mano reposará sobre ustedes. El que conoce mi poder me teme, y así temblarán los hombres por el poder de esta tragedia, porque muchos sabrán que Yo soy Dios y que hago lo que quiero. Y como consecuencia, la tierra se sacudirá inconteniblemente, la tierra se va a rajar, abriéndose los suelos, y voy a meter mi dedo índice en el fondo de los océanos, retorciéndolo y moviendo el piso de estos, provocando que las placas terrestres cambien de posición, y levantando las aguas de aquí para allá como cuando el agua de un vaso se mueve de un costado a otro.
Yo soy el que voy a hacer esto. Ya está decretado. Un gran terremoto vendrá y el suelo se va a rajar, abriéndose en grietas de gran profundidad. Ya lo tengo listo, pero no voy a revelar las fechas porque Yo quiero que el hombre esté siempre listo, esperándome armado y velando. Las fechas me pertenecen y si no quiero, no las revelo, para que no especulen sobre ellas. No quiero decirle al hombre cuándo van a suceder estas cosas. Los tiempos son míos, y Yo revelo lo que quiero revelar y escondo lo que quiero esconder. A mí me da lo mismo, hoy o mañana, un año o mil años. Los tiempos son míos. No busques información que no quiero dar. Busca estar preparado hoy para recibir lo que tenga que venir.
Y esto no es todo. Mi mano va a mover a las naciones: terremotos por todos lados, inundaciones, caos. Voy a mover Sudamérica y se van a acordar de mí, y muchos van a volver a mí porque van a entender mi majestuosidad y mi poder. Voy a mover a los países que no quieren escucharme, que siguen en idolatría, en brujería, en lujuria, en fornicación, en injusticia, decretando leyes injustas y sucias, leyes que Yo nunca mandé que hagan. Voy a sacudirles la tierra para desconcertarlos y para que se hagan preguntas. Voy a sacudir nación por nación. Ya lo tengo preparado.
Voy a destruir los altares. Voy a apagar las velas. Voy a quemar las telas de color rojo que usan para idolatrar a falsos dioses. Voy a derrocar las estatuas de los demonios en América. Van a caer como si no fueran nada, porque nada son. Voy a exponer lo espiritual. Voy a sacar a la luz quién es quién antes de que venga el día grande de Jehová, el día malo. Todas estas cosas no vendrán sin que antes venga la apostasía.
Mi pueblo se está degenerando. Están ensuciando sus caminos, creyendo en doctrinas de demonios y hechicerías, perdiéndose debido a sus propios deseos y concupiscencias. Por eso son arrastrados por cualquier viento de doctrina que les complace. Prefieren el placer en vez de servirme a mí. Por eso voy a quebrantar a las naciones. Los presidentes de los países de las Américas van a desesperarse. No van a saber qué hacer en medio de tanta calamidad. Yo traigo el juicio sobre las Américas. Les daré el pago de su iniquidad. Les recordaré que Yo soy Dios, el Todopoderoso.
Tú que pensabas dejarme, ajústate los cinturones, cálzate el evangelio de la paz y sígueme. Tú que adoras a otros dioses, quema toda la inmundicia que hay en tu casa, arrepiéntete, y Yo lavaré tus vestiduras. Tú que bendices a otros dioses, tu misma iniquidad vendrá sobre tu casa; el agua inundará tus bienes. Tú que dices seguirme, arranca de tu corazón el orgullo y humíllate a mí, porque Yo voy a levantar a los que se han humillado. Tú que andas en adulterio, mi ira está sobre ti. Arrepiéntete y pide perdón a la mujer de tu juventud antes de que sea tarde. Tú que levantas bandera para hacer guerra, tu misma violencia va a destruirte. Suelta las armas y ríndete a mí, que Yo te puedo dar la paz. Tú que levantas altares a Baal, deja ya la brujería, porque una maldición pesa sobre tu cabeza y quedarás pobre y descalzo.
Hijos míos, arrepiéntanse de tanta injusticia y sepan que Yo soy el que soy y que vengo con justicia. Juicio viene para las Américas. Yo estoy moviendo mi mano sobre ellas, quebrando, quitando y rehaciendo. Nada es por casualidad. Yo tengo un plan, y todo es perfecto como es. Yo voy a mover la tierra y lo que hay en ella. Voy a sacudir las Américas como se sacude un borracho, y todos los países que no me siguen sabrán que Yo soy el Rey, el dador de la vida y el que la vuelve a quitar, porque la vida me pertenece.
Este juicio viene. Esta roca viene a gran velocidad. Con prisa viene para traer destrucción, para movilizar todas las cosas. Soy Yo el que la traigo para dividir las aguas, para separar los que son míos de los que no lo son. Voy a sacudir Sudamérica, voy a mover sus cimientos, voy a provocar terremotos en diferentes puntos de Sudamérica, y va a haber muchos muertos. El caos va a reinar. Las inundaciones por lluvia abundarán. Habrá fuego en la vegetación. Sus costas serán inundadas por el mar que avanzará.
Todo esto lo haré porque Yo soy un Dios vivo que agito todas las cosas, y no permitiré que el hombre siga dormido y soñando. Así que todos los que estén sedientos, vengan a mí. Todos los quebrantados, sigan mi camino. Todos los desahuciados, ríndanse a mí antes de que estos juicios vengan a la tierra. Aún los estoy esperando. Aún tengo lugar para ustedes. Arrepiéntanse y vengan con corazón quebrantado para que Yo los sane, los restaure y los fortalezca. Pero vengan con fe, porque sin fe es imposible agradarme.
Ya se los he dicho. Ya están avisados. No tendrán excusa porque Yo les hablé y les sigo hablando para que no caminen como un ciego que no sabe lo que viene adelante. Resistan en mí y Yo los voy a sostener como un padre sostiene al niño pequeño que está aprendiendo a caminar. Pero aléjense de otros dioses que solo traen destrucción a sus vidas. No les den de comer; no los alimenten en el espíritu. Dedíquense a mí, consagren sus casas a mí, y Yo enviaré guardianes que harán de sus casas como el fuerte de un castillo impenetrable.
Este mensaje les he dado para que se aperciban y se preparen, porque la hora llega de traer el cambio, de movilizar todas las cosas, de arrancar y de destruir, de reemplazar y de quitar, de establecer y de renovar. Porque Yo soy un Dios de movimiento, de recreación, y renuevo constantemente todas las cosas. Amigos míos, esperen en mí y rectifiquen sus caminos, y Yo los voy a proteger de la hora del juicio que viene sobre las naciones que hacen iniquidad. Amén.
[Lucas 21:25-26, RVR1960] Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas; desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas.