Iglesia mía, mi amada, de blanco te quiero, mi reina. He venido a buscarte y no te he encontrado digna de llevarte conmigo. Por eso te he dado tiempo, para que te atavíes para mí. Yo te amo con amor entrañable. Añoro que estemos juntos, disfrutando de nuestro casamiento. Deseo encontrarte preparada para mí. Yo soy Jesús, el Hijo de Dios Todopoderoso. Yo soy el novio de mi amada.
[Cantares 6:3, RVR1865] Yo soy de mi amado, y mi amado es mío, el cual apacienta entre los lirios. Vístete de blanco mi prometida, deslúmbrame con tu luz.
Vístete de blanco, mi prometida. Deslúmbrame con tu luz. Yo estoy esperando el momento de tenerte a mi lado y reposarnos juntos eternamente y para siempre. Yo estoy preparando el sitio para ti, mi reina, mi amada, mi querida, mi estimada. Se acercan las bodas del Cordero y vamos a celebrar juntos para siempre. Adórnate, mi bella. Yo te amo con amor grande, dice el Señor. Yo te adoro con corazón que arde de fuego de amor. Mi reina, vístete para mí. Quiero encontrarte impecable y preparada, perfumada de amor, de misericordia y de perdón. Quiero que mi amada sea blanca, pura y casta.
[2 Corintios 11:2, RVR1865] Porque os celo con celo de Dios; porque os he desposado con un marido, para presentaros como una virgen pura a Cristo.
Iglesia mía, quiero encontrarte irreprensible, con corazón inocente, con la esperanza de verme, esperándome como espera la novia al novio cuando ya está lista para ir a las bodas: con la ilusión de verme y de que Yo la vea como se ha preparado para mí; con vestidos impecables, con adornos sobrios, con perfume a rosas, con sencillez de corazón y belleza de manos santificadas. Humilde y obediente, sometida a mi amor perfecto quiero verte, dice Jesús. No temas, mi amada. Pronto vamos a estar juntos, reunidos en el reino de mi Dios.
[Cantares 4:7, RVR1865] ¡Tú, toda eres hermosa, oh amor mío, y no hay mancha en ti!
A cada uno de ustedes dice el Señor: Mis ojos están sobre ti, amado mío. Tú has sido creado desde antes de la fundación del mundo para un propósito sin igual. Sécate las lágrimas de tus ojos, pues tu Salvador aguarda por ti.
[Efesios 1:4, RVR1865] Según que nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él en amor. Sécate las lágrimas de tus ojos, pues tu salvador aguarda por ti.
Aun cuando no me ves, Yo estoy a tu lado. Querido mío, querida mía, tú eres especial para mí, incomparable con otro ser humano. Tus características y rasgos los he creado Yo y los amo tal cual son. Tú eres una piedra preciosa de gran estima para mí, que jamás desearía perder. Tu brillo es distinto al de tus hermanos y hermanas, y único para mí. Cada uno de ustedes me complace de diferente manera, dice el Señor. Amo pasearme observando a mis amados, regocijándome en la diversidad.
Tú has sido creado para vivir en este momento, en este lugar, en esta era donde vives. Yo soy el que te he colocado allí. Nada es casualidad. Todo tiene una causa, y aunque es resultado de una de tus decisiones, me he asegurado de que estés donde tienes que estar. No dudes de mí, pues Yo te amo con amor inefable. ¡Si tan solo supieras con qué clase de amor te estoy amando!, dice Jesús.
[Juan 15:9, RVR1865] Como el Padre me amó, también yo os he amado: sed constantes en mi amor.
Cada persona es un regalo para mí que mi Padre me dio, y Yo lo he tomado y lo he cuidado como el pastor cuida de cada una de sus ovejas en particular. Yo los conozco desde la punta de la cabeza hasta la punta de los pies. Cada célula que los compone es conocida por mí. Ahí he estado Yo cuando cada uno de ustedes estaba siendo formado. Todo lo que ustedes son se debe a una causa, a un propósito. Cuando mi Padre y Yo estábamos haciendo todas las cosas, pensamos en cada detalle. Tú no eres un error. Tú eres el producto de la sabiduría. Tú eres mi tesoro.
Hijitos, nadie puede cuidarlos como Yo, porque no hay otro pastor. Ustedes son mis ovejas amadas. Yo amo pasar tiempo pastoreándolas. Cada uno de ustedes es amado por mí. Mi vida di por mis ovejas y la muerte no prevaleció en mí, porque nadie puede matar al amor verdadero y puro que subsiste para siempre.
[Juan 15:12-13, RVR1865] Este es mi mandamiento: Que os améis los unos a los otros, como yo os amé. Nadie tiene mayor amor que éste, que ponga alguno su vida por sus amigos.
Todo tengo para darles y todo añoro darles. Los tesoros escondidos deseo revelarles. Mis amores, no se duerman. Estén siempre despiertos en mí. Mi vida di por ustedes. Yo me los gané. Los obtuve con lágrimas y sudor, con sufrimiento y entrega, sufriendo ofensas y siendo maldecido. Por ustedes me humillé. Por ustedes me entregué. Teniéndolo todo en el trono de mi majestad, me hice hombre para entenderlos mejor, me rebajé a la carne para ser tentado y así poder vencer para que sean vencedores en mí. Sufrí para experimentar sus sufrimientos. Fui quebrantado para tener misericordia cuando ustedes son quebrantados. Fui humillado para conocer su humillación. Pasé hambre, tuve frío, dolores, angustias. Sufrí la injusticia que no merecía, para volverme como uno de ustedes, vulnerable. Caminé como hombre en todo para ser semejante a ustedes. Esa fue mi elección, porque los amo, porque mi gozo no está cumplido hasta no tenerlos conmigo, a mi lado. Todo lo di por ustedes. Me transformé en hijo de hombre, experimentando la carne, para poder ser como uno de ustedes y así salvarlos de su maldad.
