He aquí, Yo vengo pronto con todo mi ejército de santos. Prepárate, esposa mía, amada mía. Estoy a las puertas y llamo. Toda rodilla se doblará y toda lengua confesará que Yo soy el Rey, Jesucristo, el Señor. Prepárense, mis siervos. Estén atentos. Mis bodas se acercan, las bodas del Cordero. Nos sentaremos juntos a la mesa, pero tienen que estar limpios, santos como una virgen, preparados para recibirme. No se dejen estar. Yo vengo pronto, y nadie que haga iniquidad va a resistir mi venida, porque Yo los quemaré, los consumiré con el Espíritu de mi boca.
Yo soy el Hijo del Dios viviente, el único Dios, el Dios omnipotente. Vengo con mi santo ejército, y todos mis ángeles traen armas en sus manos derechas. Ningún inicuo podrá resistir a mi armada celestial. Todas las naciones se juntarán contra mí, pero Yo los quebrantaré con el aliento de mi boca. Estén listos, mis amados. Mi Padre cuida de ustedes, pero sean sabios, astutos. Abran sus oídos, busquen mis señales, señales que mi Padre preparó para antes de mi venida. Todo está escrito. Busquen en la Palabra de mi Padre, y mi Padre los consolará.
Nada se compara con mi gloria. El resplandor de mi venida destruirá a las naciones que se levantan en mi contra. Ya estamos en los últimos tiempos, en el último respiro. Sean fuertes y no teman, estén alerta, santifíquense a través del Espíritu Santo, lávense con mis aguas, manténganse santos, justos de mi Dios, y mi Padre los levantará en su mano.
Confíen en mí. Esperen en mí. Yo soy la vid verdadera. Sin mí nada pueden hacer. Todo lo que va a pasar tiene que acontecer. Es necesario que venga tribulación y angustia, pero resistan, y recibirán la corona de la vida. Limpien sus corazones, amados míos, hermanos míos, y Yo, Jesús, los recibiré en nuestra esperada fiesta.