Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Todas las naciones deben escuchar lo que tengo que decir. Pueblo mío, levántate y escucha mis palabras hoy, y alístate para lo que viene. Estamos ahora, mi Padre y Yo, haciendo algo nuevo. Todas las naciones deberán aprender que el bien y el mal se irán a los extremos, que el mal se levantará contra el bien con una furia multiplicada y todo lo que es débil se quebrará y desaparecerá. Así mismo, lo que es fuerte ganará más fuerza. Los dos extremos se intensificarán. Los grises irán desapareciendo. Lo blanco será aún más blanco y lo negro será más negro.
Ahora estamos, mi Padre y Yo, acomodando todas las cosas para lo que ha de venir. Deben estar todos preparados para ser capaces de permanecer de pie, porque Yo voy a sacudir los cimientos de la tierra de una manera incontenible y el agua del mar se va a zarandear de aquí para allá como un vaso lleno que es movido de un costado a otro. No te asustes por lo que ha de venir. No temas lo que va a acontecer. Voy a sacudir a las naciones y el mar se levantará sobre las costas, destruyendo todo a su paso y barriendo la inmundicia del hombre.
No temas en nada lo que va a venir. Solo ciñe tu cinturón, abróchate el calzado de tus pies y toma tu espada de doble filo, porque vas a tener que batallar, pueblo mío, de la misma manera que Gedeón peleó solo con 300 hombres. Yo elegiré a los más fuertes, a los que se han preparado y se han santificado y ya están listos para luchar para mí. Y de la misma manera en que Yo los probé y quedaron pocos, así también probaré ahora e iré descartando, y quedarán algunos pocos valientes para la batalla.
Yo voy a elegir de entre mi gente y los voy a ir probando uno a uno, y voy a ir descartando aquellos que tienen miedo, aquellos que no son dignos, aquellos que son cobardes, aquellos que no están firmes en mí, y solo van a quedar los de corazón fuerte y puro, los que han sabido prepararse, los que guardan su dignidad, los que no tienen miedo de levantar su espada y pelear, los de fuerte voluntad, aquellos que me siguen sin vacilar. Elegiré a los que se alistaron y entrenaron para ser dignos de pelear por mí.
Pueblo mío, no te asustes. Una nación se levantará contra la otra y quedarán muchos cuerpos muertos, y el mal aparecerá por todos lados, como aparece de repente un animal que se escondía detrás de un árbol. Alístate pronto para la batalla, para ser digno de luchar para mí, y no temas. Solo encomienda tus pasos a mí, y Yo te trasquilaré como se trasquila una oveja, para que tus pelos sean renovados y surja una nueva unción. Presenta tu ofrenda a mi altar. Sacrifica tu vida por mí.
Pueblo mío, levántate a luchar como un soldado de Cristo que no duda ni titubea, como quien se ha preparado para la muerte o para la vida. Yo estoy contigo. Tú eres uno de los pocos que irán a pelear para mí a una guerra sin igual. Te encontrarás con miles de cosas que tendrás que cortar con tu espada. Tendrás que matar grandes osos, como lo hizo David. Tendrás que aniquilar a la duda y a la incredulidad. Tendrás que matar a la hormiga y al saltón. Tendrás que colocarte los pantalones y las botas para meterte en el barro, porque la suciedad abundará por todos lados y los sucios querrán ensuciar a los limpios.
Pueblo mío, recuerda que mi mano mueve las estrellas. Recuerda que todo está en mi poder. Recuerda que nada se me escapa. Acuérdate de mi omnisciencia y de mi omnipresencia. Yo lo sé todo y ya sé lo que va a acontecer. Solo te estoy avisando para que te prepares, para que te alistes para la batalla, porque lo que viene no tiene precedentes, nunca sucedió en la historia. Pero Yo siempre hago algo nuevo. Soy un Dios creador.
Alístate para lo que viene, pues moveré las estrellas y caerán como una lluvia que despedaza y desintegra. Yo ya estoy moviendo las estrellas, y una de ellas va a caer a la tierra para crear caos y para que los habitantes de la tierra se acuerden de mi poder. Todo está listo. Ya está escrito. Nada se puede hacer. Destruiré todo y no quedará nada, y la muerte prevalecerá. Las naciones correrán de aquí para allá, buscando soluciones, pero habrá desesperación y llanto, porque Yo lo he dicho.
Esto lo voy a hacer porque Yo soy Dios, y lo que decreto, lo cumplo. Ya no falta nada. Las naciones van a temblar con el sonido del mar, porque ya estoy cansado de esperar juicio y misericordia y de tener paciencia. Muchos están esperando que mi juicio se cumpla en la tierra. Lo que dije se hará. Yo empiezo algo nuevo.