[Hebreos 2:17-18, RVR1865] Por lo cual fue necesario que en todo semejase a sus hermanos, para que fuese un sumo sacerdote misericordioso y fiel en lo perteneciente a Dios, a fin de expiar los pecados del pueblo. Porque en cuanto él mismo padeció, siendo tentado, es poderoso para también socorrer a los que son tentados.
Mis hijitos, ¡cuánto los amo! Ustedes son la niña de mis ojos. Ustedes son mis tesoros más preciados. Ustedes son mi deleite, mi sonrisa. Yo los miro con ternura, con compasión. Yo los cuido. ¡Si supieran todo lo que acontece detrás de este velo, todas las cosas que acontecen que ustedes no pueden ver, que suceden en lo invisible para que puedan encontrar su propósito!
Mi Padre tiene un plan para cada uno de ustedes. Todos son necesarios, todos son útiles, todos son especiales. Cada uno de ustedes es de gran estima para mí en este plan que estamos llevando a cabo mi Padre y Yo. Ustedes son indispensables. Cada uno tiene su función, pero el diablo les hace creer que no es así, que no son necesarios, que no son valiosos, que no son capaces de cumplir la tarea que tienen asignada. ¡No le crean! Él es el padre de la mentira y solo quiere engañarlos porque los odia. No hay nada más que odio en él.
Pero ustedes son mis chiquitos, mis hermanos, mi familia. Ustedes no son de este mundo. Yo los amo con amor ferviente, con un tipo de amor que ustedes no se pueden imaginar. Yo los amo con amor perfecto y purificador. Mis amados, aprendan a confiar en mí como la esposa confía en el esposo. Sean «uno» conmigo, como la esposa y el esposo son «uno» también: sin infidelidades, sin engaños, sin intentar esconder nada, sino trabajando juntos, como un solo ser, en confianza, en intimidad, en cercanía. El que se casa debe comprender que ya no está solo. De la misma manera, el que renace en mí ya no está nunca más solo si permanece en mí.
[Efesios 5:25-27, RVR1865] Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, Para santificarla, limpiándola en el lavamiento del agua por la palabra, Para que la presentase a sí mismo, iglesia gloriosa, que no tuviese mancha, ni arruga, ni cosa semejante; sino que fuese santa y sin mancha.
Amados, háblenme, comuníquense con su Creador. Yo soy un esposo fiel y espero que mi esposa me cuente de sus problemas y sus aflicciones, así también como de sus alegrías y victorias. Yo soy un esposo que ama a su esposa. Confíen en mí por sobre todas las cosas. Santifíquense para su amado. Mi amada gacela, graciosa doncella, llena de vida, que espera por mí. Tengo muchas cosas buenas para darte. Tú eres mi recompensa. Llena de victoria te vestirás para mí y Yo vendré a buscarte, vencedora mía. Pon una sonrisa en tu rostro, porque me gusta verte sonreír.
[Cantares 6:10, RVR1865] ¿Quién es esta que se muestra como el alba, hermosa como la luna, ilustre como el sol, espantosa como banderas de ejércitos?
Pequeña mía, relájate. Aquí estoy Yo, recordándote que tú eres mía y Yo de ti. Nadie puede separarte de mí mientras te mantengas santa e inmaculada. Nuestras bodas se acercan y una celebración se desplegará en la casa de mi Padre. Ya está el vino preparado y las mesas del convite en su lugar. Ya están los ángeles cantores preparados para ese gran día.
Iglesia mía, vístete de prudencia, de boca santificada y cuidadosa, que habla pocas pero sabias palabras en mí. Busca el equilibrio que puedes encontrar por ser la novia del que vive para siempre. Todo lo tengo preparado para ti. Todo lo he hecho para ti. Todo lo he sufrido y superado por ti. Entrégate a mí de la misma manera en la que Yo me entregué por ti.
Preciosa mía, tu luz ilumina más que el sol. Deleita mis ojos con tu caridad. Yo vengo pronto a buscarte, mi amada, y todo el sufrimiento quedará atrás. Ya no tendrás memoria de ello. Yo enjuagaré toda lágrima de tus mejillas y reemplazaré amargura por cántico alegre y nunca más serás agraviada, porque tu príncipe viene pronto por ti y haré justicia con los que te ofendieron y menospreciaron a la niña de mis ojos. Ten fe, mi bella. Tu amado viene por ti. Amén.
[Apocalipsis 19:7-9, RVR1865] Gocémonos, y alegrémonos, y démosle gloria; porque son venidas las bodas del Cordero y su mujer se ha preparado; Y le ha sido dado que se vista de tela de lino fino, limpio, y resplandeciente; porque el lino fino son las justificaciones de los santos. Y él me dice: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. Y díceme: Estas palabras de Dios son verdaderas. Ten fe mi bella, tu amado viene por ti. Amén.