Pueblo mío, vístete de guerrero y toma todas tus armas. Soy Yo el que te está llamando, tu Padre eterno. Todo esto tiene que pasar. No te asustes. Solo son principios de dolores; no es el final. Una serie de acontecimientos se va a desencadenar como quien sube una escalera: paso a paso, escalón a escalón. Uno a uno van a suceder, sin hacerse esperar. Tomate fuerte de la baranda de esa escalera. Tomate fuerte de Jesucristo, tu Salvador, quien ha venido al mundo a salvar lo que se había perdido.
Yo estoy llamando a mis seguidores a prepararse para lo que viene: catástrofes, inundaciones, lluvia de granizo. Es un sueño nublado. Dejaré a los habitantes bajo la niebla. Mañana voy a venir y todos estarán desesperados. Pedirán más tiempo, pero ya no habrá más tiempo. Yo estoy haciendo todo lo que tengo que hacer para preparar a mi pueblo, a mi iglesia. Defenestraré a todo aquel que se tapó los oídos para no recibir corrección.
En estos momentos estamos contando los últimos minutos. Todo lo que dije antes lo voy a cumplir, desde la A hasta la Z. Lo voy a proclamar y lo voy a cumplir. Estamos, mi Padre y Yo, escudriñando los corazones para encontrar la verdad en ellos, y todo aquel que no esté apto para ser leal no va a participar de mi reino.
En los días que vienen se levantará una gran ola de corrupción. La suciedad irá creciendo más y más. La corrupción crecerá como un cáncer que irá matando todo a su paso, pero los justos prevalecerán. En esto estoy Yo, en levantar al justo hasta lo alto, en las inmediaciones de lo espiritual, para que pueda batallar desde ahí. Yo vengo pronto a buscar a mi pueblo. Lávense las vestiduras. Limpien y ordenen sus casas. Una nueva era ha llegado y ustedes deberán ser parte de ella: la era de la verdad.
La era de la idolatría pasará y solo permanecerá la verdad. Todas las naciones que no quieran venir a mí serán quebrantadas desde las coyunturas, desde la cabeza hasta los pies. Todas las naciones que quieran venir a mí, tomen el vino de mi copa, porque el Señor derramará su copa sobre la tierra para limpiar toda inmundicia. Métete en tu casa y cierra y asegura la puerta, porque Jehová de los ejércitos viene en toda su gloria para destruir a las naciones que le dieron vuelta la cara.
Hijos míos, prepárense y escuchen mi voz. Les estoy dando todos los instrumentos que necesitan. No hagan oídos sordos y escuchen lo que tengo para decirles. Difíciles tiempos se avecinan y ustedes tienen que armarse. Tienen que estar listos para ser capaces de soportar. Escúchenme a mí y no se van a caer. Nadie los va a poder tirar al piso si se quedan firmes, parados arriba de la roca del fundamento que es Cristo.
No temas en nada lo que va a acontecer. Yo voy a mover todo y las naciones temblarán ante mí. Voy a desprender los cimientos de la tierra de debajo del mar y el agua se moverá de un lado para el otro. Voy a desprender la roca de las naciones que se creían firmes. Las voy a mover con un solo dedo y las voy a quebrar. A todos los altivos voy a desmenuzar y tendrán que bajar la cabeza ante mi poder.
Aquí estoy Yo, cambiando todas las cosas, quitando lo que no me gusta y haciéndolo de nuevo, llamando a lo que no es como si fuera, desprendiendo todo lo que estaba pegado, removiendo lo que estaba asegurado. No temas en nada lo que va a venir. Solo ciñe tus cintos y espera a que te llame. Alégrate, porque el fin de los tiempos se avecina, pero esfuérzate más y más. Te probaré como se prueba la plata, para ver si estás listo para ir a la batalla, si eres digno de seguirme.
Ya no tengas en cuenta tu vida pasada y quédate conmigo. Yo soy el capitán de esta guerra. Sígueme a mí. Acata mis órdenes para que no falles. Afila tu espada y toma tu escudo. Ten en cuenta que de todas las cosas en que has fallado, siempre te levantaste gracias a mí. Yo soy el buen guerrero. Aprende de mí. Yo soy Jehová de los ejércitos y te quiero en mi armada terrenal. Alístate para la batalla y siéntate con la espada y el escudo en la mano a esperar el llamado para ir a la batalla.
Se avecinan tiempos difíciles y tienes que estar listo, así como el mal también está listo. Tú tienes que ser aún mejor. Acrecienta tu poder en mí. Sirve de mi ejemplo. A cada guerrero lo he preparado Yo. Ya todo está escrito. Voy a mover la tierra y a sus habitantes con ella. Voy a levantar los mares para inundar las costas. Voy a mandar lluvia torrencial para inundar las propiedades y los campos. Voy a mandar granizo a las cosechas. Voy a prender fuego a las plantaciones. Se lamentarán y se acordarán de que Yo soy el Rey, el único y el verdadero. Amén.